EL DÉCIMO SÉPTIMO DESTELLO

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    EL DÉCIMO SÉPTIMO DESTELLO

    Consta de diecisiete notas*(*[1]) que resplandecen desde Ẓuhra (Venus)

    En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

    INTRODUCCIÓN

    Doce años*(*[2]) antes de escribir este destello el Señor Generoso me hizo propicio y me envolvió con Su providencia y benevolencia y escribí algo de lo relacionado con las cuestiones de la unicidad divina y algo de lo que se manifestó de ellas durante una reflexión intelectual, un viaje del corazón y un descubrimiento espiritual, a través de la ascensión en los grados del conocimiento divino, lo escribí en lengua árabe a modo de notas en epístolas llamadas Ẓuhra, Shu’la, Ḥabba, Shamma, Ḍharra, Qaṭra*(*[3]) y similares.Y puesto que estas notas fueron escritas para mostrar el principio de una verdad grandiosa y amplia y simplemente destacar su introducción ,y para manifestar uno de los rayos de una luz resplandeciente deslumbradora, vinieron a modo de ocurrencias, observaciones y aclaraciones que anoté solo para mí mismo, lo cual hizo el beneficio para los demás limitado sobre todo porque la mayoría de mis hermanos más fieles y destacados no han estudiado la lengua árabe y me vi forzado por su insistencia a escribir aclaraciones en lengua turca de una parte de esas notas y destellos y limitarme a traducir la otra parte de ellas.

    Y la traducción al turco se hizo literal sin cambios porque a Sa’id el nuevo esas ocurrencias aparecidas en las epístolas árabes se le mostraron como una visión lo más parecida a la contemplación y ello cuando empezó a tomar agua en el abrevadero del conocimiento de la realidad y sólo por esto se mencionan algunas frases a pesar de que están mencionadas en otras epístolas mientras que otras se mencionan resumidas al máximo y no se aclaran con la aclaración requerida y ello para no estropear su sutileza original.

    La primera nota

    Dije hablándome a mí mismo: Haz de saber, ¡Oh Sa’id inadvertido!, que lo que no te acompaña después de la extinción de este mundo y se separa de ti con la aniquilación de este mundo, no es digno de que vincules tu corazón a ello. Sobre todo los asuntos perecederos que te dejarán dándote la espalda cuando desaparezca tu época, sobre todo aquello que no te acompañará en el viaje al mundo intermedio, sobre todo lo que no te escoltará a la puerta de la tumba, sobre todo lo que se separará de ti en uno o dos años con una separación eterna colgando su delito de tu cuello y sobre todo lo que te deja en el momento de su aparición a tu pesar, no es razonable que ligues tu corazón a ello.

    De manera que si tienes intelecto deja los asuntos que no te pueden acompañar en el viaje eterno y se desvanecen y se extinguen bajo las sacudidas de las mudanzas mundanales, en las fases del mundo intermedio y las transformaciones de la Otra Vida, y no te preocupes por ellos y no sufras por su desaparición y mira tu esencia,

    pues entre tus sutilezas hay una sutileza que no se satisface con otra cosa que no sea la eternidad y lo eterno y no se dirige a otra cosa y no se resigna a otra cosa aunque le dieras este mundo entero no satisfaría su necesidad innata y esa sutileza es el sultán de tus sentidos y tus sutilezas, así pues obedece a tu sultán, ese que obedece la orden del Originador Sabio y sálvate.

    La segunda nota

    Vi en una visión en sueños verdadera que le decía a la gente: ¡Oh gente! Entre las disposiciones del Corán está que no creas nada de lo que no es Allah, sea ensalzado, mayor que tú hasta el punto de que lo adores ni te pongas a ti mismo por encima de nada en absoluto de manera que te ensoberbezcas sobre ello, porque las criaturas al igual que son iguales en el sentido de lo inverosímil de que sean adoradas lo son también en la relación de ser creadas.

    La tercera nota

    Has de saber, ¡Oh Sa’id inadvertido!, que tú ves este mundo temporal como perpetuo e imperecedero, a causa de un error de los sentidos, y cuando miras a tu alrededor y a este mundo, lo ves permanente y continuo hasta cierto punto y por esa mirada crees que tu propia persona efímera es permanente también y por ello no temes sino cuando tenga lugar la Hora, como si fueras a vivir hasta que tenga lugar la Hora y simplemente la temes a ella. ¡Vuelve a tu buen criterio! pues tú y tu mundo particular están expuestos continuamente al golpe de la desaparición y la extinción y en verdad tu falacia y este error de tus sentidos se parece a esta semblanza:

    Si un hombre pone un espejo que tiene en la mano frente a una casas, una ciudad o un jardín, se verá en ese espejo una casa, una ciudad y un jardín ideales pero si le sobreviene al espejo el más mínimo movimiento y cambio, sobrevendrá a esa casa, ciudad y jardín imaginarios una agitación y un revuelo y se mezclarán unos con otros y no te beneficiará la continuidad de la casa, la ciudad y el jardín verdaderos y su permanencia en el exterior, pues en verdad la casa, la ciudad y el jardín que te atañen, existentes en el espejo que tienes en la mano, no son sino en la medida y la balanza que el espejo te proporciona.

    Así pues tu vida y tu tiempo son un espejo, y el pilar de tu vida mundanal, su espejo y su centro son tu vida, y la muerte de esa casa, ciudad y jardín es posible y su ruina es una posibilidad en cada instante y por ello están en un estado que es posible que se derrumben sobre tu cabeza en cada momento y tenga lugar tu día del Levantamiento cada minuto.

    Y si es así, no cargues sobe tu vida y este mundo lo que no pueden soportar ni el peso que no pueden levantar.

    La Cuarta Nota

    Has de saber que parte de la práctica acostumbrada del Originador, Sabio, en general, es que Él repite las cosas importantes y valiosas. Es decir que la mayoría de las cosas se renuevan por otras semejantes a ellas en el tiempo en el que cambian las estaciones y se transforman las épocas. En cuanto a las cosas valiosas e importantes, las repite tal cual y esta regla que es una de las costumbres de Allah, sea ensalzado, se ve invariable en la mayoría de los casos en todas las resurrecciones diarias, anuales y de las épocas.

    Y en base a esta regla fija decimos: Si el fruto más perfecto del árbol de la creación es el ser humano, y lo más importante entre las criaturas y lo más preciado entre las cosas existentes es el ser humano, y un individuo del ser humano equivale a un género del resto de los animales según coinciden las ciencias y el testimonio de los saberes, se juzgará con una intuición definitiva que cada individuo de la especie humana será repetido tal cual,

    con su cuerpo, así como con su nombre y figura, en la Reunión y la Resurrección mayor.

    La nota quinta

    Sa’id el nuevo, cuando quiso sacudir su mente y desechar necesariamente la filosofía falsa y la civilización necia, porque las ciencias europeas y su civilización se habían transformado en enfermedades del corazón y se habían convertido en un eje del aumento de los problemas en el recorrido del corazón. Cuando Sa’id el nuevo recorría esos movimientos intelectuales, porque las ciencias de Europa y su civilización se habían apoderado del pensamiento de Sa’id el viejo hasta cierto punto, se vio forzado en esta nota a la siguiente discusión, corta por un lado y larga por otro, con la persona inmaterial de Europa, para acallar las sensaciones personales que contemplaban en mi espíritu el mérito de Europa.

    Y que no se entienda erróneamente pues Europa son dos.

    Una de ellas es la Europa que sigue las ciencias que sirven a la justicia y a la verdad, y cuida de las industrias útiles para la vida de la sociedad humana y ello por la inspiración recibida de la religión verdadera de Jesús; y no me dirijo a esa parte sino

    que me dirijo a la otra parte corrupta de Europa que pretende la igualdad de la civilización y conduce al ser humano a la necedad y el extravío por medio de la oscuridad de la filosofía naturalista.

    Y fue que yo dije, en ese tiempo y en ese recorrido espiritual, a la persona Europea inmaterial que había tomado con su mano la filosofía perjudicial falsa y la civilización necia dañina al margen de las bondades civiles y las ciencias beneficiosas:

    ¡Has de saber, oh Europa segunda! que has tomado en tu mano derecha una filosofía que guía al extravío y enferma, y con tu mano izquierda una civilización dañina y necia; y afirmas que la felicidad del ser humano está en ambas. (¡Que tus manos se paralicen y destruyan tu cabeza tus dos regalos nocivos!).

    ¡Oh espíritu desgraciado propagador de la incredulidad y la ingratitud! ¡Cuán asombroso es! ¿Es acaso posible para un hombre que ha sido afligido por desgracias terribles en su espíritu, su conciencia, su intelecto y su corazón; y ha caído en el tormento, que su felicidad esté, por estar con su cuerpo en una gala y riqueza engañosas con una forma aparente? ¿Y acaso se le dice que es feliz con ello?

    ¿Acaso no ves que un ser humano que se desespera por cualquier asunto menor, o cuya esperanza por una expectativa ilusoria se interrumpe, o cuya ilusión por una acción que no es seria se rompe, sus ilusiones dulces se hacen amargas para él y sus estados agradables lo atormentan y este mundo se le hace estrecho y se convierte en una cárcel para él a causa de eso?

    Además de que un hombre que experimenta por tu fatalidad el golpe del extravío en los rincones más profundos de su corazón y en la profundidad de su espíritu; y se han interrumpido todas sus esperanzas a causa de ese extravío y se han producido por él todos sus dolores, ¿qué felicidad puedes asegurar a un desgraciado así? Y ¡cuán asombroso! ¿Acaso se dice de un hombre cuyo cuerpo está en un falso y efímero paraíso mientras su espíritu y su corazón son atormentados en el Infierno, que es feliz? Así pues, tú has engañado así al pobre ser humano castigándolo con el castigo del Infierno en un paraíso falso.

    ¡Oh alma del género humano, que ordenas con insistencia el mal! Considera esta comparación y mira a dónde llevas al género humano. Así pues, por ejemplo, frente a nosotros hay dos caminos uno de los cuales recorremos y vemos a cada paso un hombre incapaz desgraciado al que atacan los opresores y usurpan su riqueza y sus propiedades, y destruyen su casa; y a veces lo hieren de tal manera que el cielo llora por su lamentable estado. De manera que a donde quiera que se mire, se ve la situación de este modo. Y un funeral colectivo ha ocupado este camino, porque las voces que se escuchan en ese camino son los gritos de los opresores y el llanto de los oprimidos, y ese ser humano es puesto a prueba con un dolor sin límite, porque el ser humano se duele con el dolor del otros debido a su humanidad; además de que la conciencia no soporta este grado de sufrimiento y por ello quien recorre ese camino se ve forzado a una de dos cosas, o bien se despoja de la humanidad, se aferra a una barbarie sin fin y soporta un corazón al que no le afecta la destrucción de todo mientras él esté a salvo, o anula lo que exige el corazón y el intelecto.

    Así pues ¡Oh Europa, corrupta por la necedad y el extravío, y alejada de la religión de Jesús! Has regalado este estado infernal al espíritu del ser humano con tu astucia tuerta como el Daŷŷal*(*[4]), luego has comprendido que este es un mal sin remedio que arroja al ser humano desde lo más alto del cielo hasta el más bajo de los bajos y lo rebaja hasta el nivel más desgraciado de los animales.

    De manera que el remedio que has encontrado para esta enfermedad son tus diversiones atractivas, tus adornos y tus cosas apetitosas adormecedoras, que sirven para anular el sentido hasta un momento (que tu remedio destruya tu cabeza) y la destruirá, de manera que el camino que le has abierto y la felicidad que le has regalado al género humano se parece este ejemplo.

    En cuanto al segundo camino que el Corán Sabio le ha regalado con su guía al género humano es el siguiente: Nosotros vemos en cada morada, lugar y ciudad de ese camino, soldados íntegros de entre los soldados de un Sultán Justo que deambulan por todas partes, de manera que a veces los funcionarios desmovilizan a algunos de esos soldados por orden de ese Sultán y toman de ellos sus armas, sus caballos y sus equipos, que pertenecen al sultanato, y les dan el documento de dispensa; y esos soldados desmovilizados, aunque se entristezcan externamente por entregar sus armas y sus caballos a los que estaban acostumbrados, se alegran en realidad por la desmovilización y se alegran al máximo por volver a la capital del Sultán y visitarlo.

    Y puede que los funcionarios de la desmovilización se encuentren con un reclutado inexperto y el reclutado no los conozca y le diga: Entréganos tus armas. Y el reclutado diga: Yo soy un reclutado del Sultán y estoy a su servicio, luego habré de volver a Él. ¿Pero quién sois vosotros? Si habéis venido con su permiso y complacencia, lo haré con sumo placer, manifestad pues su orden, pero si no, apartaos de mí pues aunque me quede solo y seáis miles os combatiré también porque mi persona no es de mi propiedad sino que es de mi sultán; y aún más porque lo que tengo: Mi propia persona y mis armas, son la confianza de mi Dueño, de manera que no subyugaré mi cabeza ante vosotros, para así preservar la confianza, proteger la nobleza de mi Sultán y preservar su honor.

    Esta situación es un solo ejemplo de las miles de situaciones que son un eje de la alegría y la felicidad en ese camino segundo, así pues mide en base a ello las demás situaciones. Y en todo el viaje de ese camino segundo hay concentraciones y movilización de tropas con alegría y celebración llamadas la procreación, así como se ve en él una desmovilización de tropas con alborozo y cánticos, que se llama la muerte. Por lo tanto el Corán Sabio regala este camino al ser humano, y quien acepta este regalo con una aceptación completa recorre este camino segundo que conduce a la felicidad en las dos moradas, como hemos mencionado, y no se entristece por lo que pasó ni teme lo que ha de venir.

    ¡Oh Europa segunda corrompida! Entre tus fundamentos corrompidos que carecen de base está que tú afirmas que todo ser vivo, desde el ángel más grande hasta el pez más pequeño, es dueño de sí mismo, trabaja para sí mismo y se esfuerza para su propio placer; y que tiene el derecho a la vida y que la meta de su aspiración y el objetivo de su propósito es la consecución de su vida y su permanencia.

    Y has creído que las manifestaciones de la ley de la ayuda mutua general, que se manifiesta en la celeridad de las plantas para mantener a los animales y en la presteza del animal para ayudar al ser humano, por medio de ese reglamento que es acatado en los rincones del mundo con total obediencia, de entre los reglamentos de la generosidad del Creador Generoso; has creído que esas manifestaciones compasivas nobles eran un conflicto y has juzgado estúpidamente que la vida es un conflicto.
    

    Así pues ¡cuán asombroso es! La anticipación de los átomos del alimento, con total deseo, esa anticipación que es parte de las manifestaciones de la norma de la cooperación, para alimentar las células del cuerpo, ¿cómo puede ser conflicto y cómo puede ser colisión? ¡No! Este suministro y esta anticipación son una cooperación por la orden de un Señor Generoso.

    Y también uno de tus fundamentos corruptos es que tú afirmas que toda cosa es dueña de sí misma. Y la prueba concluyente de que nada es dueño de sí mismo en absoluto es que la más noble de entre las causas y la más amplia en voluntad en el sentido de la elección, es el ser humano, a pesar de que lo que se ha concedido a la mano de la elección de este ser humano y ha entrado en el círculo de su capacidad no es sino una parte dudosa de cien partes de lo más evidente de sus actos electivos, como la comida, el habla y el pensamiento. De manera que quien no es poseedor de una parte de cien partes de lo más evidente de sus actos, ¿cómo puede decirse que es dueño de sí mismo? Y si lo más noble y más amplio en elección tiene las manos atadas de esa manera con respecto al control y la verdadera libre disposición, hasta este punto, queda demostrado que quien dice que todos los animales y seres inanimados son dueños de sí mismos es más animal que los animales y más inanimado e insensible que los seres inanimado.

    Y lo que te ha hecho incurrir en este error y te ha hecho caer en este cenagal es tu astucia tuerta. Es decir: Tu superior sagacidad de mal agüero, de manera que olvidaste a tu Señor que es el Creador de todas las cosas por esa astucia tuerta, te apoyaste en la naturaleza imaginaria, atribuiste Sus efectos a los medios y dividiste el reino de ese Creador en los ídolos de las cosas adoradas falsas. Así pues sería necesario en este sentido y a la vista de tu astucia que cada ser vivo y cada ser humano resistiera por sí mismo un número ilimitado de enemigos, se esforzara para conseguir un número infinito de necesidades y se viera forzado a resistir frente a esos enemigos y necesidades que no tienen límite con una capacidad como la de un átomo, una elección como un hilo fino, una conciencia parecida a un destello que desaparece, una vida como una lumbre que pronto se apaga y una duración como un minuto que se acaba rápidamente; además de que el capital de ese ser vivo desdichado no basta para una sola de las miles de sus demandas y si es puesto a prueba con una desgracia, no espera la ayuda sino de las causas, sordas y ciegas, de manera que se convierte en una manifestación del secreto de Sus palabras, sea ensalzado: {Y la invocación de los incrédulos no está sino en un extravío} (Sura del Trueno, 14).

    Y en verdad tu astucia oscura ha transformado el día del género humano en noche y ha iluminado esa noche estrecha, dura y oscura, con lámparas temporales mentirosas para hacer acogedora esa noche. Y esas lámparas no sonríen en la cara del ser humano con alegría sino que esas luces ríen y se divierten burlándose de la risa del ser humano, con una risa necia en su estado doloroso que hace llorar.

    Y en verdad todo ser vivo está afligido, débil, expuesto a los ataques de los injustos, a ojos de tus discípulos, y este mundo es un luto general y las voces en este mundo son lamentos surgidos de la muerte y los dolores;

    y tu discípulo que ha aprendido de ti totalmente se convierte en un faraón, aunque un faraón vil que adora la cosa más miserable y cree que toda cosa beneficiosa es un señor suyo.

    Y además tu discípulo es rebelde, sin embargo es un rebelde miserable que acepta la máxima humillación por un solo placer y muestra bajeza al besar los pies del Shaiṭán por un beneficio maligno;

    y es un déspota también, si bien un déspota que finge, totalmente incapaz en sí mismo, al no existir un punto de apoyo en su corazón, y la meta de su anhelo es satisfacer sus apetitos personales.

    Y es también un conspirador que se afana en satisfacer su ambición y su engaño, que busca su propio beneficio bajo el velo del celo patriótico y el sacrificio y que no ama nada realmente excepto a sí mismo y lo sacrifica todo por sí mismo.

    Y en cuanto al discípulo del Corán, sincero y puro, es un siervo, sin embargo es un siervo con gran dignidad que no se rebaja a adorar ni siquiera la mayor de las cosas creadas y no hace del mayor y más importante beneficio, como es el Jardín, la meta de la adoración.

    Y es indulgente e íntegro, aunque un indulgente de aspiración elevada que no se rebaja a humillarse ante otro que no sea su Creador, Dueño de majestad, sin Su permiso y Su mandato.

    Y es también pobre, aunque un pobre que no necesita de nada gracias a la recompensa que le ha reservado su Generoso Dueño en el futuro. Y es débil también, aunque un débil fuerte que se apoya en la fuerza de su Señor Cuyo poder no tiene fin.

    ¿Y cómo podría ser que el Corán no hiciera del Jardín eterno la meta del propósito de su discípulo verdadero e hiciera de este mundo perecedero que desaparece la meta del propósito para él?

    Entiende pues el grado de la aspiración de ambos discípulos.

    Y también has de comparar el celo de los discípulos del Corán Sabio y su sacrificio, con los estudiantes de la filosofía enferma,

    en este sentido de que el estudiante de la filosofía huye de su hermano prefiriéndose a sí mismo y es capaz de demandarlo en su propio favor.

    Mientras que el discípulo del Corán ve a todos los siervos rectos de Allah en los cielos y en la Tierra como hermanos suyos. Y pide por ellos de una manera auténtica, se siente feliz con su felicidad y siente en su espíritu una fuerte conexión con ellos. Incluso ve la mayor de las cosas, como el Trono y el sol, bajo un mandato, sometido y siendo una criatura adoradora como él.

    Y compara la elevación de los espíritus de ambos discípulos y su expansión desde este sentido también que consiste en que el Corán da a los espíritus de sus discípulos una expansión y elevación, puesto que pone en sus manos, en lugar de la subḥa de noventa y nueve cuentas, la subḥa*(*[5]) de los átomos de noventa y nueve mundos en los que se manifiestan noventa y nueve nombres de los nombres divinos y les dice: “recitad vuestras letanías con esta subḥa”. Así pues mira a al-Ŷilaní, a al-Rifa’i y a ash-Shádilí, de entre los discípulos del Corán, y escúchalos cuando recitan sus aurad*(*[6]), cómo tomaron con sus manos la cadena de los átomos, los números de las gotas y los alientos de las criaturas, y recitan con ellos sus aurad, recuerdan a Allah y lo glorifican con ellos.

    Y mira la educación prodigiosa del Corán, de elocuencia inimitable, cómo hace que se eleve este pequeño ser humano, que es vencido por un microbio insignificante y al que le da vueltas la cabeza y pierde el conocimiento por la más pequeñas calamidad y angustia, y cómo se expanden sus sutilezas al considerar insuficientes las cosas existentes del mundo grande para ser una subḥa de su wird y al considerar pequeño el Jardín como para su ser la meta de su recuerdo y sus aurad, a pesar de que él no se considera a sí mismo más importante que la más pequeña criatura de las criaturas de Allah, sea ensalzado, de manera que une la máxima humildad con el máximo orgullo.

    Así pues te corresponde medir el grado de la bajeza de los discípulos de la filosofía y su degradación en relación a este estado. Pues las verdades que erróneamente ve la astucia ciega de la filosofía enferma europea, las ve así la guía del Corán, que indica con sus dos manos las dos felicidades y mira los dos mundos con sus dos ojos relucientes y familiarizados con el No-visto y que miran a las dos moradas; y dice: ¡Oh hombre! Lo que tienes en tu mano, en cuanto a tu propia persona y tu riqueza, no es propiedad tuya sino que es una fianza. Y el Dueño de esa fianza es Poderoso sobre todas las cosas, es Compasivo y Generoso y Conocedor de cada cosa; y quiere comprarte lo que tienes de Su propiedad para preservarlo para ti de manera que no se pierda y te pueda dar un precio importante en el futuro. Y tú eres un soldado, empleado y mandado, así pues esfuérzate en Su nombre y actúa por Su causa. Y Él es el que te envía el sustento que necesitas y te guarda de lo que no puedes.

    Y en verdad la meta de tu vida y su resultado es que seas un lugar de manifestación de los nombres de ese Dueño y Sus asuntos; y si te sobreviene alguna desgracia di:

    {En verdad somos de Allah y en verdad a Él hemos de volver} (Sura de la Vaca, 156). Es decir: Yo estoy al servicio de mi Dueño y si vienes ¡oh tú desgracia! con Su permiso y beneplácito, sé bienvenida, pues en verdad nosotros volveremos a Su presencia en un momento determinado y en verdad lo anhelamos. Y si nos ha de liberar de las cargas de la vida en un tiempo determinado en cualquier caso, que esa liberación y emancipación sean por tu mano ¡oh desgracia! pues yo estoy complacido. Y si quiere ponerme a prueba en la preocupación por guardar la fianza y te lo ordena, sin embargo no permite entregarte la fianza a ti ni se complace con ello, entonces yo no entrego la fianza de mi Dueño a otro que no sea digno de confianza en la que medida en que pueda.

    Mira pues un solo ejemplo entre mil de los grados de las lecciones de la guía coránica y la astucia filosófica. En efecto: La realidad del estado de ambos caminos discurre de la manera explicada previamente, solo que los grados de la gente en la guía y el extravío son diversos y los niveles de la inadvertencia son distintos, de manera que no siente cada uno esta realidad en su totalidad en cada nivel,

    porque la inadvertencia anula el sentido y el sentido ha sido eliminado en esta época puesto que los civilizados no sienten la amargura de este dolor doloroso. Sin embargo se rasga el velo de esa inadvertencia por el aumento de la sensibilidad científica y por el despertar de la muerte que hace contemplar cada día treinta mil cadáveres.

    Y mil lamentos y pesares para quienes recorren el extravío a causa de los ídolos extranjeros y sus ciencias naturales y para quienes los siguen imitándolos a ciegas.

    Así pues ¡oh hijos de este país! No os esforcéis en imitar a los europeos. ¿Con qué razón confiáis en ellos y seguís sus necedades y sus ideas falsas después de lo que ha hecho con vosotros Europa, una injusticia y una enemistad sin límites? No y no, los que los imitan neciamente no los siguen sino que se unen a sus filas sin darse cuenta y con ello os aniquiláis a vosotros mismos y a vuestros hermanos. Daos cuenta de que mientras los sigáis neciamente mentiréis en la pretensión del celo patriótico, porque vuestro seguir de esta manera es menospreciar vuestro celo patriótico y burlaros del pueblo.

    Que Allah nos guíe a nosotros y a vosotros al camino recto.

    La nota sexta

    Has de saber ¡oh ser humano infeliz!, que te sobrecoges por el gran número de los incrédulos y desmereces tus creencias por la unanimidad de ellos en negar algunas de las verdades de la fe, que el valor y la importancia no están en la cantidad y la abundancia de número, porque el ser humano, si no es tal, se convierte en un animal satánico. Y en verdad alguno de los europeos y europeizados conforme asciende en las codicias animales adopta un nivel animal más fuerte; y tú ves que los animales son innumerables, considerando la cantidad y el número, mientras que los seres humanos son pocos en relación a ellos, a pesar de que el ser humano se ha convertido en un sultán, un califa y un gobernante sobre todos los géneros de los animales.

    De manera que los incrédulos dañinos y los necios que siguen su camino, son un género nocivo de los animales de Allah, sea ensalzado, y los ha creado el Originador Sabio para colonizar este mundo y los ha hecho medida para hacer saber los grados de las bendiciones con las que Allah ha favorecido a Sus siervos creyentes; y al final los entregará a Ŷahannam el cual se merecen.

    De manera que no hay fuerza en la negación de los incrédulos y la gente del extravío de una verdad de la fe porque su unanimidad no es fuerte en virtud del secreto de la negación, pues mil negaciones equivalen a una. Así pues, por ejemplo: Si toda la gente de Estambul negara la luna nueva por no haberla visto al principio del mes de Ramaḍán, bastaría la afirmación de dos testigos que la hubieran visto para eliminar la negación de esa gran multitud y su unanimidad. De manera que si la esencia de la incredulidad y el extravío es negación y refutación, ignorancia y nihilismo, la unanimidad de los incrédulos por mayoría no tiene valor. Pues en verdad el juicio de unos creyentes de la gente de la verdad que se apoyan en el testimonio prevalece en las cuestiones de la fe, verdaderas, establecidas y comprobadas, y prevalece sobre la unanimidad de un número ilimitado de la gente del extravío.

    Y el secreto de esta verdad es que la afirmación de los que niegan, que es una aparentemente, es diversa, de manera que no se une y se fortalece; mientras que la afirmación de los que afirman se une y una parte de ella toma la fuerza de otra. Y ello es porque quien no ha visto la luna nueva de Ramaḍán en el cielo dice: La luna nueva no está en mi visión y no se ve para mí y dice otro: Así mismo. De manera que cada uno dice: No existe en mi visión, cuando en verdad sus visiones son distintas y las causas que impiden la visión son diversas; y por ello son diversas sus afirmaciones y no se fortalecen unas con otras. Sin embargo el que afirma, no dice: La luna nueva está en mi visión y mi vista, sino que dice: La luna nueva está de hecho y se ve en la faz del cielo, de manera que todos los testigos dicen la misma afirmación, que es que está efectivamente, y las afirmaciones están todas unificadas.

    En cuanto a los negadores, al ser sus visiones distintas, sus afirmaciones difieren, de manera que no juzgan lo que es de hecho porque la negación sobre lo que es de hecho no se afirma, pues requiere un conocimiento total.

    Y parte de las reglas de los fundamentos es que la inexistencia absoluta no se afirma si no es con enormes problemas. En efecto: Una determinada cosa, si dices: Existe en este mundo, es suficiente con mostrarla, pero si dices: No existe y la niegas, es necesario que este mundo sea examinado exhaustivamente para comprobar esa negación.

    Así pues en base a este secreto, la negación de la gente de la incredulidad de una determinada verdad es como resolver una cuestión, o pasar por un agujero estrecho, o caminar sobre un foso, puesto que da igual en ello mil que uno, porque no es posible la cooperación en ello. Y en cuanto a los que afirman, ellos miran la verdad del estado y lo que es de hecho, de manera que su afirmación se unifica y su fuerza coopera; y se parece a levantar una gran roca, cuantas más manos hay, más fácil se hace más fácil y unas manos refuerzan a las otras.

    La nota séptima

    ¡Oh agente desgraciado que hace desear a los musulmanes este mundo con fuerza y los conduce a la industria de los extranjeros y su progreso compulsivamente! Ten cuidado que no se rompa el vínculo de algunos de este pueblo ligado a la religión, pues si se rompe el vínculo de algunos de ellos con la religión, bajo el asalto de los martillos de la imitación ciega y el camino necio, serán esos ateos entonces tan dañinos para la vida social como el veneno que mata, porque el renegado se convierte en un veneno en la vida social por la corrupción de su conciencia completamente. Y de ahí viene en la ciencia de los fundamentos que el renegado no tiene derecho a la vida mientras que el incrédulo si es dhimmí*(*[7]), o ha hecho un tratado de paz, tiene derecho a la vida; y ese es un reglamento de los fundamentos de la ley revelada. Y también el testimonio de un incrédulo de la gente de dhimma es aceptado en la escuela ḥanafí, mientras que el testimonio del depravado es rechazado porque es un traidor.

    Así pues, ¡Oh depravado infeliz! No te engañes por la abundancia de los depravados y no digas: Las ideas de la mayoría están conmigo, pues el depravado no busca la depravación en sí y no entra en ella por elección, sino que cae en ella y no puede salir de ella. Y no existe depravado que no desee ser recto y no desee que su gobernante y presidente sea religioso, a menos que su conciencia se haya corrompido con la apostasía, nos refugiamos en Allah de ella, y se deleite con envenenar como las víboras.

    Y ¡Oh cabeza loca y corazón corrupto! ¿Pretendes que los musulmanes no aman este mundo y no reflexionan sobre él y caen en una condición pobre y necesitan despertar para no olvidar su parte de este mundo? Al contrario, lo que piensas es un error y tu apreciación es equivocada, no es sino que la codicia es fuerte y por ello caen en una condición pobre, porque la codicia en el creyente es causa de la perdición y la bajeza.

    Y el dicho: “El codicioso es decepcionado, perdedor” es proverbial.

    En efecto: Las causas que llaman al hombre y lo conducen a este mundo son muchas y a la cabeza de ellas está su ego, su deseo, su necesidad, sus sentidos, sus emociones, su shaiṭán, la dulzura aparente de este mundo y los malos compañeros como tú. Y así existen muchas llamadas para él, mientras que los que llaman a la última vida permanente y a la vida sempiterna son pocos.

    Y si hubiera en ti un átomo de celo por este pueblo infeliz y no fuera mentira la elevada aspiración que pretendes tener, se haría necesario reforzar a los pocos que llaman a la vida permanente. ¿O es que piensas que la pobreza de este pueblo ha sobrevenido de un desapego surgido del Din y de una pasividad venida de dejar este mundo? Te equivocas en este pensamiento. ¿Acaso no ves que los pueblos que han caído bajo el dominio de Europa como los Maŷus*(*[8]) y los Brahmanes en China y la India, y los negros en África son más pobres que nosotros?

    Y así mismo ¿Acaso no ves que no se deja en las manos de los musulmanes lo que excede al sustento necesario, y o bien lo roban los incrédulos injustos de Europa o los hipócritas de Asia, o bien lo usurpan con sus intrigas?

    De manera que si vuestra meta en llevar a la gente de la fe así, a la fuerza, a la civilización quitándole la letra mim*(*[9]), es la seguridad, la paz y la facilidad de dirigir del país, sabed categóricamente que estáis equivocados y conducís a un camino erróneo, porque dirigir a cien depravados cuya creencia se tambalea y cuyas cualidades de carácter se han corrompido y asegurar la seguridad entre ellos es más complicado que dirigir a miles de la gente de integridad.

    Y en base a estos fundamentos la gente del Islam no necesita que se les conduzca y que se les haga desear este mundo, ni la codicia, ni su seguridad y su progreso se fundamentan en esto, sino que ellos necesitan la organización de los esfuerzos y el fundamento de la seguridad entre ellos y la facilitación del reglamento de la cooperación; y esta necesidad no es sino por los mandatos sagrados de la religión y por el temor de Allah y la firmeza religiosa.

    La nota octava

    Has de saber ¡Oh hombre perezoso! que no entiendes el placer y la felicidad que hay en el esfuerzo y el trabajo, que Allah, sea ensalzado, ha incluido, por la perfección de Su generosidad, la compensación por el trabajo en el trabajo mismo y ha puesto la retribución del trabajo en el trabajo en sí. Y por este secreto las cosas existentes acatan, incluso los seres inanimados, en una medida determinada, las órdenes divinas con total deseo y con una especie de placer en sus funciones específicas, a las que se denomina las órdenes inherentes a su creación; y cada cosa, desde la abeja, la mosca y la gallina hasta el sol y la luna, hace su trabajo con total placer. De manera que en sus servicios hay un placer y por ello cumplen sus funciones perfectamente sin pensar en las consecuencias y los resultados ya que carecen de intelecto.

    Y si dices: El placer es posible en los seres vivos pero ¿cómo es posible el deseo y el placer en las cosas inanimadas?

    La respuesta es que las cosas inanimadas buscan honor y posición, y buscan perfección, belleza y orden en virtud de los nombres divinos que se manifiestan en ellas, no en virtud de ellas mismas, y se iluminan y se elevan por convertirse en reflejos y espejos de los nombres de la Luz de las luces, en el acatamiento de esas funciones inherentes en ellas. Así, por ejemplo: Al igual que una gota de agua y una partícula de cristal, que no tienen luz ni valor por sí mismas, cuando se dirigen con su corazón al sol, esa gota y ese pedazo de cristal, que carecen de valor y de luz, se convierten en una especie de trono del sol y sonríen en tu cara, del mismo modo las partículas y las cosas existentes suben del nivel más bajo al grado más alto de manifestación e iluminación como esa gota y partícula de cristal, por el hecho de ser espejos, en el sentido del servicio, de los nombres de Ser, Dueño de majestad, Dueño de la belleza y de la perfección absolutas.

    De manera que si toman una posición elevada y luminosa en el sentido de la función, cabe que se diga que cumplen esas funciones con el máximo placer, si el placer fuera posible y admisible, es decir si estuvieran provistas de participaciones de la vida general. Y la prueba más evidente de la existencia del placer en la función son los servicios de tus miembros y tus sentidos.

    Míralos, pues en los servicios de cada uno de ellos que llevan a cabo para la permanencia de la persona y el género, hay placeres diversos; y el servicio en sí se convierte en algo equivalente a un placer para ellos, incluso dejar el servicio es un tipo de castigo para ese miembro.

    Y así mismo la prueba más evidente de ello son los estados de abnegación y valentía que muestran los animales en sus funciones, como el gallo y las gallinas que tienen polluelos, pues el gallo aun estando hambriento prefiere a las gallinas sobre sí mismo y las llama a la provisión que encuentra y no la come y las alimenta. Y se observa de esa situación que cumple esa función con deseo, orgullo y placer. Así pues, en ese servicio hay un placer mayor que la comida.

    Y así mismo las gallinas que cuidan de sus polluelos, se sacrifican a sí mismas por ellos y son capaces de atacar a un perro por su causa y capaces de pasar hambre para saciar sus polluelos. De manera que obtienen un placer en ese servicio que supera el dolor del hambre y es preferible al dolor de la muerte.

    Y en verdad las madres del reino animal protegen a sus hijos con placer cuando son pequeños, y ello por la existencia de su función, pero cuando crecen sus hijos, la función se anula y desaparece el placer, y es capaz de golpear a su hijo y quitarle el grano de la mano. No obstante, en el caso de las madres del género humano, sus funciones perduran un cierto tiempo porque existe en el ser humano un tipo de niñez siempre y necesita compasión en cada momento considerando su debilidad e incapacidad.
    

    Mira pues los machos de todos los animales que ejercen de cuidadores, como el gallo, y a sus madres como las gallinas, y entiende que éstos no cumplen esa función por su cuenta y en su nombre debido a su perfección, puesto que ellos sacrifican su vida si es necesario, sino que ellos cumplen sus funciones a cuenta del Benefactor, Generoso y en nombre del Originador, Sublime, que les ha asignado esas funciones y ha incorporado en ellas el placer por Su misericordia.

    Y una prueba también de la existencia de la recompensa en el servicio mismo es el acatamiento de las plantas y los árboles de las órdenes del Originador, Sublime, de una manera que hace sentir el deseo y el placer, porque su embellecimiento con buenas fragancias que despliegan y con joyas que atraen las miradas de quienes las compran, y su propio sacrificio para dar sus brotes y frutos hasta que se extinguen, anuncia a la gente de reflexión que en su acatamiento de la orden de Allah hay un placer que acaba con ellas mismas y las extingue.

    Así pues mira los árboles que dan frutos, como la higuera y la cocotera, que llevan en sus copas muchos envases de leche y piden con la lengua de la situación, de la alacena de la misericordia, un alimento tan refinado como la leche, y lo toman y lo dan como alimento a sus frutos mientras ellas comen barro. Y el árbol de la granada toma una bebida pura de la alacena de la misericordia y la da como alimento a sus frutos mientras que él se conforma con agua turbia fangosa.

    Incluso se ve también en las semillas un anhelo manifiesto en la función de germinar; y al igual que quien es encarcelado en un lugar estrecho busca con anhelo salir a un jardín y a un lugar amplio, del mismo modo se puede observar en las semillas un anhelo y un estado gozoso en la función de germinar.

    Así pues, a partir de esta regla extensa, llena de secretos, que está vigente en el universo, y a la que se hace referencia con la expresión: La sunna*(*[10]) de Allah, sufren los perezosos y los ociosos que viven relajadamente y se tiran al lecho del descanso, sufren la prueba y la dificultad más que los que se esfuerzan y actúan, porque los ociosos se quejan siempre de su vida y buscan pasarla deprisa con diversiones, pero el que se esfuerza y el que actúa, es agradecido y alaba y no busca que desaparezca su vida.

    Y el dicho: “El relajado ocioso se queja de su vida mientras que el esforzado, activo, es agradecido” es una regla universal y por ese secreto también la frase: El descanso está en la fatiga y la fatiga está en el descanso” se ha convertido en proverbial.

    En efecto: Si se mira con atención las cosas inanimadas se ve que aquellas cuya predisposición potencial no se ha manifestado y han permanecido incompletas en ese sentido, despliegan un esfuerzo y un afán al máximo para salir de la fase de la potencia, que está latente, a la fase del acto, según la regla de la sunna divina mencionada, y esa fase indica que en esa función inherente hay un deseo y en esa cuestión hay un placer. Y si esa cosa inanimada tiene una parte de la vida general, el deseo se remite a ella, y si no, se remite hacia lo que es semejante y representante de esa cosa inanimada;

    hasta el punto de que cabe decir, en base a este, secreto que el agua sutil y delicada, si se encuentra con la orden de congelarse, acata esa orden con un fuerte deseo que parte el hierro y lo hace pedazos, de manera que el agua en un recipiente de hierro cerrado cuando le llega la orden divina por medio de la lengua del frío bajo cero por su palabra: “Expándete”, rompe su recipiente y destroza el hierro por la fuerza del deseo y se convierte ella misma en sólida.

    Y el mismo patrón existe para todas las cosas, pues todo esfuerzo y movimiento en el universo, desde la rotación de los soles, su recorrido y su viaje, hasta la vibración de los átomos, sus transformaciones y rotaciones, como un derviche giróvago, se rige por una ley del decreto divino, surge de la mano del poder divino y se manifiesta por la orden creacional que comprende la voluntad, el mandato y el conocimiento.

    Incluso cada átomo, cada cosa existente y cada ser vivo, se parece a un soldado, y al igual que ese soldado tiene funciones y relaciones distintas en el ejército y en las distintas jurisdicciones, del mismo modo sucede también con cada átomo y cada ser vivo. Así, por ejemplo, el átomo en tu ojo tiene relaciones, y en base a esas relaciones tiene funciones, y en virtud de esas funciones beneficios, en las células del ojo, en el ojo, en los nervios de la cara y en las arterias del cuerpo. Y este mismo patrón sigue todo lo demás.

    De manera que en base a esto cada cosa atestigua la existencia de un Poderoso Eterno en dos sentidos:

    Uno de ellos: Es que atestigua la existencia de ese Poderoso con la lengua de la incapacidad absoluta en su cumplimiento de funciones que están mil veces por encima de su capacidad.

    El segundo: Es que cada cosa atestigua a ese Conocedor, Poderoso, por la conformidad de sus movimientos con reglas que forman el orden del mundo y con leyes que perpetúan el equilibrio de las cosas existentes,

    porque una cosa inanimada como el átomo y un pequeño animal como la abeja, no conocen el orden y el equilibrio que son dos cuestiones sutiles e importantes del Libro Claro. Así pues ¿cómo puede un átomo inanimado o un animal pequeño como la abeja, leer las cuestiones sutiles importantes del Libro Claro, que está en la mano de un Señor Dueño de majestad, que abre los niveles de los cielos y los cierra y los enrolla como las páginas de un pliego? Y si te volvieras loco e imaginaras que en el átomo hay un ojo que lee las letras delicadas del Libro Claro, es posible que te esforzaras en rechazar el testimonio de ese átomo.

    En efecto: El Originador, Sabio, recapitula las reglas del Libro Claro y las incorpora en un placer especial y en una necesidad específica con una forma hermosa y de una manera resumida. De manera que si cada cosa actúa con un placer especial y una necesidad específica también acata las reglas de ese Libro Claro sin darse cuenta.

    Así pues, por ejemplo: El mosquito de trompa afilada cuando nace sale de su casa y no para y ataca el rostro del ser humano y le golpea con su largo bastón y hace brotar el agua de la vida y la bebe y manifiesta en la huida del ataque una maestría como en los fundamentos de la guerra. ¡Y cuán asombroso es! ¿Quién es el que enseña a esta criatura pequeña que no ha sido entrenada y que hace poco que ha venido a este mundo esta maestría y arte de la guerra, así como la maestría de hacer brotar el agua, y de dónde ha aprendido? Y yo, este pobre Sa’id reconozco que si estuviera en el lugar de ese mosquito con su trompa, no habría aprendido este arte, ni la técnica del ataque y la huida, ni el trabajo de hacer brotar el agua, excepto por medio de largas lecciones y por medio de entrenamientos numerosos y cuantiosos.

    De manera que compara con este mosquito los animales que son un lugar de manifestación de la inspiración, como la abeja, y la araña, y el ruiseñor, que hace su nido como un calcetín, incluso cabe que compares también las plantas con los animales mismos.

    En efecto: El Generoso Absoluto, sea ensalzada Su majestad, ha dado un memorándum escrito con la tinta del placer y la tinta de la necesidad en la mano de cada individuo de los seres vivos y ha depositado en él el plan de las órdenes creacionales y un índice de sus servicios. Así pues, mira cómo Sabio, Sublime, ha escrito lo que se refiere a la función de la abeja en cuanto a las reglas del Libro Claro en un papel y lo ha puesto en una caja en la cabeza de la abeja. Y la llave de esa caja es un placer especial de la abeja que cumple una función con la que abre la caja, lee su plan ,entiende la orden y se mueve y manifiesta el secreto de la aleya: {Y tu Señor inspiró a la abeja} (Sura de la Abeja, 68).

    Y si has escuchado esta Nota Octava en su totalidad y la has entendido completamente sabrás, por una intuición de fe, uno los secretos de Sus palabras, sea ensalzado: {Y Mi misericordia ha abarcado toda cosa} (Sura de las Alturas de Reconocimiento, 156). Y una de las verdades de Sus palabras, sea ensalzado: {Y no hay nada que no glorifique con Su alabanza} (Sura del Viaje Nocturno, 44). Y una de las reglas de Sus palabras, sea ensalzado: {Su orden no es sino que cuando quiere algo, le dice: Sé, y es} (Sura Yasin, 82). Y uno de los puntos sutiles de Sus palabras, sea ensalzado: {Gloria a Aquel en Cuya mano está el dominio invisible de cada cosa y a Él habréis de volver} (Sura Yasin, 83)

    La nota novena

    Has de saber que la profecía en el género humano es una síntesis y un fundamento del bien y de las perfecciones en el ser humano, y que la religión de la Verdad es un compendio de la felicidad, y que la fe es hermosura pura y absoluta. De manera que si se observa en este mundo una hermosura reluciente, un bien elevado y amplio, una verdad manifiesta y una perfección sobresaliente; la verdad y la realidad están en la profecía y en las manos de los Profetas obviamente, mientras que el extravío, el mal y la perdición están en lo contrario a ella.

    Mira pues esta hermosura simplemente, de entre las miles de hermosuras de la adoración, y es que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, une los corazones de los que reconocen la unicidad divina en la oración del ‘Id, el ŷumu’a (el viernes) y la oración en grupo, y une sus lenguas en una sola palabra en virtud de la adoración, puesto que este ser humano responde a la grandeza del discurso del Adorado Eterno con voces, oraciones e invocaciones que salen de corazones y lenguas sin límite y esas voces, oraciones e invocaciones se apoyan mutuamente, cooperantes y acordes, y ponen de manifiesto ante la divinidad del Adorado Eterno una adoración de una forma amplia, como si el globo terrestre mismo invocara esa invocación, pidiera con esa súplica e hiciera oración en sus confines y acatara en sus extremos el mandato de: {Establece la oración}que desciende de la Dignidad y la Grandeza desde lo alto de los cielos. De manera que este ser humano, que es una criatura débil y pequeña como una partícula dentro del universo, se convierte en un siervo amado por el Creador de la Tierra y los cielos y en el califa de la Tierra y su sultán, y en el resultado de la creación del universo y su objetivo en virtud de la grandeza de su adoración por el secreto de esta unificación.

    En efecto: Las voces de cientos de millones de personas que proclaman la grandeza de Allah en un mismo instante tras las oraciones preceptivas, y especialmente en las oraciones de las fiestas, si se juntaran unificadas también en el mundo de lo visible, como están unificadas en el mundo del No-visto, la palabra de esos proclamadores de la unicidad divina: “Allah es más Grande” se convertiría, por su unificación en un mismo momento, en algo equivalente a un inmenso “Allah es más Grande” para el globo terrestre; y esa proclamación de “Allah es más Grande” equivaldría a un “Allah es más Grande” del globo terráqueo, si se convirtiera en su totalidad en un gran hombre y dijera: “Allah es más Grande” con una gran voz en relación a su tamaño.

    Y es como si el globo terráqueo se convirtiera en un lugar de manifestación de su temblor mayor a través de las invocaciones del mundo del Islam y sus glorificaciones en las oraciones de las Fiestas, dijera el takbir (Allah es más Grande) en sus confines y extremos, se dirigiera de todo corazón a la Honorable ka’ba, que es su alquibla, pronunciara el takbir con la boca de Meca y con la lengua de ‘Arafat, de manera que esa única palabra representara en el aire de las cuevas las bocas de todos los creyentes en los confines de la Tierra y surgieran de ella takbirat (invocaciones de “Allah es más Grande”) sin límite por el reflejo de una sola takbira, al igual que esa invocación y esa takbira aceptada hicieran resonar los cielos también y se reflejaran agitándose en los mundos del ámbito intermedio.
    

    Así pues nosotros alabamos, glorificamos y proclamamos la grandeza, en el número de las partículas de la Tierra, de Aquel Dueño de majestad, que hizo esta Tierra así, postrada ante Él y adoradora Suya, así como una mezquita (un lugar de postración) para Sus siervos, un lugar de estancia para Sus criaturas y glorificadora y proclamadora de Su grandeza. Y lo alabamos en el número de las cosas existentes que hay en ella por habernos hecho una comunidad de Su Mensajero, el más noble, al que Allah le dé Su gracia y paz, que nos ha enseñado este tipo de adoración.

    La nota décima

    Has de saber ¡oh Sa’id, inadvertido y desconcertado! que la visión de la luz del conocimiento de Allah, sea ensalzado, y la llegada a ella, la contemplación de las manifestaciones de Allah en los espejos de los signos y los testimonios y su observación a través de los orificios de las evidencias y las pruebas, implica que no hurgues cada luz que pasa por ti, viene a tu corazón y se muestra a tu intelecto, con los dedos de la crítica, ni la critiques con la mano de la vacilación, ni tiendas tu mano para retener una luz que ha lucido para ti, sino que debes despojarte de las causas de la inadvertencia y dirigirte a esas luces y detenerte,

    pues yo he observado que los testimonios del conocimiento de Allah y sus evidencias son de tres tipos.

    El primero de ellos es como el agua, se ve y se siente, pero no se puede retener con los dedos, así pues despójate en esta parte de las imaginaciones y sumérgete en ella totalmente, pues no se hurga con los dedos de la crítica porque si se hurga fluye y se va, ya que el agua de la vida no toma a ese dedo como morada suya.

    El segundo tipo es como el aire, se siente pero no se ve ni se puede retener, así pues dirígete a la brisa de la misericordia con tu cara y tu boca y recíbela y no tiendas hacia ella la mano de la crítica, pues no podrás retenerla ni respirarla con tu espíritu, y si la analizas con la mano de la vacilación y le arrojas la mano de la crítica, fluirá y correrá y no tomará a tu mano como morada suya ni se complacerá con ella.

    En cuanto al tercer tipo es como la luz, se ve pero no se siente ni se puede retener, así que recíbela con la visión de tu corazón y con la mirada de tu espíritu y dirige a ella tu ojo y mira, pues quizás venga por sí misma, porque la luz no se retiene con la mano ni se atrapa con los dedos, sino que esa luz se atrapa con la luz de la visión interna, y si extiendes hacia ella tu mano ávida y material y la sopesas con las balanzas materiales, se oculta, si no se apaga, porque una luz como esa no acepta ser retenida en lo material, al igual que no entra en la restricción ni acepta lo denso con dueño y señor suyo.

    La nota undécima

    Has de saber que en la comunicación del Corán, de inimitable elocuencia, hay mucha compasión y misericordia; porque la mayoría de aquéllos a los que se dirige son la gente común y sus mentes son simples y sus miradas no ven cosas sutiles, y por ello el Corán repite los signos que están escritos en las páginas de los cielos y la Tierra y hace leer esas letras grandes con facilidad en consideración a la sencillez de sus ideas.

    Así, por ejemplo, enseña lo que se lee y se observa obviamente de los signos como la creación de los cielos y la Tierra, el descenso de la lluvia desde el cielo y la vivificación de la tierra; y son pocas las veces que fija la mirada en los signos sutiles escritos con letras pequeñas en esas letras grandes para que no se les haga difícil.

    Y además en los estilos del Corán hay una elocuencia, una fluidez y una naturalidad como si el Corán fuera un memorizador que recita los signos que han sido escritos con la pluma del poder en las páginas del universo, y como si fuera la lectura del libro del universo y la recitación de sus coordinaciones, y leyera los asuntos del Diseñador Eterno y escribiera Sus actos. Y si quieres ver esta elocuencia clarificadora, escucha con un corazón despierto y reflexivo los ejemplos de la sura de la Noticia y la aleya: {Di: ¡Oh Allah, Dueño del dominio}(Sura de la Famila de ‘Imrán, 26).
    

    La nota duodécima

    Habéis de saber ¡oh amados míos! que prestáis atención a estas notas, que la causa de que a veces, contrariamente a la costumbre, escriba la súplica de mi corazón, su imploración y sus confidencias ante mi Señor, que es necesario ocultar, es la esperanza de la misericordia de Allah, sea ensalzado, de que acepte la pronunciación de mi escritura en vez de mi lengua cuando la muerte haga callar a mi lengua. En efecto: El volverse a Allah de mi lengua perecedera y su arrepentimiento en un tiempo corto, no son suficientes para ser reparación de mis faltas, que son innumerables, y en verdad la lengua de la escritura que perdura un cierto tiempo es más útil para esta acción.

    Y esta confidencia y súplica árabe fue escrita cuando fui advertido, por la mañana del comienzo de la vejez, acerca del sueño de la inadvertencia de la juventud; y la risa de Sa’id el viejo se transformó en el llanto de Sa’id el nuevo como consecuencia de una tormenta espiritual turbadora hace trece años*(*[11]):

    ¡Oh Señor mío Compasivo, oh Dios mío Generoso!

    ¡Oh Señor mío Compasivo, oh Dios mío Generoso! Se han perdido por mi mala elección mi vida y mi juventud, y no quedan de sus frutos sino males dolorosos y humillantes, sufrimientos dañinos que llevan al extravío y susurros molestos que incapacitan, y yo con esta pesada carga, corazón enfermo y rostro avergonzado, estoy cerca por contemplación, con total rapidez, sin desvío ni opción, al igual que mis padres, mis seres queridos, mis parientes y mis compañeros, junto a la puerta de la tumba, la morada de la soledad y el aislamiento, en el camino de la eternidad sempiterna, de la separación para siempre de esta morada efímera y perecedera con certeza, que cesa y se va como se puede observar y es especialmente traidora y maquinadora para alguien como yo dotado de un alma que ordena el mal con insistencia.

    Así pues ¡Oh Señor mío Compasivo y oh Señor mío Generoso!

    Me he visto que pronto vestiré mi mortaja, montaré en mi ataúd, despediré a mis seres queridos, me dirigiré a la puerta de mi tumba y llamaré en la puerta de Tu misericordia: La salvaguardia, la salvaguardia, Oh Afectuoso, Oh Favorecedor, sálvame de la vergüenza de la desobediencia.

    Me he visto que pronto vestiré mi mortaja, montaré en mi ataúd, despediré a mis seres queridos, me dirigiré a la puerta de mi tumba y llamaré en la puerta de Tu misericordia: La salvaguardia, la salvaguardia, Oh Afectuoso, Oh Favorecedor, sálvame de la vergüenza de la desobediencia.

    ¡Ay! Estoy envuelto en mi mortaja, habito en mi tumba y me han dejado los que iban en mi cortejo fúnebre; y yo estoy en espera de Tu perdón y Tu misericordia y soy testigo de que no hay refugio ni salvaguardia sino hacia Ti y proclamo: ¡La salvaguardia, la salvaguardia! de la estrechura del lugar, de la soledad de la desobediencia y de la fealdad del rostro de las maldades, ¡Oh Misericordioso, Oh Afectuoso, Oh Favorecedor, Oh Juez! Sálvame de la compañía de las faltas y la desobediencia.

    ¡Dios mío! Tu misericordia es mi refugio y mi recurso, y a Ti elevo mi pesadumbre, mi tristeza y mis quejas, ¡Oh Creador mío Generoso!

    ¡Oh Señor mío Compasivo! ¡Oh mi Señor! ¡Oh mi Dueño!

    Tu criatura, Tu obra, Tu siervo desobediente, incapaz, inadvertido, ignorante, enfermo, humillado, cometedor de maldades, entrado en años, desdichado, fugitivo, ha vuelto después de cuarenta años a Tu puerta buscando refugio en Tu misericordia,

    reconociendo las faltas y los errores, afligido por las preocupaciones y las enfermedades, suplicando, y si aceptas y perdonas y tienes misericordia, Tú eres Digno de ello y Tú eres el más Misericordioso de los misericordiosos. Y si no ¿a qué puerta se puede acudir que no sea la Tuya, si Tú eres el Señor al que se acude y el Real Adorado; y no hay dios sino Tú, Solo, sin copartícipe?

    Las últimas palabras en este mundo y las primeras palabras en la Última Vida y en la tumba son: Atestiguo que no hay dios sino Allah y atestiguo que Muḥammad es el Mensajero de Allah, que Allah, sea ensalzado, le dé Su gracia y paz.

    La Nota Décimo Tercera

    Consta de cinco cuestiones se han convertido en el eje de la confusión.

    La primera cuestión es: Que aquellos que luchan y se esfuerzan en el camino de la Verdad es preciso para ellos que piensen solamente en sus funciones, pues a veces piensan en lo que es incumbencia de Allah, sea ensalzado, y construyen sus acciones en base a ello y caen en el error.

    Y viene en “la Epístola de la cortesía de la Religión y de este mundo” que el Shaiṭán en un momento dado tentó a Jesús, sea con él la Paz, diciéndole: Si la hora de la muerte y todo lo demás están fijadas por el decreto divino, arrójate desde este lugar alto y verás si mueres.

    Y dijo Jesús, sea con él la Paz:
    

    A Allah Le pertenece poner a prueba a Su siervo pero no le corresponde al siervo poner a prueba a su Señor.

    Es decir: Allah pone a prueba a Su siervo y dice: Si haces tal cosa, Yo haré tal cosa, y te muestro si puedes hacerlo; sin embargo al siervo no le pertenece, ni está en su capacidad, poner a prueba a Allah, sea ensalzado, y decir: Si yo hago tal cosa, ¿harás Tú tal cosa? Pues este tipo de prueba frente al señorío de Allah, sea ensalzado, a modo de examen, es mala cortesía y contrario a la servidumbre;

    y si la realidad es así, el ser humano debe hacer sus acciones y no entrometerse en lo que es incumbencia de Allah, sea ensalzado.

    Y de entre las historias famosas está la del sulṭán Ŷalalud-din al-Jawariẓmi, uno de los héroes del Islam, que tuvo muchas victorias sobre el ejército de Gengis Khan, cuando iba al combate y le dijeron sus ministros y seguidores: Vas a vencer y Allah te hará victorioso sobre ellos. Y él dijo: Yo tengo la responsabilidad de esforzarme en el camino de la lucha por el mandato de Allah, pero no interfiero en lo que es de Su incumbencia, sea ensalzado, de manera que me hará vencedor o vencido, y ese es Su asunto, sea ensalzado. Y venció muchas veces de una manera asombrosa puesto que entendió el secreto de delegar los asuntos en Allah.

    En efecto: Es preciso que el ser humano no piense en lo que se remite a Allah, sea ensalzado, en cuanto a los resultados en los actos que lleva a cabo con la parte de elección que está en su mano. Así, por ejemplo: Algunos de nuestros hermanos anhelan vehementemente que la gente se una a Risale-i Nur y ello provoca su celo. Y si no le prestan atención la fuerza espiritual de los que son débiles se rompe y se apagan sus anhelos, a pesar de que el Mensajero más noble, que Allah le dé Su gracia y paz, que es el maestro absoluto, aquel cuyo ejemplo se sigue en su totalidad y el guía más perfecto, hizo de las palabras de Allah, sea ensalzado: {Y no corresponde al Mensajero sino la transmisión clara} (Sura de la Luaz, 54) una guía absoluta para sí mismo y transmitió con el máximo empeño, intensidad y celo, a pesar de la oposición de la gente y su no prestarle atención, porque él sabía, por el secreto de las palabras de Allah, sea ensalzado: {En verdad tú no guías a quien te gustaría sino que Allah guía a quien quiere.} (Sura del Relato, 56), que el hecho de que la gente lo escuchara y se guiaran a la Verdad era el asunto de Allah, sea ensalzado y no se entrometía en Su asunto, sea ensalzado.

    Y si es así, no os entrometáis vosotros tampoco. ¡Oh hermanos míos!, en lo que es incumbencia de Allah, sea ensalzado, basando vuestras acciones en un asunto que no os compete, ni adoptéis ante vuestro Creador la situación de poner a prueba.

    La segunda cuestión: La adoración contempla el mandato de Allah y Su beneplácito, sea ensalzado, lo que induce a la adoración es el mandato divino y su resultado es el beneplácito del Real, sea glorificado, así como sus frutos y beneficios en la otra vida; sin embargo los beneficios que se remiten a este mundo y los frutos que aparecen por sí mismos, sin búsqueda, con la condición de que no haya una razón escondida ni se busque un objetivo, no son contrarios a la adoración, sino que se convierten en algo que hace inclinarse a ella y desearla a los débiles, pero si esos beneficios y provechos, que se remiten a este mundo, se convierten en una razón o parte de una razón para esa adoración y para esa letanía o invocación, entonces invalidan parte de esa adoración, incluso hacen de esa letanía que tiene tantas virtudes algo estéril que no fructifica.

    De manera que aquellos que no conocen este secreto se proponen algunos de esos beneficios como un objetivo en sí y recitan las letanías de los maestros de la tariqa naqshabandi, por ejemplo, que tienen cien virtudes y beneficios o recitan la súplica conocida como “al-Ŷaushan al-Kabir” que tiene mil virtudes, entonces no ven esos beneficios, ni los verán, ni tienen derecho a verlos, porque esos beneficios no son una razón para esas letanías ni lo que se persigue con ellas en sí, ya que ellos resultan sin buscarlo de esa letanía sincera en la forma del favor, y si los pone como objeto de su intención, se anula su sinceridad de alguna manera, incluso deja de ser un acto de adoración y pierde el valor;

    sin embargo queda algo que es el hecho de que los débiles necesitan para la recitación de letanías como éstas provistas de virtudes, algo que los estimule y les haga tender a ello, de manera que si piensa en esos beneficios, despierta el deseo y recita esas letanías solo por la complacencia de Allah y para la Otra Vida, entonces no hace daño y es aceptado.

    Y por no conocer esta sabiduría muchos caen en la duda hasta el punto de que lo niegan por no encontrar los beneficios transmitidos de los grandes maestros y los antepasados rectos.

    La tercera cuestión: “Ṭuba*(*[12]) para quien conozca su límite y no sobrepase su tope”.

    Es decir: Albricias para quien se conozca sí mismo y no sobrepase su límite. Pues al igual que el sol tiene manifestaciones, desde una partícula de cristal, desde una gota de agua, desde un estanque y desde el mar y la luna hasta los planetas, cada uno de ellos toma el reflejo del sol y sus similares en la medida de su predisposición y conoce su límite, de manera que una gota de agua dice en la medida de su receptividad: En mí hay un reflejo del sol, sin embargo no le corresponde decir: Yo también soy un espejo como el mar, del mismo modo en las estaciones de los amigos de Allah, hay grados también en la medida de la variedad de las manifestaciones de los nombres divinos;

    y cada uno de los nombres de Allah, sea ensalzado, al igual que el sol, tiene manifestaciones desde el corazón hasta el Trono, de manera que el corazón es un trono, sin embargo no le corresponde decir: Yo soy como el Trono.

    Así pues el que procede con jactancia y presunción, en vez de reconocer su incapacidad, su pobreza, su negligencia y su defecto, que es la base de la adoración, y en vez de postrarse suplicante ante la puerta divina, hace de su corazón, que es parecido a una partícula, algo equivalente al Trono y confunde su estación, parecida a una gota, con las estaciones de los amigos de Allah, que se parecen al mar, y cae en muchos problemas, así como en el disimulo, la afectación y actuar para ser visto, de entre aquello que carece de sentido, para hacerse a sí mismo digno de esas estaciones grandiosas y mantenerse en esa estación.

    En resumidas cuentas: Aparece en el ḥadiz: “La gente está perdida excepto los que saben, los que saben están perdidos excepto los que actúan, los que actúan están perdidos excepto los sinceros y los sinceros están en un enorme peligro”.

    Es decir que el medio de la salvación y estar a salvo es la sinceridad y conseguir la sinceridad es muy importante; y en verdad que una partícula de acción con sinceridad es preferible a arreldes del que no es sincero. Y que reflexione que la causa que hace obtener la sinceridad en sus acciones es el mero mandato de Allah, sea ensalzado y que su resultado es la complacencia de Allah, sea ensalzado, y que no debe entrometerse en lo que es incumbencia de Allah, sea ensalzado.
    

    Y en todo hay sinceridad, incluso una partícula de amor puro es preferible a arreldes de amor figurado del que se espera algo a cambio. Y alguien se refirió a este amor puro con estas palabras:

    “Yo no soy el que solicito por el amor un dádiva, débil es la pasión por la que se solicita una recompensa”.

    Es decir: Yo no busco por el amor una dádiva, una recompensa, una contrapartida y una compensación, porque el amor por el que se busca una compensación y una recompensa es débil y no perdura.
    
    Incluso el amor puro ha sido depositado en la naturaleza innata del ser humano y en todas las madres. Y la compasión de todas las madres es una manifestación de este amor puro en todo su significado. Y la prueba de que las madres no buscan compensación ni piden nada a cambio por su amor hacia sus hijos, por el secreto de esa compensación, es que se sacrifican por él con sus espíritus, e incluso con su felicidad en la otra vida. Y la gallina, a pesar de que todo su capital es su vida, se corta la cabeza con los colmillos del perro para salvar a sus polluelos de su boca, tal y como fue atestiguado por Jusrau.
    

    La cuestión cuarta: Es necesario que no se acepten las bendiciones que vienen por las manos de las causas externas a cuenta de esas causas. De manera que si esa causa no tiene elección, como por ejemplo un animal o un árbol, dará esa gracia por cuenta de Allah, sea ensalzado, sin intermediario; y si esa causa dice con la lengua de la situación: {En el nombre de Allah} y te da esa gracia, di tú también: {En el nombre de Allah} y tómala por cuenta de Allah, sea ensalzado. Y si esa causa es alguien que tiene elección, que diga él: {En el nombre de Allah} y luego acéptala de él. Y si no es así, no la tomes de él. Porque el significado alegórico de la aleya: {No comáis de aquello sobre lo que no ha sido mencionado el nombre de Allah} además de su significado explícito es: {No comáis las bendiciones que no hacen recordar al Favorecedor Verdadero y no se dan en Su nombre}.

    Y si es así, que tanto el que da como el que toma diga cada uno de ellos: {En el nombre de Allah}. Y si el que da no dice: {En el nombre de Allah} y tú estás necesitado de aceptarlo, di tú: {En el nombre de Allah}, mira por encima de su cabeza la mano de la misericordia divina, recíbela con agradecimiento y tómala. Es decir: Mira desde la gracia el hecho de favorecer y piensa en el Favorecedor Verdadero desde el hecho de favorecer, y este pensamiento será agradecimiento. Luego si quieres pide por ese intermediario externo porque esa gracia ha sido enviada a vosotros por su mano.

    Y lo que engaña al que cree en las causas externas es la concurrencia de dos cosas o su coexistencia, lo que es denominado conjunción, de manera que uno de ellas se piensa como la causa de la otra. Y además la ausencia de algo puede ser causa de la ausencia de una gracia por lo que alguien se puede imaginar que la existencia de esa cosa es causa de la existencia de esa gracia, siendo así que afirma que es su causa y da su reconocimiento y su agradecimiento a esa cosa y cae en el error, porque la existencia de una gracia determinada implica todos sus prolegómenos y condiciones, mientras que la ausencia de esa gracia sucede por la ausencia de una sola condición.

    Así, por ejemplo, una persona que no ha abierto el paso del reguero que riega un huerto se convierte en una causa de que se seque ese huerto y de la desaparición de esa gracia, sin embargo la existencia de las bendiciones de ese huerto depende de la existencia de cientos de condiciones sin contar el trabajo de esa persona, además de que esas bendiciones existen por el poder y la voluntad divinos que son la causa verdadera. Entiende pues cuán evidente es el error de este sofisma y sabe cuán grande es el error del que cree en las causas.

    En efecto: La conjunción es una causa y la causa es otra cosa, pues una gracia determinada que viene a ti puede estar asociada a la intención de un determinado ser humano de hacerte el bien pero no ser causa suya, sino que su causa es la misericordia divina. En efecto: Si esa persona no hubiera tenido la intención de hacerte el bien, no te habría llegado esa gracia y la ausencia de intención se habría convertido en causa de la ausencia de la gracia, sin embargo esa inclinación no es causa de la existencia de esa gracia sino que cabe que sea una sola condición entre cientos de condiciones en base a esa regla mencionada.

    Así pues, por ejemplo, a algunos de los alumnos de Risale-i Nur, que se habían convertido en un lugar de manifestación de las bendiciones de Allah, sea ensalzado, tales como Jusrau y Ráfat, se les hizo confuso la conjunción y la causa y mostraban un exceso de reconocimiento hacia su maestro, a pesar de que Allah, sea ensalzado, conjuntó la gracia del provecho que les concedió en la lección del Corán y la gracia de la comunicación con la que favoreció a su maestro.

    Y ellos decían: Si no hubiera venido nuestro maestro aquí no habríamos recibido esta lección, de manera que entonces su comunicación es una causa de nuestro provecho.

    Y yo digo: ¡Oh hermanos míos! La gracia con la que Allah me ha favorecido y la gracia con la que os ha favorecido han venido juntas, y la causa de ambas bendiciones es la misericordia divina. Yo también confundía como vosotros la conjunción con la causa y sentía en un tiempo determinado un gran reconocimiento hacia muchos de los alumnos de Risale-i Nur como vosotros cuyas plumas eran como espadas diamantinas. Y decía: Si no fuera por éstos ¿cómo podría servir un pobre, medio analfabeto como yo? Luego supe que Allah, sea ensalzado, me había favorecido haciéndome propicio este servicio después de la gracia sagrada con la que os favoreció por medio de las plumas, de manera que una se conjuntó con la otra; y ninguna de ambas es causa de la otra y yo no os agradezco sino que os felicito y pedid vosotros por mí y felicitadme en vez de reconocerme.

    Y en esta cuarta cuestión se entiende  cuántos grados hay en la inadvertencia.
    

    La cuestión quinta: Al igual que si se le da a una persona la riqueza de un grupo es una injusticia, o si alguien usurpa bienes habices que pertenecen al grupo comete una injusticia, del mismo modo conceder un resultado que ha derivado del esfuerzo del grupo o conceder un honor y mérito por buenas a acciones del grupo al jefe de ese grupo o a su maestro, es una injusticia para el grupo y para ese maestro o jefe, porque provoca la soberbia y lo lleva a la vanidad y se cree a sí mismo un sultán cuando es un ujier, y se hace injusticia a sí mismo también; e incluso abre el camino para una asociación (de copartícipes con Allah) escondida. En efecto: Al capitán de un batallón que ha conquistado una fortaleza no le pertenece tomar su botín, su victoria y su gloria. En efecto: Es necesario que el maestro o el guía no se crean el origen y la fuente sino que es preciso que se sepa que él es un lugar de manifestación y un reflejo.

    Así pues, por ejemplo: El calor y la luz te vienen por medio de un determinado espejo pero tú olvidas el sol y tomas al espejo como origen en lugar de reconocer al sol, lo cual es una locura. En efecto: Es necesario proteger el espejo porque es un lugar de manifestación, de manera que el espíritu del guía y su corazón son un espejo que se convierte en un reflejo de la emanación que viene de Allah, sea ensalzado, y se convierte en el medio de reflejar esa emanación a su discípulo, de manera que es preciso que no se le dé una estación más allá del hecho de ser un medio.

    Incluso un maestro que se cree ser origen puede que no sea origen ni lugar de manifestación, sino que las emanaciones que recibe su discípulo por otra vía, debido a la pureza de su sinceridad, la fuerza de su vínculo y no tener ojos para otro que él, las vea como procedentes del espejo del espíritu de su maestro.

    Y ello es porque, al igual que alguna gente fija su mirada en el cristal de un espejo determinado, por medio de la hipnosis, hasta que se abre una ventana en su imaginación frente al mundo del arquetipo y contempla en ese espejo muchas cosas insólitas, aunque no estén en él, sino que se ha abierto la ventana de su imaginación fuera del espejo a causa de mirar fijamente al espejo de manera que las ve en él, por ello puede que un murid sincero de un shaij imperfecto sea más perfecto que su shaij y pase a guiar a su shaij y se convierta en el shaij de su shaij.

    La nota décimo cuarta

    Que consta de cuatro señales pequeñas acerca de la unicidad divina

    La primera señal: ¿Acaso tú, oh ser humano que crees en las causas, cuando ves un palacio maravilloso de piedras preciosas insólitas que está siendo construido y algunas de las piedras preciosas que se emplean en su construcción están solo en China, otras en al-Andalus, otras en el Yemen y una parte de ellas solo existen en Siberia; y ves esas piedras preciosas ser traídas con facilidad desde el este y el norte y desde el oeste y el sur en el momento de edificar el edificio en el mismo día y el edificio se edifica. ¿Acaso te queda duda alguna de que el hacedor, constructor de ese palacio, es un gobernante prodigioso que gobierna sobre todo el globo terráqueo?

    Así es, y cada animal es un palacio divino también, y especialmente el hombre, que es uno de los más hermosos de esos palacios y uno de los más maravillosos de esos alcázares. Y en verdad las piedras preciosas de este palacio llamado el hombre han venido algunas de ellas del mundo de los espíritus, otras del mundo del arquetipo y de la Tabla Preservada, y otras del mundo del aire, del mundo de la luz y del mundo de los elementos , al igual que sus necesidades se han extendido hacia la eternidad y sus esperanzas se han propagado por los confines de los cielos y la Tierra; y sus vínculos y relaciones se han propagado por los niveles de este mundo y del Otro y es un alcázar maravilloso y un palacio insólito también.

    Así pues, ¡Oh hombre que se cree a sí mismo hombre! Si tu naturaleza es así, el que te ha hecho no es sino un Amo, Dueño de majestad, en este mundo y en el Otro, como dos moradas, en la Tierra y el Cielo, como dos páginas, y en el tiempo anterior al tiempo y en la eternidad, como ayer y hoy. Así pues, el Adorado del hombre, así como su Refugio y Salvador, no es sino Aquel que gobierna la Tierra y el Cielo y es Dueño de la brida de este mundo y el próximo.

    La segunda señal: Hay tontos que no conocen el sol, y por eso, cuando alguno de ellos ve el sol en un espejo, comienza a amar el espejo y se afana por preservarlo con gran entusiasmo para que no desaparezca el sol que hay en él y cuando ese tonto entiende y comprende que el sol no muere con la muerte del espejo ni se extingue si éste se rompe, traslada todo su amor al sol que está en el cielo y entonces comprende que el sol que se ve en el espejo no está supeditado al espejo, ni su permanencia depende de su permanencia, sino que el sol es el que mantiene ese espejo en ese aspecto y proyecta su brillo y su luz; y la permanencia del sol no depende de él, sino que la permanencia del brillo de ese espejo con un brillo vivo depende de la manifestación del sol.

    Así pues ¡Oh hombre! En verdad tu corazón, tu identidad y tu naturaleza esencial son un espejo, y el amor intenso por la permanencia que hay en tu naturaleza innata y en tu corazón, no es para ese espejo ni para tu naturaleza esencial ni tu corazón, sino que es tu amor hacia la manifestación del Permanente, Sublime, Cuya manifestación está en ese espejo, en la medida de la predisposición, y tú trasladas el sentido de ese amor a otro lugar a causa de la estupidez. Y si es así, di: {¡Oh Permanente, Tú eres el Permanente!}. Es decir: Si existes y eres Permanente, que la extinción y la inexistencia haga con nosotros lo que quiera pues carece de valor.

    La señal tercera: ¡Oh hombre! La situación más asombrosa que el Originador, Sabio ha depositado en tu naturaleza esencial, es que este mundo no te contiene a veces, y te quedas como un prisionero asfixiado en la prisión y buscas un lugar más espacioso que este mundo, a pesar de que a veces entras en un asunto como una partícula y te estableces en una idea y en un minuto y tu corazón y tu pensamiento, que no se establecen en el mundo grande, se establecen en esa partícula y deambulas con tus emociones más intensas en ese minuto e idea.

    Y también le da a tu naturaleza esencial órganos y sutilezas inmateriales, que si alguno de ellos engullera a este mundo no se saciaría, y alguno de ellos ni siquiera abarca una partícula.
    Y al igual que el ojo no soporta un pelo y la cabeza una piedra de la medida de un arrelde, esa sutileza no soporta un peso de la medida de un cabello. Es decir: No soporta un estado pequeño que surge de la inadvertencia y el extravío y a veces se apaga y muere.
    
    Así pues guárdate, pisa con cuidado y teme la asfixia; y no te ahogues en un bocado, una palabra, una semilla, un destello, una alusión o un beso; y no ahogues en ellos tus sutilezas que engullen a todo este mundo, pues hay muchas cosas pequeñas que engullen cosas grandes en un determinado sentido. 
    

    Y al igual que un trozo de cristal pequeño entra el cielo en él y se ahoga en él con sus estrellas, y la pequeña facultad de tu memoria, que es como un grano de mostaza, entra en ella la mayor parte de las páginas de tus acciones y la mayoría de las páginas de tu vida, del mismo modo hay muchas cosas pequeñas insignificantes que engullen cosas grandes también y las contienen en un sentido.

    La señal cuarta: ¡Oh hombre que adoras este mundo! Tu vida del mundo, que imaginas muy extensa es como una tumba estrecha, sin embargo los muros de esta morada tuya, que es estrecha como una tumba, por el hecho de ser de cristal se reflejan unos en otros y se ensanchan en la medida del alcance de la vista y se ve amplia en la medida de una ciudad, a pesar de que es estrecha como una tumba.

    Y ello es porque el tiempo pasado que es el muro derecho de esa vida del mundo y el futuro que es su muro izquierdo, a pesar de que no existen y no están, uno de ellos se refleja en el otro y extienden las dos alas del tiempo presente estrecho y corto, y se mezcla la realidad con la ilusión y se cree que un mundo inexistente existe.
    

    Y al igual que una línea puede verse como algo parecido a una superficie con la rapidez del movimiento mientras que la realidad de su existencia es una línea fina, del mismo modo tu vida del mundo es estrecha en realidad, sin embargo sus muros se ensanchan por tu inadvertencia, tu ilusión y tu imaginación; y si te mueves porque te mueve una determinada desgracia en esta vida del mundo estrecha, te golpearás la cabeza contra el muro que pensabas estaba muy lejos y volará la ilusión que había en tu cabeza y hará huir tu sueño; y en ese momento verás tu vida del mundo, esa que te parecía tan amplia, más estrecha que la tumba y más difícil que el puente; y tu tiempo y la duración de tu vida pasarán más rápidos que el rayo, y tu vida transcurrirá más rápida que un río.

    Y puesto la vida de este mundo y la vida corporal y animal son así, sal de la animalidad, abandona lo corporal y entra en el grado de la vida del corazón y el espíritu, y encontrarás un mundo de luz y un círculo de vida más amplio que este mundo que imaginabas amplio. Y la llave de ese mundo es hacer trabajar al espíritu y hacer hablar al corazón con la palabra: No hay dios sino Allah, esa palabra sagrada que indica el conocimiento de Allah, sea ensalzado, y los secretos del reconocimiento de Su unicidad.
    

    La nota décimo quinta

    que consta de tres cuestiones

    La primera cuestión*(*[13]): Es la aleya: {Y el que haga el peso de lo más pequeño de bien lo verá y el que haga el peso de lo más pequeño de mal, lo verá.}(Sura del Temblor, 7-8) que señala la manifestación más completa de las manifestaciones del nombre el Preservador. Y si quieres la prueba de esta verdad del Corán Sabio y miras las páginas del libro del universo, ese que ha sido escrito según la pauta del Libro Claro, te será posible ver en muchos sentidos la manifestación suprema del nombre el Preservador y el gran paradigma de esta noble aleya.

    Y parte de ello es que tomes un puñado de diferentes semillas de árboles, flores y plantas, y entierres ese puñado, que es como una caja de flores, árboles y plantas de distinto tipo y de diverso género, y las siembres en la oscuridad y en una tierra oscura simple e inanimada, y luego la riegues con una agua simple, sin medida, que no distinga entre las cosas y corra donde le des curso,

    y luego vengas en la estación de la primavera, que es el ámbito de la resurrección anual y mires el momento en el que el ángel del trueno grita, asemejándose a Israfil en el soplar de su trompeta, durante la lluvia de la primavera, y en el momento de su anunciar la buena nueva del soplo del espíritu en la simiente enterrada bajo la tierra, y medita sobre estas semillas parecidas, mezcladas y combinadas en un parecido, mezcla y combinación superlativos, cómo acatan las órdenes creacionales que provienen del Originador, Sabio, con total acatamiento sin error, bajo la manifestación del nombre el Preservador y actúan conforme a esas órdenes. Puesto que se ve en sus movimientos el resplandor de una conciencia, un propósito, una voluntad, un conocimiento y una sabiduría total,
    
    porque tú ves que esas semillas parecidas se distinguen y diferencian unas de otras.
    Así pues, por ejemplo, esas semillas se convierten en una higuera y empieza a propagar las gracias del Originador, Compasivo, y las disemina sobre nuestras cabezas y nos las alargan con las manos de las ramas. Y estas dos semillas parecidas entre sí se convierten en un girasol y en una amapola y se adornan para nosotros y sonríen en nuestros rostros haciéndose amar por nosotros.
    

    Y algunas de estas semillas dan estos frutos sutiles y se convierten en brotes y árboles que despiertan el deseo con sus colores, aromas y sabores placenteros y nos llaman a ellos mismos y se entregan a sí mismos a su comprador hasta que ascienden de su nivel de vida vegetal al nivel de vida animal y así con más ejemplos.

    De forma que estas semillas se desarrollan de tal manera que ese puñado se convierte en algo parecido a un jardín lleno de árboles diversos y flores variadas, sin error ni falta en ellos, y manifiestan el secreto de las palabras de Allah, sea ensalzado: {Vuelve la vista ¿Acaso ves  alguna falla?} (Sura de la Soberanía, 3). Siendo así que cada semilla preserva la herencia que Allah le ha dado, por Su hacer el bien y por la manifestación del nombre el Preservador, de la riqueza de su padre y su origen y la manifiesta sin confusión ni merma.
    

    Y esta preservación extraordinaria que no tiene límite es una indicación definitiva de que el Preservador que lleva a cabo esta preservación manifestará la manifestación suprema de la preservación en el día del Levantamiento y la Resurrección.

    Evet bu ehemmiyetsiz, zâil, fâni tavırlarda bu derece kusursuz, galatsız hafîziyet cilvesi bir hüccet-i kātıadır ki ebedî tesiri ve azîm ehemmiyeti bulunan emanet-i kübra hamelesi ve arzın halifesi olan insanların ef’al ve âsâr ve akvalleri ve hasenat ve seyyiatları, kemal-i dikkatle muhafaza edilir ve muhasebesi görülecek.

    Âyâ bu insan zanneder mi ki başıboş kalacak? Hâşâ! Belki insan, ebede mebustur ve saadet-i ebediyeye ve şakavet-i daimeye namzettir. Küçük büyük, az çok her amelinden muhasebe görecek. Ya taltif veya tokat yiyecek.

    İşte hafîziyetin cilve-i kübrasına ve mezkûr âyetin hakikatine şahitler hadd ü hesaba gelmez. Bu meseledeki gösterdiğimiz şahit; denizden bir katre, dağdan bir zerredir.

    سُب۟حَانَكَ لَا عِل۟مَ لَنَٓا اِلَّا مَا عَلَّم۟تَنَٓا اِنَّكَ اَن۟تَ ال۟عَلٖيمُ ال۟حَكٖيمُ


    1. *[Quizás el propósito inicial era que fueran diecisiete notas haciéndolo coincidir con el número del Destello, pero al final son quince.]
    2. *[Ẓuhra significa Venus, Shu’la llama, Ḥabba semilla, Ṣhamma, aroma, Ḍharra, perla y Qaṭra, gota.]
    3. *[Es decir en el año 1921 puesto que la fecha de la composición de esta epístola es 1933.]
    4. *[Llamado “al-masiḥ ad-daŷŷal”, es un personaje de mal cuya aparición está ligada a los signos mayores de la Hora. Estará dotado de la capacidad de hacer ciertos actos prodigiosos con los que extraviará a mucha gente; siendo el opuesto de Jesús, sea con él la Paz, de ahí que sea conocido entre los cristianos como el Anticristo. Es descrito como tuerto del ojo derecho.]
    5. *[Hace una comparación con la subḥa o “tasbiḥ”, de la raíz que significa glorificar, que es el rosario de noventa y nueve cuentas que se utiliza para contar el número de veces que se dicen las distintas invocaciones.]
    6. *[Aurad, plural de wird, de una raíz que significa venir al abrevadero, designa la letanía o conjunto de invocaciones compiladas por algún maestro espiritual y basadas en el Corán y la Sunna.]
    7. *[El dhimmí es el judío o el cristiano que vive bajo la protección de los musulmanes a cambio del impuesto llamado ŷiẓia. Este estatus se llama dhimma.]
    8. *[Los Magos en su acepción de seguidores de Zoroastro.]
    9. *[Hace un juego de palabras con madaniyya, civilización, y daniyya, bajeza, diciendo: “a la civilización quitándole la letra mim”, es decir: la sílaba “ma” de madaniyya.]
    10. *[La práctica acostumbrada de Allah, expresión que se repite a lo largo del Corán.]
    11. *[Que ahora se han convertido en cuarenta años. El autor.]
    12. *[Ṭuba designa todo lo bueno del Jardín.]
    13. *[La cuestión segunda y tercera de esta nota no han sido incluidas por el autor en esta epístola, sino que cada una de ellas ha sido incluida en una epístola específica dentro de Destellos como la Sinceridad, el Velo, la Naturaleza, las Tres Indicaciones y otros.]