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("En efecto: Si se mira con atención las cosas inanimadas se ve que aquellas cuya predisposición potencial no se ha manifestado y han permanecido incompletas en ese sentido, despliegan un esfuerzo y un afán al máximo para salir de la fase de la potencia, que está latente, a la fase del acto, según la regla de la sunna divina mencionada, y esa fase indica que en esa función inherente hay un deseo y en esa cuestión hay un placer. Y si esa cosa inanim..." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) |
("hasta el punto de que cabe decir, en base a este, secreto que el agua sutil y delicada, si se encuentra con la orden de congelarse, acata esa orden con un fuerte deseo que parte el hierro y lo hace pedazos, de manera que el agua en un recipiente de hierro cerrado cuando le llega la orden divina por medio de la lengua del frío bajo cero por su palabra: “Expándete”, rompe su recipiente y destroza el hierro por la fuerza del deseo y se convierte ella..." içeriğiyle yeni sayfa oluşturdu) Etiketler: Mobil değişiklik Mobil ağ değişikliği |
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217. satır: | 217. satır: | ||
En efecto: Si se mira con atención las cosas inanimadas se ve que aquellas cuya predisposición potencial no se ha manifestado y han permanecido incompletas en ese sentido, despliegan un esfuerzo y un afán al máximo para salir de la fase de la potencia, que está latente, a la fase del acto, según la regla de la sunna divina mencionada, y esa fase indica que en esa función inherente hay un deseo y en esa cuestión hay un placer. Y si esa cosa inanimada tiene una parte de la vida general, el deseo se remite a ella, y si no, se remite hacia lo que es semejante y representante de esa cosa inanimada; | En efecto: Si se mira con atención las cosas inanimadas se ve que aquellas cuya predisposición potencial no se ha manifestado y han permanecido incompletas en ese sentido, despliegan un esfuerzo y un afán al máximo para salir de la fase de la potencia, que está latente, a la fase del acto, según la regla de la sunna divina mencionada, y esa fase indica que en esa función inherente hay un deseo y en esa cuestión hay un placer. Y si esa cosa inanimada tiene una parte de la vida general, el deseo se remite a ella, y si no, se remite hacia lo que es semejante y representante de esa cosa inanimada; | ||
hasta el punto de que cabe decir, en base a este, secreto que el agua sutil y delicada, si se encuentra con la orden de congelarse, acata esa orden con un fuerte deseo que parte el hierro y lo hace pedazos, de manera que el agua en un recipiente de hierro cerrado cuando le llega la orden divina por medio de la lengua del frío bajo cero por su palabra: “Expándete”, rompe su recipiente y destroza el hierro por la fuerza del deseo y se convierte ella misma en sólida. | |||
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