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("Y así mismo el aire que es uno de los tronos del mandato y la voluntad divinos, cada parte de él: brisa y viento, incluso el aire que hay en la parte insignificante de la respiración del ser humano cuando pronuncia la palabra “él”, tiene tareas que no se pueden enumerar. De manera que si estas tareas se asignan a la naturaleza, la casualidad y las causas, o bien es que el aire porta en una escala reducida centros de distribución y recogida de to..." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) Etiketler: Mobil değişiklik Mobil ağ değişikliği |
(" Así pues, no hay un único absurdo en el camino de la incredulidad de los materialistas naturalistas, sino absurdos claros y manifiestos y dificultades y problemas en el número de las partículas del aire." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) |
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367. satır: | 367. satır: | ||
De manera que si estas tareas se asignan a la naturaleza, la casualidad y las causas, o bien es que el aire porta en una escala reducida centros de distribución y recogida de todo lo que hay en el mundo en cuanto a voces y palabras en el telégrafo, el teléfono y la radio, junto a las incontables clases de palabras y conversaciones; y que tenga la capacidad de llevar a cabo todas estas funciones en un mismo instante; o que esa parte del aire que hay en la palabra “él” y en cada una de sus partes y en cada una de sus partículas tenga personalidades inmateriales y receptividades en el número de todo el que habla por teléfono y todos los distintos telegramas que se propagan y todos los que emiten palabras a través de la radio y que conozca todas sus lenguas y dialectos y que lo enseñe al mismo tiempo a las otras partículas y lo propaguen y difundan; puesto que una parte de esta situación es atestiguada ante nosotros y las partes del aire todas ellas conllevan esa receptividad. | De manera que si estas tareas se asignan a la naturaleza, la casualidad y las causas, o bien es que el aire porta en una escala reducida centros de distribución y recogida de todo lo que hay en el mundo en cuanto a voces y palabras en el telégrafo, el teléfono y la radio, junto a las incontables clases de palabras y conversaciones; y que tenga la capacidad de llevar a cabo todas estas funciones en un mismo instante; o que esa parte del aire que hay en la palabra “él” y en cada una de sus partes y en cada una de sus partículas tenga personalidades inmateriales y receptividades en el número de todo el que habla por teléfono y todos los distintos telegramas que se propagan y todos los que emiten palabras a través de la radio y que conozca todas sus lenguas y dialectos y que lo enseñe al mismo tiempo a las otras partículas y lo propaguen y difundan; puesto que una parte de esta situación es atestiguada ante nosotros y las partes del aire todas ellas conllevan esa receptividad. | ||
Así pues, no hay un único absurdo en el camino de la incredulidad de los materialistas naturalistas, sino absurdos claros y manifiestos y dificultades y problemas en el número de las partículas del aire. | |||
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