LA QUINTA PALABRA

    Risale-i Nur Tercümeleri sitesinden
    11.43, 6 Mayıs 2024 tarihinde FuzzyBot (mesaj | katkılar) tarafından oluşturulmuş 105972 numaralı sürüm (Kaynak sayfanın yeni sürümü ile eşleme için güncelleniyor)
    (fark) ← Önceki sürüm | Güncel sürüm (fark) | Sonraki sürüm → (fark)

    بِسْمِ اللّٰهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيمِ En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

    اِنَّ اللّٰهَ مَعَ الَّذ۪ينَ اتَّقَوْا وَالَّذ۪ينَ هُمْ مُحْسِنُونَ {En verdad Allah está con aquéllos que se guardan (de desobedecerle) y aquéllos que hacen el bien.} (Sura de las Abejas, 128)

    Si quieres ver que cumplir con la oración y abandonar las faltas graves es una tarea humana verdadera y un resultado natural apropiado para la naturaleza humana, mira y presta atención a este relato en forma de parábola:

    Dos soldados estaban juntos en un batallón en un momento de movilización general (durante la primera guerra mundial), uno de ellos estaba entrenado y conocía su cometido mientras que el otro era insensato y vanidoso.

    El primer soldado, el experto, estaba preocupado por el entrenamiento y la lucha y no pensaba en su sustento ni su manutención en absoluto porque había entendido que su manutención, su equipamiento y su cura en caso de enfermar, incluso ponerle el bocado en la boca en caso de necesidad, era el cometido del estado y que su cometido original era la instrucción y la lucha. Sin embargo a veces trabajaba en los asuntos de las provisiones y los equipamientos, de manera que cocinaba y lavaba los cacharros y si

    le preguntaban: ¿Qué haces?

    Decía: Cumplo voluntariamente con algunas obligaciones del estado. Y no decía: Trabajo para mi manutención.

    En cuanto al otro soldado insensato y servidor de su estómago no se preocupaba por entrenar y luchar y decía: Eso es el trabajo del estado y no es mi obligación. Y siempre pensaba en su manutención y se esforzaba por buscarla y dejaba el batallón, se marchaba al mercado y se dedicaba a la compraventa.

    Y un día su avezado compañero le dijo:

    ¡Oh hermano! Tu cometido original es el entrenamiento y la lucha y es para eso para lo que se te ha traído aquí, así pues confía en el Sultán, pues él no va a dejarte hambriento, ya que eso es su cometido. Y además tú eres incapaz y pobre y no puedes mantenerte a ti mismo en todo lugar, y el momento es el tiempo de lucha y movilización y ellos te considerarán desobediente y te harán pagar por ello. En efecto: Se muestran ante nosotros dos cometidos: Uno de ellos es el cometido del Sultán, y a veces cargamos con su obligación que es mantenernos, el otro, que consiste en el entrenamiento y la guerra, es nuestro cometido, y el Sultán nos ayuda con facilidades.

    Y es asombroso cuánto permanece el soldado insensato en peligro si no presta atención a ese avezado, luchador. Entiende eso.

    Así pues, ¡Oh alma mía perezosa! El ámbito turbulento de la guerra es esta agitada vida mundanal, el ejército dividido en batallones es la colectividad humana, el batallón es la comunidad de los musulmanes en esta época y los dos soldados, uno de ellos es el musulmán piadoso que conoce sus preceptos religiosos, los pone en práctica, lucha contra sí mismo y el Shaiṭán para dejar las faltas graves y no comete actos de desobediencia. Y el otro es el descarriado perdedor que se ve inmerso en la ansiedad de buscarse el sustento en un grado tal que pone en cuestión al Proveedor Verdadero, abandona los preceptos y comete los actos de desobediencia que le salen al paso en el camino de buscarse el sustento. Y el aprendizaje y entrenamiento son la adoración, y a su cabeza la oración, y la guerra es la lucha contra las pasiones del alma y el deseo, así como contra los demonios de entre los genios y los hombres, y salvar a su corazón y su espíritu de los actos de desobediencia, las cualidades de carácter viles y la perdición eterna. Y los dos cometidos son: Uno de ellos otorgar la vida y mantenerla y el otro adorar a Aquel que ha otorgado la vida y la mantiene, y suplicarle y confiar en Él con plena confianza.

    En efecto: Quien ha creado y ha otorgado la vida, que es el milagro más brillante de la creación del Señor Absoluto y un prodigio de la sabiduría divina, es el que cuida de esa vida y la mantiene con la provisión y no otro. ¿Quieres la prueba? El animal más débil y más necio es criado con la mejor crianza como es el caso de los peces y los gusanos de los frutos. Y la criatura más impotente y delicada come la mejor provisión como es el caso los bebés y los niños.

    En efecto: Basta comparar los peces con los zorros, los niños con las fieras y los árboles con los animales para que se entienda que el medio de la provisión lícita no es a través de la capacidad y la elección sino a través de la incapacidad y la debilidad.

    De manera que aquel que deja la oración por la preocupación de buscar el sustento se parece a ese soldado que deja el entrenamiento y la trinchera y mendiga en el mercado. Sin embargo ir uno mismo después de cumplir la oración, a buscar su manutención en la cocina de la misericordia del Proveedor Generoso, para no ser una carga para los demás, es bueno y es hombría, además de ser también adoración.

    Y así mismo la naturaleza primordial del ser humano y sus mecanismos de significado indican que es un ser creado para la adoración, porque él no alcanza, en el aspecto del trabajo y la capacidad necesarios para su vida mundanal, al pájaro más pequeño y sin embargo equivale al sultán y al superior de los animales en el aspecto de la súplica y la adoración junto al conocimiento y la necesidad, indispensables para su vida de significado y para la Otra Vida.

    Así pues, ¡oh alma mía! Si conviertes la vida mundanal en la meta y trabajas para ella siempre, serás como un individuo del pájaro más pequeño, pero si haces de la Última Vida la meta y haces de esta vida un medio y un sembrado para ella y actúas en consecuencia, en ese momento serás como un gran general de los animales y serás un siervo de Allah complaciente y suplicante, y un huésped Suyo honrado y respetado.

    Estos son los dos caminos, a ti te corresponde elegir lo que quieras. Y pide la guía y el encauzamiento del más Misericordioso de los misericordiosos.



    La Cuarta Palabra ⇐ | Palabra | ⇒ La Sexta Palabra