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'''La epístola de las bofetadas de la compasión''' | '''La epístola de las bofetadas de la compasión''' | ||
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Es Juluṣí el noble, que es un miembro muy importante del servicio coránico. Cuando fue desde el distrito de Egridir a su tierra, los medios que aseguran la felicidad de este mundo y la hacen gustar por completo, estaban presentes, y por ello el círculo de los medios se preparó para la aparición del desánimo en el servicio del Corán, que es puramente de la Otra Vida en un determinado grado. Porque llegó a sus padres a los que no veía desde un tiempo y vio su tierra natal, y todo fue con honor y posición de tal manera que este mundo le sonrió y se le apareció hermoso a pesar de que quien está en el servicio del Corán o bien lo aborrece el mundo o él lo aborrece a él hasta que se encuentra en el servicio coránico con sinceridad y seriedad. | Es Juluṣí el noble, que es un miembro muy importante del servicio coránico. Cuando fue desde el distrito de Egridir a su tierra, los medios que aseguran la felicidad de este mundo y la hacen gustar por completo, estaban presentes, y por ello el círculo de los medios se preparó para la aparición del desánimo en el servicio del Corán, que es puramente de la Otra Vida en un determinado grado. Porque llegó a sus padres a los que no veía desde un tiempo y vio su tierra natal, y todo fue con honor y posición de tal manera que este mundo le sonrió y se le apareció hermoso a pesar de que quien está en el servicio del Corán o bien lo aborrece el mundo o él lo aborrece a él hasta que se encuentra en el servicio coránico con sinceridad y seriedad. | ||
Y Juluṣí, aunque su corazón estaba firme sin tambalearse, ese estado lo condujo a la indolencia y experimentó una bofetada compasiva que se manifestó en que algunos hipócritas lo incordiaron durante uno o dos años completos e hicieron que huyera de él el placer de este mundo también, de manera que le hicieron aborrecer este mundo y que este mundo lo aborreciera a él, y entonces abrazó lo que había en su función espiritual en cuanto a seriedad en todo su significado. | |||
<span id="DÖRDÜNCÜSÜ"></span> | <span id="DÖRDÜNCÜSÜ"></span> | ||
122. satır: | 120. satır: | ||
==El décimo cuarto:== | ==El décimo cuarto:== | ||
Tres Muṣṭafas que experimentaron tres pequeñas bofetadas. | |||
El primero de ellos es Muṣṭafa Shawish que estuvo sirviendo en nuestra pequeña mezquita privada y ocupándose de la estufa, de su parafina y hasta de sus fósforos durante ocho años, pagando incluso, como supimos después, la parafina y los fósforos de su bolsillo. Y no faltaba a la oración en grupo especialmente las noches del ŷumu’a siempre que no hubiera un asunto ineludible que atender. | |||
Luego la gente mundanal se aprovechó de la pureza de su corazón y le dijeron: Los funcionarios van a inspeccionar el uso del turbante por parte del Ḥafiḍh, uno de los que escribían las Palabras, y van a vigilar que deje también la llamada a la oración a escondidas durante un tiempo, dile al Ḥafiḍh que deje de usar su turbante antes de que sea obligado a ello. Y no supo Muṣṭafa Shawish que comunicar la noticia referida a dejar el turbante de un hombre constante en el servicio del Corán era algo fuerte para similares a él de entre los dotados de espíritus elevados, y le comunicó lo que habían dicho. | |||
Esa noche vi en sueños que las manos de Muṣṭafa Shawish estaban sucias y él estaba dentro de mi habitación detrás del kaymakam. Y le dije al día siguiente: ¿Con quién has estado, pues te he visto con las manos sucias detrás del kaymakam? Y suspiró diciendo: El alcalde me ha dado tal noticia y me ha dicho que se la comunicara al escriba y yo no sabía lo que había detrás. | |||
Y el mismo día vino a la mezquita con aproximadamente una onza de parafina y ese día la puerta estaba abierta, lo cual no había ocurrido nunca. Entonces entró en la mezquita una cabrita y vino un hombre grande y creyendo que la parafina que había en el recipiente era agua, la usó para limpiar la suciedad que había dejado la cabrita cerca de mi alfombrilla de oración y derramó toda esa parafina sobre todos los lados de la mezquita pensando que la estaba limpiando; y lo asombroso es que no percibió su olor. | |||
Así pues, esa mezquita le decía a Muṣṭafa Shawish con la lengua de la situación: No necesitamos tu parafina y no la acepto. Y para aludir a ello, el olor no fue percibido por ese hombre. Hasta el punto de que Muṣtafa no consiguió llegar a la oración en grupo la noche del ŷumu’a, ni a un número de oraciones importantes durante esa semana, a pesar de que él solía esforzarse en ello. Luego encontró su pureza original después de arrepentirse y pedir perdón seriamente. | |||
Los otros dos Muṣṭafas son Muṣṭafa de la aldea de Qulah Uni, que es uno de mis alumnos importantes, activos y valiosos, y su amigo abnegado y fiel de verdad: el ḥafiḍh Muṣṭafa. Les había enviado el mensaje de que no vinieran en ese momento, después del ‘Id, para que la gente mundanal no nos pusiera en aprietos y provocara el desánimo en el servicio del Corán, y que si venían, lo hicieran por separado. Y me encontré con que de repente vinieron tres hombres de noche para visitarme con la intención de irse antes del alba si hacía buen tiempo, y ni yo, ni Sulaimán, ni Muṣṭafa Shawish, ni ellos, tomamos precauciones y se nos olvidó de una manera como nunca había ocurrido. Y cada uno de nosotros le dejó el asunto al otro dejando las precauciones. Así que viajaron antes el alba y les sorprendió una tormenta durante dos horas seguidas de un modo tal que temí que no se salvaran de esa tormenta. Ese invierno no había habido hasta ese momento una tormenta semejante y sufrí por ellos como no he sufrido por nadie hasta ahora. Luego quise enviar en su búsqueda a Sulaimán, como escarmiento por haber dejado las precauciones, para que averiguara si estaban sanos y salvos, pero dijo Muṣṭafa Shawish: Si viaja quedará atrapado en la tormenta también y será necesario que yo vaya tras él y lo busque y luego será necesario que venga ‘Abdullah Shawish detrás de mí también. Y nos confiamos en Allah, sea ensalzado en este asunto y esperamos. | |||
'''Una pregunta:''' Tú consideras los infortunios que afligen a tus amigos predilectos una censura por su desánimo en el servicio del Corán y dices: Son efecto de la bofetada. Mientras que aquéllos que os hostigan y son enemigos del servicio del Corán con una enemistad verdadera permanecen a salvo. ¿Y por qué le sobreviene la bofetada al sincero y no le cae el daño al enemigo? | |||
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'''La respuesta:''' Las faltas de los amigos se convierten en algo equivalente a una injusticia contra nuestro servicio y por ello son afectados inmediatamente, por el secreto de que la injusticia no perdura pero la incredulidad perdura, por lo que el amigo experimenta una bofetada compasiva, de manera que si es inteligente se espabila. Pero si es un enemigo, su oposición es antagónica al servicio del Corán en virtud del extravío, de manera que su hostilidad a nuestro servicio, a sabiendas o no, es en razón del ateísmo y no experimentan la bofetada inmediatamente en la mayoría de los casos porque la incredulidad permanece. | |||
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Y al igual que los que cometen delitos pequeños son sancionados en los alrededores y los delitos graves son enviados a los grandes juzgados, | |||
del mismo modo las faltas de la gente de la fe y los amigos sinceros, pequeñas en juicio, la sanción de algunas de ellas se ejecuta inmediatamente en este mundo debido a la rapidez de su purificación. | |||
Pero los delitos de la gente del extravío, son graves de un modo que la corta vida de este mundo no puede abarcar su sanción y por ello se trasfieren al gran juzgado en el mundo de la permanencia en virtud de lo que exige la justicia, y desde aquí se encuentran con la sanción allí en la mayoría de los casos. | |||
De manera que lo que viene en el noble ḥadiz, en el sentido de que “este mundo es la prisión del creyente y el paraíso del descreído” indica también esta realidad mencionada. Y ello porque el creyente, por encontrar la sanción de algunas de sus faltas en este mundo, este mundo es morada de sanción en lo que le concierne, y es una prisión y un infierno para los creyentes en relación a su otra vida feliz. | |||
Y puesto que los descreídos no saldrán de Ŷahannam, este mundo es un paraíso para ellos en relación a su otra vida, de tal forma que verán algo de la compensación por sus buenas acciones en este mundo y sus malas acciones graves serán aplazadas. | |||
Y si no, el creyente es feliz en esta vida también más que el descreído en mucho, en significado y en consideración a la verdad hasta el punto de que la fe del creyente se convierte en algo equivalente a un paraíso de significado en el espíritu del creyente y en verdad la incredulidad del descreído enciende un infierno de significado en la esencia del descreído. | |||
'''{¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado, en verdad Tú eres el Conocedor, el Sabio.}''' | |||
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17.01, 1 Nisan 2024 itibarı ile sayfanın şu anki hâli
La epístola de las bofetadas de la compasión
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo
{El día en que cada alma encuentre presente lo que haya hecho de bien y lo que haya hecho de mal, deseará que hubiera entre ambos una distancia lejana. Y Allah os advierte de Sí mismo, y Allah es Clemente con los siervos.} (Sura de la Familia de ‘Imrán, 30) Este destello comenta uno de los secretos de esta aleya a través de explicar las bofetadas de la compasión que han experimentado mis compañeros en el servicio del Corán, como resultado de su inadvertencia y sus faltas, en virtud de su naturaleza humana, y explica una serie de carismas del servicio del Corán y un extracto del carisma del gauz mayor, el shaij Abdul-Qadir al-Ŷilani, que salvaguarda ese servicio sagrado con el permiso de Allah, sea ensalzado, y ayuda con su aspiración y su súplica para que se afirmen en su seriedad aquellos que entraron en este servicio sagrado.
Y el carisma de este servicio sagrado es de tres tipos:
El primer tipo: Es el aspecto de la preparación de ese servicio y la conducción de sus servidores a él.
El segundo tipo: Es la exclusión de los impedimentos y la defensa del daño de los perjudiciales y su bofetada.
Y estos dos tipos tienen muchos y largos sucesos que retrasamos a otro momento. Y buscaremos un tercer tipo más ligero que es:
Que aquéllos que obran con sinceridad en el servicio del Corán cuando les sobrevienen los desánimos, sufren una bofetada compasiva y entran en ese servicio también (y vuelven a retomarlo) y los incidentes de ese tipo exceden de cien, de los cuales trece o catorce de veinte incidentes experimentaron la bofetada de la compasión y seis o siete de ellos encontraron la bofetada del ahuyentar.
El primero:
Este pobre Sa’id, pues cada vez que decaí en el servicio y dije: ¿Qué más me da? Y me ocupé con asuntos propios exclusivamente experimenté una bofetada. Y estoy convencido de que la experimenté a causa de mi dejadez, porque cualquier propósito que me conducía a la negligencia experimentaba la bofetada con su contrario. Y del mismo modo el resto de mis compañeros sinceros reflexionaron gradualmente acerca de las bofetadas de la compasión que habían experimentado y encontraron que habían experimentado las bofetadas de la compasión como yo según lo contrario de lo que habían descuidado de sus propósitos. Y de ahí creímos que esos incidentes eran parte de los carismas del servicio del Corán.
Así, por ejemplo: Este pobre Sa’id, cuando estaba ocupado con la enseñanza de las verdades del Corán en la ciudad de Wan no me tocó el gobierno suspicaz y no pudo tocarme de ningún modo en el tiempo del incidente del shaij Sa’id*(*[1]). Pero cuando dije: ¿Qué más me da? Y pensé sobre mí mismo y me aislé en un lugar parecido a una cueva antigua en la montaña de Arak para salvar mi última vida, entonces me tomaron y me desterraron sin motivo y fui llevado al pueblo de Burdur.
Y allí mientras me encontré en el servicio del Corán también permanecimos yo y mis alumnos sinceros exentos de tener que presentarnos cada tarde, a pesar de que en ese momento se sospechaba de los desterrados sometiéndolos a una vigilancia minuciosa y estaban obligados a presentarse cada tarde. Pero yo no fui a presentarme en ningún momento y no conocí al gobierno. Y el gobernador se quejó de mí a Fevzi Pasha cuando vino de visita y dijo Fevzi Pasha: No le hagáis ningún daño, respetadlo. Y en verdad lo que le hizo pronunciar estas palabras fue la sacralidad del servicio del Corán.Y cuando predominó en mí la idea de salvarme a mí mismo y pensar solamente en mi otra vida, y tuvieron lugar desánimos temporales en el servicio del Corán, experimenté la bofetada con lo contrario a lo que pretendía, es decir: Fui enviado de un exilio a otro, fui enviado a Isparta.
Y en Isparta emprendí el servicio otra vez y después de veinte días me dijeron a modo de aviso algunos timoratos: Puede que el gobierno no apruebe esta situación, si actuáramos con cautela por un tiempo sería más adecuado. Entonces por segunda vez se hizo fuerte en mí la idea de pensar en mí solamente y dije: ¡Procurad que no venga la gente! Y entonces fui llevado desde aquel lugar de exilio a un tercero en Barla.
Y cada vez que me sobrevenía el desánimo en Barla y se hacía fuerte en mí la idea de pensar solo en mí mismo, me avasallaba una de esas víboras de la gente mundanal y sus hipócritas. Y podría contar ochenta incidentes que me sucedieron en estos ocho años.
Así pues ¡Oh hermanos! Ya he mencionado las bofetadas compasivas que me ocurrieron a mí y si me lo permitís y me disculpáis por ello, voy a mencionar las bofetadas compasivas que os ocurrieron también a vosotros. Así pues no os enfadéis, y si hay uno que se enfada no diré su nombre.
El segundo:
Es ‘Abdul-Maŷíd, que es mi hermano y el discípulo abnegado más digno de mí y el más elevado. Tenía una buena casa en la ciudad de Van y gozaba de un buen nivel de vida como profesor. Y no se sumó a aquéllos que se habían empeñado en contra de mi voluntad en que me marchara a un lugar en la frontera que era más conveniente para el servicio del Corán, y no compartió esa opinión. Y es como si ello fuera por mi beneficio según su propia deducción pensando que si yo viajaba a la frontera, el servicio del Corán no estaría a salvo de la política. Y lo exiliaron de la ciudad de Van y probó una bofetada compasiva en lo opuesto a su propósito, y se tuvo que separar de la ciudad de Van dejando su buena casa y su tierra siendo forzado a ir a la ciudadela de Ergani.
El tercero:
Es Juluṣí el noble, que es un miembro muy importante del servicio coránico. Cuando fue desde el distrito de Egridir a su tierra, los medios que aseguran la felicidad de este mundo y la hacen gustar por completo, estaban presentes, y por ello el círculo de los medios se preparó para la aparición del desánimo en el servicio del Corán, que es puramente de la Otra Vida en un determinado grado. Porque llegó a sus padres a los que no veía desde un tiempo y vio su tierra natal, y todo fue con honor y posición de tal manera que este mundo le sonrió y se le apareció hermoso a pesar de que quien está en el servicio del Corán o bien lo aborrece el mundo o él lo aborrece a él hasta que se encuentra en el servicio coránico con sinceridad y seriedad.
Y Juluṣí, aunque su corazón estaba firme sin tambalearse, ese estado lo condujo a la indolencia y experimentó una bofetada compasiva que se manifestó en que algunos hipócritas lo incordiaron durante uno o dos años completos e hicieron que huyera de él el placer de este mundo también, de manera que le hicieron aborrecer este mundo y que este mundo lo aborreciera a él, y entonces abrazó lo que había en su función espiritual en cuanto a seriedad en todo su significado.
El cuarto:
El ḥafiḍh Aḥmad al-Muhaŷir quien él mismo dijo: Reconozco que me equivoqué en mi deducción con respecto a mi última vida en relación al servicio del Corán y caí en una pretensión que provocaba el desánimo del servicio y experimenté una bofetada compasiva aunque fuerte y expiatoria.
Mi maestro no era partidario de las nuevas reformas*(*[2]), y mi mezquita estaba contigua a donde vivía él y se acercaban los tres crecientes (los meses de Raŷab, Sha´bán y Ramaḍán), y si dejaba la mezquita perdería una gran recompensa y el barrio asimilaría el abandono del ṣalat, y si no aplicaba el nuevo estilo sería impedido del imamato, y en base a esta deducción deseé la partida de mi maestro, al que amo en la medida de mi espíritu, a otra ciudad temporalmente sin darme cuenta de que si él cambiaba su lugar y viajaba a otro lugar se presentaría el desánimo temporalmente en el servicio del Corán. Y en esa coyuntura experimenté una bofetada compasiva pero tan impresionante que durante tres meses mi intelecto no regresó a mi cabeza. Y a Allah pertenece la alabanza que le vino a la mente a mi maestro tal y como me comunicó categóricamente que cada minuto de esa desgracia equivalía a un día de adoración, y eso es lo que esperamos de la misericordia de Allah, sea ensalzado, porque ese deseo no estaba basado en un interés determinado sino que ese deseo surgió del sentido de mi mera reflexión sobre mi última vida.
El quinto:
Es el señor Ḥaqqi, que no está aquí ahora y por eso digo en representación suya, como lo hice con Juluṣí: El señor Ḥaqqí estaba cumpliendo como es debido con la tarea de aprendiz y en esto llegó un kaymakam*(*[3]) necio y Ḥaqqí escondió lo que había escrito para que no le viniera a él y a su maestro ningún daño, dejando el servicio luminoso temporalmente. Y entonces se abrió contra él una demanda, a modo de bofetada compasiva, en la que se le requería pagar mil liras y permaneció un año bajo esa amenaza hasta que vino y nos reunimos aquí. Y a su regreso retomó la tarea de aprendiz del servicio coránico y cesó el juicio de la bofetada compasiva y fue declarado inocente.
Luego se inició una tarea para los alumnos en relación a la escritura del Corán de una manera nueva*(*[4]) y se asignó una contribución al señor Ḥaqqí, la verdad es que asumió su contribución y escribió una parte (una treintava parte del Corán) de una manera primorosa, sin embargo se creyó a sí mismo forzado por la necesidad de tener que ganarse la vida y emprendió en secreto la representación de unas demandas. Entonces experimentó de repente otra bofetada compasiva al sufrir temporalmente una fractura del dedo con el sujetaba la pluma. De manera que fue advertido por medio de este dedo con la lengua del significado: ¡No se puede compaginar la representación de las demandas y la escritura del Corán! Y nos quedamos sorprendidos por lo que le ocurrió a su dedo puesto que no sabíamos que había ejercido la representación de las demandas. Luego se supo que el servicio coránico inmaculado y sagrado no acepta que se mezclen los dedos limpios, exclusivos de él, con otro asunto. Y sea como fuere, yo entendí que Juluṣí era como yo mismo y hablé en lugar de él y en verdad el señor Ḥaqqí es también enteramente como él, y si no acepta que hable por él, que escriba él mismo contando su bofetada.
El sexto:
El señor Bakr, que no está presente ahora, y por esto digo, por mi confianza en su amistad y fidelidad, al igual que he hablado en representación de mi hermano ‘Abdul-Maŷid, y en base al juicio de todos mis amigos selectos, como el ḥafiḍh ash-Shami y el señor Sulaimán, que el señor Bakr imprimió la Palabra Décima y le enviamos la Palabra Vigésimo Quinta que trataba del carácter prodigioso e inimitable del Corán para que se imprimiera antes de que apareciera el nuevo alfabeto; y le escribimos que nosotros, al igual que enviamos el precio de la impresión de la Palabra Décima enviaríamos el precio de la impresión de esta palabra también. Pero el señor Bakr pensando en la pobreza de mi situación y suponiendo que el precio de la impresión sería de cuatrocientas liras se dijo a sí mismo: Si las pago de mi bolsillo, puede que al maestro no le agrade. Así lo engañó su propio ego y no se imprimió esa Palabra. Y esto causó un daño importante en el servicio del Corán. A los dos meses le robaron novecientas liras de su dinero y de este modo experimentó una bofetada compasiva y asombrosa. Y ojalá que las novecientas liras que perdió se conviertan en algo equivalente a una caridad si Allah quiere.
El séptimo:
El ḥafiḍh Taufiq ash-Shamí que él mismo dice: Reconozco efectivamente que experimenté dos bofetadas a causa de actos míos que provocaron el desánimo en el servicio del Corán sin saberlo y por una reflexión equivocada, y no me quedó duda alguna de que ambas vinieron de ese lado.
La primera es que me fue dada una buena caligrafía árabe en un modo apropiado para el Corán hasta cierto punto, y a Allah pertenece la alabanza, y mi maestro me ordenó en primer lugar que escribiera tres partes (seis aḥẓab) y repartió el resto entre el resto de mis compañeros. Y el deseo de escribir el Corán rompió mi intención de servir poniendo en limpio los borradores de Risale-i Nur y a la vez caí en una fase de engaño porque superaba a los demás compañeros que no conocían la caligrafía árabe, hasta el punto de que cuando mi maestro me dio unas instrucciones referidas a la caligrafía, dije: Este asunto me concierne a mí, yo lo conozco y no necesito recibir una lección. Y así hablé de un modo engreído y por este error mío experimenté una bofetada por encima de lo normal que nunca se me hubiera pasado por la imaginación y fue que lo que escribí no llegó ni al nivel de aquel de mis hermanos que tenía menos nivel de caligrafía árabe y nos quedamos todos perplejos. Y ahora hemos entendido que fue una bofetada.
La segunda es que reconozco que dos de mis estados perturbaban la total sinceridad en el servicio del Corán y que éste fuera por la causa de Allah, Él Solo, así que experimenté una fuerte bofetada. Porque yo estaba solo como un extraño en este territorio y además, y no hay queja, por no observar la más importante de las reglas de mi maestro que es la economía y el contentamiento, estaba expuesto a una situación de pobreza y puesto a prueba con la necesidad de mezclarme con gentes vanidosas y soberbias, de manera que me vi forzado al disimulo y al fingimiento con ellos de una manera no apropiada para la hombría, que Allah me perdone. Y mi maestro me despertaba, me recordaba y me corregía muchas veces, pero no pude librarme de ello, lamentablemente. Siendo así que demonios de entre los genios y los hombres se aprovechaban de este estado mío contrario al espíritu del servicio del sabio Corán además de que provocaba una frialdad y un desánimo en nuestro servicio también.
De manera que experimenté en relación a esta negligencia mía una fuerte bofetada, aunque compasiva, si Allah quiere, y no me quedó ninguna duda de que esta bofetada vino de esa negligencia. Y consistió en que a pesar de que durante ocho años estuve comunicándome con mi maestro y escribiéndole tanto los borradores como los textos en limpio, no me beneficié de las luces ni en la medida de ocho meses. Y esta situación nos dejó atónitos y tanto yo como mi maestro estuvimos indagando las causas diciendo: ¿Por qué es así esta situación?
Y ahora estamos convencidos categóricamente de que estas verdades coránicas son luces y luminosidades que no pueden juntarse con las oscuridades del fingimiento, la lisonja y la humillación, y por ello la esencia de las verdades de estas luces se alejaba de mí, se me mostraba ajena y se hacía extraña para mí. ¡Que Allah, sea ensalzado, me favorezca con la sinceridad propia de este servicio y me libre del fingimiento y la afectación ante la gente mundanal! Y espero que mis hermanos pidan por mí así como mi maestro a la cabeza de ellos.
El muy negligente:
el ḥafiḍh Taufiq ash-Shamí
El octavo:
Sairani. Este hombre era uno de mis discipulos, perceptivo y anhelante de la Luz (de Risale-i Nur), al igual que Jusrau. Yo consulté a mis alumnos en Isparta sobre sus ideas en relación a las coincidencias que son un botón de los secretos del Corán y una clave importante de la ciencia de las letras. Y los demás participaron con total anhelo, pero este hombre que estaba en otro pensamiento y en otra aspiración y no participó con nosotros, además de que quiso apartarme de esa verdad que sé a ciencia cierta escribiéndome una carta que me afectó mucho. Entonces suspiré diciendo: He perdido a este discípulo mío. Y aunque estuve iluminando su pensamiento, otro significado lo confundió. Y experimentó una bofetada compasiva, permaneciendo cerca de un año en una casa de retiro, es decir: en una prisión.
El noveno:
Es el ḥafiḍh Ẓuhdi el mayor. Él era el que supervisaba a los alumnos en Agrus y no tuvo bastante con el honor espiritual de los alumnos, los cuales habían adoptado seguir la sunna y evitar la innovación como camino para ellos, y se comprometió con la tarea de enseñar una innovación importante con la esperanza de conseguir una posición a ojos de la gente mundanal cometiendo un error contrario a nuestro camino totalmente. Y experimentó una bofetada compasiva muy tremenda viéndose objeto de un suceso en el que se disipó el honor de su familia. Sin embargo el ḥafiḍh Ẓuhdí el pequeño, no era merecedor de ninguna bofetada y lamentablemente le afectó ese suceso doloroso. Pero ojalá ese suceso libre de este mundo a su corazón y se convierta en una especie de operación quirúrgica beneficiosa para que dirija su corazón totalmente al Corán, si Allah quiere.
El décimo:
Es un hombre cuyo nombre es el ḥáfiḍh Aḥmad. Era una persona que permaneció escribiendo las Epístolas (de Risale-i Nur) durante un año o dos de una manera apasionante y se beneficiaba de ellas. Luego se benefició la gente mundanal de uno de sus puntos débiles y se rompió esa pasión y se mezcló con la gente mundanal para no recibir de ellos daño en ese sentido y que penetrara en ellos su palabra, obtener una posición y conseguir facilidad para su situación de dificultad en los medios de vida. Y experimentó dos bofetadas por el desánimo y el daño causados al servicio del Corán de esa manera y en ese sentido. La primera de ellas es que se sumaron cinco miembros a su familia a pesar de sus estrechos medios de vida lo cual le ocasionó una preocupación añadida. La segunda es que esa persona sensible en el sentido del honor y el celo hasta el punto de que no soportaba la crítica de nadie y su objeción a él, algunos conspiradores, sin tener él noticia, lo utilizaron de tapadera para ellos de tal manera que su honor quedó convertido en polvo y perdió el noventa por ciento del mismo y el noventa por ciento de la gente pasó a criticarle. Y en cualquier caso, que Allah le perdone, tal vez despierte de ese estado y vuelva también a una parte de su tarea, si Allah quiere.
El undécimo:
No se ha escrito pensando que no le complacería.
El duodécimo:
Es el profesor Ghalib. Esta persona sirvió mucho en pasar a limpio las Epístolas sinceramente y con amor y no mostró debilidad ante ningún problema, y solía venir la mayor parte de los días y prestar atención con total anhelo y las copiaba, escribiendo para sí mismo todas las Palabras y los Escritos a cambio de treinta liras siendo su propósito distribuirlos en su tierra e iluminar con ellos a los hijos de su tierra natal. Luego no distribuyó esas Epístolas como había planeado y las dejó en el cajón como resultado de algunos reparos. Y de repente sufrió la angustia y la agonía durante un año debido a un suceso doloroso y encontró muchos enemigos déspotas e injustos en lugar de un cierto número de enemigos oficiales que le hostigaban por la difusión de las Epístolas y perdió algunos de sus amigos.
El décimo tercero:
Es el hafiḍh Jalid, el cual él mismo dice: Sí, reconozco que cuando era constante de una forma ardiente en escribir el borrador las obras que difundía mi maestro en el servicio del Corán, quedó disponible el puesto de imam en una mezquita en nuestro barrio y abandoné ese servicio y me produjo un desánimo sin saberlo y todo ello con la intención de ponerme el turbante (de imam) y vestir la túnica de los hombres de conocimiento de antes. Entonces experimenté una bofetada compasiva en el sentido contrario a mi propósito. Pues de una manera por encima de lo común no fue posible que vistiera el turbante de imam a pesar de las muchas promesas del mufti y de que hice de imam durante ocho o nueve meses, y no me quedó ninguna duda de que esa bofetada compasiva provino de esa negligencia. Yo era interlocutor de mi maestro y pasaba a borrador sus escritos y por mi retraso sufrió un daño en el tema de los borradores. Y en cualquier caso agradecemos a Allah que reconocimos nuestra falta y supimos el alcance de la pureza de este servicio y creímos que un guía como el shaij al-Ŷilani estaba detrás de nosotros como un ángel de la guarda.
El más débil de los siervos:
el hafiḍh Jalid
El décimo cuarto:
Tres Muṣṭafas que experimentaron tres pequeñas bofetadas.
El primero de ellos es Muṣṭafa Shawish que estuvo sirviendo en nuestra pequeña mezquita privada y ocupándose de la estufa, de su parafina y hasta de sus fósforos durante ocho años, pagando incluso, como supimos después, la parafina y los fósforos de su bolsillo. Y no faltaba a la oración en grupo especialmente las noches del ŷumu’a siempre que no hubiera un asunto ineludible que atender.
Luego la gente mundanal se aprovechó de la pureza de su corazón y le dijeron: Los funcionarios van a inspeccionar el uso del turbante por parte del Ḥafiḍh, uno de los que escribían las Palabras, y van a vigilar que deje también la llamada a la oración a escondidas durante un tiempo, dile al Ḥafiḍh que deje de usar su turbante antes de que sea obligado a ello. Y no supo Muṣṭafa Shawish que comunicar la noticia referida a dejar el turbante de un hombre constante en el servicio del Corán era algo fuerte para similares a él de entre los dotados de espíritus elevados, y le comunicó lo que habían dicho.
Esa noche vi en sueños que las manos de Muṣṭafa Shawish estaban sucias y él estaba dentro de mi habitación detrás del kaymakam. Y le dije al día siguiente: ¿Con quién has estado, pues te he visto con las manos sucias detrás del kaymakam? Y suspiró diciendo: El alcalde me ha dado tal noticia y me ha dicho que se la comunicara al escriba y yo no sabía lo que había detrás.
Y el mismo día vino a la mezquita con aproximadamente una onza de parafina y ese día la puerta estaba abierta, lo cual no había ocurrido nunca. Entonces entró en la mezquita una cabrita y vino un hombre grande y creyendo que la parafina que había en el recipiente era agua, la usó para limpiar la suciedad que había dejado la cabrita cerca de mi alfombrilla de oración y derramó toda esa parafina sobre todos los lados de la mezquita pensando que la estaba limpiando; y lo asombroso es que no percibió su olor.
Así pues, esa mezquita le decía a Muṣṭafa Shawish con la lengua de la situación: No necesitamos tu parafina y no la acepto. Y para aludir a ello, el olor no fue percibido por ese hombre. Hasta el punto de que Muṣtafa no consiguió llegar a la oración en grupo la noche del ŷumu’a, ni a un número de oraciones importantes durante esa semana, a pesar de que él solía esforzarse en ello. Luego encontró su pureza original después de arrepentirse y pedir perdón seriamente.
Los otros dos Muṣṭafas son Muṣṭafa de la aldea de Qulah Uni, que es uno de mis alumnos importantes, activos y valiosos, y su amigo abnegado y fiel de verdad: el ḥafiḍh Muṣṭafa. Les había enviado el mensaje de que no vinieran en ese momento, después del ‘Id, para que la gente mundanal no nos pusiera en aprietos y provocara el desánimo en el servicio del Corán, y que si venían, lo hicieran por separado. Y me encontré con que de repente vinieron tres hombres de noche para visitarme con la intención de irse antes del alba si hacía buen tiempo, y ni yo, ni Sulaimán, ni Muṣṭafa Shawish, ni ellos, tomamos precauciones y se nos olvidó de una manera como nunca había ocurrido. Y cada uno de nosotros le dejó el asunto al otro dejando las precauciones. Así que viajaron antes el alba y les sorprendió una tormenta durante dos horas seguidas de un modo tal que temí que no se salvaran de esa tormenta. Ese invierno no había habido hasta ese momento una tormenta semejante y sufrí por ellos como no he sufrido por nadie hasta ahora. Luego quise enviar en su búsqueda a Sulaimán, como escarmiento por haber dejado las precauciones, para que averiguara si estaban sanos y salvos, pero dijo Muṣṭafa Shawish: Si viaja quedará atrapado en la tormenta también y será necesario que yo vaya tras él y lo busque y luego será necesario que venga ‘Abdullah Shawish detrás de mí también. Y nos confiamos en Allah, sea ensalzado en este asunto y esperamos.
Una pregunta: Tú consideras los infortunios que afligen a tus amigos predilectos una censura por su desánimo en el servicio del Corán y dices: Son efecto de la bofetada. Mientras que aquéllos que os hostigan y son enemigos del servicio del Corán con una enemistad verdadera permanecen a salvo. ¿Y por qué le sobreviene la bofetada al sincero y no le cae el daño al enemigo?
La respuesta: Las faltas de los amigos se convierten en algo equivalente a una injusticia contra nuestro servicio y por ello son afectados inmediatamente, por el secreto de que la injusticia no perdura pero la incredulidad perdura, por lo que el amigo experimenta una bofetada compasiva, de manera que si es inteligente se espabila. Pero si es un enemigo, su oposición es antagónica al servicio del Corán en virtud del extravío, de manera que su hostilidad a nuestro servicio, a sabiendas o no, es en razón del ateísmo y no experimentan la bofetada inmediatamente en la mayoría de los casos porque la incredulidad permanece.
Y al igual que los que cometen delitos pequeños son sancionados en los alrededores y los delitos graves son enviados a los grandes juzgados,
del mismo modo las faltas de la gente de la fe y los amigos sinceros, pequeñas en juicio, la sanción de algunas de ellas se ejecuta inmediatamente en este mundo debido a la rapidez de su purificación.
Pero los delitos de la gente del extravío, son graves de un modo que la corta vida de este mundo no puede abarcar su sanción y por ello se trasfieren al gran juzgado en el mundo de la permanencia en virtud de lo que exige la justicia, y desde aquí se encuentran con la sanción allí en la mayoría de los casos.
De manera que lo que viene en el noble ḥadiz, en el sentido de que “este mundo es la prisión del creyente y el paraíso del descreído” indica también esta realidad mencionada. Y ello porque el creyente, por encontrar la sanción de algunas de sus faltas en este mundo, este mundo es morada de sanción en lo que le concierne, y es una prisión y un infierno para los creyentes en relación a su otra vida feliz.
Y puesto que los descreídos no saldrán de Ŷahannam, este mundo es un paraíso para ellos en relación a su otra vida, de tal forma que verán algo de la compensación por sus buenas acciones en este mundo y sus malas acciones graves serán aplazadas.
Y si no, el creyente es feliz en esta vida también más que el descreído en mucho, en significado y en consideración a la verdad hasta el punto de que la fe del creyente se convierte en algo equivalente a un paraíso de significado en el espíritu del creyente y en verdad la incredulidad del descreído enciende un infierno de significado en la esencia del descreído.
{¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado, en verdad Tú eres el Conocedor, el Sabio.}
- ↑ *[Se trata del shaij de la tariqa naqshabandi conocido como Piran Kurdi. Su abuelo fue uno de los lugartenientes del shaij Jalid al Shahraẓuri. Dirigió un levantamiento en las provincias orientales turcas contra la autoridad imperante por su hostilidad hacia el din. Su revolución estalló el día 1 de Febrero de 1925 y fue abortada el 15 de Abril del mismo año. El shaij fue condenado a muerte junto con cuarenta y siete de sus discípulos cercanos y fueron ejecutados el día 29 de Junio del mismo año.]
- ↑ *[Se refiere a las distintas innovaciones contrarias a las leyes del Islam como hacer la llamada a la oración en lengua turca. El autor.]
- ↑ *[Representante del gobierno en un distrito.]
- ↑ *[Se refiere a escribir el Corán de una manera que mostrara el prodigio de la coincidencia. El autor.]