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("En cuanto al segundo camino que el Corán Sabio le ha regalado con su guía al género humano es el siguiente: Nosotros vemos en cada morada, lugar y ciudad de ese camino, soldados íntegros de entre los soldados de un Sultán Justo que deambulan por todas partes, de manera que a veces los funcionarios desmovilizan a algunos de esos soldados por orden de ese Sultán y toman de ellos sus armas, sus caballos y sus equipos, que pertenecen al sultanato, y l..." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) |
("Y puede que los funcionarios de la desmovilización se encuentren con un reclutado inexperto y el reclutado no los conozca y le diga: Entréganos tus armas. Y el reclutado diga: Yo soy un reclutado del Sultán y estoy a su servicio, luego habré de volver a Él. ¿Pero quién sois vosotros? Si habéis venido con su permiso y complacencia, lo haré con sumo placer, manifestad pues su orden, pero si no, apartaos de mí pues aunque me quede solo y seáis mi..." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) |
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78. satır: | 78. satır: | ||
En cuanto al segundo camino que el Corán Sabio le ha regalado con su guía al género humano es el siguiente: Nosotros vemos en cada morada, lugar y ciudad de ese camino, soldados íntegros de entre los soldados de un Sultán Justo que deambulan por todas partes, de manera que a veces los funcionarios desmovilizan a algunos de esos soldados por orden de ese Sultán y toman de ellos sus armas, sus caballos y sus equipos, que pertenecen al sultanato, y les dan el documento de dispensa; y esos soldados desmovilizados, aunque se entristezcan externamente por entregar sus armas y sus caballos a los que estaban acostumbrados, se alegran en realidad por la desmovilización y se alegran al máximo por volver a la capital del Sultán y visitarlo. | En cuanto al segundo camino que el Corán Sabio le ha regalado con su guía al género humano es el siguiente: Nosotros vemos en cada morada, lugar y ciudad de ese camino, soldados íntegros de entre los soldados de un Sultán Justo que deambulan por todas partes, de manera que a veces los funcionarios desmovilizan a algunos de esos soldados por orden de ese Sultán y toman de ellos sus armas, sus caballos y sus equipos, que pertenecen al sultanato, y les dan el documento de dispensa; y esos soldados desmovilizados, aunque se entristezcan externamente por entregar sus armas y sus caballos a los que estaban acostumbrados, se alegran en realidad por la desmovilización y se alegran al máximo por volver a la capital del Sultán y visitarlo. | ||
Y puede que los funcionarios de la desmovilización se encuentren con un reclutado inexperto y el reclutado no los conozca y le diga: Entréganos tus armas. Y el reclutado diga: Yo soy un reclutado del Sultán y estoy a su servicio, luego habré de volver a Él. ¿Pero quién sois vosotros? Si habéis venido con su permiso y complacencia, lo haré con sumo placer, manifestad pues su orden, pero si no, apartaos de mí pues aunque me quede solo y seáis miles os combatiré también porque mi persona no es de mi propiedad sino que es de mi sultán; y aún más porque lo que tengo: Mi propia persona y mis armas, son la confianza de mi Dueño, de manera que no subyugaré mi cabeza ante vosotros, para así preservar la confianza, proteger la nobleza de mi Sultán y preservar su honor. | |||
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