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EL VIGÉSIMO CUARTO DESTELLO
LA ESPÍSTOLA DEL VELO
Era la cuestión segunda y tercera del memorándum quinceavo, pero su importancia la convirtió en el destello vigésimo cuarto.
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo {¡Oh Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran desde arriba con sus vestiduras.} (Sura de los Coligados, 59) Esta noble aleya ordena el velo mientras que la falsa civilización sostiene lo contrario a este juicio divino, de manera que no ve el velo como un asunto perteneciente a la naturaleza innata de las mujeres, sino que lo considera una atadura y una traba para ellas*(*[1]).
Y explicaremos como respuesta sólo cuatro razones de entre las abundantes razones que indican que este juicio coránico implica la naturaleza innata de las mujeres mientras que lo contrario no pertenece a su naturaleza innata.
La primera razón es:
El velo es un asunto natural para las mujeres que conlleva su naturaleza innata, porque las mujeres han sido hechas para la delicadeza y la debilidad, de manera que encuentran en sí mismas la necesidad de un hombre que lleve a cabo su protección y la protección de sus hijos a los que prefieren sobre sí mismas, de forma que ellas son conducidas de una manera innata a hacerse amar a sí mismas por los demás y no atraer su antipatía y evitar su aversión y su molestia.
Luego, cerca de siete décimos de las mujeres o bien son de edad avanzada o son feas y no desean mostrar sus canas o su fealdad, o son muy celosas sobre sus propias personas y temen que se prefiera sobre ellas a las dotadas de hermosura y belleza, o conciben un temor de que se transgreda contra ellas y sean expuestas a la sospecha…De manera que esas mujeres desean de una manera innata el velo como precaución de la objeción y la transgresión contra ellas y para evitar ser objeto de sospecha a ojos de sus esposos, incluso encontramos que las entradas en edad se empeñan más en el velo que las demás. Y quizás no sobrepase de dos o tres de cada diez mujeres las que son jóvenes y hermosas y no les molesta mostrar sus encantos, ya que es conocido que el ser humano se molesta con las miradas de quien no ama, e incluso si supusiéramos que una atractiva y hermosa deseara que la miraran dos o tres que no sean maḥarim, necesariamente encontraría fastidioso y se molestaría por las miradas de siete u ocho de ellos, incluso huiría de ellos.
Así pues la mujer por ser de naturaleza delicada y de rápida impresión huye necesariamente-siempre que sus cualidades de carácter no se hayan malogrado y haya abandonado el recato- de las malas miradas que les dirigen y que tienen un efecto material como el veneno-como está comprobado-hasta el punto de que oímos que muchas mujeres de Europa que es el lugar donde las mujeres van descubiertas y poco tapadas se quejan a la policía de las miradas que las persiguen diciendo: Estos canallas nos arrojan a la cárcel de sus miradas.
Y concluimos de lo anterior: El hecho de que la civilización necia suprima el velo y abra el espacio para ir al descubierto se contradice con el estado natural del ser humano. Y el hecho de que el noble Corán ordene el velo-además de ser algo innato-protege a las mujeres de la degradación y el desliz, de la humillación y el cautiverio intangible, y de la vileza y la bajeza.
Y ellas son la mina de la clemencia y la compasión y las queridas compañeras para sus esposos para siempre. Y las mujeres-además de lo que hemos mencionado-llevan en su naturaleza innata un temor hacia los hombres ajenos y este temor implica el hecho natural de resguardarse y no ponerse al descubierto, puesto que un placer no legítimo de nueve minutos se enturbia con cargar con el perjuicio de llevar un feto durante nueve meses y después de ello llevar a cabo la crianza de un niño que no tiene protector durante unos nueve años. Y por el hecho de que algo así puede suceder en abundancia, las mujeres tienen miedo de una manera natural, con un miedo real, de los que no son maḥarim*(*[2]) y los evitan de una manera innata. De manera que su constitución débil le alerta con una alerta seria de protegerse y la empuja a cubrirse, para entorpecer provocar el deseo de los que no son maḥarim y para impedir el abuso contra ella, y su condición innata les indica que su velo es su fortaleza inexpugnable y su foso de seguridad.
Y ha llegado a nuestro oído que un limpiabotas abordó a la esposa de un hombre de una gran posición mundanal que estaba con sus atractivos al descubierto y la pretendió de día y abiertamente en el corazón de la capital Ankara. ¿Acaso este hecho aborrecible no es una fuerte bofetada sobre los rostros de aquéllos que no conocen el significado de la vergüenza de entre los enemigos del recato y el velo?
La segunda razón:
La relación sólida y el amor profundo entre el hombre y la mujer no emergen simplemente de las necesidades que requiere la vida de este mundo, pues la mujer no es compañera de su esposo en la vida mundanal únicamente sino que es su compañera también en una vida eterna inmortal. Y puesto que es su compañera en una vida permanente, ella no debe atraer la mirada del que no sea su compañero eterno y su amigo inmortal hacia sus encantos, ni molestarlo, ni llevarlo al enfado y a los celos.
Y dado que su esposo creyente, en virtud de su fe, no restringe su amor por ella a la vida mundanal únicamente, ni le dispensa un amor animal limitado al momento de su belleza y el tiempo de su hermosura, sino que le profesa un amor y un respeto sinceros y constantes que no se limitan al tiempo de su juventud y su belleza sino que perduran hasta el momento de su vejez y la pérdida de su hermosura, porque ella es su compañera en una vida eterna e inmortal…Ante esto es necesario también que la mujer haga privativos de su esposo su belleza y sus encantos y limite a él su amor como lo requiere la humanidad, porque de lo contrario perderá mucho y será poco lo que gane.
Luego lo que es requerido por la ley revelada es que el esposo sea igual a la mujer y esto significa la armonía del uno con el otro y su afinidad y lo más importante que hay en esta igualdad es la igualdad del din como es sabido.
¡Y qué feliz ese esposo que observa que su esposa profesa el din y la sigue y se convierte en poseedor de din para no perder a su fiel esposa en la vida eterna!
Y cuán afortunada es esa mujer que observa que su esposo profesa el din y teme perder a su compañero fiel de su vida en la vida eterna y se aferra a la creencia y el temor de Allah.
Y la desgracia toda la desgracia para ese hombre que se hunde en la necedad de perder a su esposa buena y recta.
Y qué lástima de esa mujer que no sigue a su esposo, el temeroso de Allah y escrupuloso, y pierde su noble compañía eterna y feliz.
Y la desgracia y la perdición para esos dos esposos desgraciados que se imitan el uno al otro en la perversión y la indecencia y compiten por empujar el uno al otro al Fuego.
La tercera razón:
Es que la felicidad de la familia en la vida y su continuidad no es sino por medio de la confianza recíproca entre los esposos y el respeto apropiado y el cariño sincero entre ambos, pero mostrar los atractivos y descubrirse quebranta esta confianza y estropea ese respeto y amor recíprocos. Siendo así que nueve de diez que muestran sus atractivos encuentran ante ellas hombres que superan a sus esposos en belleza mientras que no ve sino una de ellas a quien es de menor belleza que su esposo y no busca su amor. Y el asunto es así también en los hombres de manera que no ve sino uno de cada veinte de ellos a quien es menos hermosa que su esposa, mientras que el resto ven ante ellos a quien supera a sus esposas en hermosura y belleza. Y esta situación conduce a provocar una emoción baja y un sentimiento inferior y feo en el alma además de que provoca que ese amor sincero desaparezca y se pierda ese respeto.
Porque el hombre no puede llevar como condición innata una emoción baja animal con respecto a los maḥarim-como la hermana-porque el digno distintivo de los maḥarim hace sentir la compasión y el amor legítimo que emanan del vínculo del parentesco. Y este sentimiento noble limita las inclinaciones pasionales del alma, solo que mostrar aquello que no se debe mostrar, como la pierna, puede provocar en las almas bajas un sentimiento bajo y nocivo por la desaparición del sentimiento de la inviolabilidad, puesto que los signos distintivos de los maḥarim hacen sentir el vínculo del parentesco y el hecho de que sea inviolable (maḥram) y distinguen de otros. Por ello el descubrir esas partes del cuerpo hace que se iguale en ello el maḥram y el que no lo es por la inexistencia de esos signos diferenciadores que requieren impedir la mirada ilícita y pudiera ser que provocara en algunos maḥarim bajos el deseo de la mirada animal. Y una mirada tal es una caída espantosa de la humanidad por cuya fealdad se eriza la piel.
La cuarta razón:
Es sabido que la abundancia de descendencia es algo deseable para todos, y no hay nación ni estado que no invite a la abundancia de la descendencia, y ya dijo el Noble Mensajero, al que Allah le dé Su gracia y paz:
تَنَاكَحُوا تَكَاثَرُوا فَاِنّٖى اُبَاهٖى بِكُمُ ال۟اُمَمَ – اَو۟ كَمَا قَالَ –
“Casaos y multiplicaos, pues yo presumiré de vosotros ante las otras comunidades el día del Levantamiento”.
Sin embargo, suprimir el velo y abrir la puerta a mostrar los atractivos y descubrirse, limita el matrimonio y aún más disminuye mucho la multiplicación porque el joven, llegue a donde llegue su depravación y su desinhibición, desea que su compañera en la vida sea decente y casta y no la quiere ordinaria y descubierta como él. Por esto lo encuentras que prefiere la soltería al matrimonio y tal vez se deje llevar a la corrupción.
En cuanto a la mujer, no es como el hombre ya que no puede determinar la elección de su esposo.
Y la mujer, puesto que es regidora de los asuntos internos de la casa y se le manda cuidar de los hijos de su esposo y sus riquezas, y todo lo que le concierne, sus más importantes cualidades son: La fidelidad y la confianza. Pero el hecho de que muestre sus atractivos y se descubra estropea esta fidelidad y hace flaquear la confianza de su esposo hacia ella de manera que el esposo soporta dolores anímicos y un castigo emocional. Incluso la valentía y la generosidad, que son dos cualidades loables en los hombres, si se dan en las mujeres, se cuentan entre las cualidades censurables porque con ellas se alteran la confianza y la fidelidad ya que conducen a la impudicia y al despilfarro. Y puesto que la tarea del esposo no se limita a asegurar la riqueza de su esposa y estar pendiente de ella sino que abarca su protección, la misericordia hacia ella y el respeto por ella, no le es obligado lo que le es obligado a la esposa, es decir: No limita su elección a una sola esposa y le es posible casarse con otras mujeres.
Nuestro país no se puede comparar con los países de Europa, pues allí hay medios enérgicos para la protección-hasta un límite-del honor y la decencia en un medio en el que las mujeres muestran sus atractivos y no se cubren, entre los que están el duelo y similares, de manera que aquel que mira con mal a la mujer de uno de los nobles tiene que colgarse su mortaja en el cuello previamente. Eso además de que la naturaleza de los europeos es fría y apática como su clima. Pero aquí en los países del mundo islámico en particular, son de los países cálidos en comparación con Europa y es sabido el alcance de la influencia del ambiente en el carácter del hombre. Así pues en esas latitudes frías y para unas gentes frías puede que el mostrar los atractivos, que provoca el deseo animal y excita las pasiones de los apetitos, no conduzca a traspasar los límites como conduce al exceso y el propasarse en unas gentes sensibles que se excitan con rapidez en las zonas de calor.
De manera que el mostrar los atractivos y no cubrirse, que provoca el deseo del ego y da rienda suelta a los apetitos, conduce inexorablemente al exceso y sobrepasar los límites y a la debilidad del linaje y la demolición de las fuerzas. Puesto que el hombre, que puede satisfacer su deseo natural en un mes o en veinte días, se cree a sí mismo obligado a satisfacerlo cada pocos días y puesto que hay accidentes naturales-como la menstruación-que lo apartan de su familia y que puede prolongarse durante quince días, lo ves conducirse a la indecencia si no tiene control sobre sí mismo.
Luego, la gente de las ciudades no deben imitar a la gente de los pueblos y las aldeas en su vida social y eliminar el velo entre ellos, porque a la gente de los pueblos les distrae la ocupación por los medios de vida y se ven forzados a dedicar esfuerzos corporales fuertes para obtener sus medios de vida y en muchas ocasiones las mujeres participan en trabajos fatigosos, por eso las partes de sus cuerpos toscos que pudieran mostrar no provoca apetitos animales para los otros, además de que no hay en los pueblos necios inútiles en la misma medida que los hay en las ciudades, por lo que no alcanza la corrupción un décimo de lo que hay en las ciudades. Por esto no se pueden comparar las ciudades con los pueblos y las aldeas.
En Su nombre, sea glorificado
DIALOGO CON LAS CREYENTES, MIS HERMANAS EN LA OTRA VIDA
Cuando observé en un cierto número de provincias el interés de las mujeres por las Epístolas de la Luz, un interés vivo y sincero, y supe de su confianza en mis clases que tratan de la Luz por encima de mi límite en mucho, vine una tercera vez a la escuela resplandeciente inmaterial, esta ciudad bendita “Isparta”, y escuché que esas mujeres buenas y benditas, mis hermanas en la Otra Vida, esperaban de mí que les impartiera una lección al modo de las lecciones, amonestaciones y orientación que se imparten en las mezquitas y aunque me aquejan enfermedades varias con una debilidad y extenuación intensas hasta el punto de que no puedo hablar ni pensar, a pesar de esto vino a mi corazón esta noche una idea fuerte que es: Tú escribiste hace quince años una epístola (La guía de los jóvenes) a petición de los jóvenes mismos y se han beneficiado de ella muchos, mientras que las mujeres están más necesitadas de algo como este “orientador” en este tiempo. Y a raíz de esta idea que me vino, y a pesar de este desasosiego, incapacidad y debilidad, escribí muy resumidamente a mis hermanas benditas y mis hijas espirituales jóvenes algunas cuestiones precisas para ellas dentro de tres puntos:
El primer punto:
Puesto que el fundamento más importante de “Las Epístolas de la Luz” es la “compasión” y las mujeres son las adalides de la compasión y las heroínas de la ternura, pasaron a tener un vínculo más numeroso con las Epístolas de la Luz por naturaleza. De manera que esta relación natural se puede sentir en muchos lugares y a Allah pertenece la alabanza y el favor. Y el sacrificio que abriga la compasión y la ternura ha pasado a tener una importancia enorme en este tiempo nuestro, puesto que expresa una sinceridad verdadera y una abnegación sin compensación ni contrapartida.
En efecto, la abnegación de la madre con su espíritu para salvar a su hijo de la destrucción sin esperar ninguna recompensa y su sacrificio personal con sinceridad verdadera por sus hijos en consideración a su tarea natural, indican la existencia de una heroicidad excelsa, elevada, en las mujeres, ya que pueden salvar su vida de este mundo y su vida del Otro descubriendo esta heroicidad y manifestándola en ellas mismas, excepto que corrientes corrompidas se interponen ante la manifestación de esa naturaleza valiosa y auténtica e impide su descubrimiento o esas corrientes mudan esa naturaleza buena fuera de su sitio y malean su uso.
Traemos aquí un ejemplo de entre cientos de ejemplos similares: La madre amorosa pone ante sus ojos toda abnegación y sacrificio para apartar de su hijo las desgracias y la destrucción y ponerlo a salvo y seguro en este mundo y educa a su hijo en base a este fundamento y gasta toda su riqueza para que su hijo sea grande y un señor mandatario. Y la ves tomar a su hijo de las escuelas de saber del din y mandarlo a Europa sin pensar en la vida eterna de su hijo que pasa a estar amenazada con peligro. De manera que ella se esfuerza para salvarlo de una prisión mundanal, pero no se preocupa de que caiga en la prisión eterna de Ŷahannam, de manera que se comporta con una conducta que es contraria totalmente a su naturaleza innata, porque en lugar de hacer de su hijo inocente un intercesor para ella el día del Levantamiento, lo hace un demandante contra ella, ya que ese hijo se quejará allí diciéndole: ¿Por qué no fortaleciste mi fe y fuiste causa de mi perdición? Y puesto que no tomó una porción abundante de educación islámica, no se preocupará por tener una compasión extraordinaria con su madre sino que será muy negligente con sus deberes hacia ella.
Sin embargo si esa madre se esfuerza en salvar a su hijo débil de la cárcel eterna que es Ŷahannam y de la aniquilación eterna que es la muerte en el extravío con su compasión verdadera ofrecida sin perjuicio en su utilización, su hijo hará llegar las luces permanentemente a su espíritu después de su muerte, ya que se registrarán en la página de sus obras lo mismo que todas las buenas obras que hizo el hijo, al igual que tendrá un hijo bueno y bendito y se deleitarán juntos en una vida eterna, siendo intercesor por ella ante Allah lo que le alcance la intercesión, sin tener queja de ella ni demanda sobre ella.
En efecto, el primer profesor del ser humano y el que más influencia ejerce en él en cuanto a enseñanza no es otro que su madre. Aprovechando esta ocasión voy a explicar este significado que siempre siento con un sentimiento categórico en mi persona y que es:
Juro por Allah que la lección más arraigada que tomé, y es como si se renovara para mí, no es otra sino las enseñanzas de mi madre, que Allah haya tenido misericordia de ella, y sus clases inmateriales, que se asentaron en lo más profundo de mi naturaleza primordial y se convirtieron en algo como una semilla en mi cuerpo a lo largo de mi vida que alcanza ya los ochenta años, a pesar de que he tomado lecciones de ochenta mil personas. Y veo con certeza que las demás lecciones se han edificado sobre aquella semilla. Quiero decir que contemplo la lección de mi madre, que Allah haya tenido misericordia de ella, y sus enseñanzas para mi ser innato y mi espíritu cuando yo tenía un año de vida como la semilla fundamental dentro de las grandes verdades que veo ahora cuando tengo ochenta años.
El ejemplo de eso:
La compasión que es el más importante de los cuatro fundamentos en mi camino y mi tendencia en la vida, y la piedad y la misericordia, que son una gran realidad también de las verdades de las Epístolas de la Luz, las veo con certeza surgir de los hechos de esa madre piadosa, sus estados compasivos y sus clases inmateriales.
En efecto, la compasión y la ternura que subyacen en la maternidad y que ésta conlleva con sinceridad verdadera, sacrificio y abnegación, su uso se ha malogrado en el momento presente, ya que la madre no piensa lo que su hijo obtendrá en la Otra Vida en cuanto a tesoros más valiosos que el diamante, sino que dirige su rostro hacia este mundo que no vale un trozo de cristal efímero y luego tiene compasión de su hijo y siente ternura hacia él en este aspecto de la vida. Y qué es esto sino malograr el uso de esa compasión.
De entre las cosas que confirman el heroísmo de las mujeres en su enorme sacrificio sin esperar recompensa mi compensación, sin ningún interés que granjearse para sí mismas y sin simular ni aparentar para sí mismas, es su predisposición a entregar sus espíritus a causa del hijo. Digo que parte de lo que confirma esto es lo que vemos en la gallina que aporta un ejemplo reducido de esa compasión, la compasión de la madre y su ternura, pues ella es capaz de atacar al león y sacrificarse a sí misma para proteger a su pollo pequeño.
Y en el momento presente lo más preciso y la base más importante en la educación islámica y las acciones de la Otra Vida no es otra cosa que la sinceridad, de manera que un heroísmo elevado como este en relación a la compasión comprende entre sus costados la sinceridad verdadera.
Y si aparecen estos dos puntos en este grupo bendito, el grupo de las mujeres, serán el eje de una enorme felicidad en el ámbito islámico. En cuanto al sacrificio de los padres, no es totalmente sin compensación, sino que busca la recompensa y la contrapartida en muchos aspectos que llegan a cien, y como mínimo busca la jactancia y la reputación; sin embargo lamentablemente las mujeres benditas introducen el aparentar y la adulación de otro modo y de otro tipo, como resultado de su debilidad e incapacidad, y ello es para librarse del mal de sus esposos injustos y su control sobre ellas.
El punto segundo:
Cuando estuve este año apartado de la gente y alejado de la vida social miré la vida del mundo accediendo al deseo de hermanos y hermanas de los estudiantes de las Epístolas de la Luz y escuché de la mayoría de los amigos que se encontraron conmigo quejas acerca de su vida familiar, y lo sentí profundamente y dije: “¿Se ha propagado la corrupción en esta vida también? En verdad la vida familiar es la fortaleza inexpugnable del ser humano, especialmente el musulmán, y es como su jardín en miniatura y su vida mundanal pequeña”. E investigué la causa que conducía a su corrupción y supe que había organizaciones secretas que se esforzaban en extraviar a los jóvenes y corromperlos allanando los caminos de los apetitos ante ellos y conducirlos hacia la estupidez y el extravío para corromper la sociedad islámica y perjudicar al din del Islam, al igual que percibí que había organizaciones también que actuaban a escondidas y se esforzaban con un esfuerzo firme e influyente para empujar a las mujeres descuidadas benévolas a caminos erróneos malvados. Y comprendí que un golpe destructor contra esta umma del Islam venía de ese lado.
Así pues quiero dejar claro con una claridad definitiva, Oh hermanas mías e hijas en espíritu, jóvenes, que la cura efectiva para salvar a las felices mujeres de la corrupción en su vida del mundo y en Otra Vida juntas y que el único medio de proteger sus naturalezas elevadas, que están en su condición innata, de la corrupción no está sino en educarlas con una educación religiosa dentro del círculo del Islam que todo lo abarca. Vosotras oís a dónde ha llevado el estado de este grupo bendito en Rusia.
Y se ha dicho en una parte de las Epístolas de la Luz: El esposo sensato no basa su amor hacia su esposa en la belleza externa efímera que apenas perdura diez años, sino que ha de basar su cariño hacia ella en su compasión que es la más hermosa de las cualidades de las mujeres y la más permanente, y consolidarla con su buena conducta propia de su feminidad, para que su amor hacia ella perdure conforme encanece esa esposa débil, puesto que ella no es su compañera y su consorte en una vida mundanal provisional, sino que es su amada compañera en una vida eterna, de manera que es preciso que se amen con un respeto que haga crecer un misericordia cada vez mayor conforme avanzan en edad. En cuanto a la vida de la familia que se educa en el seno de la ciudad moderna está expuesta a la ruina y la corrupción, ya que la relación en ella está basada en la compañía provisional a la que sigue una separación eterna.
Y así mismo se dice en una parte de las Epístolas de la Luz: El feliz es aquel esposo que imita a su esposa recta y es recto como ella para no perder a su consorte en una vida eterna imperecedera. Y cuán feliz es esa esposa que ve a su esposo fiel al din y se aferra al din para no perder a su compañero eterno y triunfa así con la felicidad de su Otra Vida dentro de la felicidad de su vida mundanal. Y cuán infeliz ese esposo que sigue a su esposa que se lanza al seno de la necedad y es copartícipe con ella y no se esfuerza en salvarla. Y cuán infeliz es esa esposa que mira la depravación de su esposo y lo imita con otra imagen. Y desgracia y más desgracia para esos esposos que se ayudan mutuamente empujándose el uno al otro hacia el Fuego, es decir seduce el uno al otro para sumergirse en los oropeles civilizados.
Y el contenido de estas frases que aparecen con este significado en las Epístolas de la luz, es: Que no es posible que haya-en esta época-disfrute de una vida familiar y alcanzar la felicidad de este mundo y del Otro y descubrir cualidades elevadas en las mujeres excepto a través de la educación con las cortesías islámicas que delimita la ilustre sharía.
El punto y aspecto más importante en la vida familiar en el momento presente es: Que cuando la esposa vea en su esposo corrupción y traición por su parte y ausencia de fidelidad y ella-por rebeldía hacia él-se decida a dejar su función familiar que es la fidelidad y la confianza y las eche a perder, en ese momento se echa a perder el orden de esa familia por completo y se hace añicos, como cuando se perturba el orden en el ejército. Así pues, la esposa debe esforzarse seriamente para completar la carencia de su esposo y corregir su negligencia para salvar a su compañero eterno, y si no, perderá y se verá perjudicada en todos los aspectos cuando intente mostrarse a sí misma y hacerse amar por los demás a través de descubrirse y mostrar sus atractivos, porque el que se desprende de la fidelidad encuentra su recompensa en este mundo también, porque su condición innata evita a los que no son maḥarim y se retrae de ellos, de manera que ella desconfía de dieciocho de veinte personas ajenas, mientras que el hombre puede no retraerse de mirar a una mujer de cada cien ajenas. De manera que al igual que la esposa sufre el castigo desde este punto de vista, ella se pone a sí misma en una posición de sospecha también por medio de la ausencia de fidelidad y la pérdida de la confianza y la fidelidad, de manera que no puede proteger sus derechos además de su debilidad.
Conclusión: Al igual que las mujeres no se parecen a los hombres-en cuanto a la compasión y la ternura-en el sacrificio ni en la sinceridad y los hombres no alcanzan su extremo en el sacrificio y la entrega, así mismo la mujer no alcanza al hombre en la necedad y el extravío de ninguna de las maneras, por eso ella teme mucho por su naturaleza innata y constitución débil a los que no son maḥarim y se ve a sí misma forzada a protegerse con el velo. Eso es porque el hombre si se extravía a causa del placer de ocho minutos no se perjudica sino en algunas liras mientras que la mujer es retribuida por ocho minutos de placer con el peso de ocho meses y soportar las responsabilidades de criar a un niño que no tiene protector durante ocho años. Lo que quiere decir que la mujer no alcanza el nivel del hombre en la necedad y es castigada con un castigo que multiplica al del hombre. Estos sucesos no son insólitos e indican que las mujeres son criaturas benditas que han sido creadas para ser lugar de origen de cualidades de carácter excelentes, ya que casi es inexistente en ellas receptividad al libertinaje y la depravación para disfrutar de los deleites de este mundo.
Lo que quiere decir que las mujeres son un tipo de criaturas buenas y benditas, que han sido creadas para cumplir una vida familiar feliz dentro del círculo de la educación islámica.
Así pues perdición y ruina para estas organizaciones que se esfuerzan en corromper a estas buenas. Y Le pido, sea ensalzado, que proteja a mis hermanas del mal de aquellos necios corruptos. Amin
¡Hermanas mías! Os digo estas palabras de una manera especial: Trabajad para obtener vuestros gastos con el trabajo de vuestras manos como hacen las mujeres buenas de las aldeas y bastaos con la economía y el contentamiento que son innatos de vuestra condición natural. Y esto es más propio que rebajaros a vosotras mismas a causa de las preocupaciones de los medios de vida con el sometimiento al control de un esposo corrupto, de mal carácter, occidentalizado. Y si le ha tocado a una de vosotras un esposo que no le conviene, que acepte lo que le ha tocado y se contente pues tal vez Allah corrija a su esposo por medio de su aceptación y contentamiento. Y si no, se remitirá a los juzgados para divorciarse-como oigo en el momento presente-y esto no es propio en absoluto de la dignidad del Islam y la nobleza de la umma.
El punto tercero:
¡Queridas hermanas mías! Sabed categóricamente que los deleites y el disfrute que están fuera de los límites de la sharía encierran muchos más sufrimientos y fatigas que sus placeres. Y las Epístolas de la Luz han demostrado esta verdad con cientos de pruebas contundentes y sucesos determinantes cuyos detalles podéis encontrar en las Epístolas de la Luz.
Así pues, por ejemplo: La Palabra sexta, séptima y octava de las “Palabras pequeñas” y “La guía de los jóvenes” explican esta verdad con una claridad total en mi lugar. Por lo que tenéis que contentaros, estar tranquilas y satisfaceros con los deleites y placeres que hay dentro de los límites de la sharía y acariciar a vuestros hijos inocentes, jugar con ellos y sentaros con ellos en vuestras casas es un disfrute puro superior cientos de veces al disfrute del cine.
Y sabed con certeza que el placer verdadero en este mundo no está sino en la Creencia y en los límites de la Creencia. Y en verdad que en toda acción recta hay un placer inmaterial, mientras que en el extravío y en el descarrío hay sufrimientos que perturban en esta vida también. Esta verdad la han demostrado las Epístolas de la Luz con cientos de pruebas concluyentes y yo personalmente he presenciado con el ojo de la certeza a lo largo de muchas experiencias y numerosos sucesos que en la Creencia está la semilla del Jardín y en el extravío y la necedad la semilla de Ŷahannam. He escrito esta verdad numerosas veces en las Epístolas de la Luz hasta que han sido incapaces los rebeldes contumaces, los expertos oficiales y los tribunales de invalidar esta verdad. Que sean ahora “la Epístola del velo” en la introducción y “La guía de los jóvenes” y “las Palabras pequeñas” las que pronuncien la lección en mi lugar para vosotras, hermanas mías buenas y benditas, vosotras que sois como mis hijas pequeñas.
Y he oído que vosotras deseáis que pronuncie una lección para vosotras en la mezquita, sin embargo mi grave enfermedad, además de mi gran debilidad y otras causas se interponen ante ello. Por eso, he decidido haceros, hermanas mías, que vosotras seáis las que leáis ésta lección que he escrito, pero participando conmigo en todas mis provechos inmateriales y en mis oraciones, como alumnos de la Luz. Y si habéis podido conseguir las Epístolas de la Luz y las habéis leído y escuchado en mi lugar, os habréis convertido en copartícipes de vuestros hermanos, los estudiantes de la Luz. en todos sus provechos espirituales y sus oraciones según nuestra regla establecida.
Hubiera querido escribiros más que esto, pero he considerado suficiente esta medida debido a mi grave enfermedad y gran debilidad, vejez y decrepitud y muchas obligaciones que me esperan como la corrección de las Epístolas.
El Permanente, Él es el Permanente.
Vuestro hermano en necesidad de vuestras oraciones:
Sa’id an-Nursí.
- ↑ *[Esto es un párrafo de la lista elevada al tribunal de casación que fue presentada ante el tribunal y la silenció, y se convirtió en una nota de este tema: Y yo le digo al tribunal de justicia: La inculpación de quien comenta el más sagrado de los reglamentos divinos que es la verdad en sí mismo al que recurren trescientos cincuenta millones de musulmanes en cada época para su vida social a lo largo de mil trescientos cincuenta años. Este comentador se ha basado, en su comentario, en aquello en lo que han coincidido y en lo que han creído trescientos cincuenta mil comentaristas, y se ha guiado por las creencias que han profesado nuestros antepasados, los que nos precedieron, durante mil trescientos cincuenta años. Digo que inculpar a este comentarista es una decisión injusta que la justicia debe rechazar, si hay justicia sobre la faz de la Tierra, y es necesario que refute este juicio emitido en relación a él y lo anule. El autor.]
- ↑ *[al-maḥram, pl. maḥarim, designa a aquel con el que la mujer no puede casarse por razón de parentesco.]