LA SEXTA PALABRA

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    بِسْمِ اللّٰهِ الرَّحْمٰنِ الرَّحِيمِ En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo

    اِنَّ اللّٰهَ اشْتَرٰى مِنَ الْمُؤْمِن۪ينَ اَنْفُسَهُمْ وَاَمْوَالَهُمْ بِاَنَّ لَهُمُ الْجَنَّةَ {En verdad Allah ha comprado de los creyentes sus personas y sus bienes a cambio de darles el Jardín} (Sura de la Retractación, 111)

    Si quieres entender cuán rentable negocio y noble grado es vender la persona y la riqueza a Allah, sea ensalzado, y convertirse en un siervo y soldado Suyo, presta atención a este relato en forma de parábola:

    En una ocasión un sultán confió a dos de sus súbditos dos haciendas, a modo de depósito, en las que había todo lo preciso en cuanto a máquinas, aparejos, caballos y armas, sin embargo era un tiempo tempestuoso de guerra y por ello no quedaba nada en su sitio pues o bien había sido destruido o se había transformado o terminado. De manera que el sultán movido por su misericordia absoluta envió su más noble mensajero a estos dos soldados para decirles por medio de un comunicado lleno de misericordia:

    Vendedme las haciendas que os dejé como depósito para que así las pueda preservar y no se pierdan en vano; y una vez haya terminado la guerra os las devolveré de la mejor manera y os pagaré un gran precio, como si ese depósito de confianza fueran vuestras propiedades. Y los instrumentos que ahora están en vuestra posesión serán utilizados en mi nombre y en mi factoría y su precio y su retribución subirán de uno a mil y os daré toda esa recompensa. Además vosotros dos sois incapaces y pobres y no podéis asumir los gastos de esos asuntos enormes, de manera que yo asumiré todos los gastos y requisitos y os daré todos los ingresos y beneficios, y los dejaré en vuestras manos hasta el tiempo de la desmovilización. Y tendréis cinco grados que intervienen en la ganancia.

    Y si no me las vendéis veréis que nadie puede preservar lo que tiene y saldrá de vuestras manos como cada uno y se irá en vano y os quedaréis privados de ese precio elevado. Y en verdad esas herramientas y balanzas de precisión valiosas perderán totalmente el valor puesto que no habrá minas y asuntos relativos al sultán y quedará la prueba de la administración y el cargo de la preservación en vuestro deber y encontraréis la retribución de la traición en lo que se os ha confiado. De manera que tendréis cinco niveles de ganancias en una misma transacción.

    Y además vendérmelas supone ser reclutados por mí y desenvolverse en mi nombre de manera que seréis dos consejeros militares libres y especiales de un sultán elevado en lugar de ser dos cautivos comunes o dos soldados irregulares.

    Y después de haber prestado atención a este aviso y comunicado, dijo el que de los dos hombres era juicioso:

    A tus órdenes: Yo vendo con orgullo y doy mil gracias.

    Y el otro que era presuntuoso, engreído e inadvertido, no tenía conocimiento de las sacudidas de la vida de este mundo y su agitación y pensó que iba a vivir en esa hacienda para siempre y dijo:

    No. ¿Quién es el sultán? Yo no vendo mi propiedad ni cambio mi deleite.No. ¿Quién es el sultán? Yo no vendo mi propiedad ni cambio mi deleite.

    Y al poco tiempo el primer hombre ascendió a un grado que era envidiado por todos y se convirtió en la manifestación de la benevolencia del sultán y vivió feliz en el propio palacio del sultán. El otro, en cambio, fue afligido por una situación por la que todo el mundo le compadecía y decían: Lo merece porque su felicidad y su dominio han desaparecido como resultado de su falta y padece el pago y el castigo.

    Así pues: ¡Oh alma seducida por el deseo! Mira con el anteojo de este ejemplo la cara de la realidad. Pues en vedad que ese sultán es tu Señor y Creador, que es el Sultán del tiempo anterior al tiempo y la eternidad y esas haciendas, maquinarias, herramientas y balanzas son lo que has poseído en el círculo de tu vida, lo que hay en esa posesión en cuanto a tu cuerpo, tu espíritu y tu corazón y lo que hay en ellos en cuanto a tus sentidos externos e internos como el ojo y la lengua, el intelecto y la imaginación. Y en verdad ese consejero generoso es el Mensajero más noble, que Allah le dé Su gracia y paz, y ese comunicado sabio es el Corán Sabio, que informa de este negocio grandioso por medio de la aleya:

    اِنَّ اللّٰهَ اشْتَرٰى مِنَ الْمُؤْمِن۪ينَ اَنْفُسَهُمْ وَاَمْوَالَهُمْ بِاَنَّ لَهُمُ الْجَنَّةَ {En verdad Allah ha comprado de los creyentes sus personas y sus bienes a cambio de darles el Jardín.}.

    Y el ámbito tumultuoso de la guerra es la superficie de este mundo tempestuoso que no es estable sino que es mudable y cambiante e inspira en el intelecto de todo ser humano este pensamiento: Si todo ha de salir de nuestras manos y se extinguirá y desaparecerá, ¿no habrá un medio para hacerlo permanente y cambiarlo por lo permanente? Y mientras dice y reflexiona así el Corán hacer oír su eco celestial y dice: Sí, existe un medio y es un medio hermoso y ligero que contiene una enorme ganancia en cinco grados.

    Una pregunta: ¿Cuál es?

    La respuesta: Es la venta del depósito de confianza a su

    Dueño Verdadero y en esa venta se incluyen cinco ganancias en una.

    La primera ganancia es que la riqueza efímera se convierte en permanente, porque esta vida efímera, que fue otorgada por el Ser Dueño de majestad, Aquel que se mantiene a Sí mismo y a todo lo demás y es el Permanente, y ha sido gastada en Su camino, se convierte en permanente y da frutos permanentes. De manera que en ese momento se extinguen las sutilezas de la vida normalmente y se disuelven externamente como las semillas y las simientes, pero abren las flores de la felicidad y echan espigas en el mundo de la permanencia y se convierten en visiones luminosas, amables en el mundo intermedio.

    La segunda ganancia es que se otorga un precio como el Jardín.

    La tercera ganancia es que el valor de cada miembro y sentido se eleva de uno a mil.

    Así por ejemplo, el intelecto es un instrumento, si no lo vendes a Allah sino que lo utilizas en favor del deseo y el ego, se convierte en un instrumento nefasto, inoportuno e infructuoso que carga sobre tu infortunada cabeza sufrimientos tristes pertenecientes a los sufrimientos del tiempo pasado y terrores temibles pertenecientes a los terrores del futuro, de manera que desciende al nivel de instrumento perjudicial y no favorable. Y por esto el depravado en la mayoría de los casos se refugia en la embriaguez o la diversión para librarse de la molestia del intelecto y su inutilidad. Pero, por el contrario, si vende el intelecto a su Dueño Verdadero y lo usa en Su camino, se convertirá en una llave maestra que abrirá un número infinito de tesoros de la misericordia y tesoros escondidos de la sabiduría; y con esto ascenderá al grado de guía divino que preparará a su poseedor para la felicidad eterna.

    Y el ojo, por ejemplo, es un sentido por cuya ventana el espíritu contempla este mundo, y si no lo vendes a Allah, sea ensalzado, sino que lo usas en la vía del ego, se convertirá es un servidor al nivel de un alcahuete para el apetito y los delirios del ego por medio de contemplar algunas visiones y atractivos temporales que no permanecen. Pero si vendes la vista a su Hacedor, el que todo lo ve, y la usas en Su camino y en el círculo de Su permiso, entonces esta vista ascenderá al grado de leer el gran libro del universo, contemplar los prodigios de la hechura divina en este mundo y ser una abeja bendita de las flores de la misericordia que hay en el jardín de la Tierra.

    Y en verdad el sentido del gusto en la lengua, por ejemplo, si no lo vendes a su Originador Sabio, sino que lo usas para satisfacer tus propios apetitos y en nombre del estómago, se rebajará y caerá al nivel de un portero del establo del estómago y su fábrica. Pero si lo vendes al Proveedor, Generoso, el sentido del gusto de la lengua se elevará entonces al grado de un observador experto de los tesoros de la misericordia divina y un inspector agradecido de las cocinas del poder del Señor Absoluto.

    Así pues ¡Oh intelecto! Razona: ¿Cómo se puede comparar un instrumento nefasto con la llave del universo? Y ¡Oh vista! Mira bien y dime: ¿Cómo se puede comparar un alcahuete despreciable con un observador versado de la biblioteca divina? Y ¡Oh ser humano! Saborea bien. ¿Cómo puede ser comparable el portero de un establo y el de una fábrica con el observador del tesoro especial de la misericordia?

    Y así, si comparas el resto de instrumentos y miembros como éstos, entenderás que el creyente adquiere realmente una característica apropiada al Jardín mientras que el incrédulo adquiere una condición acorde con Ŷahannam. Y la causa de que cada uno sea retribuido de esa manera es que el creyente usa con su fe el depósito de confianza de su Creador en Su nombre y en el círculo de Su permiso, mientras que el incrédulo lo traiciona y lo usa en favor del alma que ordena con insistencia el mal.

    La cuarta ganancia: El ser humano es débil y son muchos sus infortunios, es pobre y su necesidad va en aumento y es incapaz y la carga de la vida es muy pesada; y si no se apoya en el Todopoderoso, Dueño de majestad, confiándose en Él y no se somete a Él apoyándose en Él, su conciencia permanecerá atormentada siempre y las dificultades, los sufrimientos y las maldades que carecen de fruto, lo ahogarán y o bien lo convertirán en un borracho o lo convertirán en una fiera.

    La quinta ganancia: Las recompensas elevadas de la adoración de todos esos miembros e instrumentos y sus glorificaciones, te son dadas en la forma de los frutos del Jardín cuando más necesidad tienes de ello. Y hay unanimidad al respecto por parte de la gente de saboreo, develación, privilegio y contemplación.

    Y si no llevas a acabo este negocio cuya ganancia encierra cinco grados, caerás en cinco niveles de pérdida, además de verte privado de estas ganancias.

    La primera pérdida: Los bienes y los hijos que amas, tu propia persona, el deseo que adoras, la juventud y la vida que te seducen, se pierden, desaparecen y salen de tus manos, pero te dejan sus maldades y sufrimientos y los llevas sobre tu cuello.

    La segunda pérdida: Padecerás el pago de traicionar lo que se te confió porque empleaste los instrumentos más caros en las cosas más insignificantes y fuiste injusto contigo mismo.

    La tercera pérdida: Habrás rebajado esas capacidades humanas valiosas a un nivel mucho más bajo que los animales y habrás difamado la sabiduría divina y has sido injusto con ella.

    La cuarta pérdida: Habrás cargado sobre tu débil espalda, a pesar de tu incapacidad y pobreza, la carga de la vida, esa carga muy pesada, y pedirás la perdición siempre bajo la bofetada de la desaparición y la separación.

    La quinta pérdida: Es haber cambiado el regalo bueno del Misericordioso, como el intelecto, el corazón, el ojo y la lengua, que han sido otorgados para alcanzar los fundamentos de la vida eterna y los requisitos de la felicidad de la Otra Vida, por una forma horrenda que abre para ti las puertas de Ŷahannam.

    Y ahora miremos la transacción de compraventa. ¿Es acaso algo tan pesado como para que muchos huyan de ella? Por el contrario, no es pesada en esa medida en absoluto, porque el círculo de lo lícito es amplio y suficiente para disfrutar de manera que no hay ninguna necesidad de entrar en lo ilícito.

    Y en cuanto a los preceptos divinos, son ligeros y pocos y convertirse en un siervo y un soldado de Allah es un honor placentero indescriptible.

    En cuanto al cometido es que actúe y empiece en el nombre de Allah, que dé y que tome por la causa de Allah y que sus estados de movimiento y reposo sean como el soldado en el círculo de Su permiso y Su ley solamente.

    Y si se queda corto que le pida perdón a Allah y le suplique y diga: ¡Señor mío! Perdona nuestra negligencia, acéptanos como siervos Tuyos y haznos fieles cumplidores de la confianza que depositaste en nosotros hasta que esa confianza sea retomada. Amin.



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