EL VIGÉSIMO SEXTO DESTELLO

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    La epístola de los ancianos

    Que consta de veintiséis luces de esperanza y luminarias de consuelo*(*[1]).

    Advertencia: Lo que me llevó a escribir sufrimientos inmateriales en la introducción de cada esperanza con un estilo tan conmovedor que provocara en vosotros dolor también, no fue sino explicar el alcance de la fuerza del efecto del remedio que procede del Corán Sabio y la intensidad de su efecto portentoso.

    Además de que este destello, que trata de los ancianos, no cuida la belleza del enunciado por diversas causas:

    La primera de ellas es que trata de los sucesos de mi vida personal, de manera que ir a través de la imaginación hacia esos tiempos y vivir sus sucesos y a partir de ahí trasladarlos a la escritura con aquellos estados, ocasionó el hecho de no tener cuidado con el equilibrio en el enunciado y la expresión.

    La segunda de ellas es que lo escribí bajo el imperativo de la prisa y en un tiempo en el que sentía cansancio después de la oración del alba, y por eso tuvo lugar el desorden en la expresión.

    La tercera es que no siempre dispongo del escribano y el que tengo tiene cuatro o cinco tareas que se remiten a la Epístola de la Luz, y por ello no encontramos el momento para corregirlo todo, por lo que se quedó sin orden.

    La cuarta es que yo y el escribano estábamos cansados después de la composición de manera que no pudimos reflexionar sobre el significado y bastó con una corrección incompleta y por ello hay carencias en el estilo de la expresión. Por eso esperamos de los nobles ancianos que miren con el ojo de la benevolencia las carencias en la expresión y que nos incluyan en sus oraciones cuando eleven sus manos suplicando a Allah, el Compasivo, Aquel Cuya misericordia no las devolverá vacías. Sa’id an-Nursí

    En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

    Ka. Ha, ya, ‘ain, ṣad. El recuerdo de la misericordia de tu Señor con Su siervo Ẓakariyya, cuando llamó a su Señor con una llamada escondida.

    Dijo: ¡Señor mío! Mis huesos se han debilitado, mi cabeza se ha encanecido y nunca he sido desgraciado en lo que te he pedido. (Sura de Mariam 1-4)

    (Este destello son veintiséis esperanzas)

    La primera esperanza:

    ¡Vosotros que habéis alcanzado la edad de la perfección! ¡Hermanos ancianos queridos! ¡Hermanas ancianas respetadas! Yo soy como vosotros un anciano y voy a escribir para vosotros algunos estados que han pasado por mí y las puertas de la esperanza que encontrado entre un momento y otro y los relámpagos de la esperanza en el tiempo de la vejez, para que quizás compartáis conmigo las Luces del consuelo que brillan desde esas esperanzas. En verdad las iluminaciones que he visto y las puertas de la luz y la esperanza que Allah ha abierto para mí lo he atestiguado en la medida de mi predisposición incompleta y mi receptividad confundida y vuestras predisposiciones sinceras y puras-con el permiso de Allah- harán esas iluminaciones más brillantes y relucientes que lo que yo vi, y esa esperanza vuestra más fuerte y firme que la que yo encontré.

    Y no hay duda de que la fuente de las iluminaciones que vamos a mencionar y el origen de las esperanzas que vamos a referir no es otro que la Fe.

    La segunda esperanza

    Habiendo llegado a la vejez, un día de otoño por la tarde miré este mundo desde la cima de una montaña y sentí de repente un estado triste y sensitivo al máximo junto a una oscuridad que lo envolvía inundado lo más profundo de mi ser y vi que había envejecido, así como el día, el año y este mundo; y la vejez me produjo un gran estremecimiento debido a la cercanía del tiempo de la separación de mis seres queridos y tener que abandonar este mundo entre estas cosas envejecidas. Y entonces la misericordia divina se manifestó de repente haciendo que esa separación y tristeza sutil se transformara en una gran esperanza y una luz radiante a causa del consuelo.

    En efecto, ¡Oh ancianos como yo! Nuestro Creador, el Sabio, que se nos presenta a Sí mismo con los dos atributos de “El Misericordioso, el Compasivo” en cien lugares del Sabio Corán, y envía Su misericordia siempre a los dotados de vida que buscan la misericordia sobre la faz de la tierra y llena la primavera cada año desde el no-visto con bendiciones y regalos sin límite y los hace llegar a nosotros, nosotros los necesitados de la provisión, y manifiesta el regalo de Su misericordia más abundante en concordancia con el grado de debilidad e incapacidad.

    En verdad la misericordia de ese Creador, Compasivo, es la mayor esperanza y la más fuerte iluminación en nuestra vejez y esta misericordia se logra adhiriéndose a ese Misericordioso por medio de la Fe y el cumplimiento de los preceptos y la obediencia a Él.

    La tercera esperanza:

    Cuando me desperté en la mañana de la vejez del sueño de la noche de la juventud, me miré a mí mismo y vi que mi cuerpo iba hacia la tumba como si se precipitara a un abismo y que mi cuerpo, que es la casa de mi espíritu, se desplomaba como caen las piedras de ella, tal y como dice Niyaẓi al-Miṣrí:

    Cada día cae una piedra del edificio de mi vida sobre la tierra

    y el espíritu duerme inadvertido mientras su edificio se desploma sin avisarle

    Y empezaron a romperse mis expectativas y deseos, que me habían atado fuertemente a este mundo, y sentí la cercanía del tiempo de la separación de mis amigos y seres queridos, que son innumerables, y procuré un remedio para esa herida inmaterial tan profunda a la que no se le ve remedio, y no lo encontré y dije también como Niyaẓi al-Miṣri:

    “Mi corazón busca la permanencia con todas sus fuerzas a pesar de que la sabiduría divina busca derribar mi cuerpo

    de manera que he caído en un mal sin remedio para el que tampoco encontró recurso Luqmán el sabio”.

    Y estando en esta situación surgió la luz del eminente Profeta, que es la lengua de la misericordia divina, su ejemplo y su imagen, el que guía a ella y su representante, y por su intercesión y el regalo de su guía que trajo al género humano, se convirtió en un antídoto y ungüento efectivo para esa herida que pensaba no tenía remedio y carecía de límite, de manera que mi desesperación oscura pasó a ser una esperanza luminosa.

    En efecto, ¡Oh ancianos y ancianas respetables que os habéis sentido como yo debido a la vejez! En verdad nosotros hemos de partir, de manera que engañarse no sirve de nada y no nos va a detener aquí que cerremos los ojos, ni hay escape; sin embargo los territorios del mundo intermedio*(*[2]) que se nos muestran separadores, oscuros, con las tinieblas de las ilusiones que surgen de la inadvertencia y algunas de las cuales surgen de la gente del extravío, son el lugar de reunión de los seres queridos y el mundo de la llegada a todos nuestros amigos, y al frente de ellos nuestro intercesor y amado de Allah, que Allah le dé Su gracia y paz.

    En efecto, nosotros partimos hacia el mundo hacia el que partió ese noble Mensajero, él que es el eje de los propósitos elevados divinos entre estos seres, un medio para la elevación del valor de los seres existentes, el sultán de trescientos cincuenta millones de personas, el educador de sus espíritus, el maestro de sus intelectos y el amado para sus corazones cada año desde mil trescientos cincuenta años, y es aquel en cuya página de buenas acciones se aumenta cada día el equivalente a las buenas acciones que hace su umma debido al secreto de la regla que dice que el causante de la acción es como el que la hace. Y el que según la transmisión fidedigna y el descubrimiento verídico cuando vino a este mundo dijo: “Mi umma,mi umma *(*[3])” como dirá: “Mi umma,mi umma” y alcanzará con su intercesión a toda su umma en el lugar de reunión, cuando cada uno diga: “¡Mi alma, mi alma!”. Y partimos a un mundo que se ilumina con las estrellas sin límite de los puros y los auliyá*(*[4]) alrededor de ese sol.

    Así pues el medio para entrar bajo la intercesión de ese noble Mensajero, beneficiarse de su luz y salvarse de las tinieblas del mundo intermedio no es otra cosa que seguir su sublime sunna.

    La cuarta esperanza

    Mi salud corporal, que perpetuaba el estado de inadvertencia, se vio alterada en un momento determinado por el envejecimiento y me atacó la enfermedad junto a la vejez y golpearon mi cabeza hasta que hicieron que huyera de mí el sueño de la inadvertencia, y no tenía lazos que me unieran a este mundo como riqueza, familia e hijos, y vi que todos los frutos del capital de mi vida, que había perdido por la inadvertencia de la juventud, eran pecados y faltas y pedí auxilio a gritos y dije como dijo Niyaẓi al-Miṣri:

    Hice un negocio y la moneda de mi vida se convirtió en polvo y fui al camino

    pero toda la caravana había partido sin noticias de mí,

    y lloré y gemí y recorrí el camino solo y extraño mientras el ojo lloraba,

    el pecho ardía y la razón estaba desconcertada y no había noticias para mí.

    Y en ese momento estaba en el exilio y sentí una tristeza sin esperanza, un lamento de arrepentimiento y un pesar que pedía socorro por lo que había perdido de mi vida. Entonces el Corán de elocuencia inimitable me socorrió y abrió para mí la puerta de una fuerte esperanza eliminando mi desesperación muchas veces por encima de mi estado y me dio la luz de un consuelo real que disipó esas tinieblas.

    Así pues ¡Oh vosotros ancianos y ancianas venerables! Vosotros cuyas relaciones con este mundo han empezado a romperse y los lazos que los unían a este mundo se dirigen hacia la separación, como yo. ¿Es acaso posible que no hable el Hacedor Majestuoso, que creó este mundo como un país organizado y el más perfecto palacio, y que no se reúna con Sus huéspedes más importantes y Sus amigos íntimos en ese país y ese palacio? Y si construyó este palacio con conocimiento y lo organizó y embelleció con voluntad y elección, en verdad el Conocedor habla al igual que el constructor sabe.

    Y si nos hizo este palacio y este país como lugar de hospedaje y lugar de comercio hermoso, necesariamente ha de tener un libro y un cuaderno en el que explique Sus relaciones con nosotros y lo que pide de nosotros, y ese libro sagrado y perfecto es el Corán de elocuencia inimitable en cuarenta aspectos, el que difunde la Luz y está en lengua de al menos cien millones de personas cada minuto y del que cada una de sus letras da como fruto diez recompensas y diez buenas obras como mínimo y a veces diez mil y a veces treinta mil buenas obras y frutos y luces de las Luces del mundo intermedio y los frutos del Jardín por el secreto de la noche del Decreto. Y no hay en el mundo un libro que se le asemeje en esta estación y nadie puede manifestar algo como él.

    Y si el Corán que tenemos ante nosotros es la palabra del Creador de los cielos y de la tierra, la proclamación de ese Creador Sublime y la mina de Su misericordia que emana del punto de su señorío absoluto, de la parte de la grandeza de Su divinidad y del lado de lo que abarca Su misericordia, aférrate a él, pues ciertamente que en él hay un remedio para cada mal, una luz para cada oscuridad y una esperanza para cada desesperación.

    Y la llave de ese tesoro eterno es la Fe, el sometimiento, prestarle atención, aceptarlo y recitarlo.

    La quinta esperanza

    En el tiempo en el que comenzaba mi vejez mi espíritu pidió la soledad, y ello se concretó en desear el aislamiento en el monte de Yusha’ (Josué), al lado del estrecho de Estambul. Y un día, sobre ese monte elevado, miré hacia los confines y el círculo del horizonte, y vi con la advertencia de la vejez un cuadro tiste y conmovedor de desaparición y separación, y recorrí con mi mirada desde la rama cuarenta y cinco del árbol de mi vida, que es el año cuarenta y cinco, hasta los niveles más bajos, y vi en cada año y sobre cada rama, en esos niveles más bajos, entierros sin límite de mis seres queridos, amigos y parientes, e imaginé los seres queridos que habían partido y clamé en medio de un dolor inmaterial sensible que surgía de esa separación y ausencia, y dije como al-Fuḍuli al-Baghdadi:

    Lloro cada vez que recuerdo su unión

    y pido socorro a voces hasta el último aliento en mi cuerpo seco

    Y busqué la puerta de un consuelo, una luz y una esperanza, y entonces la luz de la Fe en la Otra Vida me socorrió y me proporcionó una luz que no se apaga y una esperanza que no cesa.

    En efecto, ¡Oh hermanos y hermanas ancianos como yo! Si la Otra Vida existe y es permanente y mejor que esta vida, y nuestro Creador es Sabio y Compasivo, no debemos quejarnos ni lamentarnos por la vejez sino, al contrario, alegrarnos por ella, ya que la vejez es una señal de la llegada del hombre a la edad de la perfección entre la adoración y la Fe y una señal de su alivio de la tarea de la vida y del viaje al mundo de la misericordia para el descanso.

    En efecto, ciento veinticuatro mil profetas, que son los individuos más elevados del género humano en preferencia, según el texto del ḥadiz, informan, coincidiendo con el consenso y la transmisión continuada y apoyándose unos en el testimonio y otros en la verdad de la certeza, de la existencia de la Otra Vida y cómo la gente será conducida a ella; y acerca de que el Creador de estos seres traerá la Otra Vida que ha prometido con una promesa categórica. Al igual que ciento veinticuatro millones de amigos de Allah confirmaron con el ojo de la certeza, a través del descubrimiento y el testimonio, lo que informaron los profetas, afirmando con sus testimonios la existencia de esa Otra Vida y que después de este mundo efímero está el mundo de la permanencia. Así mismo todos los nombres del Hacedor de estos seres, el Sabio, afirman también esa afirmación por su indicio de la existencia de la Otra Vida, porque ellos implican automáticamente, por medio de sus manifestaciones, que manifiestan en este mundo, un mundo de permanencia, al igual que un poder anterior al tiempo sin límite y una sabiduría en su justo medio sin cálculo, que dan vida con la orden “Sé y es”, cada año en primavera sobre la faz de la tierra, a un número incontable de cadáveres de árboles muertos, erguidos sobre sus raíces, y hacen de esos muertos una manifestación del resurgimiento después de la muerte. Y concentran trescientas mil clases de comunidades de animales y especies de plantas y despliegan esas clases como ejemplos de la reunión y el resurgimiento, cientos de miles de ejemplos. Y así mismo una misericordia permanente y una providencia continua que gastan con total compasión de una manera prodigiosa en todos los dotados de espíritu necesitados de provisión y muestran cada primavera, en un pequeño espacio de tiempo, una variedad de adornos y bellezas que no se puede contar ni enumerar. Estos cuatro atributos que conllevan necesariamente la existencia de la Otra Vida a priori demuestran que después de esta morada efímera hay otra morada permanente. Y al igual que el amor por la permanencia, el deseo por la eternidad y las esperanzas sempiternas, continuas, firmes y fuertes en el ser humano, que es el fruto más perfecto de estos seres y la entidad más amada para el Creador de los seres y la criatura que mayor vínculo posee con las cosas existentes de los seres, tales esperanzas y la pasión y el deseo demuestran de una manera categórica, por medio de sus indicaciones e indicios automáticamente, que después de esta morada efímera hay una morada de felicidad, puesto que estos indicios mencionados exigen la aceptación de la existencia de la Otra Vida automáticamente en la medida de la existencia de este mundo*(*[5]).

    De manera que si la más importante lección que nos enseña el Corán Sabio es la Fe en la Otra Vida y esa fe es fuerte hasta ese grado, y en esa fe hay esperanza y consuelo, de tal modo que aunque cien mil vejeces sorprendieran a un solo hombre, lo contrarrestaría ese consuelo que surge de esa fe, nosotros los ancianos hemos de decir: “La alabanza a Allah por la Fe completa” y alegrarnos por nuestra vejez.

    La sexta esperanza

    En una época determinada, en uno de mis cautiverios dolorosos, me aislé de la gente y permanecí solo en el monte del Pino en los campos de Barla buscando una luz en la soledad y pernocté una noche en un habitáculo sin techo sobre un pino elevado, sobre el punto culminante de ese soberbio monte, y la vejez me trajo a la mente tres o cuatro tipos mezclados de exilio.

    Era una noche callada en la que no había ruidos ni susurros excepto un sonido triste que producía el murmullo de los árboles y su tintineo y ello tocó fuertemente mi sensibilidad, mi vejez y mi exilio y me anunció la vejez: Al igual que el día se transforma en esta tumba negra y este mundo viste su negra mortaja, así mismo el día de tu vida se transformará en la noche de la vejez, el día de este mundo en la noche del mundo intermedio, y el verano de la vida en el invierno de la muerte. Así le dijo al oído de mi corazón. Y dijo mi alma forzosamente: En efecto: He sido exiliado de mi patria pero el exilio de haberme separado de mis seres queridos, los que partieron en el tiempo de mi vida transcurrido en estos cincuenta años y el haber quedado después de ellos llorando por ellos, es más triste y doloroso que este exilio de la patria. Y me estoy acercando a otro exilio más triste y doloroso que el triste exilio en el carácter de esta montaña y la noche, un carácter extraño, pues la vejez me hace saber que se acerca el tiempo de la separación de este mundo todo, de una vez.

    Entonces busqué desde el carácter de este exilio en el exilio y la tristeza en la tristeza, una luz y una esperanza. Y súbitamente vino en mi ayuda la Fe en Allah y me concedió un sosiego íntimo, que aunque la soledad en la que estoy se multiplicara mil veces, ese sosiego íntimo y ese consuelo serían suficientes ante ella.

    En efecto, ¡Oh ancianos y ancianas! Si tenemos un Creador Compasivo, no hay exilio para nosotros, y si Él existe, todo existe para nosotros, y si Él existe, Sus ángeles también existen. Así pues esté mundo no está vacío, pues las montañas vacías y los desiertos vacíos están llenos de siervos de Allah, sea Ensalzado, y en verdad que sus piedras y sus árboles, además de Sus siervos dotados de sentimiento, se convierten por Su luz y por Su cómputo, sea Ensalzado, en algo así como compañeros íntimos que hablan con nosotros y nos dan intimidad con la lengua de la situación.

    En efecto, las pruebas y los testimonios que atestiguan Su existencia, sea Ensalzado, en el número de los seres existentes de este universo y en el número de las letras del libro del mundo, este libro grande, y que indican Su misericordia, sea Ensalzado, en el número de las provisiones de los dotados de espíritus, sus alimentos y sus bendiciones, que son un medio para la compasión, la misericordia y la solicitud, estas pruebas y testimonios nos indican la puerta de nuestro Creador, Hacedor y Protector, el Compasivo, el Generoso, el que da intimidad, el Amoroso. Y en verdad que el intercesor mayor ante esta puerta es la incapacidad y la debilidad y realmente el tiempo apropiado para la incapacidad y la debilidad es la vejez, por lo que es necesario aceptar con complacencia la vejez que es el intercesor aceptado para esta puerta y no enojarse con ella.

    séptima esperanza

    Los gobernantes mundanales en Ankara, pensando que yo era Sa’id el antiguo, me invitaron a ir allí, al principio de mi vejez cuando la risa de Sa’id el antiguo se había transformado en el llanto de Sa’id el nuevo, y acudí a la invitación. Y a finales del otoño subí a la cima de la antigua fortaleza de Ankara que había envejecido y estaba en ruinas más que yo, de manera que se me mostró esa fortaleza en la figura de sucesos históricos petrificados y mi vejez, la vejez de la estación del año, la vejez de la fortaleza, la vejez del género humano, la vejez del imperio otomano, la muerte del poder del califato y la vejez de este mundo, me mostraron los valles del tiempo pasado y las montañas del tiempo futuro, y los miré en un estado de desolación, melancolía y tristeza y sentí en Ankara el más negro de los estados espirituales*(*[6]) entre las oscuridades de cuatro o cinco envejecimientos mezclados que me rodearon.

    Y por ello busqué una luz, un consuelo y una esperanza; y miré a la derecha, es decir: al tiempo pasado, y busqué el consuelo y me fue mostrado el tiempo pasado bajo la forma de una gran tumba de mi padre, mis abuelos y mi especie y me produjo desolación en vez de consuelo.

    Y miré a la izquierda, es decir al futuro, buscando la medicina, y se me mostró como una gran tumba oscura para mí, para mis semejantes y para las próximas generaciones; y me produjo inquietud en vez de sosiego interior.

    Y miré a mi día presente, alejándome de la derecha y de la izquierda, y ese día presente le hizo ver a mi mirada inadvertida el símil de la historia en la forma de un féretro que llevaba mi cuerpo debatiéndose entre la vida y la muerte como un degollado.

    Luego, cuando desesperé de este lado también, levanté la cabeza y miré hacia la cima del árbol de mi vida, y vi que ese árbol tenía un solo fruto que era mi cadáver parado sobre ese árbol mirándome y sentí aversión de ese lado también.

    Y bajé la cabeza y miré hacia la parte de debajo de ese árbol y a su raíz, y vi que la tierra que había en la parte de abajo era la tierra del principio de mi forma ingénita junto con la tierra de mis huesos, que eran pisadas bajo los pies, mezclada una con otra, y esto aumentó mal a mi mal, sin ser un remedio.

    Luego miré a la fuerza detrás de mí, y vi que este mundo efímero sin fundamento viajaba rodando por los valles de la inexistencia y las tinieblas de la extinción, y aumentó veneno a mi mal y busqué un remedio para ello.

    Y al no ver el bien tampoco en ese lado, miré enfrente de mí y dirigí mi mirada hacia el futuro, y vi que la puerta de la tumba se veía abierta en mi camino mismo y abrió su boca mirándome y detrás de ella se veía desde lejos el camino que iba hacia el lado de la eternidad y la caravana que lo recorría.

    Y no había en mi mano nada que me sirviera de arma defensiva ni punto de apoyo frente a terrores que aparecían desde esas direcciones excepto una parte parcial del albedrío y en verdad esa parte de albedrío, que es la única arma humana ante esos enemigos sin límite y frente a esas cosas dañinas innumerables, no resultaba de su mano excepto la adquisición (de las acciones), al ser incompleto y limitado, incapaz y sin facultad de crear nada, de manera que no podía penetrar en el tiempo pasado para acallar las tristezas que acudían a mí desde él, ni era capaz de trasladarse al futuro para impedir los terrores que surgían de él. Y vi que no tenía utilidad para mis sufrimientos y mis esperanzas que se remitían al pasado y al presente, y que yo estaba debatiéndome entre el estupor, la desolación,

    la desesperación y la oscuridad que provenían de esas seis direcciones cuando las Luces de la Fe que centelleaban en el cielo del Corán de elocuencia inimitable, me socorrieron e iluminaron esas seis direcciones y las iluminaron de tal forma que aunque esa desolación y oscuridades se hubieran multiplicado por cien, esa luz habría bastado frente a ellas y hubiera transformado todos esos terrores, uno a uno, en consuelo y hubiera transformado esas desolaciones, una a una , en sosiego interior.

    Eso es porque la Fe partió la imagen de la gran tumba, la tumba de ese tiempo pasado de soledad y desolación y la hizo ver con el ojo de la certeza y con la verdad de la certeza como un lugar de reunión iluminado y un lugar de encuentro con los amados, tranquilizador para el corazón.

    De manera que la Fe mostró, con el conocimiento de la certeza, el tiempo futuro que se mostraba con la mirada de la inadvertencia con la imagen de una gran tumba, lo mostró con la imagen de un lugar de hospitalidad misericordiosa en los palacios de la Felicidad eterna.

    De manera que fe rompió la forma del féretro de ese día y del tiempo presente, que se veía por la mirada de la inadvertencia a la manera de un féretro, y lo mostró, por la contemplación, con la forma de una tienda y un negocio de la Otra Vida y un lugar de hospedaje esplendoroso del Misericordioso.

    De manera que la Fe mostró con el conocimiento de la certeza que el fruto único del árbol de la vida, que contemplas sobre la cima de ese árbol en la figura de un cadáver, no es un cadáver sino que mi espíritu, el lugar donde se manifiesta una vida eterna y el candidato a una vida eterna, que salió de su antiguo nido para recorrer las estrellas.

    De manera que la Fe mostró, por su secreto, que la tierra del principio de mi forma ingénita junto con mis huesos no eran huesos carcomidos sin valor bajo los pies, sino que esa tierra es la puerta de la misericordia y la cortina de las estancias del Jardín.

    De manera que la Fe mostró, por el secreto del Corán, cómo es este mundo que, con la mirada de la inadvertencia, se precipita detrás de mí hacia la inexistencia, la extinción y la oscuridad. Porque este mundo que, aparentemente, se precipita hacia las tinieblas es parte de unos escritos sempiternos y páginas de unas inscripciones de la glorificación divina cuya tarea terminó, transmitieron su significado y dejaron en su lugar sus consecuencias en la existencia. E hizo saber, con el conocimiento de la certeza, cuál es la naturaleza de este mundo.

    De manera que la Fe mostró por la luz del Corán, con una convicción total, que la tumba que había abierto su ojo ante mí y me miraba, y el camino que iba detrás de ella a la eternidad, no era la boca del pozo sino la puerta del mundo de la luz, y que ese camino no era un camino que llevaba a la extinción y a las moradas de la inexistencia, sino que llevaba a la existencia y al mundo de la luz y la Felicidad eterna. Y por eso la Fe se convirtió en un remedio y un tratamiento para mis males.

    De manera que la Fe da un certificado en la mano de esa parte parcial de la elección en cuya mano está una adquisición muy parcial para que se apoye en un poder infinito y para que se adhiera a una misericordia ilimitada frente a esos enemigos y oscuridades que no tienen límite, en lugar de esa parte electiva, y aún más, la Fe se convierte en un certificado en manos de esa parte electiva.

    De manera que esa parte electiva que es el arma del ser humano, aunque sea incapaz, limitada e incompleta en sí misma, al igual que un soldado que usa su fuerza parcial en nombre del país y por ello puede llevar a cabo acciones mil veces mayores que su fuerza, así mismo esa parte electiva parcial, si se usa con el secreto de la Fe en el camino de Allah y en Su nombre, sea ensalzado, obtiene un Jardín con la extensión de quinientos años.

    De manera que la Fe toma las riendas de esa parte electiva, que no penetra en el tiempo pasado ni en el futuro, las toma de la mano del cuerpo y se las entrega al corazón y al espíritu. Y el círculo de la vida del espíritu y el corazón no está restringido al tiempo presente como el cuerpo y por eso entran muchos años del pasado y el futuro en el círculo de la vida de ambos y esa parte electiva sale de la parcialidad y obtiene la totalidad, de forma que esa parte puede entrar en los valles más profundos del tiempo pasado y apartar las tinieblas de las tristezas de ese tiempo con la fuerza de la Fe, al igual que asciende a lo más remoto de las montañas del futuro y hace desaparecer los terrores con la luz de la Fe.

    Así pues, ¡Oh hermanos ancianos y hermanas ancianas, que padecéis la prueba de la vejez como yo! Si somos gente de fe y hay en la Fe esa magnitud de tesoros brillantes, dulces y deseables, y nuestra vejez nos lleva dentro de esos tesoros más que la juventud, no debemos quejarnos de una vejez en la que hay fe, sino agradecer por ella con mil agradecimientos.

    La octava esperanza

    Las evoluciones de la primera guerra mundial y las convulsiones de mi cautiverio en ella que multiplicaron el sueño de la juventud, la circunstancia de un honor y una fama notable cuando vine finalmente a Estambul, la embriaguez de la juventud cuando me manifestaron un buen recibimiento y acogida, en más de lo que merezco, por parte del califa, el shaij del Islam, el capitán general y los alumnos de las facultades (de sharía), y el estado espiritual que produjo esa circunstancia aumentó el sueño profundo de la juventud al verme en un estado maravilloso aferrado a este mundo como si fuera para siempre y yo no fuera a morir en él. Y eso ocurrió cuando aparecieron en mi cabello pelos blancos que son el signo de la vejez.

    Entonces fui a la mezquita bendita de Bayaẓid en Estambul para escuchar durante el noble mes de Ramaḍán a los recitadores del Corán sinceros, y el Corán, de elocuencia inimitable, proclamó con su discurso excelso, celestial, a través de la lengua de los recitadores con un anuncio fuerte Sus palabras, sea ensalzado: {Toda alma gustará la muerte.} (Sura de la Familia de ‘Imrán, 185) que habla de la extinción del ser humano y la muerte de todo dotado de vida. Y entró en mi oído hasta que se fijó en el interior de mi corazón y desgarró las capas espesas de esa inadvertencia, sueño y embriaguez, y salí de la mezquita llevando en mi cabeza un fuego humeante e impetuoso que permaneció algunos días envenenando ese antiguo sueño fijado en mi cabeza desde hacía mucho tiempo y me vi como una nave cuya brújula se había desorientado. Y cada vez que veía mi cabello en el espejo, los cabellos blancos me decían: Ten cuidado.

    De manera que se aclaró la circunstancia con la advertencia de esos cabellos blancos y vi que la juventud en la que me apoyaba mucho y con cuyos placeres era tentado se despedía de mí, y que la vida de este mundo a la que sentía mucho apego empezaba a apagarse, y que este mundo al que estaba muy ligado, puesto que lo amaba, me despedía y me recordaba que había de dejar el lugar de hospedaje y él también se preparaba para el viaje despidiéndose de mí.

    Y se abría para el corazón en la totalidad de la aleya {Toda alma gustará la muerte} procedente de la alusión de la aleya, este significado que es que el género del hombre es un alma que muere para vivir y que el globo terrestre también es un alma que muere para entrar en una forma permanente y que este mundo también es un alma que muere para entrar en otra forma.

    Y miré mi situación en esta situación y vi que la juventud, que es el eje de los placeres, viajaba y en su lugar venía la vejez, que es la fuente de las tristezas, y que la vida luminosa y radiante viajaba y se preparaba para venir en su lugar la muerte tremenda y oscura aparentemente; y que este mundo, que se cree para siempre y es muy amado y es la pasión de los inadvertidos, alcanzaba el ocaso rápidamente.

    Y miré a los placeres de la posición social que encontré en Estambul, por encima de mi importancia, para engañarme a mí mismo e introducir mi cabeza en la inadvertencia también, y esos placeres no tenían beneficio en absoluto y que la buena acogida, deferencia y consuelo de los que fui objeto, no llegaba sino a la puerta de la tumba cercana a mí y se extinguían allí. Y vi lo que había bajo el velo del honor y la fama, que es una meta para las ilusiones de los que buscan la fama, lo vi con la imagen de un actuar por la apariencia pesado, una vanidad fría y una inadvertencia temporal, y supe de ello que estos asuntos que me habían seducido hasta ahora no proporcionaban consuelo de ningún modo, ni había en ellos luz en absoluto;

    de manera que me dispuse a escuchar a los recitadores en la mezquita de Bayaẓid también para oír la lección del Corán celestial con total atención. Y entonces oí albricias de esa lección celestial con mandatos sagrados como Sus palabras, sea Ensalzado: {Y anuncia a los que creen y llevan a cabo las acciones de bien que tendrán jardines por cuyo suelo corren los ríos…} (aleya 25, sura de la Vaca), y busqué, por medio de la emanación que tomé del Corán, la luz, la esperanza y el consuelo, no de fuera, sino de los puntos de los que tomé la consternación, la melancolía y la desesperación. Y sean para Allah miles y miles de gracias puesto que encontré el remedio en el mismo mal, la luz en la mismísima oscuridad y el consuelo en la mismísima consternación.

    De manera que miré primero a la cara de la muerte que atemoriza a todos y se imagina como terrible, y vi con la luz del Corán que el velo de la muerte aunque sea negro, oscuro y feo, su semblante original es hermoso y resplandeciente para el creyente -y ya hemos demostrado esta verdad de una manera categórica en muchas epístolas-y que la muerte no es una desaparición ni una separación sino que es la introducción a la vida eterna y su punto de inicio y es un descanso y un reposo de la carga del trabajo de la vida, un cambio de lugar y una llegada a la caravana de los seres queridos que partieron al mundo del más allá. Y así vi el semblante de la muerte, verdadero y hermoso, con verdades como esta verdad, tal y como dejamos claro en muchas epístolas como la palabra octava y el escrito veinteavo. Y miré el semblante de la muerte sin temor e incluso, en cierta forma, con anhelo, y comprendí uno de los secretos ligados a la muerte para la gente del camino (los sufíes).

    Luego miré a la juventud que hace llorar a todos cuando desaparece y hace que todos esté seducidos por ella y la anhelen y miré a mi juventud que había transcurrido y lo había hecho en la inadvertencia y la desobediencia. Y vi en su envoltura y su vestido hermoso y adornado una cara fea, necia y ebria, y si no hubiera conocido su naturaleza, me habría hecho llorar cien años que hubiera permanecido en este mundo en lugar de haberme hecho reír y haberme embriagado algunos años. Al igual que dijo uno de los que fueron así, llorando:

    “Ojalá la juventud volviera un día y yo le pudiera contar lo que la vejez hizo”.

    Es decir: Ojalá y mi juventud volviera un día y le contara quejándome a ella los estados tristes a los que me sometió la vejez. En efecto: Los viejos que no conocen qué es la juventud, como este hombre, recuerdan su juventud y lloran por ella con pesar y lamento.

    Y el caso es que la juventud cuando se trata de creyentes con corazón y presencia cuyos intelectos y corazones están en su sitio, y se emplea en la adoración, las acciones de bien y el negocio de la Otra Vida, es el medio más fuerte para el negocio de la Otra Vida y un buen medio para los bienes; y tal juventud es una bendición divina dotada de valor y gusto para aquéllos que saben cómo deben servir al din y no la usan mal. Pero si no conlleva rectitud, continencia y temor de Allah, entonces tiene muchos peligros y le echa a perder su felicidad eterna y su vida venidera a causa de sus convulsiones, y puede que le eche a perder también su vida mundanal, y le haga padecer la angustia y la tristeza en su vejez durante muchos años a cambio del placer de unos años en la juventud.

    Y si la juventud se convierte en un daño en la mayor parte de la gente, nosotros los viejos debemos agradecer a Allah, sea ensalzado, habernos salvado del daño de la juventud y sus peligros, pues ciertamente la dulzura de la juventud se ha de ir también, como todo, pero si se empleó en la adoración y el bien permanecerán los frutos de esa juventud en lugar de ella y se convertirá en un medio para obtener una juventud en la vida eterna.

    Luego miré a este mundo que la mayor parte de la gente ama y con el que son puestos a prueba, y vi con la luz del Corán que este mundo tiene tres caras totales compenetradas. La primera de ellas mira a los nombres divinos y es su espejo. La segunda mira a la Otra Vida y es su campo de cultivo. Y la tercera mira a la gente de este mundo y es el campo de juego de la gente de la inadvertencia.

    Así mismo vi que cada uno tiene una importante vida del mundo dentro de esta vida del mundo, de manera que es como si los niveles de la vida de este mundo se compenetran unos con otros en el número de los individuos del género humano. Sin embargo el pilar de la vida de este mundo propia de cada uno es su vida y cuando su cuerpo se desintegra, su vida del mundo se desintegra sobre su cabeza y se erige su Levantamiento.

    Y en verdad la gente que vive en la inadvertencia no conoce el estado de su vida del mundo que se desmorona con tanta rapidez y creen que es para siempre como la vida del mundo general y la aman. Y en verdad yo tengo también una vida del mundo privada que se arruina y desmorona rápidamente como la vida del mundo de los demás y pensé que cuál era el provecho de mi vida del mundo privada con esta vida mía corta. Y vi con la luz del Corán

    que este mundo para mí y para cada uno es un lugar de negocio provisional, un lugar de hospedaje que se llena y se vacía cada día, un mercado que se construye en el camino para vender y comprar para aquellos que hacen un alto y prosiguen y un libro que se renueva perteneciente al Artífice Preexistente, que lo confirma y lo borra con sabiduría. Y que cada primavera es un escrito dorado y cada verano una obra poética Suya. Y he visto que este mundo es un espejo que muestra las manifestaciones de los nombres del Hacedor, Sublime, y las renueva, un jardín en el que se planta para la Otra Vida, un lugar donde florece la misericordia divina y una fábrica provisional especializada en disponer los cuadros que serán mostrados en el mundo de la permanencia. Y lo vi en esa esencia y agradecí con mil y mil gracias al Creador,

    el Sublime, que creó este mundo en esta forma y supe que el amor le fue dado a la especie humana para las dos caras de este mundo, internas y hermosas, la que mira a los nombres divinos y la que mira a la Otra Vida; y que lo usaría mal empleándolo en su cara efímera y fea, perjudicial e inadvertida. Y de ahí se convirtieron en el exponente del secreto del ḥadiz profético: “El amor por este mundo es la origen de toda falta”.

    Así pues, ¡Oh ancianos y ancianas! Yo he visto esta verdad con la luz del Corán y con la advertencia de la vejez y la apertura de mi visión por la Fe, y la he demostrado en muchas epístolas con evidencias categóricas y he visto para mí una claridad resplandeciente, una esperanza fuerte y un consuelo verdadero; y me alegré por mi vejez y me regocijé por la desaparición de mi juventud. No lloréis pues, sino que agradeced vosotros también y si la Fe está presente y la verdad es así que llore entonces la gente de la inadvertencia y que llore la gente del extravío.

    La novena esperanza

    Durante la primera guerra mundial estuve prisionero en la provincia muy alejada de Kostromá, en el noroeste de Rusia. Allí había una pequeña mezquita de los Tártaros en la orilla del famoso río Volga. Yo me encontraba deprimido entre mis compañeros oficiales prisioneros allí y quise estar solo. Y como no podía moverme sin permiso fuera de la prisión, la comunidad de los tártaros me ofreció su salvoconducto para ir a esa mezquita pequeña a orillas del río Volga. De manera que empecé a vivir solo en la mezquita permaneciendo mucho tiempo despierto en esas noches tan largas, cercanas a la primavera, de las tierras septentrionales.Entonces me despertó temporalmente del sueño de la inadvertencia el soplo del viento que hacía sentir la separación, el sonido suave de la lluvia y el triste oleaje del río Volga en esas noches negras y en ese exilio oscuro,

    y aunque no me consideraba un hombre mayor todavía, quien había estado presente en la primera guerra mundial era ya un viejo, pues es como si fueran días en los que se verificaba el secreto de Sus palabras, sea Ensalzado: {El día en que los recién nacidos encanecerán.} (Sura del Envuelto con el Manto, 17). Y teniendo en cuenta que esos días encanecen a los recién nacidos me encontré en un estado como si tuviera ochenta años a pesar de que estaba en los cuarenta. Y me sobrevino un estado de consternación por la vida y el país en esas noches oscuras y largas y en ese exilio y estado tristes, y miré hacia mi incapacidad y mi soledad y se cortó mi esperanza. Y estando en ese estado llegó el refuerzo del Sabio Corán y mi lengua mencionó: {¡Allah es Suficiente para nosotros y qué Excelente Guardián!} (Sura de la Familia de ‘Imrán, 173). Y dijo mi corazón llorando:

    Yo, extraño y solo, débil e impotente, digo: Pido el amparo, busco el perdón

    y espero la ayuda en Tu puerta, ¡Oh Dios mío!

    Y mi espíritu recordó a los viejos seres queridos en mi patria e imaginé mi muerte en ese exilio y dije como Niyáẓi al-Miṣrí:

    “He pasado por la angustia de este mundo y he abierto las alas a la privación

    y vuelo con el anhelo cada momento y grito diciendo: ¡Un amigo! ¡Un amigo!”

    De manera que mi espíritu buscaba a los seres queridos y en cualquier caso, mi debilidad y mi incapacidad se convirtieron en un intercesor y un medio inmenso en Su puerta, sea Ensalzado en esa noche larga, triste, sensible, cargada de exilio y separación. Y aún, hasta ahora, me produce asombro cómo pude huir recorriendo en unos días, de una forma inesperada, la distancia de un año si se recorriera andando, y sin saber la lengua rusa. De manera que fui salvado de una manera extraordinaria y ello por la divina providencia que apareció debido a mi debilidad e incapacidad. Y así pasé por Varsovia y Viena hasta que llegué a Istanbul. Y la salvación se produjo con facilidad de una manera muy fuera de lo común, y pasé ese largo periplo de huida con una facilidad y sencillez tal que ni el más valiente de los hombres ni el más listo de los que sabían ruso pudo conseguir.

    No obstante, la circunstancia de esa noche mencionada en la mezquita a orillas del río Volga me inspiró una decisión y fue que dije: Pasaré el resto de mi vida en las cuevas y basta de mezclarse con la vida de la sociedad de estas gentes, y si al final voy a viajar a la tumba solo, elijo la soledad desde este momento para acostumbrarme a la soledad.

    Sin embargo, el gran número de amigos queridos sinceros que tenía en Estambul y la vida mundanal de Estambul con sus galas, y especialmente los asuntos superfluos como la consideración y el honor dirigidos a mí, muy por encima de lo que merezco, me hicieron olvidar temporalmente esta decisión, lamentablemente. Y fue como si esa noche, de las noches del exilio, fuera la negrura del ojo de mi vida, esa negrura luminosa, y que el día de Estambul blanco y resplandeciente fuera la blancura del ojo de mi vida, esa blancura oscura, de manera que no vio lo que tenía delante y durmió también hasta que me abrió mis ojos por segunda vez el gauz al-Ŷilaní con su libro “Las revelaciones del No-visto” después de dos años.

    Así pues ¡Oh ancianos y ancianas! Sabed que la debilidad y la incapacidad en la vejez son un medio para atraer la misericordia de Allah y Su providencia, y esto lo he atestiguado en mí mismo en muchas ocasiones. Al igual que las manifestaciones de la misericordia sobre la faz de la tierra indican esta verdad de una manera absolutamente evidente, porque los más indefensos seres vivos y los más débiles son los pequeños y es precisamente son donde se manifiesta la manifestación más dulce de la misericordia de Allah y la más hermosa. Es la manifestación de la misericordia la que utiliza a la madre del polluelo en el nido sobre la cima de un árbol, como un soldado obediente, y ello debido a la incapacidad del polluelo. La madre da vueltas por todos lados y trae su sustento, pero cuando ese polluelo olvida su incapacidad, al fortalecerse sus alas, la madre le dice: Ve y busca tu sustento. Y a partir de ese momento deja de preocuparse por él.

    Y al igual que el secreto de la misericordia tiene lugar en relación a los pequeños , así mismo tiene lugar en lo relativo a los viejos que han pasado a ser como niños en cuanto a la debilidad y la incapacidad. Y tengo experiencias que me proporcionan una convicción completa de que al igual que son enviados los sustentos de los niños a través de los conductos del pecho materno de una manera prodigiosa desde el lado de la misericordia, en base a su incapacidad, así mismo los sustentos de los viejos creyentes que han obtenido la protección (de las faltas), son enviados en la forma de la baraka. Y así es como el pilar de la baraka de una casa son los ancianos que hay en ella, así como los guardias que guardan la casa de las tribulaciones son los ancianos y ancianas protegidos con las espaldas encorvadas que hay en esa casa. Y demuestra esta verdad una parte del noble ḥadiz: “Y si no fuera por los ancianos inclinados, se vertería la aflicción sobre vosotros profusamente”*(*[7]). Es decir: Si no fuera por vuestros ancianos con las espaldas encorvadas se derramaría contra vosotros la aflicción como la corriente.

    Y si la debilidad y la incapacidad son un medio para atraer la misericordia divina hasta este grado y el Sabio Corán llama a los hijos a la compasión y el respeto hacia sus padres ancianos de una manera prodigiosa en cinco aspectos a través de la aleya: {Tu Señor ha ordenado que sólo lo adoréis a Él y que hagáis el bien con los padres. Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas "uff" ni los rechaces, sino que háblales con buenas palabras. Baja sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, al igual que ellos me criaron cuando era pequeño.} (Sura del Viaje Nocturno 23-24), y el din del Islam ordena el respeto y la misericordia hacia los ancianos, y la naturaleza primordial del ser humano comprende el respeto y la misericordia para con los ancianos…Entonces nosotros los ancianos recibimos siempre sabores espirituales importantes, inmateriales, que surgen de una inviolabilidad y una misericordia que provienen de la ternura del género y la providencia divina, en lugar de un gusto material temporal debido a la pasión juvenil; y en ese momento no debemos cambiar esta vejez nuestra por cien juventudes.

    En efecto yo os aseguro que si me dieran diez años de la juventud de Sa’id el antiguo, yo no daría ahora un solo año de la vejez de Sa’id el nuevo, y yo estoy satisfecho con mi vejez y vosotros debéis estar satisfechos de vuestra vejez también.

    La décima esperanza

    La inadvertencia se apoderó de mí otra vez durante un año o dos en Estambul, después de haber regresado del cautiverio, cuando la atmósfera política apartó mi mirada de mí mismo y la dispersó sobre los horizontes. Un día estaba sentado en un lugar elevado mirando hacia el río desde el cementerio de Abu Ayyub al-Anṣari en Estambul, y miré el horizonte a su alrededor y me sobrevino un estado imaginario que era como si viera que mi mundo particular moría y su espíritu era tomado desde una dirección determinada y dije: ¡Que extraordinario! ¿Acaso son las inscripciones sobre la piedra de este cementerio las que me hacen figurarme este espectro? Y aparté de él mi mirada y miré a ese cementerio y no hacia la lejanía y le sobrevino a mi corazón:

    En este cementerio hay cien Estambul porque Estambul se ha vaciado aquí cien veces y tú no te vas a librar del juicio de un Sabio, Poderoso, que ha vaciado toda la gente de Estambul aquí y no te vas a quedar al margen de Su juicio y tú también habrás de irte.

    Y salí del cementerio y entré, con en este espectro aterrador, en una habitación pequeña del recinto de la mezquita de Abu Ayyub al-Anṣari como solía entrar muchas veces y pensé que yo estaba de viaje en tres sentidos, pues estaba de viaje en esta pequeña estancia, al igual que estaba de viaje en Estambul y al igual que estaba de viaje en este mundo. Y el que está de viaje debe reflexionar acerca de su camino. Y al igual que he de salir de esta habitación, así mismo habré de salir un día de Estambul y algún día habré de salir también de este mundo.

    Y en este estado, le sobrevino a mi cabeza y a mi corazón una angustia dolorosa y una tristeza sentida acompañada del sentimiento de separación, pues no me iba a separar de uno o dos amigos, sino que me habría de separar de miles de mis seres queridos en Estambul a los que amaba, al igual que habría de separarme también de Estambul, a la que amaba mucho, y habría de separarme de cientos de miles de mis seres queridos en este mundo, y al igual que habría de separarme también de este mundo en el que había sido puesto a prueba y al que amaba mucho. Y mientras estaba pensando en esto fui a ese lugar elevado del cementerio,

    y a veces iba al cine para sacar lecciones, y por ello vi en ese instante a la gente que veía en Estambul, los vi entonces en la situación de cadáveres andantes como cuando muestran a los muertos en la imagen de los que caminan por sí mismos ya que traen la sombra del tiempo pasado al tiempo presente en el cine. Y dijo mi imaginación: Si alguno de los que están en este cementerio se ve en el cine como si caminara y veo a los que entrarán en esta tumba en el futuro como si entraran en ella, entonces son cadáveres que andan.

    Y entonces este estado triste se transformó en un estado de euforia y alegría con la luz del Sabio Corán y con la dirección del gran gauz el shaij al-Ŷilani,

    pues la luz que se desprende del Corán me dijo ante este estado triste: En tu exilio de Qusturma en el noroeste de Rusia tenías uno o dos amigos entre los oficiales cautivos, y si hubieras sabido que estos amigos tuyos iban a viajar a Estambul de todas maneras, y uno te hubiera dicho: ¿Viajas a Estambul o te quedas aquí? Habrías aceptado indudablemente el viaje a Estambul con alegría y gozo, si tuvieras un ápice de intelecto. Puesto que novecientos noventa y nueve de tus mil y un amigos están en Estambul mientras que aquí quedan uno o dos que también viajarán allí. Así pues, el viaje a Estambul no es para ti una separación triste ni un apartamiento doloroso y has venido a ella, ¿acaso no te has alegrado? Y te has librado de aquellas noches muy largas y oscuras, en la tierra del enemigo, y de su invierno tan tempestuoso y frío y has venido a Estambul tan parecido a un paraíso en este mundo.

    Así mismo el noventa y nueve por ciento de tus seres queridos, desde tu niñez hasta la edad en la que estás, han partido al cementerio que te ha estremecido y han quedado en este mundo uno o dos de tus amigos y ambos viajarán también a él, de manera que tu muerte en es este mundo no es una separación sino llegar y alcanzar a esos seres queridos. Y me ha venido a la mente que ellos, es decir: esos espíritus restantes, dejaron sus nidos antiguos bajo la tierra y alguno de ellos circula entre los astros y alguno de ellos en los niveles del mundo del más allá.


    En efecto: El Corán y la Creencia han demostrado esta verdad de una manera determinante ya que el que no carece de corazón y espíritu totalmente o el extravío no ha sumergido su corazón, necesariamente ha de creer en ello como si lo contemplara. Porque un Hacedor Generoso y Compasivo que ha adornado este mundo con todas las clases de Su benevolencia y bien, que no tienen límite, y manifiesta su Señorío que honra, se apiada y salvaguarda la cosa más insignificante como las semillas, no hay duda de que no descuidará al ser humano que es su creación más perfecta, importante y amada de Sus criaturas y no lo destruirá ni lo dejará perderse así sin misericordia y sin consecuencia, decididamente y evidentemente, como se ve externamente, sino que el Creador Compasivo sembrará*(*[8]) esa amada creación Suya temporalmente bajo la tierra, que es una puerta a la misericordia, para que fructifique en Otra Vida, cual semilla que un sembrador siembra en la tierra.

    Y después de recibir esta advertencia coránica ese cementerio se hizo más acogedor para mí que Estambul, y el retiro y el apartamiento me fueron más agradables que la compañía y la convivencia, y encontré para mí una morada de retiro en el lugar que se llama Ṣarí Yar, es decir: La tierra amarilla al lado del Estrecho (el Bósforo). Y el gauz supremo se convirtió en un instructor, médico y guía para mí a través de su libro “Las Revelaciones del No-visto”, al igual que el imam*(*[9]) espiritual se convirtió en algo equivalente a un compañero íntimo, solícito y maestro a través de sus escritos. Y en ese momento me alegré mucho de haber entrado en la vejez, haberme apartado de los gustos civilizados y haberme aislado de la vida social, y agradecí a Allah, sea ensalzado.

    Así pues ¡Oh vosotros que habéis entrado en la vejez como yo y recordáis mucho la muerte porque la vejez es un aviso de ella! Tenemos que ver la vejez, la muerte y la enfermedad como buenas y aún más alegramos por ellas en un sentido, a causa de la luz de la Creencia que enseña el Corán, puesto que si tenemos una bendición inestimable sin límite como es la Creencia, entonces la vejez es buena, la enfermedad es buena y la muerte es buena; y si hay algo que no es bueno, es la falta y la necedad, la innovación y el extravío.

    La esperanza undécima

    Después de volver del cautiverio, yo y mi difunto sobrino ‘Abdur-Raḥmán, que Allah haya tenido una gran misericordia de él, residíamos juntos en un palacio sobre la colina Çamliŷa en Estambul. Y la vida que tenía allí se consideraba la más feliz de las vidas para alguien como nosotros en el sentido de este mundo. Y eso es porque me libré del cautiverio y se me hacía fácil difundir el conocimiento de la manera más elevada, en consonancia con mi carrera intelectual, en “La casa de la Sabiduría Islámica”, y por el honor y la consideración que se me dispensaba , muy por encima de mis méritos, y porque residía en Çamliŷa, que es la zona más bonita de Estambul, y todas mis necesidades estaban cubiertas, y porque estaba conmigo un hijo en significado y un secretario y un sirviente, así como un alumno abnegado y extremadamente inteligente, como era ‘Abdur-Raḥmán, mi difunto sobrino.

    Y así, mientras me sabía más feliz que todos en este mundo, me miré al espejo y vi unos cabellos blancos en mi cabeza y en mi barba. Y entonces la advertencia espiritual que tuvo lugar en la mezquita en Quṣturma durante el cautiverio, empezó a despertar también y sentí el efecto de esa advertencia en las causas y situaciones mismas que pensaba eran el eje de la Felicidad de este mundo y a las que me había ligado de corazón. Y cualquiera de ellas que indagué, la encontré viciada siendo impropia de relacionarse con el corazón y engañando al ser humano, y vi en esos momentos una ausencia de fidelidad que no podía concebir y una ausencia de amistad que no era de esperar en un compañero que creía era sincero, y de ello surgió una aversión de la vida mundanal y le dije a mi corazón: ¡Qué asombroso! ¿Es que he sido engañado totalmente cuando veía que mucha gente miraba con envidia nuestra situación que en la mirada de la verdad es para lamentar? ¿O es que toda esa gente se ha vuelto loca? ¿O es que yo me estoy volviendo loco ahora, cuando veo que esa gente que persigue este mundo está loca?

    Y en cualquier caso, vi en primer lugar la extinción de las cosas perecederas a las que estaba ligado, y ello por parte de la fuerte advertencia que supone la vejez, y me miré a mí mismo también y me vi en la máxima incapacidad, y en ese momento mi espíritu, que buscaba la permanencia y estaba seducido por las cosas efímeras, a través de la ilusión de la permanencia, dijo con todas sus fuerzas: Puesto que soy perecedero en cuerpo, ¿qué bien podría venir de estas cosas perecederas?, ¿y puesto que soy incapaz, qué puedo esperar de esa incapacidad? Así pues, es necesario un Poderoso Preexistente y un Permanente Eterno que encuentre el remedio para mi enfermedad. Y empecé a buscar y antes de nada me remití al conocimiento que había obtenido desde hacía mucho tiempo y empecé a buscar esperanza y consuelo en él.

    Yo había creído que los conocimientos filosóficos eran el eje de la iluminación y la mina de la perfección en un gran error y llené mi buche con esos conocimientos filosóficos además de los conocimientos islámicos hasta ese momento, lamentablemente. Y el hecho es que esos medios filosóficos habían ensuciado mucho mi espíritu y se habían convertido en obstáculos en mi progreso inmaterial.

    Y entonces la sabiduría sagrada que contiene el Sabio Corán me ayudó con la misericordia de Allah y Su generosidad, sea ensalzado, y esa sabiduría sagrada purificó las suciedades de esos medios filosóficos y los lavó como hemos aclarado en muchas epístolas.

    Y dentro de esto está que las oscuridades espirituales resultantes de los conocimientos de la sabiduría, habían sumergido mi espíritu en los seres fenoménicos, y en cualquier dirección que miraba y buscaba de ellos la luz, no encontraba la luz en esas cuestiones y no respiraba con ellos hasta que la unicidad que viene del Sabio Corán y se enseña con la frase “No hay dios sino Él” separó todas esas oscuridades como una luz reluciente y respiré aliviado. Sin embargo el nafs*(*[10]) y el Shaiṭán se apoyaron en la lección que habían recibido de la gente del extravío y la filosofía y atacaron al intelecto y al corazón, y los debates del nafs en este ataque dieron como resultado la victoria del corazón, y la alabanza pertenece a Allah.

    Y algunos de estos debates se escribieron en muchas epístolas. Y con esto es suficiente. Y explico aquí una sola evidencia, de entre las miles de evidencias, para mostrar una de las miles de victorias del corazón, con el fin de que tenga un efecto limpiador en los espíritus de algunos viejos que se han distraído a sí mismos, han enfermado a sus corazones y han ensuciado sus espíritus en su juventud con cuestiones, algunas de las cuales son extravío y otras banalidad, a las que se aplica el nombre de la sabiduría extranjera o los conocimientos culturales, para que se salven del mal del nafs y el Shaiṭán en lo referente a la unicidad (divina).

    Y eso es que mi nafs dice en nombre de la representación de los conocimientos filosóficos: Las cosas que hay en el universo por su naturaleza intervienen en todo lo que existe, y cada cosa se remite a una causa, de manera que el fruto debe pedirse necesariamente del árbol y los granos de la tierra. Y entonces ¿qué sentido tiene pedir a Allah y suplicarle en la cosa más pequeña e insignificante?

    Y en ese momento se descubrió por la luz del Corán el secreto de la unicidad (divina), de la manera siguiente, y le dijo mi corazón a mi nafs filosófico:

    En verdad la cosa más pequeña y más insignificante es como la mayor de las cosas y la más importante, aparece sin intermediación alguna, desde el poder del Creador de todos estos seres y sale de Su almacén sin que sea de otra manera. En cuanto a las causas, son un velo; y eso es porque lo que piensas que es lo más insignificante y lo más pequeño de las cosas creadas puede ser a veces más importante que la mayor de ellas en el sentido de cómo está constituido y formado, de manera que una mosca, si no está por encima de una gallina en cómo está formada, tampoco está por debajo. Y si es así, o bien se dividen todas las cosas creadas en las causas materiales o se atribuyen todas ellas a la vez a un solo Dios, sin división entre pequeño y grande. Y esta mitad es indefectible y necesaria al igual que la mitad primera es absurda.

    Y eso es porque si se atribuyen a un solo Dios, es decir a un Poderoso Preexistente, y Su conocimiento, cuya existencia está verificada categóricamente, de las disposiciones de todos los seres existentes y sus sabidurías, rodea toda cosa y la medida de toda cosa se especifica en Su conocimiento, y las cosas producidas, forjadas, sin fin, vienen, según se contempla, desde la inexistencia hasta la existencia en cada momento con facilidad infinita; y ese Poderoso, Conocedor tiene un poder ilimitado, como hemos explicado en muchas epístolas y hemos demostrado con pruebas fuertes sin límite, especialmente en el escrito veinteavo y al final del destello vigésimo tercero, y crea con la orden: {Sé y es] como encender una cerilla, sea lo que sea; no hay duda de que la facilidad y la simplicidad fuera de lo común surge de ese conocimiento que todo lo abarca y de la grandeza del poder.

    Así, por ejemplo, al igual que un escrito que ha sido escrito con una tinta no visible a la vista, si se le aplica una sustancia especial para hacer aparecer esa escritura, ese gran libro hace aparecer su existencia de una vez y se hace legible para todo ojo; así mismo la forma exclusiva de cada cosa se especifica con una medida determinada en el conocimiento que todo lo abarca de ese Poderoso Preexistente, y el Poderoso Absoluto le aplica a esa esencia que está en Su conocimiento Su fuerza que es una manifestación del poder, con suma facilidad y simplicidad, como la sustancia que se aplica a la escritura, y le da a esa cosa una existencia externa y la hace aparecer a la vista, y hace leer los grabados de Su sabiduría con la orden: {Sé y es} y con Su poder que no tiene límite y con Su voluntad penetrante.

    Y si no se atribuyen todas las cosas de una vez a ese Poderoso Eterno y Conocedor de toda cosa, entonces es necesario que el cuerpo de la cosa más pequeña como una mosca sea formado a partir de la mayor parte de los tipos del mundo con un equilibrio especial especial a pesar de que eso solo sería posible porque los átomos que actúan en el cuerpo de esa mosca pequeña conocieran el secreto de la constitución de esa mosca y la perfección de su hechura en todos sus detalles.

    Y eso es porque las causas materiales y naturales no crean de la nada, como es evidente y con la unanimidad de toda la gente de intelecto, de manera que si hacen existir, componen en cualquier caso, y si componen y hay en el dotado de vida, sea lo que fuera, ejemplos de la mayor parte de los elementos y tipos, como si se tratara de un esquema y un núcleo para los seres, es necesario entonces que las causas tamicen un núcleo de cada árbol y dotado de vida de toda la faz de la Tierra con un fino tamiz y que lo midan con una medida de precisión y lo compongan a partir de él.

    Y puesto que las causas naturales son ignorantes e inertes, carecen de conocimiento como para determinar un plan, un índice, una medida y un método de manera que los átomos que vengan se fundan conforme a ello en el molde inmaterial y los viertan en él para que no se separen los átomos y no se estropee su ordenación. Además de que se ve lejos del intelecto, de lo verosímil y de lo posible, que se le dé a un dotado de vida un cuerpo ordenado y se fijen los átomos de los elementos, que corren como la corriente, en el estado de la masa, unos sobre otros, ordenados sin molde ni medida, sin que haya dispersión, y que se fijen esos átomos en una medida y forma determinadas dentro de lo que no tiene límite en cuanto a medidas y formas que son innumerables e inabarcables, porque puede que la forma de cada cosa y su aspecto sea según facetas ilimitadas. De manera que el que no está ciego en su corazón ve eso decididamente.

    En efecto si se reunieran todas las causas materiales y tuvieran elección no podrían componer el cuerpo de una sola mosca y los órganos de ese cuerpo con una medida específica, en base a esa verdad y por el secreto de esta gran aleya: {En verdad aquéllos a los que invocáis aparte de Allah no crearían una mosca aunque se reunieran para ello.} (Sura de la Peregrinación, 73). Y si la compusieran, no la fijarían en su medida específica, y si la fijaran en ella, no usarían ordenadamente átomos renovados siempre, que vienen a ese cuerpo y actúan en él. De manera que entonces las causas no poseen esas cosas como es obvio. Siendo otro su verdadero dueño.

    En efecto, tienen un Dueño Verdadero que crea todo lo dotado de vida sobre toda la superficie de la Tierra tan fácilmente como dar vida a una sola mosca y origina una primavera con la facilidad de una sola flor, por el secreto de la aleya: {No es vuestra creación ni vuestro resurgimiento sino como el de un solo ser.} (Sura de Luqmán, 28). Y eso porque no necesita componer, pues es Dueño de la orden {Sé y es} y crea de la nada cada primavera un número ilimitado de atributos de los seres existentes primaverales que no tienen límite, y de sus estados y formas, al margen de su materia elemental, y porque está especificado en Su conocimiento el plan de toda cosa así como su medida, su inventario y su método, y porque todos los átomos se mueven en el círculo de Su conocimiento y poder, de manera que crea toda cosa con la máxima facilidad, como encender una cerilla, y no hay nada que confunda su movimiento ni en la medida de un átomo.

    De manera que al igual que los astros que circulan en su órbita son un ejército que le obedece, los átomos son como uno de sus ejércitos organizados. Y ya que los seres existentes se mueven apoyándose en ese poder preexistente y actúan por los reglamentos de ese conocimiento preexistente, esos efectos vienen a la existencia en virtud de ese poder. Y no han de considerarse pequeños tales efectos considerando sus esencias pequeñas que carecen de valor pues una mosca mató a Nemrod, las hormigas destruyeron el palacio de Fir’aún y la semilla del pino como el átomo lleva sobre sus hombros el peso del árbol del pino corpulento como una montaña por la conexión con la fuerza de ese poder, como hemos demostrado esta verdad en muchas epístolas explicando que al igual que un soldado se convierte en la manifestación de efectos cien mil veces superiores a su fuerza, como hacer prisionero a un rey, y ello por su conexión con el sultán a través del compromiso de su pertenencia al ejército, así mismo todas las cosas se convierten en manifestación de los prodigios de la creación por encima de las causas naturales cine mil veces por su conexión con ese poder preexistente.

    La conclusión: Es que la existencia de cada cosa con una hechura y facilidad en grado máximo indica que es el efecto de un Poderoso Preexistente, Poseedor de un conocimiento que todo lo abarca, y si no, no vendría a la existencia entre cien mil imposibilidades, y aún más saldría del círculo de lo posible y entraría en el círculo de lo imposible y saldría de la forma de lo posible y entraría en la esencia de lo imposible y no vendría nada absolutamente a la existencia sino que su venir a la existencia sería inconcebible.

    Así pues con esta evidencia manifiesta con absoluta claridad y profunda al máximo y fuerte y sutil al máximo se calló mi nafs que es el agente de la gente del extravío y los partidarios de la filosofía y el alumno temporal del Shaiṭán y creyó con una fe total, y a Allah pertenece la alabanza, y dijo:

    Sí, es necesario para mí un Señor y un Creador que sepa hasta lo más pequeño que me pasa por el corazón y mi súplica más escondida, al igual que satisfaga la necesidad más escondida de mi corazón y reemplace este mundo colosal por el Otro y desarraigue este mundo y funde el Otro en su lugar para darme la Felicidad eterna, y sea Poseedor de un poder que cree una mosca al igual que haga existir los cielos y clave el sol en la faz del cielo como si fuera un ojo suyo, al igual que consolida un átomo en la pupila de mi ojo; y si no, quien no crea una mosca y no interfiere en lo que pasa por mi corazón y no escucha la súplica de mi corazón y quien no crea lo cielos no me da la Felicidad eterna. De manera que mi Señor es el que arregla lo que pasa por mi corazón y sustituye este mundo por el Otro, como llena el aire con las nubes y lo vacía en un momento y hace el Jardín y abre para mí su puerta y me dice: Entra en él.

    Así pues ¡Oh hermanos míos ancianos! Que habéis empleado como yo parte de vuestras vidas en los saberes filosóficos extranjeros en los que no hay luz y ello con el resultado de la desgracia: Entended de {No hay dios sino Él}, esa proclama sagrada que circula siempre en la lengua del Corán, que cualquier fundamento de fe y sagrado, fuerte y verdadero, no cambia, ni se resquebraja, ni se tambalea en ningún sentido en absoluto y ¡cómo disipa todas las tinieblas inmateriales y cura las heridas intangibles!

    Y el proceso de este largo accidente dentro de las puertas de la esperanza de mi vejez no ha sido por mi elección, y yo no lo buscaba, más bien me protegía de ello, y podría decir que aburre, sin embargo digo que me fue dictado sin mi elección.

    Y sea como fuere, vuelvo al tema y es que me vino de repente un aversión a los deleites de la vida del mundo en Estambul, esa vida aparentemente llena de brillo, ornamento y apacibilidad, y ello como resultado de esos cabellos blancos en mi cabeza y en mi barba y como consecuencia de que un amigo fiel dejara su amistad, y el nafs buscó deleites inmateriales en lugar de esos deleites con los que había sido seducido y buscó una luz y un consuelo en esta vejez que se veía en la mirada de la gente de la inadvertencia como fría y pesada y no buena y encontré en la luz de la unicidad (divina) y en {No hay dios sino Él} deleites relativos a la Fe buenos, permanentes, verdaderos en lugar de esos deleites mundanales que carecían de verdad, finalidad y deleite. Y a Allah pertenece la alabanza y sean para Él cientos de miles de gracias, porque, con la luz de la unicidad divina, vi la vejez, que a ojos de los inadvertidos se ve fría y pesada, luminosa, cálida y muy liviana.

    ¡Así pues, oh ancianos y ancianas! Si tenéis fe y tenéis la oración y la súplica que expanden la Fe y la iluminan, os corresponde mirar vuestra vejez con la mirada de una juventud eterna, porque con ella obtenéis una juventud eterna. Y en cuanto a la vejez dolorosa, oscura, mala, pesada y fría de verdad es la vejez de la gente del extravío y aún más su juventud, así pues que lloren y digan: ¡Qué pena y qué lamento! Pero vosotros ancianos creyentes respetables, debéis agradecer diciendo: La alabanza a Allah en toda situación.

    La esperanza décimo segunda

    Estando en un tiempo determinado impedido de relacionarme y mantener correspondencia, exiliado y solo en una aldea, a causa de un penoso cautiverio, al que le dan el nombre de deportación, en la zona de Barla, dentro de la provincia de Isparta, y encontrándome en un estado de trastorno al máximo entre el exilio, la vejez y la enfermedad, Allah, sea ensalzado, me favoreció, por la perfección de Su misericordia, con una luz que se remitía a los secretos del Sabio Corán y sus puntos sutiles, que fue para mí un medio para el consuelo. Y me esforzaba con ella para olvidar esa situación dolorosa y triste y poder olvidar mi patria, mis seres queridos y mis parientes por medio de esa luz. Sin embargo, ¡ay de mí!, no olvidaba a uno, que era mi difunto sobrino ‘Abdur-Raḥmán, y mi hijo en significación, el más abnegado de mis alumnos y el más valeroso de mis compañeros, que estaba separado de mí desde hacía seis o siete años sin que él supiera dónde estaba yo para que pudiera ayudarme y consolarme, y sin que yo conociera su situación para poder escribirle y mencionarle mis cuitas. Y así mismo alguien sincero y abnegado, era necesario para mí en ese momento en este estado de la vejez.

    Luego alguien me dio por sorpresa una carta y abrí la carta y vi que era una carta que señalaba por completo al mismísimo ‘Abdur-Rahmán. Una parte de esta carta ha sido incluida en los párrafos del “Escrito vigésimo séptimo” de un modo que muestra tres milagros manifiestos. Y dicha carta me hizo llorar mucho y me hace llorar hasta ahora. Y el difunto ‘Abdur-Raḥmán decía en esa carta de una manera seria y auténtica que sentía aversión por los deleites de este mundo y que su súplica mayor era llegar a mí y servirme en mi vejez, al igual que yo lo cuidé en su niñez, y ayudarme con su pluma vigorosa a difundir los secretos coránicos que es mi verdadera tarea en este mundo. Hasta el punto de que él escribía en su carta y decía: Envíame veinte o treinta epístolas y yo las copiaré y haré veinte o treinta copias de ellas.

    De manera que esa carta suya me proporcionó una fuerte esperanza frente a este mundo y olvidé ese penoso cautiverio y esa soledad, exilio y vejez, diciendo: He encontrado un alumno osado como él, poseedor de una inteligencia en el grado de la astucia, me servirá con afecto y amistad por encima de un hijo verdadero en mucho. Y antes de esa carta había caído en sus manos una copia de “La palabra décima” que trataba de la Fe en la Otra Vida y que yo había publicado y esa “palabra” se había convertido en un antídoto para él y curó todas las heridas espirituales que había sufrido a lo largo de seis o siete años y escribió esa carta como si esperara su fin con una fe brillante y fuerte al máximo.

    Y pasados unos dos meses, mientras imaginaba pasar una vida feliz en este mundo a causa también de ‘Abdur-Raḥmán, recibí la noticia de su muerte. Y ¡Ay de mí! Cómo me sacudió esta noticia, tanto que han pasado cinco años y aún sigo bajo esa impresión. Y ha dejado en mí una tristeza, sentimiento y separación diez veces por encima de lo que tenía en ese momento a causa del penoso cautiverio, la soledad, el exilio, la vejez y la enfermedad. Y decía: La mitad de mi vida del mundo propia ha muerto con la muerte de mi difunta madre y he visto que la otra mitad restante ha muerto con la muerte de ‘Abdur-Raḥmán, de manera que el nexo con este mudo se ha cortado por completo. Porque si él hubiera permanecido en este mundo habría sido un fuerte recurso para mi tarea relativa a la Otra Vida en este mundo o se habría convertido en el mejor sucesor que hubiera ocupado por completo mi lugar después de mí y se habría convertido en el compañero más abnegado y el eje de un consuelo para mí en este mundo. Y habría sido poseedor, guardián y responsable de las Epístolas de la Luz y el más inteligente alumno e interlocutor para mí.

    En efecto: Una pérdida tal es muy dolorosa para mis semejantes de entre la gente y es dolorosa desde el punto de vista de la humanidad; y yo, aunque me esforzaba en tener paciencia externamente, en mi espíritu había una fuerte tempestad, y si no me hubiera tranquilizado el consuelo proveniente de la luz del Corán a veces no habría podido tener paciencia. Y en aquel tiempo solía salir a caminar solo por los valles de la zona de Barla y sus montañas y me sentaba en lugares solitarios, y cada vez que pasaban por mi imaginación las imágenes de la vida feliz que pasé con mis alumnos sinceros como ‘Abdur-Raḥmán en el pasado, como una película, entre esas emociones tristes, la emotividad provocada por el exilio y la vejez rompía mi resistencia.

    Y de repente se reveló el secreto de esta aleya sagrada que son Sus palabras, sea ensalzado: {Todo perece excepto Su faz, Suyo es el juicio y a Él habéis de volver.} (Sura del relato, 88) y me hizo pronunciar las palabras: “Oh Permanente, Tú eres el Permanente, oh Permanente, Tú eres el Permanente”. Y me proporcionó con ello un consuelo verdadero. En efecto, me vi en ese estado triste y en ese valle vacío junto a la cabeza de tres grandes cadáveres por el secreto de esta sagrada aleya tal y como señalo en la Epístola “El peldaño de la Sunna”.

    El primero es el cadáver de cincuenta y cinco “Sa’id” que murieron desde el principio de mi vida hasta mis cincuenta y cinco años y fueron enterrados a lo largo de mi vida y me vi a mí mismo como una lápida junto a la cabeza de su tumba.

    El segundo cadáver es el gran cadáver de los hijos de mi género y clase que murieron desde el tiempo de Adam y fueron enterrados en la tumba del tiempo pasado. Y me vi a mí mismo con la imagen de un ser vivo pequeño como una hormiga recorriendo la superficie de esta época que equivale a una lápida junto a la cabeza de ese gran cadáver que fue enterrado en la tumba del tiempo pasado.

    En cuanto al tercer cadáver, es el cadáver de este mundo, pues la muerte de este gran mundo se materializó como una lápida imaginaria, por el secreto de esta aleya,

    por el fallecimiento de un mundo pasajero cada año sobre la faz de la Tierra, como el ser humano, y me socorrió esta aleya que proporciona una luz que no se apaga y un consuelo verdadero e ilumina totalmente este significado desconcertado que emana de la tristeza por la muerte de ‘Abdur-Raḥmán y me ayudó con su significado alusivo, y (esta aleya) son Sus palabras, sea ensalzado:

    {Y si dan la espalda, di: Allah me basta, no hay dios sino Él, en Él me confío y Él es el Señor del Trono Inmenso.} (Sura at-Tauba, 129).

    En efecto, esta noble aleya me enseñó que si Allah es Existente, Él es el Sustituto de toda cosa, y si es Permanente, Él es Suficiente totalmente, de manera que una manifestación de Su providencia ocupa el lugar de todo este mundo y una manifestación de Su luz da vida a los tres cadáveres mencionados, una vida inmaterial, y pone de manifiesto que no son cadáveres sino que son empleados que cumplieron su cometido y pasaron a otros mundos.

    Y este secreto ha sido aclarado en el destello tercero y con ello es suficiente, y solo digo aquí que las palabras:

    ¡Oh Permanente, Tu eres el Permanente, oh Permanente, Tú eres el Permanente!, dos veces, que señalan el contenido de la aleya: {Todo perece excepto Su faz…} me salvaron de ese estado triste y doloroso al máximo.

    Y eso es porque la primera vez dije: ¡Oh Permanente, Tú eres el Permanente! Y empezó una cura, a modo de una operación quirúrgica, de las innumerables heridas inmateriales surgidas de la ruptura de mis lazos y la desaparición de un número incalculable de mis seres queridos con los que tenía una relación, como este mundo y quien hay en él, tales como ‘Abdur-Raḥmán.

    Y la frase: ¡Oh Permanente, Tú eres el Permanente! se convirtió la segunda vez en una cura y antídoto para todas estas heridas inmateriales que no tienen límite; y quiere decir: Tú eres Permanente, que se vaya quien se vaya pues Tú eres Suficiente. Y si eres Permanente, es suficiente una manifestación de Tu misericordia por toda cosa que desaparece, y si Tú existes, todo existe para quien conoce su pertenencia a Tu existencia por la Fe y actúa en función de esa pertenencia con el secreto del Islam. Y la extinción y la desaparición, la muerte y la inexistencia son un velo y una renovación y equivalen a un recorrido por distintas fases. Y con esta reflexión, ese estado espiritual desconcertado y oscuro, doloroso y triste, en el que hay separación y aflicción, se transformó en un estado afable, amado, iluminado en el que había placer, júbilo y alegría y dijeron mi lengua y mi corazón, e incluso todos los átomos de mi cuerpo, con el lenguaje implícito: La alabanza a Allah.

    Y de entre mil partes de las manifestaciones de esa misericordia es que volví de ese valle que era el lugar de mi tristeza y de esos estados tristes a Barla y vi que un joven llamado Muṣṭafá del pueblo de Qulah Unli vino a preguntarme algunas cuestiones de fiqh acerca del wuḍú y el ṣalat, y a mi espíritu le gustó el espíritu de ese joven por un presentimiento y ello debido a la sinceridad existente en su espíritu y al valioso servicio que le habría de prestar a la Epístola de la Luz en el futuro*(*[11]) y no lo hice volver y lo acepté*(*[12]) (*[13]). cuando no solía admitir huéspedes en ese momento.

    Luego se hizo claro que Allah me envió a Muṣṭafá como un ejemplo en el lugar de ‘Abdur-Raḥmán, el cual cumplía totalmente la tarea de un heredero verdadero y era el mejor sucesor tras de mí en el servicio de la Epístola de la Luz. Y fue como si Allah, sea ensalzado, dijera en significado: He tomado de ti un ‘Abdur-Raḥmán y te daré treinta ‘Abdur-Raḥmán semejantes al Muṣṭafá que ves, compañeros abnegados y hermanos e hijos en significado y sobrinos y discípulos tuyos, en lugar de él en ese servicio al Din. En efecto: A Allah pertenece la alabanza a Allah que me dio treinta ‘Abdur-Raḥmán.

    Y en ese momento le dije a mi corazón lloroso: Si has visto este ejemplo y se han curado con él las más importantes de esas heridas inmateriales, debes convencerte de que Allah, sea glorificado, curará todas las heridas que te aquejan.

    Así pues ¡Oh hermanos y hermanas ancianos! Vosotros que en el tiempo de vuestra vejez habéis perdido a vuestros hijos y parientes a los que tanto queríais y abruman vuestras cabezas pesadas preocupaciones surgidas de la separación además de la pesada carga de la vejez que pesa sobre vuestras espaldas. Habéis entendido que mi estado era mucho más duro que vuestro estado y que hubo una noble aleya que lo curó, de manera que no hay duda que hay en la farmacia del Sabio Corán, esa farmacia sagrada, medicinas que curan todas vuestra enfermedades y si recurrís a ella con la Fe y se usan esas medicinas con la adoración, las cargas de la vejez y las preocupaciones que pesan sobre vuestras espaldas y cabezas se os aligerarán al máximo.

    Y en verdad que la razón de escribir esta larga disertación es la esperanza de un aumento de las oraciones en favor de ‘Abdur-Raḥmán, de manera que no os aburra su larga extensión pues mi propósito al mostrar mis más dolorosas heridas, que os pueden doler mucho, y mostrar lo más horrendo de esas heridas que os espantan y os afligen, es proclamar que el bálsamo del Sabio Corán, ese bálsamo sagrado, es una cura prodigiosa y una luz resplandeciente.

    La esperanza décimo tercera*

    ([14])

    En esta esperanza voy a tratar sobre un importante episodio de los sucesos de mi vida y por ello será algo extensa. Espero por lo tanto que no os aburráis ni os disgustéis.

    Después de haberme librado del cautiverio ruso durante la primera guerra mundial, el servicio al Din me detuvo en “la Casa de la Sabiduría Islámica” en Estambul durante dos o tres años, luego me sobrevino un hastío en relación a la vida cultural en Estambul y una aversión a la vida social deslumbrante y ello por la guía del Sabio Corán y por la aspiración del Gauz mayor (el shaij ‘Abdul-Qadir al-Ŷilani) y por el despertar de la vejez. De manera que el sentimiento de añoranza de la tierra, conocido como el mal del exilio, me condujo a mi tierra y dije: Si voy a morir, moriré en mi tierra. Y así viajé a la ciudad de Van,

    y antes de nada fui a visitar mi escuela en Van, llamada la escuela Jurjur, y vi que los armenios la habían quemado al igual que el resto de las casas de la ciudad de Van durante la ocupación rusa. Mi escuela estaba bajo la fortaleza de Van y pegada totalmente a esa fortaleza famosa que era como una roca parecida a una montaña, y vinieron ante mis ojos las imágenes de mis alumnos que eran hermanos, amigos y compañeros entrañables en esa escuela que había dejado hacía siete u ocho años, y algunos de aquéllos compañeros abnegados habían fallecido, unos como mártires verdaderos y otros como mártires en significado a causa de esa desgracia.

    Entonces no pude contener el llanto y subí a la cima de la fortaleza desde la que se ve mi escuela desde lo alto y me senté allí y viajé con la imaginación siete u ocho años atrás, y mi imaginación era fuerte y me llevó durante un intervalo de tiempo por aquel tiempo, y no había en los alrededores nadie que pudiera apartarme de esa imaginación y sacarme de aquel tiempo ya que estaba solo. Y abrí mi vista a lo largo de siete u ocho años y vi una transformación propia del transcurso de una época y vi que el espacio que había bajo la fortaleza y dentro de la ciudad alrededor de mi escuela había sido quemado y destruido por completo, desde el principio hasta el fin, y vi con una mirada triste como si yo hubiera venido a este mundo hace doscientos años desde mi primera contemplación hasta la presente contemplación y hubiera sido amigo e íntimo de muchos de los habitantes de esas casas y la mayoría de ellos se hubieran dispersado en el exilio y hubieran muerto fuera de su tierra, que Allah haya tenido misericordia de ellos. Y así vi que todas las casas de los musulmanes de la ciudad de Van habían sido destruidas al igual que el barrio armenio y mi corazón se dolió con ello en lo más profundo y tocó mi sensibilidad hasta el punto de que si hubiera tenido mil ojos habrían llorado todos a la vez.

    Y creía que había regresado del exilio a mi tierra y estaba a salvo del exilio, pero lamentablemente vi el exilio más horrendo en mi propia tierra y vi a cientos de mis seres queridos y alumnos, que tenían una relación fuerte con mi espíritu, como ‘Abdur-Raḥmán, del que he hablado en la esperanza duodécima, y los vi en las tumbas y vi los lugares de esos seres queridos vacíos. Y un verso que tenía en mi mente desde hacía mucho tiempo y al que no le encontraba el sentido completo, le vi su sentido completo ante esta imagen triste, y es el siguiente:

    Si no fuera por la separación de los seres queridos no encontraría / la muerte camino hacia nuestros espíritus.

    Es decir: Si no fuera por la separación de los seres queridos, la muerte no encontraría camino hacia nuestros espíritus para venir y llevárselos. Así pues, entonces lo más fuerte que hace morir al ser humano es la separación de los amigos. En efecto: No hay nada que me aflija tanto y me haga llorar como esa situación y si no hubiera sido por la ayuda procedente del Corán y la Fe, esa angustia, preocupación y tristeza habrían tenido un efecto como el de hacer volar a mi espíritu de mi cuerpo.

    Y los poetas lloran en sus poemas desde antiguo por la ruina de las moradas en las que solían reunirse con sus seres queridos y esas moradas fueron arruinadas por el paso del tiempo y yo vi con mis ojos una imagen de esas moradas mayor en separación, y mi espíritu y mi corazón ayudaron a mis ojos y lloraron con la tristeza de un hombre que pasa después de doscientos años por las moradas de sus amigos a los que amaba mucho. Y en ese momento tomaron vida las páginas de mi vida y se mostraron esas páginas agradables de mi vida que pasé con mis estimados alumnos en la enseñanza en la más dulce vida durante cerca de veinte años, cuando esos lugares que ante mis ojos habían desaparecido estaban en una imagen de prosperidad y abundancia, regocijadora y dichosa, y aparecieron esas páginas una tras otra como imágenes cinematográficas y luego murieron y descansaron y quedó su espectro con ese aspecto ante mis ojos durante un periodo de tiempo y entonces me sorprendí de la situación de la gente de este mundo y cómo se engañan a sí mismos.

    Y esa situación indica obviamente que este mundo es perecedero en su totalidad y que el ser humano es un viajero en él y vi que lo que dice la gente de la verdad siempre: “No os dejéis engañar por este mundo, pues es engañoso, maquinador y nefasto” es ciertamente verdadero.

    Y también al igual que el ser humano tiene una relación con su cuerpo y su casa, así mismo vi en mí mismo, que tenía relación con su ciudad y su país e incluso con su mundo y eso es porque yo mientras lloraba con mis ojos por la sensibilidad de la vejez, por lo que respecta a mi cuerpo, quería llorar con diez ojos no solamente por la vejez de mi cuerpo sino por su fallecimiento y tenía una necesidad de llorar con cien ojos por la muerte de mi buen país, media muerte.

    Y se ha transmitido en un ḥadiz que un rey proclamaba todas las mañanas:

    “Procread para la muerte y construid para la ruina” Es decir: Procreáis y venís a este mundo para la muerte y construís los edificios para la ruina. Y oía esta verdad con mis ojos, no con mi oído.

    En efecto: Esta situación, al igual que me hizo llorar en ese momento, se convirtió en diez años en los que cada vez que mi imaginación pasaba por esa situación lloraba también. En efecto: La ruina de las moradas que había sobre la cima de esa fortaleza caduca, que vivió miles de años, y la vejez de la ciudad que hay bajo ella a lo largo de ocho años, equivalentes a ochenta años, y la defunción de mi escuela que está bajo esa fortaleza, y que era próspera y reunía a los seres queridos, indican la defunción de todas las escuelas en toda la dinastía otomana. Y la imponente fortaleza de Van, que es un trozo de roca, se convirtió en la lápida de la tumba de mi escuela en alusión a la grandeza de su cadáver inmaterial, hasta el punto de que mis alumnos difuntos que estaban conmigo hace ocho años en esa escuela es como si lloraran conmigo en sus tumbas.

    Incluso los muros derribados de esa ciudad y sus piedras diseminadas lloran conmigo y las he visto como si lloraran y supe entonces que yo no soporto este exilio que hay en mi país y pensé que era necesario o bien ir a ellos y a la tumba y o bien apartarme en una cueva en una montaña y esperar allí mi fin, y dije: Si hay en este mundo tales separaciones penosas que cortan el aguante y rompen la paciencia y no se soportan, la muerte es preferible a la vida y esta situación difícil de la vida es una prueba que no se puede soportar.


    Y en ese momento dirigí mi mirada a lo que se llama las seis direcciones y las vi oscuras, y la inadvertencia surgida de la fuerza de esa impresión me hizo ver este mundo de una manera terrible, vacío y desierto, desplomándose sobre mi cabeza. Y estando mi espíritu buscando un punto de apoyo frente a las pruebas sin límite que tomaban la forma de los enemigos y buscando un punto de ayuda que sosegara las esperanzas que se alargan eternamente en el espíritu y estando en espera del consuelo ante esa tristeza y angustia ocasionadas por la separación, la ausencia, la destrucción y la muerte sin límite, se manifestó la verdad de esta aleya del Corán, de elocuencia inimitable, que son Sus palabras: {Glorifica a Allah cuanto hay en los cielos y en la tierra y Él es el Insuperable sin igual, el Sabio. Suyo es el dominio de los cielos y la tierra, da la vida y da la muerte y Él es Poderoso sobre toda cosa.} (Sura del Hierro, 1-2). Y me libró de esa imaginación cargada de emoción,

    tristeza y turbación, y abrió mi visión y vi que los frutos sobre las copas de los árboles me miraban sonrientes y decían: Míranos con reflexión también a nosotros y no te quedes mirando solamente a los vestigios que desaparecen. Y la verdad de esta aleya declaraba así y decía: ¿Por qué influye en ti en esta medida el que haya sido borrado un escrito artificial que fue escrito por las manos de la gente viajera en la página del desierto de Van y tomó la forma de una ciudad cuando cayó ese escrito en la desgracia de una corriente frenética llamada: La ocupación rusa? Mira pues al Grabador Preexistente, el Dueño verdadero y el Señor de toda cosa y Su dueño originalmente, pues Sus escritos se escriben en la página de Van con total esplendor y permanece esa circunstancia que has visto desde antiguo, y tu llanto por esos lugares pensando que han quedado vacíos, desiertos y desaparecidos surge de la inadvertencia de Su Dueño verdadero, y de no concebir el hecho de que el ser humano es un viajero y del error de imaginar que el ser humano es dueño.

    Sin embargo de ese error y de ese estado penoso se abrió una puerta para la verdad y el nafs se preparó para aceptar esa verdad por completo. En efecto, al igual que el hierro es introducido en el fuego para que se ablande y dé una forma útil y hermosa, así mismo ese estado triste y esa circunstancia terrible se convirtieron en fuego y ablandaron mi nafs, y el Corán de elocuencia prodigiosa le mostró la emanación de las verdades de la Fe con la verdad de la aleya mencionada haciendo que aceptara esa emanación por completo.

    En efecto, a Allah pertenece la alabanza, la verdad de esta aleya, le dio al espíritu y al corazón, por la emanación de la Fe, un punto de apoyo que se revela en relación a la fuerza de la Fe de cada uno, de modo que le proporciona procedente de la Fe en Allah una fuerza que puede resistir las desgracias que hacen daño y aterran que exceden a ese estado cien grados, como hemos demostrado categóricamente en epístolas como el escrito vigésimo. Y esa verdad comunica que toda cosa está sujeta a la orden del Dueño de este reino, ese Dueño Verdadero que es tu Creador y que la rienda de toda cosa está en Su mano, de manera que es suficiente tu pertenencia a Él.

    Y después del conocimiento de ese Creador y el apoyarse en Él, esas cosas que habían tomado la forma de un enemigo dejaron de ser enemigas, y los estados tristes, que movían al llanto, empezaron a alegrarme, y así esa verdad, por la luz que emana de la Fe en la Otra Vida, proporcionó un punto de ayuda frente a esas esperanzas ilimitadas, puesto que no solo era suficiente para mis lazos y esperanzas frente a los seres queridos pequeños perecederos de este mundo, de corta vida, sino que era suficiente para mis esperanzas largas ilimitadas en la Felicidad eterna, el mundo de la permanencia y en el siempre por siempre, como hemos demostrado con evidencias categóricas en muchas epístolas.

    Y ello es porque quien conoce su pertenencia, basada en la Fe, a la misericordia del Misericordioso, el Compasivo, que llena ocho jardines permanentes para Sus siervos en sus moradas eternas con diferentes dones sin límite en un tiempo ilimitado y hace presentes esos jardines para ellos después de haber favorecido con una manifestación de Su misericordia, en cada primavera, lo que no tiene límite ni se puede contar de Sus dones exquisitos elaborados sobre la mesa de la primavera para alegrar a sus huéspedes una o dos horas sobre la faz de la Tierra, que es un lugar de hospedaje temporal Suyo, y los da como alimento a Sus huéspedes como una comida para ellos, no hay duda de que encuentra un punto de refuerzo cuyo grado más bajo refuerza las esperanzas eternas que no tienen límite y hace permanentes esas esperanzas.

    Y esto es así porque la luz que procede de la claridad de la Fe, por la verdad de esta aleya, se manifestó con una imagen brillante ya que iluminó esas seis direcciones oscuras, como el día, porque esa luz iluminó la situación de mi llanto y mi quedarme detrás de mis alumnos y seres queridos que estaban en esta ciudad y en mi escuela, la iluminó así y fue porque me comunicó: Que el mundo al que han viajado tus seres queridos no es oscuro sino que ellos simplemente han cambiado sus lugares y se reunirán. Así cominicó y cortó el llanto por completo y me hizo entender que encontraría en este mundo quien se asemejara a ellos y ocupara su lugar.En efecto: Y a Allah pertenece la alabanza, Él, sea ensalzado, vivificó la difunta escuela de Van con la escuela de Isparta y vivificó esos seres queridos allí, en significado, con seres queridos y alumnos más numerosos que ellos y de más valor.

    Y así esa luz enseñó que este mundo no está vacío y desierto y que yo lo imaginé así erróneamente, en la forma de un reino que había desaparecido, sino que el Dueño Verdadero cambia la pizarra artificial del ser humano y renueva lo que está escrito en ella, por el requerimiento de Su sabiduría. Y al igual que algunos frutos de un árbol cuando se cosechan vienen otros frutos en su lugar, así mismo esta desaparición y separación en la especie humana es también renovación y no es una tristeza dolorosa que emana de la ausencia de los seres queridos sino que en el punto de la Fe es una renovación que deja una tristeza dulce que se produce de una separación basada en la unión en otro buen lugar.

    Y así iluminó esa luz el rostro de los seres existentes, ese rostro que se veía oscuro a causa de ese estado de consternación, y quise entonces agradecer esa circunstancia y apareció este párrafo árabe y reflejó esa verdad de una manera total y fue que dije:

    “La alabanza a Allah por la luz de la Fe que revela lo que se imagina como ajenos, enemigos, muertos, inhumanos, huérfanos, llorosos, como queridos, hermanos, vivos, humanos, complacientes, contentos, recordadores, glorificadores”.

    Es decir que esa imagen aterradora que apareció ante mi nafs inadvertido a través de la imaginación y de la inadvertencia surgida del influjo de este estado terrible, en la que una parte de los seres existentes eran enemigos y ajenos*(*[15]), otra parte cadáveres horribles y otra parte huérfanos llorosos, vi con el ojo de la certeza, por la luz de la Fe, que lo que se veía como ajenos y enemigos eran hermanos y amigos y que esos cadáveres terribles algunos de ellos estaban vivos y eran humanos y otros estaban dispensados y liberados de la tarea. Y vi por la luz de la Fe que los lamentos de los huérfanos llorosos eran la resonancia del recuerdo y la glorificación. Y por ello alabo a Allah, el Creador, el Sublime, que me dio la Fe que es la fuente de esos dones que no tienen límite, con una alabanza sin límite. Y decimos: La alabanza a Allah por la luz de la Fe, con la lengua implícita todos los seres existentes y con la lengua implícita de cada uno de ellos, ya que es parte de mi derecho usar con mi intención y mi concepción a todos esos seres que existen en este mundo y en mi mundo particular, que es en su medida, en la alabanza y la glorificación divinas.

    Y así fue que los deleites de la vida, que cayeron hasta el grado de la inexistencia, las esperanzas que se secaron y se evaporaron totalmente y los placeres y las dichas específicas de mi persona que se redujeron a un estrecho círculo e incluso desaparecieron y ello a causa de ese estado terrible de inadvertencia, la luz de la Fe dilató ese círculo estrecho alrededor de mi corazón de repente y llegó a abarcar a todos los seres existentes y esa luz representó las dos moradas de este mundo y del otro con la imagen de dos mesas servidas de bendición y misericordia en lugar de esas bendiciones que se secaron en el parque de Jurjur y perdieron su dulzor, como hemos demostrado de una manera concluyente en otras epístolas. Y esa luz mostró que cientos, no decenas, de los órganos del ser humano como el oído, la vista y el corazón, tienden hacia esas dos mesas que forman parte de las mesar servidas del Misericordioso, cada uno de ellos con la forma de una mano larga y reúnen las bendiciones desde todos lados en la medida del grado de cada creyente, y de ahí dije en ese momento para comunicar esta verdad y cumplir con el agradecimiento de esa bendición que no tiene límites: La alabanza a Allah por la luz de la Fe que representa para ambas moradas dos mesas servidas llenas de dones y misericordia para cada creyente verdadero que se sirve de ambas por medio de sus numerosos sentidos que se revelan con permiso de Su creador.

    اَل۟حَم۟دُ لِلّٰهِ عَلٰى نُورِ ال۟اٖيمَانِ ال۟مُصَوِّرِ لِلدَّارَي۟نِ مَم۟لُوؤَتَي۟نِ مِنَ النِّع۟مَةِ وَ الرَّح۟مَةِ لِكُلِّ مُؤ۟مِنٍ حَقًّا يَس۟تَفٖيدُ مِن۟هُمَا بِحَوَاسِّهِ ال۟كَثٖيرَةِ ال۟مُن۟كَشِفَةِ بِاِذ۟نِ خَالِقِهٖ

    Es decir: Que yo alabo y agradezco a mi Creador, que me ha otorgado la Fe, con todos los átomos de mi existencia en la medida de este mundo y del otro-si pudiera- por la bendición de la luz de la Fe que representa a este mundo y al otro con la imagen de dos mesas servidas llenas de bendición y misericordia y obtiene el beneficio de estas dos enormes mesas servidas a manos de todos los sentidos de los creyentes verdaderos que se extienden y se descubren por la luz de la Fe y el Islam.

    Y puesto que la Fe influye en este mundo con esos enormes efectos, no hay duda de que tendrá frutos e irradiaciones en la morada de la permanencia que no se pueden abarcar ni describir con el intelecto existente en esta vida del mundo.

    Así pues ¡Oh ancianos y ancianas que sufrís como yo los sufrimientos de la separación de muchos de vuestros seres queridos a causa de la vejez! Yo creo que soy más viejo en significado que el más viejo de vosotros, aunque tenga más edad que yo externamente, y eso es porque la sensibilidad y el sentimiento de sufrimiento son muy intensos en mí y por eso sufro, por el secreto de esa compasión, los sufrimientos de miles de mis hermanos además de los míos.

    Y por ello yo soy viejo como si hubiera vivido cientos de años y vosotros aunque hayáis sufrido la prueba de la separación no os habéis convertido en el blanco de esa prueba en mi misma medida, porque yo no tengo únicamente un hijo que atender y siento el secreto de esa compasión y ese sufrimiento añadido, natural en mí, con sufrimiento y sensibilidad ante los sufrimientos de miles de los hijos de los musulmanes, e incluso ante los animales inocentes también, y no tengo una casa privada a la que ceñir mi pensamiento únicamente sino que tengo una conexión, desde el punto de vista del celo por el Islam, con este país y con el mundo islámico como si fueran mi casa y me duelo por los sufrimientos de los hijos de mi religión en ambas casas y me entristezco por su separación.

    Y me bastó la luz de la Fe completamente para todas mis emociones surgidas de mi vejez y las desgracias de la separación y me dio un consuelo inagotable, una luz inextinguible y una esperanza que no se rompe, de manera que no hay duda de que la Fe es suficiente para vosotros para repeler los sufrimientos y las emociones y el olvido y la oscuridad que surgen de la vejez. Y la vejez oscura, en la que no hay luz ni consuelo, y la separación dolorosa y espantosa, es la vejez de la gente del extravío y la insolencia y su separación.

    Y la Fe que proporciona esa esperanza, claridad y consuelo sólo se saborean y se sienten sus efectos revistiéndose de una fase que es consciente y adorando de acuerdo con el Islam y en consonancia con la vejez y si no, no se trata de asemejarse a los jóvenes, sumergir la cabeza en su embriaguez y olvidar la vejez.

    Y recordad el hadiz que aparece con este significado: “El mejor de vuestros jóvenes es el que se parece a vuestros hombres maduros y el peor de vuestros hombres maduros es el que se parece a vuestros jóvenes”, o como quiera que dijo. Es decir: Los mejores de vuestros jóvenes son los que se parecen a los hombres maduros en el sosiego y apararse de los actos de desobediencia y los peores de vuestros hombres maduros son aquéllos que se parecen a los jóvenes en la insensatez y en meter su cabeza en la inadvertencia.

    Así pues ¡Oh hermanos míos ancianos y ancianas! Aparece en el noble ḥadiz que un creyente viejo en los sesenta o setenta años de su vida, cuando pide levantando sus manos ante Su puerta, sea ensalzado, la misericordia divina siente vergüenza de devolver sus manos vacías. Y si la misericordia os respeta de ese modo, respetad con ese respeto vuestra servidumbre. ¡Gloria a Ti, no tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado, ciertamente Tú eres el Conocedor, el Sabio!

    La esperanza décimo cuarta

    En el prefacio del rayo cuarto, que es el comentario de la noble aleya: {Allah es Suficiente para nosotros y qué excelente Guardián}, se dice lo que en resumen es: La gente de este mundo me despojó en un momento dado de todo y debido a ello caí en cinco clases de exilio. En primer lugar miré a mi corazón e inquirí mi espíritu sin mirar a las Luces confortadoras y consoladoras de las Luces de la Epístola de la Luz

    y ello a causa de la inadvertencia que surgió de la depresión y vi que una pasión fuerte por la permanencia, un amor intenso por la existencia, un deseo grande por la vida, una incapacidad sin límite y una pobreza sin fin gobernaban en mí y el caso es que una extinción tremenda apagaba esa permanencia y dije en ese estado como si fuera un poeta ardiente:

    En verdad el corazón busca la permanencia del reino de mi cuerpo, pero el Real, sea ensalzado, quiere su extinción.


    ¡Ay de mí! He caído en un mal sin remedio para el que Luqmán no tenía respuesta.

    Y bajé mi cabeza desesperado y entonces la noble aleya: {Allah es Suficiente para nosotros y qué excelente Guardián} me confortó y dijo: Recítame con reflexión. Y la recité quinientas veces al día, y cada vez que la recitaba me mostraba sus luces y me mostró de sus muchas luces valiosas, con el ojo de la certeza, no con el conocimiento de la certeza simplemente, nueve grados de la suficiencia:

    El primer nivel luminoso y de suficiencia: La pasión que hay en mí por la permanencia no es por la permanencia que hay en mí sino que una sombra de una manifestación de uno de los nombres del Sublime Perfecto, Dueño de la perfección absoluta y el Amado por Sí mismo, sin causa, existe en mi esencia y por ello el amor primordial se ha confundido en mi naturaleza y el dirigido a la existencia de ese perfecto Absoluto y a Su perfección y permanencia ha confundido su camino y se ha aferrado a la sombra y ha ansiado la permanencia del espejo a causa de la inadvertencia. Entonces ha venido la aleya:

    {Allah es Suficiente para nosotros y qué Excelente Guardián} y ha levantado el velo y he visto, he sentido y he probado con la verdad de la certeza que el placer de mi permanencia y su felicidad se encuentra en sí mismo y de una manera más completa en la permanencia del Permanente Perfecto y en mi sumisión, mi fe y mi fe de que Él es mi Señor y mi Dios. Y se han aclarado las pruebas de este nivel en la Epístola de la Suficiencia con doce evidencias y sentimientos de la Fe, sutiles y profundos, que empiezan con la expresión: “Así mismo”…. que dejan al provisto de sensibilidad en perplejidad.

    El segundo nivel luminoso y de suficiencia:

    Cuando me atacó la gente de este mundo con sus intrigas y sus espías dentro de mi privación, mi exilio, mi vejez y mi soledad además de la incapacidad sin límite subyacente en mi naturaleza primordial, dije en mi corazón: Ejércitos atacan a un solo hombre, enfermo y débil, con las manos esposadas. ¿Acaso no he de tener un punto de apoyo?

    Y la aleya me hizo saber: Tú perteneces por el vínculo de la Fe a un Sultán Poderoso Absoluto que proporciona con una organización perfecta todos los equipamientos de los ejércitos de animales y plantas, que están compuestos por cuatrocientas mil especies, en cada primavera sobre la faz de la Tierra. Además de que pone las provisiones de los ejércitos de todos los animales, esos ejércitos enormes, y a su cabeza el ser humano, las pone en extractos de misericordia, a los que se llama semillas y huesos, de todo tipo de todos los alimentos, que no son como los extractos de carne y azúcar y el resto de los alimentos de los que han descubierto los civilizados en los últimos tiempos, sino que son más perfectos que esos extractos civilizados cien veces. Y envuelve esos extractos en envolturas del decreto (divino) relacionadas con su expansión y maduración y las pone en pequeñas cajitas donde las deposita para su protección. Y la producción de estas cajitas procede de la fábrica de la Kaf y la Nun de la orden “Kun” (Sé) con rapidez y facilidad y abundancia puesto que el Corán dice: {Su orden cuando ordena algo no es sino decir: Sé, y es}. Y si has encontrado un punto de apoyo así con la referencia de la pertenencia a la Fe, a partir de ello puedes apoyarte en un poder y una fuerza sin límite.

    Y cuando aprendí esta lección de la aleya encontré una fuerza inmaterial al sentir un poder de fe que desafiaba al mundo y no sólo a mis enemigos presentes y dije con toda mi alma: {Allah es Suficiente para mí y qué Excelente Guardián}

    El tercer nivel luminoso y de la suficiencia: Encontré que mi relación con este mundo había sido cortada por la fuerza de esas oscuridades y enfermedades y los distintos exilios, y me aparté del disgusto que hace fluir el lamento y dije: ¡Baj, baj expresión que pone de manifiesto el agrado. Y eso fue cuando la Fe me enseñó que yo era candidato a una felicidad eterna en una patria permanente y en un mundo para siempre.

    Sin embargo no es posible hacer verdad esa meta que es la meta ideal y el objetivo del espíritu y el resultado de la condición primigenia excepto por el poder ilimitado de un Poderoso Absoluto que conoce todos las acciones y estados de los seres creados, así como sus movimientos y estados de quietud, de palabra y obra, y los registra. Y ha hecho que este género humano, pequeño e incapaz absolutamente, fuera interlocutor y amigo íntimo Suyo y le ha dado una estación por encima de todos los seres creados, que no es sino por haberle concedido al ser humano una preocupación y atención sin fin. Y mientras imaginaba esto busqué una aclaración que produjera el descubrimiento de la Fe y la tranquilidad del corazón acerca de estos dos puntos: Es decir, en lo referente a la eficacia de un poder así y en lo referente al valor verdadero de este ser humano que externamente no tiene valor. Y me remití también a esa aleya y me ordenó y me dijo: Reflexiona acerca del pronombre “nos” en “nos basta” y escucha a los que dicen contigo “nos basta” con el lenguaje implícito y el explícito.

    Y miré y vi las aves y los pájaros sin límite, los animales incontables, las plantas sin fin y los árboles que no se acaban, mencionando también como yo, con el lenguaje implícito, el significado de {Allah es Suficiente para nosotros y qué Excelente Guardián.}y haciendo recordar a los demás que ellos tienen un Guardián que se encarga de todos los requisitos de su vida y hay un poder tal que crea cientos de miles de especies de aves, cientos de miles de especies de animales, cientos de miles de especies de plantas y cientos de miles de tipos de árboles, y los hace a partir de huevos parecidos cuyas sustancias están unidas, de gotas similares, semillas afines y núcleos semejantes y los crea ante nuestros ojos adornados, medidos, organizados, distintos y diferentes sin error ni mengua ni confusión, en cada tiempo y especialmente cada primavera, con una cantidad y facilidad máximas en un círculo extenso. Y entendí que nos muestra Su unidad y unicidad al traerlos a la existencia de un modo único en unión, similitud y compenetración y así mismo en la modestia y grandeza de un poder. Y nos hace saber que la intromisión y la participación en la facultad creacional y en el acto divino que muestran tales milagros que no tienen límite no son posibles.


    Así pues quien quiera entender mi esencia humana y mi identidad propia, como cada creyente, y espere ser como yo, que mire la explicación del pronombre “ana”, es decir: yo, que está incluido en el pronombre plural “na” (nosotros) en “ḥasbuna” (nos basta) y que entienda ¿qué es mi existencia, como la existencia de cada creyente, que se ve pobre, insignificante y sin valor? ¿Y qué es la vida? ¿Y qué es la humanidad? ¿Y qué es el Islam? ¿Y qué es el la Fe verificativa? ¿Y qué es el conocimiento de Allah? ¡Y cómo es el amor a Él? Y que saque su lección de ello.

    El nivel cuarto luminoso y de suficiencia

    Los accidentes que sacudieron mi cuerpo como la vejez, el exilio, la enfermedad y la humillación coincidieron en uno de los momentos de mi inadvertencia y produjeron un miedo angustiado ya que mi existencia que me seduce y de la que dependo fuertemente e incluso la existencia de todos los seres creados iba hacia la nada, y me remití también a esta aleya de la suficiencia y dijo: Reflexiona sobre mi significado y mira con los anteojos de la Fe,

    y miré y vi con el ojo de la Fe que mi existencia, como la existencia de todo creyente, que se parece a un pequeño átomo, no es sino un espejo de una existencia que no tiene límite, un medio para alcanzar unos tipos de existencia que no tienen límite con una expansión sin fin y la palabra de una sabiduría, que da como fruto tipos de existencia numerosos permanentes más valiosos que ella. Y supe con el conocimiento de la certeza que un solo momento de vida suya, desde el punto de vista de su pertenencia al Hacedor, es valiosa en la medida de una existencia eterna,

    porque yo supe por el sentimiento de la Fe que cuando comprendo que esta existencia mía es un efecto de Aquel de existencia necesaria y Su hechura y Su manifestación, me libro de los sufrimientos de los distintos tipos de separación y ausencia y de las preocupaciones de una desolación sin límite; y supe que existe dentro de una separación temporal una unión sempiterna con todos los seres existentes que amo y con los que tengo una relación por medio de los vínculos de la hermandad en el número de los nombres divinos relacionados con las cosas existentes y especialmente con las dotadas de vida.

    De manera que esta existencia mía alcanza, como la existencia de todo creyente, las Luces de los tipos de una existencia sin límite y sin separación, y ello es por la Fe y por aquello a lo que va unida, de forma que si ella misma se fuera, se pondría contenta como si ella misma permaneciera, ya que esos tipos de la existencia permanecen tras ella.

    En resumidas cuentas: la muerte es unión, no separación, cambiar de lugar y dar un fruto permanente.

    El quinto nivel luminoso y de la suficiencia

    Es que mi vida se convulsionó también en un momento determinado bajo condiciones muy duras y la agudeza de mi mirada se volvió hacia mi vida y mi edad, y vi que mi vida se precipitaba y se acercaba al final, y que mi vida se dirigía a su extinción bajo las adversidades, además de que las tareas importantes de la vida y sus enormes cualidades y sus valiosos provechos, que fueron explicados en la Epístola que estudiaba el nombre del “Viviente”, no eran propios de esta rápida extinción sino que eran propios de una larga vida. Así pensé dolorido y me remití también a la aleya: {Allah es Suficiente para nosotros y qué Excelente Guardián.} que es mi maestro y dijo: Mira la vida en virtud del Viviente, el Sustentador, que te concedió la vida.

    Y miré, y vi que la visión de mi vida hacia mí, si era una, hacia el Viviente, el Sostenedor, era cien, y que su resultado remitido a mí, si era uno, los resultados remitidos al Creador eran mil, de manera que bastaba Su vida en un solo momento, en el círculo de la complacencia de Allah, sea Ensalzado, y no era necesario un tiempo extenso.

    Y esta verdad se explica en el “rayo cuarto” con cuatro cuestiones, de manera que aquéllos que no están muertos o quieren estar vivos, que busquen la esencia de la vida y su verdad y sus derechos verdaderos en estas cuestiones y que las encuentren en ellas y vivan por ellas.

    Y su conclusión es que la vida, si mira al Viviente, el Sustentador, y se convierte la Fe en vida y espíritu para la vida, encuentra la permanencia y da frutos permanentes y se eleva al adoptar una manifestación sempiterna; y entonces no mira a la cortedad de la vida o a su larga duración.

    Cuando se puso al descubierto lo que había en mi naturaleza primordial en cuanto al sentido de la fascinación por las perfecciones y la pasión por la hermosura y la belleza, con una sensibilidad por encima de lo habitual, al final de mi vida y a causa de la vejez, que recuerda mi separación particular dentro de los sucesos del final de los tiempos que anuncian la devastación de este mundo en el momento de la separación general, vi con un impresión y sentimiento por encima de lo común que la desaparición y la extinción, que devastaban siempre, y la muerte y la inexistencia, que separaban continuamente, destruían este hermoso mundo y estas criaturas amadas y las hacían pedazos y marchitaban sus encantos de una manera terrible. Así cuando se rebeló lo que había en mi naturaleza primigenia de pasión metafórica y se inflamó con fuerza ante este estado, me remití también a esta aleya de la suficiencia para encontrar un medio para el consuelo y dijo: Recítame y mira mi significado con esmero.

    El sexto nivel luminoso de la suficiencia

    Y entonces entré en el observatorio de la aleya:{Allah es la luz de los cielos y la Tierra} hasta el final de la misma en la sura de la Luz, y miré con el anteojo de la Fe al nivel más lejano de esta aleya de la suficiencia, y con el microscopio del sentimiento de la Fe, al más sutil de sus secretos, y vi que al igual que los espejos

    y los cristales y las cosas transparentes, incluso las burbujas, muestran la belleza escondida y diversa de la belleza de la luz del sol y muestran las bellezas variadas de las bellezas de sus siete colores, y renuevan esa belleza y hermosura con su renovación y movimiento, y muestran por su receptividades y sus refracciones distintas las bellezas escondidas de las bellezas del sol y su luz y sus siete colores en una manifestación hermosa;

    así mismo estas hechuras buenas y estas criaturas amadas y seres existentes bellos vienen y van sin detenerse en absoluto para convertirse en espejos de la belleza pura de la belleza del Bello, el Sublime que es el sol preexistente y eterno y de las bellezas eternas de las bellezas de Sus nombres más hermosos sin fin, de manera que se renueva su manifestación. Y en verdad lo que se contempla en estos seres existentes en cuanto a bondades y belleza, no es su reino sino que son manifestaciones y destellos, signos e indicaciones, de una hermosura absoluta y pura que se manifiesta y quiere la contemplación siempre, y de una belleza pura eterna que quiere manifestarse siempre. Y se han aclarado las pruebas de esto en detalle en las Epístolas de la Luz, especialmente en esa epístola que comienza por: Mencionaremos aquí tres evidencias de una manera muy resumida y razonable*(*[16]).

    De manera que cualquiera que vea esta epístola de entre la gente de gusto sano no podrá contenerse sin admirarse y apreciar, y aún más verá que debe esforzarse en beneficiar a los demás después de haberse beneficiado él mismo, especialmente los cinco puntos mencionados en la evidencia segunda. De manera que aquel cuyo intelecto no está echado a perder y su corazón no está oxidado necesariamente dirá aprobándola y celebrándola: Lo que Allah quiera, Bendito sea Allah. Y hará que su existencia, que parecía pobre e insignificante, se eleve y comprenderá que su existencia es un milagro fuera de lo común y lo confirmará.

    La esperanza quinceava*

    (*[17])

    Estuve en un tiempo determinado obligado a residir en el distrito de Amir Daghi*(*[18]) aislado en una casa como si fuera una cárcel privada y me harté de la vida a causa de la dureza que tuvieron conmigo con todo tipo de vigilancia y arbitrariedad que se hacían muy difíciles de soportar para mí. Y sentí haber salido de la cárcel y deseé la cárcel de la ciudad de Daniẓli con mi espíritu y mi corazón y pedí entrar en la tumba. Y habiendo decidido entrar en la tumba o en la cárcel, ya que la tumba o la cárcel eran preferibles a este tipo de vida, la providencia divina me socorrió y me proporcionó una máquina de escribir y de hacer copias que había salido hacía poco (la máquina de copiar Roneo) a través de las manos de los estudiantes de la Escuela aẓ-Ẓahrá, cuyas plumas habían sido la máquina de copiar, y se publicaron de repente de cada una de las recopilaciones de la Luz quinientas copias. De manera que estas aperturas que dispuso la divina providencia me hicieron amar esa vida difícil y me hicieron proferir las gracias a Allah sin límite.

    Pero pasado un corto tiempo los enemigos ocultos de la Epístola de la Luz no pudieron soportar las aperturas luminosas e instigaron a los responsables del gobierno contra nosotros y la vida volvió a hacerse difícil para mí. Sin embargo, la providencia divina se manifestó y los funcionarios responsables de examinar las Luces, que eran los más necesitados de las Luces, examinaron las Epístolas de la Luz que se habían publicado, como parte de su función, con detenimiento e interés, y las Luces hicieron que sus corazones se inclinaran hacia ellas y la Escuela de la Luz se amplió muyo debido a que ellos manifestaron su aprecio en lugar de crítica, lo cual dio como resultado un beneficio cien veces mayor que nuestro daño material que hizo desaparecer nuestro temor.

    Luego los hipócritas, los enemigos escondidos, hicieron que el gobierno fijara su mirada en mi persona e hicieron recordar mi vida política antigua e hicieron sospechar a la administración de Justicia, al departamento de la Instrucción, al departamento de la Policía y al ministerio del Interior. Y esas sospechas se extendieron por la instigación de los anarquistas, bajo el velo de los comunistas y la tendencia de los partidos. Y nos atosigaron y nos recluyeron y empezaron a confiscar lo que caía en sus manos de las Epístolas de la Luz, de manera que sobrevino la inactividad a la actividad de los estudiantes de la Luz y algunos empleados oficiales cayeron en apoyar asuntos que nadie creía en absoluto y se esforzaron en difundir invenciones asombrosas y ello con la intención de herirme personalmente, sin embargo no pudieron convencer a nadie.

    Luego me recluyeron en los días de frío intenso con argumentos insostenibles y me encarcelaron en un aislamiento total en una habitación grande y fría sin estufa durante dos días cuando yo solía encender la estufa varias veces al día en mi pequeña habitación y siempre había fuego en mi brasero y a pesar de ello no podía soportarlo debido a la debilidad y la enfermedad excepto con fatiga. Y mientras temblaba en este estado, entre irritabilidad y una fuerte depresión, y fiebre por el frío, se reveló una verdad en mi corazón por una providencia divina y se me dijo en significado:

    Tú llamaste a la prisión “la escuela yusúfica*(*[19])”, y fue así porque los resultados de la prisión en la ciudad de Daniẓli, al igual que las conquistas de las Luces en los grandes círculos, y el provecho de los presos allí procedente de las Luces, al igual que la ganancia inmaterial y la alegría por encima de vuestra depresión mil veces, os hicieron agradecidos con mil gracias en lugar de la queja e hicieron cada hora de vuestra prisión y estrechez equivalente a diez horas de adoración e hicieron esas horas perecederas permanentes. Y el provecho de los afectados en esta escuela yusúfica tercera*(*[20]) y su consuelo procedente de las Luces, calentará esta fría y pesada depresión tuya y la transformará en alegría, si Allah quiere. Y aquéllos que te indignan, si han sido engañados y han sido injustos contigo sin conocimiento, no son dignos de la indignación, y si te hubieran atormentado y hubieran sido injustos contigo a propósito y a sabiendas y en función del extravío, entrarán en la prisión individual de la tumba a través de la ejecución de la muerte perpetua y sufrirán el tormento doloroso continuo en un tiempo próximo. Y tú obtendrás de su injusticia la recompensa y los placeres inmateriales y la permanencia de tus horas perecederas y el cumplimiento del servicio del conocimiento y el din con la sinceridad.

    Así me pasó por el espíritu y dije con todas mis fuerzas: ¡La alabanza a Allah! Y lo sentí por aquéllos opresores por solidaridad humana y pedí por ellos diciendo: ¡Oh Allah! ¡Corrígelos!

    Y al igual que esos opresores que actuaban contrariamente a la ley en nombre de la ley son los auténticos malhechores y su acción es contraria a la ley en diez aspectos, como escribí en mi comunicado en este suceso nuevo al ministerio del interior, así mismo ellos buscaron razones que hacían reír al que las escuchaba y llorar a los que llevaban la razón, ya que mostraron a la gente de equidad con sus invenciones y mentiras que ellos no encontraban la posibilidad en el cauce de la verdad y la ley de hacer daño a los alumnos de la Epístola de la Luz y caían en la locura.

    Entre ellas está que los funcionarios que me habían espiado durante un mes sin encontrar nada contra mí, escribieron en un informe: “El sirviente de Sa’id compró vino de una tienda y se lo llevó”, pero no encontraron a nadie que firmara ese informe. Luego detuvieron a un hombre forastero y ebrio al que amenazaron y le dijeron: Ven y firma este informe y el hombre respondió:¡Pido perdón a Allah! ¿Quién podría firmar semejante mentira asombrosa? Y los forzó a romper el informe.

    El segundo ejemplo es que un hombre al que no conozco ni he conocido hasta el momento dio su caballo para que me paseara- y yo solía dar un paseo en verano la mayor parte de los días para respirar puesto que estaba enfermo- y le prometí al dueño de ese caballo y del carro cincuenta liras en libros, para no incumplir mi regla y no quedar debiendo un favor. Y ¡cuán sorprendente!, ¿acaso cabe en este asunto la posibilidad de hacer daño alguno, cuando además el gobernador, los funcionarios de justicia, las fuerzas de seguridad y la policía me preguntaron cincuenta veces de quién era ese caballo? Y fue como si hubiera sido un suceso político de enorme transcendencia y un acontecimiento que afectaba a la seguridad, hasta el punto de que dos hombres, dijeron, uno de ellos que el caballo era suyo y el otro que el carro era suyo respondiendo valerosamente a estas preguntas que carecían de sentido, y los detuvieron conmigo también.

    De manera que a tenor de estos dos ejemplos hemos presenciado muchos de sus juegos infantiles y hemos llorado riendo y hemos sabido que los que tocan la Epístola de la Luz y a sus alumnos se vuelven objeto de burla.

    Hay un dialogo curioso sacado de estos ejemplos: Se escribió en el acta de mi detención que la causa de la detención era el delito de perturbación de la seguridad. Y antes de haber visto esa acta le dije al fiscal: Yo te he calumniado la noche pasada cuando le dije a un policía que me interrogó en nombre del director de la seguridad: Si no he servido a la seguridad general en este país en la medida de mil fiscales y mil directores de seguridad, que Allah me humille, diciendo esto último tres veces.

    Luego se apoderó de mí una indignación y un rencor por encima de lo común hacia los que me condujeron a este alejamiento y aislamiento, detención y opresión, por encima de mi capacidad, ya que sentía que se hacía con intención y a propósito. Y en esa época de frío era cuando más necesitaba el descanso, no sentir frío y olvidar las preocupaciones mundanales. Y entonces me socorrió la providencia divina y me vino al corazón una advertencia inmaterial que decía:

    En la injusticia misma de la gente hacia ti hay una parte enorme del decreto divino que es la fuente de la justicia y en esta prisión está la provisión de la que te alimentas, y esa provisión te llamó hacia aquí de manera que has de recibirla con aceptación y sometimiento.

    Y hay también una parte grande de la sabiduría y la misericordia divina que es la iluminación de los que están en esta cárcel y su consuelo y conseguir la recompensa para vosotros, de manera que debes das mil gracias junto con la paciencia, con respecto a esta parte.

    Y también hay para tu nafs una porción en ello con sus faltas que tú no conoces, de manera que debes decirle a tu nafs, junto con arrepentirte y pedir perdón, con relación a esa porción: Has merecido esta bofetada.

    Y también los enemigos escondidos tienen una porción ya que condujeron con la omisión y las intrigas a algunos de los funcionarios simples y pusilánimes a esa injusticia, pero las bofetadas de la Epístola de la Luz intangibles y asombrosas con las que se golpea a esos hipócritas se vengarán de ellos por completo y los defenderán con relación a esa porción.

    Y la última porción es la porción de los funcionarios oficiales que fueron un medio de hecho para esa injusticia, pero es parte de la magnanimidad que los perdones con relación a esta porción, siguiendo la norma de Sus palabras: {Y los que contienen la ira y perdonan a la gente}. Porque ellos se beneficiaron necesariamente y sin duda de las Luces en el aspecto de la Fe cuando las examinaron con la intención de refutarlas.

    Y a partir de esta advertencia verdadera tomé la decisión de un acto delictivo no dañino y que requiriera una expiación para permanecer en esta escuela yusúfica nueva con total alegría y agradecimiento, incluso con la ayuda de los que se oponían a mí.

    Y también porque la tumba es mejor que esta prisión cien veces para un hombre como yo que no tiene lazos con nada y que tiene setenta y cinco años de edad y no quedan en vida de sus seres queridos, a los que amaba en este mundo, sino cinco de setenta y cinco y tiene herederos y hermanos que pueden cumplir el servicio a la Fe con mil lenguas en vez de una sola lengua y quedan setenta mil copias de la Epístola de la Luz que cumplen con la tarea lumínica y circulan libremente. Y esta prisión también tiene mayor descanso y más provecho que estar en libertad fuera de ella bajo arbitrariedades en las que no hay libertad, porque en la prisión uno está forzado junto con cientos de presos a soportar arbitrariedades leves basadas en el bien común por parte de una persona o dos, como el jefe de los guardias y el director, y eso en comparación con tener que aguantar uno solo fuera de la prisión la arbitrariedad de cientos de funcionarios que tiene relación con él, y porque él encuentra el consuelo y el sosiego de la hermandad de muchos de sus amigos en la prisión en compensación por esas arbitrariedades ligeras. Y también la misericordia de la compasión del Islam y la naturaleza primordial del ser humano para los mayores que están en este estado, transforma la penalidad en misericordia. Y por ello acepté con satisfacción la prisión.

    Y cuando acudí a este juzgado tercero me senté en una silla fuera de la puerta del juzgado por mi incapacidad para estar de pie debido a la debilidad, la vejez y la enfermedad, y apareció un juez y se enojó y dijo con desprecio: ¿Por qué no espera de pie? Y me enojé yo por esta injusticia en relación a los ancianos y miré y había muchos musulmanes que nos miraban con total compasión, hermandad y misericordia. Y se reunieron en torno a nosotros y no se separaban y vinieron a mi corazón dos verdades:

    La primera es que mis enemigos y los enemigos de la Luz secretos convencieron a algunos funcionarios oficiales simples pensando que las aperturas de la Luz se podían cerrar con la oposición a la atención de la gente común en relación a mí, esa atención que no busco, y los condujeron a un tratamiento similar con desprecio y ello con la intención de herirme personalmente a ojos del pueblo. Y dijo la providencia divina ante esta situación: Mira a esos cientos de personas, en lugar del desprecio de esa única persona, pues ellos os reciben y os escoltan fieles a vosotros y se duelen de vosotros por compasión hacia vosotros junto con su apreciación de vuestro servicio, como un honor divino frente al servicio de las Luces de la Fe en lugar de ese trato despreciativo.

    Hasta el punto de que cuando respondía a las preguntas del fiscal en el turno de interrogatorio, la gente se reunió en un número de unos mil con total afecto en la sala del juzgado y ante las ventanas del juzgado y se podía contemplar en sus estados que se expresaban con la lengua de la situación diciendo: No seáis duros con esos. Y la policía no podía dispersarlos. Entonces me vino al corazón:

    Que esas gentes pedían en esta época devastadora un consuelo completo y una luz que no se apagara y una fe fuerte y una buena noticia sincera de la Felicidad permanente que buscaban de una forma natural y oyeron que lo que buscaban estaba en las Epístolas de la Luz y por ello mostraban una consideración hacia mi persona que carece de valor, muy por encima de mi capacidad, y ello por un poco de mi servicio a la Fe.

    La segunda verdad es que me vino al corazón: Hay para vosotros una mejora de la verdad y de la descendencia venidera en el sentido de la estima y el elogio que recibís frente al mal trato despectivo por parte de personas determinadas y engañadas y ello con la intención de contrarrestar la aprobación de la generalidad y con la intención de despreciaros por medio de la acusación de perturbar la seguridad.

    Así es: la Epístola de la Luz y sus alumnos se esfuerzan por la salvaguardia de la seguridad y la paz frente a la intriga de los anárquicos bajo el velo de los comunistas para la perturbación de la seguridad general, una intriga terrible, y ellos paran esa corrupción espantosa y se oponen a ellos en cada parte de este país con la fuerza de la Fe auténtica, y por eso no encuentran tres o cuatro juzgados que tienen relación con la Epístola de la Luz un solo incidente que se remita a la perturbación de la seguridad ni lo ha registrado la policía de diez provincias en estos veinte años de los alumnos de la Luz, que son muchos, en todos los rincones del país. Y una parte equitativa de la policía de tres provincias dijeron:

    Los alumnos de la Luz son una policía en significado y nos ayudan en salvaguardar la seguridad y dejan en la cabeza de cada uno que lee la Luz un guardián con la Fe auténtica y actúan con ello para garantizar la seguridad.

    Y la prisión de la provincia de Daniẓli es un ejemplo de esta situación, pues esos presos que eran más de doscientos adoptaron un buen estado y se convirtieron en obedientes y con un din por encima de los normal a lo largo de un mes o cuatro por la entrada de las Luces y la Epístola del Fruto compuesta para aquéllos presos allí. Ya que un hombre que había matado a tres o cuatro pasaba a guardarse de matar una polilla y empezaba a ser un miembro beneficioso y no dañino para el país, compasivo con una misericordia completa. Hasta el punto de que los funcionarios oficiales miraban esta situación con perplejidad y aprecio. Y hubo algunos jóvenes que dijeron antes de ser sentenciados a la pena: Si los seguidores de la Luz permanecen en la prisión haremos que nos sentencien para tomar lecciones y seremos como ellos y nos corregiremos con sus lecciones.

    De manera que aquéllos que acusan a los estudiantes de la Luz, que son de esa naturaleza, de perturbar la seguridad, en cualquier caso, o bien se engañan o han sido engañados de una forma muy mala, o bien no respetan al gobierno en favor de la anarquía, a sabiendas o no, y se esfuerzan en aniquilarnos haciéndonos daño.

    Y nosotros les decimos a ésos: Mientras no se pueda acabar con la muerte y la tumba no se cierre y los viajeros en la casa de huéspedes de este mundo entren bajo la tierra caravana tras caravana y desaparezcan en ella con suma rapidez, no hay duda de que nosotros nos separaremos unos de otros dentro de muy poco y encontrareis la recompensa de vuestra injusticia de una manera terrible, y como mínimo subiréis al patíbulo de ejecución de una muerte eterna, que para la gente de la Fe que fueron objeto de injusticia es un billete de liberación, y los placeres efímeros que experimentasteis imaginando que eran eternos en este mundo se tornarán sufrimientos permanentes.

    Y en verdad nuestros enemigos escondidos los hipócritas designan a veces con el nombre de “la ṭariqa” a la verdad del Islam que fue preservada por las espadas de cientos de millones de héroes combatientes y de los mártires que poseen el rango de los amigos de Allah de este pueblo religioso y que defendieron con su sangre, y ellos presentan el abrevadero de la tariqa, que es uno de los rayos de este sol, como el manantial de ese sol y engañan con ello a algunos de los que no reflexionan de los funcionarios oficiales. Y llaman a los estudiantes de la Luz, que trabajan para la verdad del Corán y las verdades de la Fe, de una forma eficaz, los llaman la gente de la tariqa o de una asociación política y quieren con ello conducir a los funcionarios a enfrentarse a nosotros, lamentablemente. Y nosotros les decimos a ellos y a los que les prestan atención en oposición a nosotros, lo que dijimos en el juzgado justo de Daniẓla:

    Que se ofrezcan nuestras cabezas también por una verdad sagrada por la que se sacrificaron cientos de millones de cabezas. Y aunque encendáis este mundo sobre nuestras cabezas con fuego, estas cabezas que se entregaron a la verdad del Corán no entregarán sus armas al ateísmo y no se echarán atrás de su tarea sagrada, si Allah quiere.

    Y he aquí que yo no cambio el año más duro de mi vejez por diez de los años más alegres de mi juventud. Y ello a causa de consuelos sagrados que acudieron en mi ayuda, procedentes del Corán y la Fe, para la desesperación y los sufrimientos surgidos de adversidades que pasaron en mi vejez. Y especialmente que cada una de las horas del que se vuelve en arrepentimiento y cumple las oraciones preceptivas en la prisión se convierte en el equivalente a diez horas de adoración, y cada día que transcurre en la enfermedad bajo la injusticia gana diez días de una vida permanente en el sentido de la recompensa. Y por ello la vejez y la prisión son un medio de agradecimiento para mis semejantes que esperan su turno a la puerta de la tumba. Así lo supe de esa advertencia intangible y agradecí a Allah diciendo: Gracias a mi Señor sin límite. Y me alegré por mi vejez y acepté complacido mi encarcelamiento, y eso porque la edad no permanece y pasa con rapidez, de manera que si pasa con alegría y placer desaparece efímera con pesar

    porque la desaparición del placer es dolor, y deja en su lugar algunas faltas a causa de la inadvertencia y el abandono del agradecimiento. Y si pasa la vida con encarcelamiento y penalidad, se convierte en permanente porque se cuenta como un tipo de adoración y porque la desaparición del dolor es un placer intangible y da como resultado una vida permanente con sus frutos beneficiosos y se convierte en una expiación para las faltas precedentes y limpia los errores que provocaron el encarcelamiento. Así pues que agradezcan con paciencia, desde ese punto de vista, aquéllos presos que cumplen los preceptos.

    La esperanza décimo sexta

    En mi vejez cumplí un año de la pena y salí de la prisión de la prefectura de Askishahir y me desterraron a la prefectura de Qasṭamuni y me hospedaron dos o tres meses en el cuartel de la policía. ¿Y se entiende cómo sufre el castigo en un lugar como éste un aislado como yo que está restringido de la visita de sus amigos sinceros y no soporta el cambio de su traje propio por el traje oficial*(*[21])?

    Y estando en esta desesperación la providencia divina acudió en ayuda de mi vejez, y la policía junto con sus cabezas en aquel cuartel se convirtieron en el equivalente a amigos sinceros y no insistieron durante un tiempo en poner el sombrero sobre mi cabeza al igual que me llevaban a pasear alrededor de la ciudad como si fueran mis sirvientes a donde quería.

    Luego entré en la escuela luminosa de Qasṭamuni enfrente de ese cuartel y empecé a escribir las Luces (las Epístolas de la Luz) y los héroes de los alumnos de la Luz como Faiḍí, Amin, Ḥilmí, Ṣadiq, Naḍhif y Ṣalaḥud-din perseveraron en esa escuela para propagar las Luces y copiarlas y me mostraron de una forma más brillante el estudio valioso que pasé con mis alumnos precedentes en mi juventud.

    Luego nuestros enemigos ocultos pusieron en contra nuestra a algunos funcionarios y a una parte de los eruditos y maestros, y se convirtieron en un medio de arrojarnos en la cárcel de la prefectura de Daniẓli y de reunir a los alumnos de la Luz procedentes de cinco o seis prefecturas en esa escuela yusúfica. Y los detalles de esta esperanza décimo sexta son las epístolas que se mandaron desde Qasṭamuni y entraron en las epístolas anexas, y las epístolas pequeñas que envié en secreto en la prisión de Daniẓli a mis hermanos allí y la epístola de la defensa en el juzgado de Daniẓli. Y estas epístolas explican la verdad de esta esperanza de una manera brillante de manera que trasladamos sus detalles a los anexos de la epístola de la defensa y aludimos a ello con una alusión muy resumida que es:

    Guardé algunas epístolas especiales y compilaciones importantes, especialmente las epístolas que trataban de as-Sufiani y los milagros de la Luz, debajo de leña y carbón para que se difundieran después de mi muerte o después de que los dirigentes recuperaran la cordura y escucharan la verdad. Y cuando estaba tranquilo los funcionarios de investigación criminal y el delegado del fiscal se presentaron de repente en mi casa y sacaron esas epístolas importantes que estaban escondidas debajo de la leña y me detuvieron y me enviaron a la prisión de la provincia de Isparta, y yo estaba delicado de salud y me dolió y me afectó mucho ese golpe a las Luces.

    Pero la providencia divina acudió en nuestra ayuda y los funcionarios el gobierno se pusieron a leer esas epístolas importantes escondidas de las que necesitaban mucho y las leyeron con total interés y atención hasta el punto de que los círculos oficiales se convirtieron casi en escuelas de la Luz y empezaron a apreciarlas cuando su intención había sido la crítica, hasta el punto de que muchos de los hombres oficiales y no oficiales en Daniẓli habían leído la epístola de la Gran Aleya que estaba impresa, y la habían leído a escondidas, de una manera fuera de lo común y salvaron su fe por ellas y no teníamos noticia de ello. Y así rebajaron nuestra adversidad en la prisión al nivel de la inexistencia.

    Luego nos trasladaron a la prisión de Daniẓli y me pusieron en una habitación fría, húmeda e infesta dentro de un aislamiento total. Y mientras temblaba entre la vejez y la enfermedad y el dolor intenso que había sobrevenido por la dificultad de mis hermanos protegidos, que habían caído en la persecución por mi causa, y entre la pesadumbre y la mucha depresión producto de la traba a las Luces y su confiscación, la providencia divina vino en nuestra ayuda y transformó esa gran prisión en una escuela de Luz y demostró que la prisión era una escuela yusúfica y las Luces empezaron a propagarse por medio de las plumas de los héroes de la escuela florida, esas plumas diamantinas. Hasta el punto de que un héroe de la Luz escribió más de veinte copias de mi epístola “El Fruto y la Defensa” en tres o cuatro meses, en medio de esas condiciones penosas y empezó a haber aperturas en la prisión y fuera de ella. Y la providencia divina transformó nuestro daño en esa adversidad en enormes beneficios y nuestra depresión en una alegría considerable y manifestó en segundo lugar el secreto de Sus palabras: {Tal vez os disguste algo y sea un bien para vosotros} (Sura de la Vaca, 216).

    Luego los primeros informadores nos censuraron con dureza en base a expedientes erróneos superficiales y nos atacó el ministro de instrucción pública y propagó un informe contra nosotros hasta el punto de que oímos en algunas noticias que pretendían sentenciar a algunos de nosotros a muerte. Entonces vino en nuestra ayuda una providencia divina,

    y estábamos en principio esperando una fuerte censura por parte de los informadores en Anqara cuando nos llegó su atestado a modo de estima. Incluso encontraron en cinco cajas de las epístolas de la Luz cinco faltas o diez y demostramos en el juzgado que los puntos que habían explicado como descuido y error eran la mismísima verdad y que ellos mismos se habían equivocado en las materias de las que dijeron que eran lapsus y error, al igual que demostramos que en su atestado, que eran cinco hojas, había cinco o diez faltas. Y mientras esperábamos ordenes duras, a modo de amenaza, con respecto a mis epístolas “El fruto y la Defensa”, que habíamos enviado a siete instancias oficiales, y con respecto a todas las Epístolas de la Luz enviadas al ministerio de justicia, especialmente con respecto a las bofetadas de las epístolas prohibidas, bofetadas fuertes a modo de censura, he aquí que no nos tocaron con mal y nos trataron a modo de conciliación. Como la carta que el primer ministro nos envió en tono favorable, incluso consolador.

    Y esto demostró categóricamente que las verdades de la Epístola de la Luz pudieron con ellos gracias al milagro de la providencia divina. Y se hicieron leer por ellos orientándoles e hicieron de esos círculos amplios una especie de escuela de la Luz y salvaron la Fe de muchos de los vacilantes y confundidos y produjo alegrías y beneficios intangibles cien veces mayores que nuestra depresión.

    Luego los enemigos ocultos pusieron veneno en mi comida, pero fue el difunto mártir al-Ḥafiḍh ‘Alí, héroe de la Luz, en lugar mío al hospital y pasó a la Otra Vida también en lugar mío y nos hizo llorar desesperados. Yo había dicho gritando antes de esta desgracia repetidas veces en la montaña de Qasṭamuni: ¡Oh hermanos! No echéis la carne al caballo y no le deis el forraje al león. Queriendo decir: No deis las Epístolas indiscriminadamente a cualquiera para que no se nos ataque. Y me escribió al-Ḥafiḍh ‘Alí, que Allah haya tenido misericordia de él en el mismo momento como si lo hubiera escuchado con su teléfono intangible a una distancia de siete días a pie: En efecto, mi maestro, entre los milagros de la Epístola de la Luz es que no arroja la carne al caballo ni el forraje al león sino que arroja el forraje al caballo y la carne al león. Y le dio a ese erudito como un león la epístola de la sinceridad y recibimos su carta después de siete días y contamos los días y encontramos que mientras yo gritaba sobre la montaña él estaba escribiendo al mismo tiempo esas palabras insólitas en su carta.

    Y mientras pesaba sobre nosotros la muerte de un héroe como este héroe inmaterial y luminoso, el esfuerzo de los hipócritas escondidos para culparnos con intrigas y la inquietud de ser forzado a ir al hospital con una orden oficial a causa de mi enfermedad producida por el envenenamiento, vino en nuestra ayuda la divina providencia y desapareció el peligro del veneno por las súplicas sinceras de mis hermanos sinceros y quedó demostrado por medio de signos fuertes que ese mártir difunto trabajaba en su tumba con las Luces y que respondió a la pregunta de los dos ángeles con las Luces.

    Y en verdad Ḥasan Faiḍí, el héroe de Daniẓli, será el que trabaje para las Luces ocupando el lugar del mártir difunto, sirviendo él y sus compañeros a las Luces clandestinamente y de una manera efectiva. Y nuestros enemigos también buscaron liberarnos de la prisión ya que los presos se habían corregido de una vez a través de las Luces y los alumnos de la Luz habían transformado, como los compañeros de la caverna, ese rincón estrecho de la prisión en la cueva de los compañeros de la caverna y las cavernas de la gente de ejercicio espiritual que nos precedió y se esforzaron por escribir las Luces y propagarlas con el descanso de los corazones. Y la providencia divina demostró con estos estados que nos ayudó.

    Y así me vino al corazón que si los grandes muŷtahidun*(*[22]) como el gran imam (Abu Ḥanifa) sufrieron la prisión y un gran luchador como el imam Aḥmad Ibn Ḥanbal fue muy atormentado en la cárcel por una sola cuestión relativa al Corán y fue firme con total paciencia sin queja y no se calló en esa cuestión, y hubo muchos de los imames versados que fueron atormentados mucho más que vosotros y fueron agradecidos con total paciencia y no se tambalearon… Tienen el derecho de que agradezcáis con mil gracias haber soportado una dificultad muy pequeña a cambio de numerosas verdades del Corán además de haber tomado una recompensa y una ganancia numerosa.

    En efecto, Yo voy a aclarar resumidamente una de las manifestaciones de la providencia divina, dentro de la injusticia del ser humano.

    Y es que cuando tenía veinte años solía decir repetidamente: Al final de mi vida voy a liberarme de la vida en sociedad y refugiarme en una cueva y una montaña como los desapegados de este mundo que se refugiaron en las cavernas en los tiempos antiguos. Y también decidí en mi cautiverio en el nordeste, durante la primera guerra mundial, que pasaría mi vida después de ese momento en las cavernas y me apartaría de la vida social y política y bastaba lo que me había mezclado ya, y solía decir así. Entonces se manifestaron la divina providencia y la justicia del decreto y transformaron las cavernas que había imaginado en casas de aislamiento absoluto, rincones de soledad y aislamiento y cárceles, de una manera mejor en mucho de lo que había decidido y buscado, y ello como misericordia con mi vejez, y proporcionaron lo que es más elevado en mucho que las cavernas de la gente de ejercicio espiritual y los que se aíslan en las montañas, en cuanto a escuelas yusúficas y casas de aislamiento para que no se perdieran nuestros momentos.

    Y dieron los beneficios de la caverna de la Otra Vida y el servicio de la lucha por la verdades de la Fe y el Corán, hasta el punto que decidí reconocer un delito, después de declarar la inocencia de mis compañeros, y permanecer en prisión y que permanecieran conmigo los dedicados enteramente como Jusrau y Faiḍí y estar en la celda de aislamiento con algún pretexto para no juntarme con la gente, ni pasar mi tiempo con el disimulo y la jactancia y compañías innecesarias.

    Sin embargo, nuestra provisión y el decreto de Allah, sea Ensalzado, nos condujeron a otro rincón

    y se nos dio el servicio en esta escuela yusúfica tercera fuera de nuestra capacidad y elección, y ello por el aumento del uso en el servicio de la Fe y como misericordia con mi vejez por el secreto de Sus palabras, sea Ensalzado: {Tal vez os disguste algo y sea un bien para vosotros.} y por el secreto de: “El bien está en lo que Allah elija”.

    En efecto: La providencia divina transformó las cavernas privadas de mi juventud, en la que no había enemigos escondidos y fuertes, en estancias de aislamiento individuales en la cárcel, como una misericordia con mi vejez. Y en esa transformación hay tres sabidurías y beneficios más importantes para el servicio de la Luz.

    La primera es que la reunión de los alumnos de la Luz sin perjuicio en este tiempo solo era posible en la escuela yusúfica, mientras que la reunión y la compañía fuera de la prisión es objeto de sospecha y supone un, despilfarro hasta el punto de que alguno de ellos gastaba cuarenta o cincuenta liras y venía a visitarme y me visitaba veinte minutos o tenía que volver sin haberme visitado. Y yo aceptaba la dificultad de la prisión a pesar de todo por ver a algunos de mis hermanos de cerca, por lo que la prisión era una bendición y una misericordia para nosotros.

    La segunda es que el servicio de la Fe por medio de las Luces en este tiempo solo era posible dándolas a conocer en todas partes y atrayendo la sensibilidad de las miradas de los que las necesitan, de manera que se atraía la atención hacia las Luces con nuestra prisión y pasaba a equivaler a una publicidad y las encontraba quien tenía más fuerte terquedad o una mayor necesidad y su fe se salvaba y se rompía su terquedad y se libraba del peligro y la escuela de la Luz se ampliaba.

    Y la tercera es que los alumnos de la Luz que entraron en la prisión no buscaban después de ello beneficios mundanales en el servicio a las Luces, además de que ellos aprendían la sinceridad y la abnegación de los estados de los otros y sus cualidades. En efecto ellos vieron con sus ojos y por medio de muchas señales en la escuela yusúfica, en medio de toda dureza y penalidad, hermosos resultados, beneficios materiales e inmateriales y los servicios sinceros y amplios de los servicios de la Luz multiplicados por diez e incluso por cien, y por ello se les hizo propicia totalmente la sinceridad completa y después de eso no se rebajaron a beneficios parciales y privados.

    Y estos rincones tienen una sutileza particular para mí y un estado triste, aunque dulce para mí,

    que es que veo la misma forma que las escuelas antiguas que conocí en nuestro país en tiempos de mi juventud, ya que la costumbre antigua en las provincias orientales era que las necesidades de los alumnos de algunas escuelas venían de fuera de la escuela y en algunas de ellas se cocinaba, y en este sentido estos rincones se parecen a algunos de otras partes. Y cada vez que miro aquí, dentro de una pena dulce, me voy con la imaginación a ese tiempo dulce de mi juventud pasada y olvido los estados de la vejez…

    APENDICE DEL DESTELLO VIGÉSIMO SEXTO

    Que es el escrito vigésimo primero del conjunto de los escritos.



    El Vigésima Quinta Destello ⇐ | Destellos | ⇒ El Vigésima Séptima Destello

    1. *[El autor, que Allah haya tenido misericordia de él, escribió la siguiente nota en una copia defectuosa corregida por él: “El resto de las esperanzas (es decir: desde la catorceava hasta la vigésimo sexta) no fueron escritas por tener lugar el infortunio conocido” (la prisión de Askishahir).]
    2. *[El espacio que hay entre la muerte y el resurgimiento.]
    3. *[Mi comunidad, mi comunidad.]
    4. *[Los amigos de Allah.]
    5. *[En el ejemplo siguiente se ve la facilidad que hay en informar de un asunto auténtico y la dificultad de negarlo: Uno dice que existe sobre la superficie de la tierra un jardín prodigioso cuyos frutos son recipientes de leche y otro dice que no existe. El que lo afirma, demuestra su afirmación fácilmente mostrando alguno de sus frutos o simplemente mostrando dónde está, en cuanto al que lo niega, demuestra su afirmación a través de ver el globo terráqueo y mostrarlo para demostrar su negación de la existencia de tal jardín. Así mismo los que informan acerca del Jardín, basta con el testimonio de dos testigos veraces de ellos para demostrarlo junto con la mirada categórica cuando muestran cientos de miles de sus efluvios, sus frutos y sus vestigios; mientras que el que lo niega solo puede demostrar su negación y manifestar su inexistencia después de la observación de seres sin límite y en un tiempo eterno sin fin y después de hacer una criba. Así pues sabed, ¡Oh hermanos ancianos!, el alcance de la fuerza de la Fe en la Otra Vida. El autor.]
    6. *[Escribí lo que me vino al corazón procedente de ese estado espiritual en la forma de una dialogo íntimo en persa y se publicó en la Epístola de la Meta en Ankara, en ese momento. El autor.]
    7. *[Y el ḥadiz completo es: “Y si no fuera por los animales que pacen y los niños lactantes…” O como quiera que dijo. El autor.]
    8. *[Esta verdad ha quedado demostrada en las demás epístolas, especialmente en la palabra décima y en la vigésimo novena, como dos y dos son cuatro. El autor.]
    9. *[Se trata del shaij Aḥmad al-Faruqi as-Sirhindi.]
    10. *[Nafs designa al alma y al “yo” o el “ego”.]
    11. *El hermano pequeño de Muṣṭafá, ‘Alí el Pequeño, fue, de hecho, uno como ‘Abdur-Raḥmán, al igual que formó a muchos como ‘Abdur-Raḥmán, y ello porque escribió más de setecientas copias de la Epístola de la Luz con su pluma certera y hermosa. El autor.
    12. *La verdad es que no solo era digno de ser aceptado sino que era digno de ser recibido* El autor.
    13. *[Hay un suceso que confirma el juicio de mi maestro en cuanto a la conveniencia de recibir a Muṣṭafá, que fue el primer discípulo de la Epístola de la Luz, y es que mi maestro solía ir de paseo un día antes del día de ‘Arafah y le dije a mi maestro cuando me envió a traerle el caballo: No bajes a la parte de abajo, pues yo cerraré la puerta y saldré por el lugar de la leña. Y dijo mi maestro: No, y descendió a la parte de abajo y dijo: Sal por la puerta. Y después que hube salido por la puerta, cerró la puerta tras de sí y yo me fui y él subió arriba y se durmió. Y después de un rato vino Muṣṭafá de la aldea de Qulah Unlí en compañía del Ḥaŷŷ ‘Uzmán y mi maestro no aceptaba a nadie absolutamente y menos aceptaría a dos juntos en ese momento sino que los devolvería. Y el caso es que nuestro difunto hermano Muṣṭafá de Qulah Unlí, del que tratamos en este lugar, cuando llegó con el Ḥaŷŷ ‘Uzmán es como si la puerta le dijera con la lengua de la situación: Tu maestro no te acepta, pero yo me abro para ti; y la puerta, que estaba cerrada se abrió por sí misma. Y entonces las palabras de mi maestro en relación a él: En verdad Muṣṭafá es digno de ser recibido, las confirmó el futuro, al igual que la puerta también se convirtió en testigo suyo. Jusrau (que Allah haya tenido misericordia de él). En efecto: Lo que escribió Jusrau es verdad y yo lo confirmo, pues la puerta recibió a este Muṣṭafá bendito y lo aceptó en mi lugar. Sa’id an-Nursí.]
    14. Es una curiosa coincidencia que la historia de la escuela de la que trata esta esperanza décimo tercera sucedió hace trece años. (Es decir en el año 1923.El traductor.) El autor.
    15. *[Como los terremotos, las tempestades, las inundaciones, las epidemias, el fuego…El autor.]
    16. *Se refiere al nivel luminoso sexto del Rayo Cuarto. El Traductor.
    17. *[El tiempo de composición de la Epístola de la Luz, había terminado hacía tres años y esta esperanza quinceava fue escrita para que fuera punto de partida para terminar el destello de la vejez, y la composición de lo que queda de él es por parte de uno de los alumnos de la Luz en el futuro. El autor.]
    18. *[Una demarcación situada en la zona central de Anatolia a la que fue desterrado el maestro an-Nursi en el año 1044 permaneciendo allí hasta el año 1951.]
    19. *[En alusión al profeta Yusuf y su estancia en prisión.]
    20. *[Se refiere a la prisión de Afion en el año 1948.]
    21. *[Alude a que se obligó a la gente a vestir sombrero y traje europeo.]
    22. *[Pl. de “muŷtahid”, el que hace “iŷtihad”, es decir se esfuerza con todo su conocimiento para llegar a una conclusión en una cuestión que no es explícita en las fuentes. Con este término se designa a los grandes imames como los referentes de las cuatro escuelas.]