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      Así pues, tu dolor secundario no debe conducirte a la queja sino al agradecimiento ante estos placeres inmateriales.
      Así pues, tu dolor secundario no debe conducirte a la queja sino al agradecimiento ante estos placeres inmateriales.


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    == Yirmi İkinci Deva ==
    ==La medicina vigésimo segunda==
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    11.20, 3 Ocak 2024 tarihindeki hâli

    EL VIGÉSIMO QUINTO DESTELLO

    Que son veinticinco medicinas

    Es una visita al enfermo, un bálsamo para el enfermo, un ungüento de consuelo para ellos y una receta inmaterial. Y he escrito para que sea como el dicho que nos ha llegado transmitido: “Se ha marchado el mal y alabanzas a Allah por estar a salvo”.

    Aviso y disculpa

    Se ha completado esta receta inmaterial con una rapidez que supera todo cuanto hemos escrito*(*[1]) y debido a lo apretado del tiempo su corrección y revisión-contrariamente a lo demás-ha sido con una mirada rauda con la máxima rapidez al igual que su composición, de manera que ha quedado desordenada como un primer bosquejo y no hemos visto necesidad de llevar a cabo revisiones nuevas, ya que lo que le llega al corazón de una manera espontánea, no se debe estropear con adornos de palabra, refinamiento y precisión. Así pues espero de los lectores y especialmente los que de ellos estén enfermos que no se disgusten con las expresiones con las que no estén familiarizados y las frases difíciles y que pidan por mí de corazón. Sa’id an-Nursí

    En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

    {Aquéllos que cuando les ocurre una desgracia dicen: En verdad somos de Allah y en verdad a Él hemos de volver.} (Sura de la Vaca, 156) {Y Aquel que me da de comer y de beber, y cuando enfermo, es Él el que me cura.} (Sura de los Poetas, 79,80)

    En este destello explicamos veinticinco medicinas de una manera sucinta, esas medicinas que pueden ser un consuelo verdadero y un ungüento beneficioso para la gente que sufre pruebas y desgracias y para los enfermos que son una décima parte de la humanidad.

    La primera medicina

    ¡Oh enfermo incapaz! ¡No te agobies, ten paciencia! Pues tu enfermedad no es una lacra para ti sino un tipo de medicina. Eso es porque la vida es un capital que se desvanece, y si no se invierte, se perderá todo y especialmente cuando transcurre con la holganza y el olvido, lo que azuza los pasos hacia su fin. Así pues la enfermedad hace ganar a tu capital mencionado ganancias provechosas y no permite que pase rápidamente de manera que ralentiza los pasos de la vida y la retiene y la prolonga hasta que da sus frutos, luego prosigue hacia su asunto.

    Y se habrá marchado la duración de la vida con las enfermedades por ejemplo y se habrá dicho: ¡Cuán largo es el tiempo de las desgracias y cuán corto es el tiempo del bienestar!

    La segunda medicina

    ¡Oh enfermo impaciente! Embellécete con la paciencia y aún más embellécete con el agradecimiento, pues esta enfermedad tuya puede convertir minutos de tu vida en el equivalente a horas de adoración.

    Eso es porque la adoración es de dos tipos: El primero es la adoración afirmativa que se encarna en el cumplimiento de la oración, la súplica y similares. El segundo es la adoración pasiva en la que suplica el que sufre un infortunio refugiándose en Su creador el Compasivo, buscando asilo en Él, recurriendo a Él, partiendo de sus sensaciones que le hacen sentir su incapacidad y su debilidad ante esas enfermedades e infortunios, de manera que obtiene con esa súplica una adoración inmaterial pura, despojada de todos los tipos de afectación.

    En efecto, hay transmisiones auténticas que relatan cómo la vida mezclada con la enfermedad y la dolencia se cuenta para el creyente como adoración*(*[2]) con la condición de la ausencia de queja de Allah, sea glorificado.

    Y está demostrado por muchas transmisiones auténticas y descubrimientos sinceros el hecho de que un minuto de enfermedad por parte de los agradecidos, pacientes equivale a una hora de adoración entera para ellos, y el hecho de que un minuto de ella de una parte de los perfectos es como un día de adoración completa para ellos-así pues, no dudes, hermano-de una enfermedad que hace de un minuto difícil para ti mil minutos y te aporta una vida larga y extensa, sino que sé agradecido por ella.

    La tercera medicina

    ¡Oh enfermo que no soporta! En verdad el ser humano no ha venido a este mundo para el disfrute y el placer y la evidencia de esto es la partida de todo el que viene, el envejecimiento de los jóvenes y el rodar de todos en el torbellino de la extinción y la separación.

    Y mientras que ves al ser humano como el más perfecto de los seres vivos, el más elevado de ellos y el más rico en medios, y aún más el que predomina sobre ellos todos, por pensar sobre los placeres del pasado y las pruebas del futuro pasa su vida en preocupación y dificultad cayendo consigo mismo en niveles más bajos que los animales.

    Así pues el hombre no viene a este mundo para llevar a cabo una vida cómoda, hermosa, colmada por las brisas del sosiego y la dicha, sino que viene aquí para conseguir la felicidad de una vida eterna y permanente con lo que se le facilita de vías de comercio con su enorme capital que es la vida.
    

    Y si no existe la enfermedad, el hombre cae en el olvido como resultado de la salud y la integridad, y este mundo aparece a sus ojos apacible, espléndido y delicioso; y en ese momento le acontece la enfermedad del olvido de la Otra Vida y se aparta del recuerdo de la muerte y la tumba, y el capital valioso de su vida se pierde como polvo disperso. Mientras que la enfermedad pronto lo despierta abriéndole los ojos, diciéndole: “Tú no eres eterno y no estás libre, sino que estás sujeto a una tarea, abandona el engaño, recuerda a Tu Creador, sabe que vas hacia la tumba y prepárate a ti mismo y aprovisiónate así”.

    De manera que la enfermedad lleva a cabo un papel de orientador y consejero fiel y hace despertar, por lo que no hay necesidad de quejarse de ella, sino que hay que ponerse bajo la sombra del agradecimiento-en este sentido-y si empeora, debes pedir que Él, sea ensalzado, te dé paciencia.

    La medicina cuarta

    ¡Oh enfermo que se queja! Has de saber que no tienes derecho a quejarte sino que debes agradecer y debes tener paciencia, porque tu existencia, tus miembros y tus órganos no son de tu propiedad y tú no los has hecho por ti mismo ni los has comprado de ninguna compañía o fábrica, por lo tanto son propiedad de otro y el Dueño de esas cosas dispone de su dominio como quiere,

    tal y como aparece en un ejemplo que hay en la Palabra vigésimo sexta que trata del Decreto y que es: Que un artista rico experto encarga a un hombre pobre a cambio de una retribución determinada que haga de modelo para él durante una hora y con el fin de manifestar su trabajo hermoso y su riqueza valiosa le hace vestir una camisa bordada que ha confeccionado y una túnica flamante adornada con pedrería que ha tejido con la máxima belleza y hechura y lo remata con trabajos y manifiesta posiciones y formas diversas para explicar los portentos de su hechura y las maravillas de su maestría, de manera que corta y cambia y alarga y acorta, y así… Y qué te parece: ¿Acaso tiene derecho ese pobre asalariado de decirle a ese artesano experto: “Tú me cansas y me agobias y me oprimes al pedirme que me curve una vez y que me enderece otra, y tú deformas la belleza que resplandece sobre esta camisa que embellece mi persona y adorna mi estatura con tu corte y reducción de ella…En verdad tú me tratas injustamente y no eres ecuánime conmigo?

    Y sí mismo ocurre en relación al Artista (el Hacedor) Sublime, sea glorificado y ensalzado-y a Allah pertenece el ejemplo más elevado-que te ha vestido, oh enfermo, con la camisa de tu cuerpo y ha depositado en él los sentidos luminosos penetrantes como el ojo, el oído y el intelecto, y que con el fin de mostrar las impresiones de Sus nombres más hermosos, te alterna dentro de estados variados y te pone en situaciones distintas. De manera que del mismo modo que reconoces Su nombre “El que da la provisión” por medio de experimentar la amargura del hambre, reconoces Su nombre “El que cura” por medio de tu enfermedad. Y en atención a la manifestación de una parte de las normas de Sus nombres más hermosos por medio de las dolencias y Su descubrimiento por medio de los infortunios en ellos hay pues destellos de la sabiduría y rayos de la misericordia y luces de la belleza.

    Y si se retirara el velo encontrarías en lo que hay detrás de tu enfermedad, por la que sientes repulsión y de la que huyes, significados profundos hermosos amables en los que descansar, ésos que estaban escondidos detrás del velo de la enfermedad.

    La quinta medicina

    ¡Oh tú puesto a prueba con la enfermedad! A lo largo de mi experiencia en este tiempo ha aumentado en mí la convicción completa de que la enfermedad es un tipo de beneficencia divina y de guía del Misericordioso para una parte de la gente*(*[3]). Y se han encontrado conmigo algunos jóvenes en estos ocho o nueve años que padecían una enfermedad buscando que pidiera por ellos, a pesar de que yo no soy digno de ello. Y he observado que aquel de ellos que sufría una enfermedad pensaba más en la Otra Vida y la recordaba más y no estaba embriagado por el olvido de los jóvenes, sino que se guardaba a sí mismo-hasta un punto determinado-bajo las dolencias de la enfermedad y sus males crónicos y se protegía de los apetitos animales. Y les recordaba que yo veía que las enfermedades que padecían, dentro de su capacidad de soportarlas, no eran sino un bien divino y un don procedente de Él, sea glorificado. Y decía: “¡Oh hermano! Yo no estoy en contra de esta enfermedad tuya ni a favor, y no siento compasión por ti ni piedad a causa de tu enfermedad, para pedir por ti, así pues intenta embellecerte con la paciencia y la firmeza ante esta enfermedad, hasta que se haga realidad para ti la vuelta en sí y el despertar, puesto que después de que la enfermedad termine sus funciones te curará el Creador, el Compasivo, si quiere.”

    Y decía también: “Una parte de los semejantes a ti hacen flaquear su vida eterna incluso la derriban a cambio de un disfrute externo de una hora de la vida mundanal y eso es por su transcurrir cegados en el olvido que emana de la prueba de la salud, abandonando la oración, olvidando la muerte y olvidados de Allah, sea honrado y enaltecido. En cuanto a ti, ves con el ojo de la enfermedad la tumba que es tu residencia y a la que inevitablemente has de ir y ves así mismo lo que hay detrás de ella en cuanto a las otras residencias de la Última Vida, y a partir de ahí te mueves y te comportas de acuerdo a ello. Así pues tu enfermedad entonces no es sino como una salud para ti mientras que la salud de la que disfrutan una parte de los que son similares a ti no es sino como una enfermedad para ellos”.
    

    La sexta medicina

    ¡Oh tú enfermo que te quejas del dolor! Te pido que evoques en ti mismo tu vida pasada y que recuerdes los días felices, agradables pasados de esa vida y los momentos difíciles y dolorosos que hubo en ella. E inevitablemente pronunciarás con la lengua o el corazón, bien ¡Ay! O bien ¡Ah!, es decir: O bien respirarás profundamente y dirás: “Las alabanzas a Allah y las gracias a Él” o suspiraras profundamente diciendo:¡Ay de mí! ¡Mísero de mí!

    Así pues mira cómo las dolencias y los infortunios que has padecido anteriormente cuando pasen por tu mente te habrán colmado de un placer inmaterial hasta que tu corazón palpite con “Las alabanzas a Allah y las gracias a Allah”, eso es porque la desaparición del dolor genera placer y sentimiento de alegría y porque esos dolores e infortunios habrán sembrado, al desaparecer, un placer escondido en el espíritu que fluirá cuando vengan a la mente y salgan del lugar donde se ocultan con dulzura y alegría, y goteará con alabanza y agradecimiento.

    En cuanto a los estados de placer y dicha que pasaste y sobre los que ahora soplas el humo del dolor por medio de tus palabras: ¡Ay de mí! ¡Pobre de mí!, al desaparecer, habrán sembrado en tu espíritu un dolor oculto permanente y he aquí que el dolor su tormento se renueva ahora a la mínima reflexión sobre la desaparición de esos placeres y se derraman las lágrimas del pesar y el lamento.

    Así pues puesto que el placer ilegítimo de un día hace probar al ser humano-a veces-un dolor inmaterial a lo largo de un año completo y el dolor que resulta de un día de enfermedad provisional proporciona un placer inmaterial por la recompensa de numerosos días además del placer inmaterial

    que surge de librarse de ella, recuerda bien el resultado de la enfermedad provisional que sufres y reflexiona sobre la recompensa esperada que se extiende ante ella y se aférrate al agradecimiento y elévate por encima de la queja y di: ¡Oh éste...todo estado desaparece…”.

    La sexta medicina*

    (*[4])

    ¡Oh hermano inquieto a causa de la enfermedad por recordar los sabores de este mundo y sus placeres! Si este mundo fuera permanente de hecho, si la muerte se alejara de nuestro camino de hecho, si se interrumpieran los huracanes de la separación y la desaparición con respecto a los vendavales a partir de ahora y si se librara el futuro tempestuoso con los infortunios de las estaciones del invierno inmaterial, me incorporaría a tu fila y lamentaría tu pérdida llorando por su estado. Sin embargo mientras este mundo nos haga salir de él diciendo: ¡Vamos, salid! Haciendo oídos sordos a nuestro grito y petición de ayuda. Nosotros debemos antes de que nos expulse él arrojándonos, abandonar el amor por él y la inclinación hacia él desde ahora, por medio de los estímulos para despertar de las enfermedades y el esfuerzo para desprenderse de este mundo de corazón y sentimiento antes de que él se desprenda de nosotros.

    En efecto, la enfermedad por medio de recordarnos este significado sutil y profundo, susurra en los secretos de nuestros corazones diciendo: Tu constitución no es de acero ni de hierro sino de sustancias diferentes ensambladas en ti apropiadas totalmente para la descomposición, la disolución y la separación inmediatamente, abandona el engaño y date cuenta de tu incapacidad y reconoce a Tu dueño y entiende cuál es tu tarea y aprende cuál es la razón y el fin de tu venida a este mundo.

    Luego, dado que los deleites de este mundo y sus placeres no perduran, y especialmente si no son legítimos, sino que provocan en el alma dolor y le hacen adquirir un pecado y un delito, así pues no llores por perder ese deleite con la excusa de la enfermedad, sino que reflexiona acerca del significado de la adoración intangible que encierra tu enfermedad y la recompensa de la Otra Vida que está reservada y esfuérzate por alcanzar ese deleite absoluto y puro.

    La séptima medicina

    ¡Oh tú enfermo que echas de menos la bendición de la salud! Tu enfermedad no se lleva el placer de la bendición divina en la salud sino al contrario, te hace probar algo de ella y la mejora y la aumenta en placer. Esto es porque cualquier cosa si perdura y continúa tal y como está pierde su sabor y su efecto. Hasta el punto de que la gente de la verdad coincide en el dicho: “Las cosas no se reconocen sino por sus opuestos”. Así pues, por ejemplo: Si no fuera por la oscuridad, no se reconocería la luz y se quedaría sin placer, y si no fuera por el frío no se reconocería el calor y se quedaría sin disfrute, si o fuera por el hambre, la comida no tendría su placer y sabor, si no fuera por el calor del estómago, no le concederíamos sabor a un sorbo de agua, si no fuera por el defecto, la integridad no tendría sabor y si no fuera por la enfermedad, la salud se quedaría desprovista de placer.

    En verdad el Originador, Sabio, cuando quiso hacer notar al ser humano y hacerle percibir sus distintas formas de hacerle el bien y hacerle probar los distintos tipos de Sus bendiciones conduciéndolo al agradecimiento continuo, lo equipó con innumerables instrumentos para ser receptor del deleite de esos miles de millares de clases de bendiciones distintas, por eso necesariamente han de sobrevenir las enfermedades, las dolencias y las afecciones también, al igual que se concede y provee de la salud y la integridad.

    Y te pregunto: “Si no hubiera sido por esta enfermedad que afectó a tu cabeza, o tu mano o tu estómago, ¿habrías podido sentir el placer oculto en la salud cuya sombra estaba extendida sobre tu cabeza, tu mano o tu estómago? ¿Y habrías podido saborear y agradecer la bendición divina que encarnó esa bendición? Por el contrario prevaleció en ti el olvido en lugar del agradecimiento o transformaste esa bendición a través de la iniquidad del olvido en una necedad, sin darte cuenta.

    La octava medicina

    ¡Oh enfermo que recuerda la Otra vida! Tu enfermedad tiene el efecto del jabón, purifica tus suciedades, te quita las faltas y te limpia de tus errores. Y está demostrado que las enfermedades son expiación de las faltas y actos de desobediencia tal y como aparece en el ḥadiz fidedigno: “No hay musulmán al que afecte un daño que Allah no haga que se caigan de él sus faltas como se caen las hojas del árbol.”

    Y los pecados son enfermedades permanentes en la vida eterna y en esta vida del mundo son enfermedades incorpóreas en el corazón, el sentimiento y el espíritu. De manera que si tienes paciencia y no te quejas, te salvarás a ti mismo con esta enfermedad pasajera de muchas enfermedades permanentes.

    Y si eres frívolo con respecto a tus pecados y olvidas tu otra vida descuidado de tu Señor, afirmo que sufrirás un mal peligroso, más peligroso, virulento y mayor un millón de veces que estas enfermedades transitorias, así pues huye de él y grita.

    Porque tu corazón, tu espíritu y tu alma, todos ellos, están ligados a los seres existentes de este mundo en su totalidad y esos vínculos se rompen siempre con las espadas de la separación y la desaparición abriendo en ti heridas profundas y especialmente porque tú imaginas la muerte como una extinción para siempre por tu desconocimiento de la otra vida. De manera que es como si tuvieras una entidad enferma con heridas y cortes del tamaño de este mundo,

    que te hace inevitable antes que nada buscar el remedio completo y la cura verdadera de tu entidad inmaterial grande que dislocan enfermedades ilimitadas y heridas innumerables, y no creo que la encuentres sino en el remedio de la Creencia y su bálsamo curativo. Y has de saber que el camino más corto para alcanzar ese remedio es asomarse a las dos ventanas de “la incapacidad y la pobreza (la necesidad)” que se abren con el desgarramiento de la enfermedad material del velo de la inadvertencia y que son innatas en el ser humano y consecuentemente alcanzarás el conocimiento del poder del Poderoso, Dueño de majestad y Su misericordia que todo lo abarca.

    En efecto el que no conoce a Allah lleva sobre su cabeza preocupaciones y pruebas en la medida de este mundo y lo que contiene, pero el que conoce a su Señor, su vida de este mundo se llena de luz y alegría inmaterial y siente con ello, debido a la fuerza de la Creencia-todo según su grado-efectivamente, que el dolor de las enfermedades materiales, puntuales, se derrite y se pulveriza bajo el aguacero de la alegría inmaterial y la cura dulce que proceden de la Creencia.

    La novena medicina

    ¡Oh enfermo que cree en su Creador! En verdad la causa de dolerse de las enfermedades y el miedo y el espanto de ellas emana de que a menudo la enfermedad es un medio hacia la muerte y la extinción y por ser la muerte-con la mirada de la inadvertencia-terrible y temible externamente, pues en verdad las enfermedades que pueden ser un medio hacia ella provocan la inquietud y el desasosiego. Así pues has de saber:

    Primeramente has de creer categóricamente que el plazo de la vida está determinado y no cambia y ha sucedido que aquéllos que lloraban ante los agonizantes en su enfermedad han muerto a pesar de que ellos gozaban de salud e integridad y en cambio se han curado aquéllos enfermos que estaban en estado de peligro y han vivido después de ello estando vivos y siendo proveídos.

    En segundo lugar: En verdad la muerte no es temible en sí misma como nos parece en su forma externa y hemos demostrado en muchas epístolas de una manera categórica-sin dejar duda ni incertidumbre alguna- con las inspiraciones de la luz del Noble Corán:

    Que la muerte para el creyente es una exención y una terminación de la fatiga del cometido de la vida y su dificultad.

    Y es la liberación de la esclavitud que es enseñanza y adiestramiento en el ámbito de la prueba de este mundo.

    Y es la puerta de unión para encontrarse con noventa y nueve de los amados y amigos íntimos que partieron al otro mundo.

    Y es el medio para entrar en los campos de la patria verdadera y el lugar eterno para la felicidad perpetua.

    Y es una llamada a trasladarse de la celda de este mundo a los huertos del Jardín y sus vergeles.
    

    Y es la oportunidad necesaria para entregar la recompensa a cambio del servicio cumplido, esa recompensa que fluye con generosidad de la despensa del favor del Creador, el Compasivo.

    De manera que dado que esta es la esencia de la muerte-desde el punto de vista de la realidad-no procede pues que se la mire como si fuera algo temible, sino ha de considerarse como los presagios de la misericordia y la felicidad. Hasta el punto de que una parte de “la gente de Allah” su miedo a la muerte no es por el desamparo de la muerte y su estupor, sino que es a causa de su deseo por adquirir más del bien y las buenas obras haciendo perdurar el cometido de la vida.

    En efecto, en verdad la muerte para la gente de la Creencia es la puerta de la misericordia y para la gente del extravío es un pozo oscuro y tenebroso para siempre.

    La décima medicina

    ¡Oh enfermo angustiado sin motivo para la angustia! Estás angustiado por la gravedad de la enfermedad y su intensidad, de manera que tu angustia aumenta el peso de la enfermedad sobre ti. Pero si quieres aliviar la enfermedad, esfuérzate por alejarte de la angustia, es decir: Reflexiona sobre los beneficios de la enfermedad y sobre su recompensa y sobre su impulsar los pasos hacia la curación, de manera que arranca las raíces de la angustia de tu alma para arrancar la enfermedad de sus raíces.

    En efecto, la angustia aumenta tu enfermedad y la convierte en dos enfermedades, porque la angustia transmite al corazón-bajo la gravedad de la enfermedad material-una enfermedad inmaterial, de manera que la enfermedad material perdura apoyándose en ella, pero si alejas de ti la angustia y las aprensiones sometiéndote al mandato de Allah y aceptando Su decreto y evocando la sabiduría de la enfermedad, tu enfermedad material perderá una rama importante de sus raíces y se aliviará, y una parte de ella desaparecerá. Pero cuando acompañan a la enfermedad material preocupaciones y aprensiones crecerá una décima parte de un décimo de esas preocupaciones por medio de la angustia hasta un décimo, sin embargo con el cese de la angustia desaparecerán nueve de diez del efecto de esa enfermedad.

    Y del mismo modo que la angustia aumenta la enfermedad, así mismo hace como si la enfermedad acusara a la sabiduría divina, censurara la misericordia divina y se quejara de su Creador, el Compasivo.

    Por eso el enfermo es educado con las bofetada de la educación-al contrario de lo que él pretende-dentro de lo que aumenta su enfermedad”. Ya que al igual que el agradecimiento incrementa la bendición, la queja así mismo aumenta la enfermedad y la desgracia.
    

    Así es, y la angustia es en sí misma una enfermedad y su cura no está sino en el conocimiento de la sabiduría (la razón de ser) de la enfermedad. Y si sabes su razón y su provecho, unta tu angustia con ese ungüento y sálvate a ti mismo y di, en lugar de “Ay de mí”: “La alabanza a Allah en cualquier estado”.

    La medicina undécima

    ¡Oh hermano enfermo impaciente! A pesar de que la enfermedad te da un dolor presente, te concede al mismo tiempo un placer intangible que emana de la desaparición de tu enfermedad previa junto con un placer espiritual procedente de la recompensa resultante como consecuencia de esa enfermedad. Así pues el tiempo que viene después de hoy incluso después de este momento no conlleva enfermedad. Y no hay duda de que no hay dolor sin nada y mientras no haya dolor, no hay sufrimiento ni queja. Sin embargo porque tú te imaginas algo erróneo, te sobreviene la angustia, puesto que junto con la desaparición del intervalo de la enfermedad material se habrá disuelto el dolor de ese intervalo también y se habrá adjudicado la recompensa de la enfermedad y quedará el placer de su desaparición.

    Y es necedad y aún más locura que recuerdes después de ahora la enfermedad pasada y te duelas por ella y pierdas tu paciencia y se agote en un momento en el que debes regocijarte con su marcha y estar tranquilo con su recompensa. En cuanto a los días que han de venir, aún no han llegado. ¿Acaso no es necedad ocupar la mente desde ahora pensando en un día que aún no ha nacido? Así pues, este tipo de imaginación-resultado de la reflexión amarga y hacer cargar al alma con un dolor agudo-lleva a perder la paciencia y se tiñen tres tipos de inercia con tres niveles de existencia. ¿Acaso no es esto locura?
    

    Y dado que los tiempos de la enfermedad que han precedido a este momento inducen al delirio y al regocijo y mientras el tiempo que ha de venir después de este momento es inexistente, la enfermedad es pues inexistente y el dolor es inexistente. Así pues, no dilapides, oh hermano, lo que el Real, sea glorificado y ensalzado, te ha concedido de fuerza de la paciencia, a la derecha y a la izquierda, sino que concéntrala toda frente al dolor que te sobreviene en este momento y di: ¡Oh Paciente! Y soporta con paciencia esperando la recompensa de Allah.

    La medicina duodécima

    ¡Oh enfermo privado de la adoración y sus plegarias a causa de la enfermedad! ¡Tú que te sientes mal por esa privación! Has de saber que está aseverado en el ḥadiz noble*(*[5]), lo que viene a decir: Que al creyente temeroso de Allah le llega la recompensa de lo que solía hacer en cuanto a adoración incluso durante su enfermedad, de manera que la enfermedad no impide su recompensa. Pues el enfermo que cumple los preceptos-en la medida de su capacidad-la enfermedad reemplazará todas las sunnas y tomará su lugar durante la intensidad de la enfermedad de una manera total, cuando ese enfermo muestre entereza con la paciencia, la confianza y el cumplimiento de los preceptos,

    y así hace sentir la enfermedad al ser humano su incapacidad y su debilidad, de manera que el enfermo con esa incapacidad y esa debilidad hace una súplica de estado y de palabra. Y Allah, sea glorificado y ensalzado, no ha depositado en el ser humano una incapacidad ilimitada y una debilidad interminable excepto para que se refugie siempre en la presencia divina por medio de la súplica pidiendo y esperando, puesto que la razón en la creación del ser humano y la causa esencial de su importancia es la súplica pura según el contenido de la noble aleya:
    

    {Di: ¿Qué haría con vosotros mi Señor de no ser por vuestra súplica?} (Sura del Discernimiento 77) Sin embargo la enfermedad es causa de la súplica pura, de manera que no es correcta la queja de ella, sino que es necesario agradecer a Allah, puesto que no procede que se sequen los manantiales de la súplica que hace manar la enfermedad al adquirir la salud completa.

    La medicina trigésima

    ¡Oh pobre que se queja de la enfermedad! En verdad la enfermedad se convierte en un enorme tesoro para alguna gente y un regalo divino muy valioso para ellos. Y en la capacidad de todo enfermo está concebir su enfermedad en este sentido,

    ya que la sabiduría divina ha determinado que el término de la vida sea desconocido, salvando al ser humano de la desesperación absoluta y de la inadvertencia absoluta, y dejándolo entre el temor y la esperanza, protegiendo su vida de aquí y su otra vida, de caer en el abismo de la perdición. Es decir: Que el término de la vida se espera que ocurra en cualquier momento, y si se apodera del ser humano, y él está cegado en su inadvertencia, le inflige pérdidas difíciles de sobrellevar en su vida eterna del más allá. De manera que la enfermedad disipa esa inadvertencia y la dispersa y consecuentemente hace acordarse de la Otra Vida y trae la muerte a la mente y prepara para ella. Y aún más sucede que le hace ganar una enorme ganancia de manera que triunfa a lo largo de veinte días con lo que es difícil de conseguir a lo largo de veinte años completos.

    Y a modo de ejemplo: Había dos jóvenes-que Allah haya tenido misericordia de ambos-uno de ellos llamado “Ṣabri” del pueblo de “Ilama” y el otro “Muṣtafa Waẓir Ẓadah” de “Islam kawi”, y a pesar de que eran analfabetos entre mis alumnos, observaba con asombro su posición en la primera fila en la fidelidad y la sinceridad y en el servicio de la Creencia; y no me di cuenta de la razón de aquello en su momento sino que después de la muerte de ambos supe que sufrían dos dolencias graves y por medio de la guía de esa enfermedad se habían convertido en dotados de un gran temor de Allah y se esforzaban en un servicio superior y en una posición beneficiosa para su otra vida, contrariamente a los demás jóvenes inadvertidos, negligentes, incluso con respecto a sus preceptos. Y le pedimos a Allah que los dos años de enfermedad y padecimiento que pasaron en la vida de este mundo se hayan convertido en millones de años de felicidad de la vida eterna. Y ahora quizás entiendo que mi ruego en favor de ellos pidiendo la curación se convirtió en un ruego contra ellos desde el punto de vista de este mundo, sin embargo espero de Allah que mi ruego sea escuchado en favor de su salud en la otra vida.

    Y así pudieron estas dos personas-según creo-conseguir una ganancia que vale la ganancia que merece el ser humano por el esfuerzo y el temor de Allah de diez años como mínimo*(*[6]), y si hubieran gozado de su salud como algunos de los jóvenes y se hubieran conducido a sí mismos a las redes de la inadvertencia y la necedad hasta que les hubiera llegado la muerte acechante mientras ellos se debatían en los fangos de las faltas y sus tinieblas, serían sus tumbas ahora nidos de escorpiones y serpientes en lugar de ser tesoros ocultos de la luz y tesoros del esplendor.

    Y dado que las enfermedades llevan en su interior estos grandes beneficios no cabe la queja por ellas sino que hay que apoyarse en la misericordia divina por medio de confiarse y tener paciencia y aún más por medio de la alabanza y el agradecimiento.

    La medicina décimo cuarta

    ¡Oh enfermo con un velo en los ojos! Si entendieras que hay una luz, ¡y qué luz! y un ojo inmaterial debajo de ese velo que cae sobre los ojos de la gente de la Creencia, dirías “Gracias y mil gracias a mi Señor, el Compasivo”. Y para aclarar este ungüento traeré a colación el siguiente suceso:

    A la tía paterna de Sulaimán, un hombre de Bárila que me sirvió sin aburrirse de mí un solo día ni sentirse agobiado por nada de mí, a lo largo de ocho años con un servicio acompañado de una lealtad y respeto totales-le sobrevino a la pobre la ceguera y se apagó la luz de su ojo. Y por la exagerada buena opinión que esta mujer recta tenía de mí, mucho más de lo que merezco, se asió a mí cuando yo iba a la mezquita diciendo: ¡Por Allah te pido que ruegues a Allah por mí a causa de mi ojo! Y yo, por mi parte, hice de la rectitud de esta mujer bendita y creyente, un compañero y un intercesor de mi ruego y le pedí a Allah suplicándole y rogándole con estas palabras: “Oh Allah, Señor nuestro, por la inviolabilidad de su rectitud levanta el velo de su vista” Y al día siguiente vino un médico de la provincia cercana de Burdur que era especialista de los ojos y la trató y Allah le devolvió la vista. Y después de cuarenta días su ojo volvió a su estado anterior, y me dolí mucho por ello y rogué mucho, y espero que mi ruego sea respondido en la medida de su otra vida, y si no, mi ruego se convertirá-por error- en un ruego contra ella, puesto que sólo quedaban para que se cumpliera el plazo de su vida cuarenta días, pues cumplidos cuarenta días, pasó a la misericordia de Allah.

    Y así es, pues la privación de esta mujer, para la que se espera la misericordia, de la bendición de ver con la visión afectuosa de la ancianidad y el disfrute de la belleza de los jardines tristes de Bárila y el caer el velo entre ella y entre los prados sutiles durante cuarenta días se han trocado ahora en su tumba, en su asomarse al Jardín y la contemplación de miles de sus verdes vergeles por cuarenta mil y mil días…Eso es porque su Creencia era firme, profunda y su rectitud era radiante y enorme.

    En efecto, en verdad el creyente, si son velados sus ojos y entra en la tumba así, puede contemplar el mundo de la luz-en la medida de su grado-con una mirada más amplia que la mirada de la gente de las tumbas. Puesto que al igual que nosotros vemos con nuestros ojos la mayor parte de las cosas de este mundo y los creyentes ciegos no pueden verlas, del mismo modo en la tumba esos ciegos –con ese grado-si era gente de Creencia- verán la mayor parte de lo que ven la gente de las tumbas y contemplarán los vergeles del Jardín y sus delicias como si estuvieran provistos de telescopios-cada uno en la medida de su grado-que captan las vistas maravillosas del Jardín y las exponen como una pantalla de cine ante los ojos de esos ciegos que en este mudo fueron privados de la luz de sus ojos.

    Así pues, en tu capacidad está, oh tú hermano, conseguir este ojo luminoso ante el que se descubre el Jardín por encima de los cielos elevados mientras tú aún estás bajo la tierra. Y ello es por medio de la paciencia y el agradecimiento por ese velo que cae sobre tus ojos. Y has de saber que el sabio especialista del ojo y el que tiene poder para levantar ese velo de tu ojo para que veas con ese ojo luminoso no es sino el Corán Sabio.

    La medicina décimo quinta

    ¡Oh enfermo que suspiras con gemidos! No suspires nunca ni gimas mirando la imagen fea y censurable de la enfermedad sino que mira su significado y contenido, y desahógate diciendo: La alabanza a Allah. Pues si el significado de la enfermedad no fuera algo hermoso el Creador, Compasivo no habría puesto a prueba al más amado de Sus amados entre Sus siervos con las enfermedades y las dolencias. Y aparece en el ḥadiz fidedigno: “La gente sometida a una prueba más fuerte son los profetas y luego los amigos (de Allah), y luego los más parecidos a ellos y así sucesivamente”*(*[7]), o como diga. Y se sitúa al frente de los puestos a prueba el profeta paciente Ayyub, sea con él la Paz, luego el resto de los Profetas, sea con ellos la Paz, luego a los amigos (de Allah) y luego a los rectos. Y todos recibieron estas enfermedades que sufrieron como un acto de adoración puro y un regalo del Misericordioso y cumplieron con el agradecimiento a través de la paciencia y las veían como una especie de operaciones quirúrgicas que se les concedían de parte del Misericordioso, Compasivo.

    Así pues, tú enfermo que suspiras y te lamentas, si pretendes unirte a esta caravana luminosa, cumple con el agradecimiento en medio de la paciencia, pues en caso contrario, tu queja les hará abstenerse de incorporarte a su caravana y te arrojarás a ti mismo al abismo de los inadvertidos y recorrerás un sendero cubierto de tinieblas.

    En efecto, hay enfermedades que si acaban en la muerte, coronan al que las tuvo con un martirio inmaterial que le hace atesorar la relación de cercanía con Allah (wilaya). Y esas enfermedades que son al margen del parto*(*[8]), estertores de vientre, ahogamiento, quemadura y epidemia, estas enfermedades, si el que las padece muere, se elevará al grado del mártir inmaterial, de manera que hay muchas enfermedades que poseen baraka con las que el que las padece obtiene el grado de la wilaya por medio de la muerte en la que acaban, y puesto que la enfermedad aligera la intensidad del amor por este mundo y su exageración y la pasión por él y la fuerte relación con él,

    así mismo aligera la dolorosa y amarga separación de la gente de este mundo, del que salen con la muerte, e incluso puede que se la haga amar a ellos.

    La medicina décimo sexta

    ¡Oh enfermo que te quejas de la desazón¡ En verdad la enfermedad hace comprender al que la tiene los más importantes asideros de la vida social y humana y los más hermosos de sus vínculos que son el respeto y el amor, porque libra al hombre de prescindir de los demás,

    ese prescindir que conduce a la soledad y priva al ser humano de la misericordia, ya que, como se desprende claramente de la noble aleya: {En verdad el hombre se propasa ๏ al verse autosuficiente.} (Sura del Coágulo, 6,7), el alma que ordena (el mal), que ha caído en las redes de la autosuficiencia-que resulta de la salud y la integridad-no siente el respeto apropiado hacia las relaciones de hermandad y no siente la misericordia

    y la piedad con los que son puestos a prueba con las adversidades y las enfermedades merecedores de la misericordia y la bondad, sin embargo cuando al hombre le sobreviene la enfermedad y comprende el alcance de su incapacidad y el alcance de su dependencia bajo la presión de la enfermedad y sus dolores y cargas, entonces siente el respeto apropiado para sus hermanos creyentes que llevan a cabo su cuidado o aquéllos que vienen a visitarlo y siente así mismo la piedad humana que es una cualidad islámica hacia la gente que sufre adversidades y pruebas-en comparación consigo mismo-y emana de su corazón la misericordia y la piedad en todo su significado hacia ellos y se enciende en él la compasión fervorosa hacia ellos, y si puede les ofrece la mano de la ayuda y si no puede hace oración por ellos o los visita y se interesa por su descanso y sus estados, cumpliendo con ello una sunna establecida y obteniendo su enorme recompensa.

    La medicina décimo séptima

    ¡Oh enfermo que se queja de la incapacidad de llevar a cabo las acciones de bien! Sé agradecido pues yo te anuncio que lo que abre las puertas de los bienes más puros no es sino la enfermedad misma, pues la enfermedad además de que deja en herencia una recompensa continua para el enfermo y aquéllos que lo cuidan por Allah, representa el medio más importante para la aceptación de la súplica.

    En efecto, el cuidado de los enfermos aporta para la gente de Creencia una enorme recompensa y visitarlos y preguntar por su salud y su bienestar, con la condición de no incomodarlos, forma parte de la noble sunna, y es una expiación de las faltas al mismo tiempo. Y hay un ḥadiz con este significado: Pedid la súplica del enfermo pues su súplica es respondida. Y especialmente si el enfermo es de pariente y especialmente si es un padre o una madre, pues servirlos es un acto de adoración importante y una gran recompensa también. Y tranquilizar los corazones de los enfermos y suscitar el solaz en sus corazones, se considera equivalente a una ṣadaqa importante.

    Y cuán dichosos son aquéllos hijos que se ocupan de cuidar a sus padres o sus madres cuando están enfermos e introducen la alegría en sus corazones delicados y sensibles y logran el triunfo de que sus padres rueguen por ellos. 
    

    En efecto, en verdad la realidad que merece un mayor respeto y una posición más elevada en la vida social es la compasión con los padres y la compensación de los hijos buenos es por es compasión, por dirigir el respeto apropiado y la benevolencia virtuosa, pura, hacia ellos cuando padecen una enfermedad. Y es un cuadro fiel que muestra la actitud buena de los hijos y la elevación humana al provocar la admiración de todos los seres creados, incluso los ángeles, y lo saludan diciendo: No hay dios sino Allah y Allah es más Grande y exclamando: “Será lo que Allah quiera, sea bendito Allah”.

    En efecto, en verdad los sentimientos de benevolencia, la piedad y la misericordia que rodean al enfermo, disipan el dolor del enfermo y lo convierten en placeres dulces y gozosos.

    Realmente la aceptación del ruego del enfermo y el hecho de que se respondido es una cuestión importante que merece que se le dé importancia. Pues desde hace unos cuarenta años pedía la curación de una enfermedad en mi espalda y luego comprendí que la enfermedad solo se concede para que se hagan ruegos y como quiera que el ruego no elimina un ruego, es decir que el ruego no tiene poder de eliminarse a sí mismo, su resultado pertenece a la otra vida*(*[9]). Y el ruego en sí mismo es un tipo de adoración ya que el enfermo se refugia en el amparo divino al comprender su incapacidad.Y por esto, la ausencia de aceptación aparente de mi ruego por la curación de mi enfermedad a lo largo de treinta años no me llevó nunca a pensar algún día en dejarlo y desentenderme de él,

    eso es porque la enfermedad es el tiempo del ruego y su momento y la curación no es el resultado del ruego, sino que si Allah, sea glorificado-que es el Sabio, el Compasivo-concede la curación, lo hace por Su favor y generosidad,
    

    y la ausencia de aceptación del ruego de la manera que lo queremos no nos conduce a decir que el ruego no ha sido respondido, pues el Creador, Sabio, sabe mejor que nosotros mientras que nosotros ignoramos. Y Él, sea glorificado, trae hasta nosotros aquello que es mejor para nosotros y más beneficioso y reserva para nosotros los ruegos específicos de nuestra vida del mundo, a veces, para que nos beneficien en nuestra otra vida y así se acepta el ruego.

    Y fuera como fuere, el ruego que obtiene la sinceridad y el que emana del secreto de la enfermedad y el que viene de la debilidad, la incapacidad, la humillación y la necesidad, está muy cerca de la aceptación. Y la enfermedad es la base de un ruego sincero como ese y su eje, así pues el enfermo y los que llevan a cabo su cuidado de entre los creyentes deben beneficiarse de este ruego.
    

    La medicina décimo octava

    ¡Oh enfermo que ha abandonado el agradecimiento y se ha rendido a la queja! En verdad la queja emana de la existencia de un derecho que se remite a ti y tu derecho no se ha ido en vano como para que te quejes, sino que debes muchos derechos cuyo agradecimiento no has pagado aún. Tú no has pagado el derecho de Allah sobre ti, y por encima de esto te quejas falsamente como si tuvieras derecho, pero no te corresponde quejarte mirando a aquellos sanos que están por encima de ti, sino que debes mirar-desde el punto de vista de la salud-a aquéllos enfermos incapacitados que están por debajo de ti. Así pues tú tienes la obligación de agradecer mucho, de manera que si tu mano está rota piensa en las manos amputadas y si tienes un solo ojo piensa en los que han perdido ambos ojos, para que así puedas agradecer a Allah, sea glorificado.

    En efecto, a nadie le corresponde pues, en el aspecto de la bendición un derecho, tender la mirada a quien está por encima de él para avivar el fuego de la queja que quema junto a él, sino que en el momento de la adversidad se impone al hombre desde el punto de vista de la adversidad mirar a quien sufre una adversidad mayor y una enfermedad más grave para agradecer después de ello, satisfecho con lo que tiene. Y este secreto ha sido explicado en alguna de las epístolas con ejemplos cuyo contenido es como el que sigue:

    Un hombre toma de la mano a un pobre para subirlo a la cima de un alminar y le regala en cada uno de los escalones del alminar un regalo y finalmente culmina esos regalos con el mayor regalo que le ofrece junto a la cima del alminar. Y aunque lo obligado para este pobre es ofrecer el agradecimiento y las gracias ante los regalos variados, lo ves que se olvida de todos esos regalos que tomó en esos escalones, o los considera sin importancia y no agradece elevando su vista hacia quien está más alto que él quejándose y diciendo: Si fuera este alminar más alto de lo que es llegaría a un peldaño más alto que estos peldaños. ¿Por qué no te has convertido en algo como esta montaña elevada en altura o el alminar vecino? Y así si ese hombre lleva a cabo esa queja, cuán grave es el desagradecimiento del favor que comete y cuán grave es el propasarse contra lo debido en el que incurre.

    Y así es el estado del ser humano que viene a la existencia desde la inercia y no se convierte en una piedra ni en un árbol ni en un animal, sino que es un ser humano musulmán y disfruta mucho de la salud y la integridad y obtiene un grado elevado de bendición y a pesar de esto, éste ser humano viene y manifiesta la queja de no disfrutar de la salud y la integridad como resultado de algunos accidentes o por haber perdido las bendiciones por su mala elección o por su mal hábito o por su incapacidad para llegar a ellas y luego dice: “ Ay de mí ¿qué he cometido para que me haya pasado lo que me ha pasado? Diciendo lo que quiere como censura del Señorío divino. Así pues este estado es una enfermedad inmaterial y una desgracia mayor que la enfermedad material y la desgracia en la que está, de manera que él acrecienta su enfermedad con la queja como el que lucha y su mano está contusionada.

    Sin embargo el inteligente asimila Sus palabras, sea ensalzado: {Aquéllos que cuando les ocurre una desgracia dicen: En verdad somos de Allah y en verdad a Él hemos de volver.} Y se somete a la orden de Allah con paciencia hasta que termina esa enfermedad de cumplir su tarea y prosigue a lo suyo.

    La medicina décimo novena

    En verdad la expresión imperecedera de denominar “los nombres más hermosos” a todos los nombres de Allah, el Bello, el Dueño de majestad, indica que esos nombres  son todos bellos. Y teniendo en cuenta que la vida es el más hermoso espejo imperecedero y el más sutil y el más universal  en los seres existentes y que el espejo del Bello es también bello y que el espejo que refleja las bondades del Bello se convierte en bello también y que toda cosa que acontece a ese espejo de parte de ese Bello es bella también, todo lo que acontece en la vida es también bello desde el punto de vista de la realidad, y ello porque muestra las impresiones bellas de esos “nombres más hermosos” bellos.
    

    Y si la vida transcurre con la salud y la integridad en una única constante se convierte en un espejo incompleto, incluso puede que sea sentida-en un aspecto determinado-como inercia y futilidad, y hace experimentar el tormento y la estrechez, y se desploma el valor de la vida y el placer de vivir y su bienestar se transforma en dolor y aflicción. De manera que el hombre se arroja a sí mismo o bien a los fangos de la necedad o bien a los nidos de la diversión y la juerga, para que su tiempo pase rápido, cuyo símil es el del preso que se enemista con su vida valiosa y la mata con rapidez por el deseo de que se acabe el tiempo de cárcel.

    Sin embargo la vida que transcurre con transformaciones y movimiento y pasa por fases diversas, hace sentir que tiene un valor y un peso y genera-esta vida-que sea importante la duración de la vida y le hace adquirir placer, hasta el punto de que el ser humano no desea que transcurra el tiempo de su vida a pesar de las dificultades y adversidades que padece y no se lamenta ni clama diciendo: ¿Por qué ha de ocultarse el sol y por qué ha de disiparse la noche?

    En efecto, si quieres pregúntale a una persona rica, desocupada que tiene todo cuanto se desea, pregúntale: ¿Cómo estás? Y escucharás de él inexorablemente expresiones dolorosas y de lamento como: ¡Ah qué tiempo! No pasa. Por qué no vienes para que busquemos un entretenimiento con el que pasar el tiempo. ¡Vamos a jugar al nardi un poco! O escuchas quejas que surgen de prolongar las falsas esperanzas como: Mi asunto tal está incompleto, ojalá hiciera esto y esto.

    Pero si preguntas a un pobre hundido en las adversidades o un trabajador proletario: ¿Cómo estás? Si es sensato te dirá: Estoy bien, y las alabanzas a Allah y mil gracias a mi Señor, pues yo estoy en un afán siempre. ¡Qué bueno sería que el sol no se pusiera de prisa y pudiera acabar el trabajo que tengo pendiente! Pues el tiempo pasa raudo y la vida transcurre sin detenerse y a pesar de que yo estoy dedicado totalmente a lo que acontece, eso transcurrirá también, pues todo aprieta sus pasos de esa manera. De manera que él con estas palabras no hace sino expresar el valor de la vida y su importancia dentro de lamentar cómo la vida se escapa de él, a su pesar.

    Así pues él comprende entonces que el placer de la vida y el valor de la vida es por el esfuerzo y la fatiga, en cuanto al descanso, la dejadez, la salud y la integridad hacen la vida amarga y la hacen pesada siendo así que el hombre desea librarse de ella con rapidez.
    

    ¡Oh hermano enfermo! Has de saber que la raíz de las desgracias y de los males e incluso de los pecados no es otra que la inercia como queda demostrado de una manera concluyente y detallada en el resto de las epístolas y la inercia es un mal puro y una oscuridad total. De manera que la inactividad, la relajación y la tranquilidad están en una misma línea y un mismo modo siendo estados muy cercanos de la inercia y la futilidad y esta proximidad suya es la que se siente con la oscuridad que existe en la inercia y hace heredar desazón y agobio. En cuanto al movimiento y la transformación hay en ellos dos existencias y hacen sentir la existencia y la existencia es un bien puro y una luz.

    Y dado que es así la realidad, la enfermedad que tienes no es sino un huésped enviado a ti para cumplir sus muchas funciones, de manera que lleva a cabo la purificación de tu valiosa vida y su fortalecimiento y se eleva por ella y dirige los otros componentes humanos en tu cuerpo hacia la ayuda de ese miembro enfermo y muestra las impresiones de los nombres del Hacedor, Sabio y pronto terminará de su función, si Allah quiere, y proseguirá a lo suyo hablándole a la integridad: Ven ahora para quedarte en mi lugar siempre y vigila el cumplimento de tu función de nuevo, pues este es tu lugar recíbelo y habítalo, enhorabuena.

    La medicina vigésima

    ¡Oh enfermo que buscas tu medicina! Has de saber que la enfermedad es de dos tipos: Un tipo verdadero y otro imaginario. En cuanto al tipo verdadero, El Curador, el Sabio, el Sublime, sea honrado y enaltecido, ha puesto para cada mal una medicina y lo ha atesorado en Su gran farmacia que es el globo terrestre, de manera que esas medicinas requieren los males. Y ha creado, sea glorificado, para cada mal una medicina, de manera que el uso del tratamiento y su toma con el propósito de la curación está legislado (por la ley revelada) originalmente. Sin embargo es necesario el conocimiento de que la curación y el efecto de la medicina no son sino procedentes del Real, sea bendito y ensalzado, de manera que, de la misma forma que Él, sea glorificado, concede la medicina, Él también concede la curación.

    Y el musulmán debe adherirse a la guía de los médicos competentes musulmanes y sus consejos. Y este acatamiento es un remedio importante porque la mayoría de las enfermedades se generan del mal hábito, la ausencia de cuidado, la dejadez en dejarse orientar, el exceso, los pecados, la necedad y la ausencia de prevención. De manera que el médico que tiene el din no hay duda de que él aconseja dentro del círculo de lo que está legislado por la ley revelada y ofrece sus recomendaciones y previene del mal hábito, el exceso y suscita en el alma del enfermo el consuelo y la esperanza. Y el enfermo a su vez apoyándose en esas recomendaciones y alivio se aligera su enfermedad y lo inunda la alegría en lugar del agobio y la desazón.

    En cuanto al tipo de enfermedad imaginario, su tratamiento efectivo y provechoso es abandonarla, ya que la imaginación aumenta con la preocupación y se hincha, pero si no se le presta atención se empequeñece, se encoge y desaparece, al igual que cuando el ser humano se expone a un nido de avispas, éstas se reúnen y le atacan, pero si no se preocupa, se separan de él y se dispersan. Y al igual que el que se encuentra con preocupación con la silueta de una cuerda colgando en la oscuridad aumentará ante él esa silueta hasta hacerlo llegar a huir como un enajenado, pero si no le da importancia, se le mostrará que esa silueta no era sino una cuerda y no una serpiente y se empezará a reír de lo que soliviantó su mente y su imaginación.

    De manera que esa enfermedad imaginaria así mismo, si persiste mucho se transformará en una enfermedad real, pues la imaginación, cuando se tiene un sentido agudo de temperamento nervioso, es una enfermedad muy nociva ya que lo aterra y hace de un grano una montaña y flaquean sus fuerzas inmateriales y especialmente cuando coinciden las justicias de médicos dotados de corazones duros y desprovistos de misericordia o los médicos no equitativos, aquéllos que excitan sus imaginaciones y las mueven más que antes hasta que se van sus riquezas y se agotan si era rico o pierde la razón o la salud por completo.
    

    La medicina vigésimo primera

    ¡Oh hermano enfermo! Realmente en tu enfermedad hay un dolor material, solo que el placer inmaterial es importante y te rodea y borra todas las huellas de ese dolor material porque tu dolor material no supera esa piedad y compasión dulce que olvidaste desde la niñez y que brota ahora de nuevo en las entrañas de tus padres y tus parientes hacia ti, si tienes padres y parientes. Siendo así que recuperarás las sentimientos y miramientos paternales tiernos y agradables que te dirigían en la niñez y se descorrerá el velo con respecto a tus amados a tu alrededor para que te cuiden de nuevo y acudan ti con su amor y piedad con la atracción de la enfermedad que suscita esos sentimientos interiores. Así pues cuán baratos son esos dolores materiales que padeces frente a lo que recibes de servicios sublimes mezclados con la misericordia y la piedad en virtud de tu enfermedad.

    Ésos para cuyo servicio y obtención de su complacencia te esforzarte tú-con todo orgullo-de manera que pasaste a ser por ello un señor y uno que manda sobre ellos y triunfaste también con tu enfermedad en la adquisición de un incremento de los amados ayudantes y los amigos íntimos compasivos. De manera que su unieron a ti por la amabilidad y la piedad humana que son instintivas del ser humano. Luego tú tomaste por esta enfermedad tuya un permiso de las tareas duras y peligrosas de manera que tú ahora puedes prescindir de ellas y has descansado de ellas.

    Así pues, tu dolor secundario no debe conducirte a la queja sino al agradecimiento ante estos placeres inmateriales.
    

    La medicina vigésimo segunda

    Ey nüzul gibi ağır hastalıklara müptela olan kardeş! Evvela sana müjde ediyorum ki mü’min için nüzul mübarek sayılıyor. Bunu çoktan ehl-i velayetten işitiyordum. Sırrını bilmezdim. Bir sırrı şöyle kalbime geliyor ki:

    Ehlullah, Cenab-ı Hakk’a vâsıl olmak ve dünyanın azîm manevî tehlikelerinden kurtulmak ve saadet-i ebediyeyi temin etmek için iki esası ihtiyaren takip etmişler:

    Birisi: Rabıta-i mevttir. Yani dünya fâni olduğu gibi kendisi de içinde vazifedar fâni bir misafir olduğunu düşünmekle, hayat-ı ebediyesine o suretle çalışmışlar.

    İkincisi: Nefs-i emmarenin ve kör hissiyatın tehlikelerinden kurtulmak için çileler ile riyazetlerle nefs-i emmarenin öldürülmesine çalışmışlar.

    Sizler ey yarı vücudunun sıhhatini kaybeden kardeş! Sen ihtiyarsız kısa ve kolay ve sebeb-i saadet olan iki esas sana verilmiş ki daima senin vücudunun vaziyeti, dünyanın zevalini ve insanın fâni olduğunu ihtar ediyor. Daha dünya seni boğamıyor, gaflet senin gözünü kapayamıyor. Ve yarım insan vaziyetinde bir zata, nefs-i emmare elbette hevesat-ı rezile ile ve nefsanî müştehiyat ile onu aldatamaz, çabuk o nefsin belasından kurtulur.

    İşte mü’min sırr-ı iman ile ve teslimiyet ve tevekkül ile o ağır nüzul gibi hastalıktan az bir zamanda, ehl-i velayetin çileleri gibi istifade edebilir. O vakit o ağır hastalık çok ucuz düşer.

    Yirmi Üçüncü Deva

    Ey kimsesiz, garib, bîçare hasta! Hastalığınla beraber kimsesizlik ve gurbet, sana karşı en katı kalpleri rikkate getirirse ve nazar-ı şefkati celbederse; acaba Kur’an’ın bütün surelerinin başlarında kendini Rahmanu’r-Rahîm sıfatıyla bize takdim eden ve bir lem’a-i şefkatiyle umum yavrulara karşı umum valideleri, o hârika şefkatiyle terbiye ettiren ve her baharda bir cilve-i rahmetiyle zemin yüzünü nimetlerle dolduran ve ebedî bir hayattaki cennet, bütün mehasiniyle bir cilve-i rahmeti olan senin Hâlık-ı Rahîm’ine iman ile intisabın ve onu tanıyıp hastalığın lisan-ı acziyle niyazın, elbette senin bu gurbetteki kimsesizlik hastalığın, her şeye bedel onun nazar-ı rahmetini sana celbeder. Madem o var, sana bakar, sana her şey var. Asıl gurbette, kimsesizlikte kalan odur ki iman ve teslimiyetle ona intisap etmesin veya intisabına ehemmiyet vermesin.

    Yirmi Dördüncü Deva

    Ey masum hasta çocuklara ve masum çocuklar hükmünde olan ihtiyarlara hizmet eden hasta bakıcılar! Sizin önünüzde mühim bir ticaret-i uhreviye var. Şevk ve gayret ile o ticareti kazanınız.

    Masum çocukların hastalıklarını, o nazik vücudlara bir idman, bir riyazet ve ileride dünyanın dağdağalarına mukavemet verdirmek için bir şırınga ve bir terbiye-i Rabbaniye gibi çocuğun hayat-ı dünyeviyesine ait çok hikmetlerle beraber ve hayat-ı ruhiyesine ve tasaffi-i hayatına medar olacak büyüklerdeki keffaretü’z-zünub yerine, manevî ve ileride veyahut âhirette terakkiyat-ı maneviyesine medar şırıngalar nevindeki hastalıklardan gelen sevap, peder ve validelerinin defter-i a’maline, bilhassa sırr-ı şefkatle çocuğun sıhhatini kendi sıhhatine tercih eden validesinin sahife-i hasenatına girdiği, ehl-i hakikatçe sabittir.

    İhtiyarlara bakmak ise hem azîm sevap almakla beraber, o ihtiyarların ve bilhassa peder ve valide ise dualarını almak ve kalplerini hoşnut etmek ve vefakârane hizmet etmek hem bu dünyadaki saadete hem âhiretin saadetine medar olduğu rivayat-ı sahiha ile ve çok vukuat-ı tarihiye ile sabittir. İhtiyar peder ve validesine tam itaat eden bahtiyar bir veled, evladından aynı vaziyeti gördüğü gibi; bedbaht bir veled eğer ebeveynini rencide etse azab-ı uhrevîden başka, dünyada çok felaketlerle cezasını gördüğü, çok vukuatla sabittir.

    Evet ihtiyarlara, masumlara, yalnız akrabasına bakmak değil belki ehl-i iman (madem sırr-ı imanla uhuvvet-i hakikiye var) onlara rast gelse, muhterem hasta ihtiyar ona muhtaç olsa ruh u canla ona hizmet etmek İslâmiyet’in muktezasıdır.

    Yirmi Beşinci Deva

    Ey hasta kardeşler! Siz gayet nâfi’ ve her derde deva ve hakiki lezzetli kudsî bir tiryak isterseniz imanınızı inkişaf ettiriniz. Yani tövbe ve istiğfar ile ve namaz ve ubudiyetle, o tiryak-ı kudsî olan imanı ve imandan gelen ilacı istimal ediniz.

    Evet, dünyaya muhabbet ve alâka yüzünden güya âdeta ehl-i gafletin dünya gibi büyük, hasta, manevî bir vücudu vardır. İman ise o dünya gibi zeval ve firak darbelerine, yara ve bere içinde olan o manevî vücuduna birden şifa verip, yaralardan kurtarıp, hakiki şifa verdiğini pek çok risalelerde kat’î ispat etmişiz. Başınızı ağrıtmamak için kısa kesiyorum.

    İman ilacı ise feraizi mümkün oldukça yerine getirmekle tesirini gösteriyor. Gaflet ve sefahet ve hevesat-ı nefsaniye ve lehviyat-ı gayr-ı meşrua, o tiryakın tesirini men’eder. Hastalık madem gafleti kaldırıyor, iştihayı kesiyor, gayr-ı meşru keyiflere gitmeye mani oluyor; ondan istifade ediniz. Hakiki imanın kudsî ilaçlarından ve nurlarından tövbe ve istiğfar ile dua ve niyaz ile istimal ediniz.

    Cenab-ı Hak sizlere şifa versin, hastalıklarınızı keffaretü’z-zünub yapsın, âmin âmin âmin!

    اَل۟حَم۟دُ لِلّٰهِ الَّذٖى هَدٰينَا لِهٰذَا وَمَا كُنَّا لِنَه۟تَدِىَ لَو۟لَٓا اَن۟ هَدٰينَا اللّٰهُ لَقَد۟ جَٓاءَت۟ رُسُلُ رَبِّنَا بِال۟حَقِّ

    سُب۟حَانَكَ لَا عِل۟مَ لَنَٓا اِلَّا مَا عَلَّم۟تَنَٓا اِنَّكَ اَن۟تَ ال۟عَلٖيمُ ال۟حَكٖيمُ

    اَللّٰهُمَّ صَلِّ عَلٰى سَيِّدِنَا مُحَمَّدٍ طِبِّ ال۟قُلُوبِ وَ دَوَائِهَا وَ عَافِيَةِ ال۟اَب۟دَانِ وَ شِفَائِهَا وَ نُورِ ال۟اَب۟صَارِ وَ ضِيَائِهَا وَ عَلٰى اٰلِهٖ وَ صَح۟بِهٖ وَ سَلِّم۟

    وَهُوَ لِكُلِّ دَاءٍ دَوَاءٌ

    Meali: “Bu kitap her derde dermandır.”

    Tevafukat-ı latîfedendir ki Re’fet Bey’in birinci tesvidden gayet süratle yazdığı nüsha ile beraber, Hüsrev’in yazdığı diğer bir nüshada, ihtiyarsız hiç düşünmeden satır başlarında gelen elifleri saydık; aynen bu وَهُوَ لِكُلِّ دَاءٍ دَوَاءٌ cümlesine tevafuk ediyor. (Hâşiye[10]) Hem bu risalenin müellifinin Said ismine, bir tek fark ile yine tevafuk ediyor. (Hâşiye[11]) Yalnız risalenin unvanına ait yazıdaki bir elif hesaba dâhil edilmemiştir.

    Cây-ı hayrettir ki Süleyman Rüşdü’nün yazdığı nüsha, hiç elif hatıra gelmeden ve düşünmeden, yüz on dört elif, yüz on dört şifa-yı kudsiyeyi tazammun eden yüz on dört suver-i Kur’aniyenin adedine tevafukla beraber وَهُوَ لِكُلِّ دَاءٍ دَوَاءٌ şeddeli lâm bir sayılmak cihetiyle yüz on dört harfine tam tamına tevafuk ediyor.

    Yirmi Beşinci Lem’a’nın Zeyli

    On Yedinci Mektup olup Mektubat mecmuasına idhal edildiğinden buraya dercedilmedi.


    1. *[En efecto damos testimonio de que la composición de esta epístola se concluyó en cuatro horas y media.]
    2. *[Dijo el Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz: “Cuando Allah pone a prueba al siervo musulmán con una aflicción en su cuerpo, dice Allah, sea honrado y enaltecido: Escribiré para él sus obras rectas y si lo cura, lo habrá limpiado y purificado, y si se lo lleva, lo perdonará y tendrá misericordia de él”. Ḥadiz bueno (ḥasan) transmitido por Aḥmad.]
    3. *[De Abu Huraira, que Allah esté complacido con él, que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “Aquel para el que Allah quiere bien, le causa alguna aflicción”.]
    4. *[Considerando la aparición de este destello espontáneamente sin afectación ni deliberación se han escrito en el grado sexto dos medicinas y por no intervenir en su carácter espontáneo las hemos dejado tal cual y no hemos cambiado nada de ellas por temor a la existencia de algún secreto en la cuestión. El autor.]
    5. *[De Abu Musa, que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “Cuando enferma el siervo o viaja, Allah, sea ensalzado, le escribe la misma recompensa de lo que hacía cuando estaba sano y residente”. Recogido por Aḥmad y al-Bujari.]
    6. *[De Abu Huraira, que Allah esté complacido con él, que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “En verdad un hombre puede tener ante Allah un rango que no obtiene por medio de obras. Sino que Allah no cesa de ponerlo a prueba con lo que le desagrada hasta hacérselo alcanzar”. Recogido por Abu Ya’la en su “Musnad” y por Ibn Ḥaban en su Ṣaḥiḥ.]
    7. *[Hay numerosos ḥadices con este significado, todos ellos fidedignos, de los que elegimos uno: “De la hermana de Ḥudhaifa, que Allah esté complacido con ambos, que dijo: El Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “La gente con una prueba más fuerte serán los Profetas y luego los justos y luego los más parecidos, y así sucesivamente” Lo transmitió aṭ-Ṭabaraní.]
    8. *[El hecho de que esta enfermedad adquiera el martirio en significado se extiende hasta el límite del fin del post-parto que son cuarenta días.]
    9. *[Una parte de las enfermedades, a pesar de que constituyen una causa para la existencia del ruego, cuando el ruego se convierte en causa de la ausencia de la enfermedad, es como si el ruego se convirtiera en causa para su propia ausencia y esto no es posible. El autor.]
    10. Hâşiye: Sonradan yazılan ihtarın iki elifi bu hesaba dâhil olamayacağı için dâhil edilmemiştir.
    11. Hâşiye: Madem Keramet-i Aleviye’de ve Gavsiye’de, Said’in âhirinde nida için vaz’edilmiş bir elif var (Saidâ) olmuş belki fazla olan bu elif, o elife bakıyor.
      Re’fet, Hüsrev