EL VIGÉSIMO PRIMERO DESTELLO

    Risale-i Nur Tercümeleri sitesinden
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    Que trata de la sinceridad en las acciones (al-ijlaṣ)

    <Este destello era la cuestión cuarta de las siete cuestiones del memorándum diecisiete del destello diecisiete, sin embargo se convirtió en el punto segundo del destello veinte por lo apropiado de su tema, la sinceridad, y en base a sus luminosidades pasó a ser el destello veintiuno entrando así en el libro de los Destellos.>

    [Este destello se leerá al menos cada quince días.]

    En el nombre de Allah el Misericordioso, el Compasivo

    {Y no disputéis, pues flaquearéis y se irá vuestro ímpetu.} (Sura de los Botines de Guerra, 46) {Y levantaos por Allah, obedientes.} (Sura de la Vaca, 238)

    {Habrá triunfado quien la purifique y habrá perdido quien la lleve al extravío.} (Sura del Sol, 9-10)

    {Y no vendáis Mis signos por un precio exiguo.} (Sura de la Vaca, 41)

    ¡Oh hermanos de la Otra Vida! ¡Oh compañeros míos en el servicio del Corán! Sabed, y vosotros sabéis, que la sinceridad en las obras, y muy especialmente en las que de ellas son para la Otra Vida, es el principio más importante, la mayor fuerza, el intercesor más esperado, el puntal más firme, el camino más corto para la realidad, la súplica en significado más aceptada, el medio más noble para los objetivos, la cualidad más elevada y la servidumbre más pura.

    Y como quiera que en la sinceridad hay luces radiantes, fuerzas enérgicas abundantes similares a estas virtudes…Y la beneficencia divina ha arrojado sobre nuestra espalda una tarea sagrada pesada y un servicio universal excelso, que es la tarea de la Fe y el servicio del Corán…Y nosotros estamos en la más extrema escasez, debilidad y pobreza, y nos enfrentemos a enemigos mortales y fuertes dificultades, y nos rodean las innovaciones y los extravíos que asaltan y asedian esta época crítica…No hay escapatoria para nosotros excepto dar todo el esfuerzo y potencia que estén en nuestra capacidad para alcanzar la sinceridad. Pues nos vemos precisados a ello y aún más tenemos una responsabilidad con ello. Y cuán necesitados estamos de arraigar el secreto de la sinceridad en nosotros mismos,

    porque si no lo conseguimos, se nos perderá parte del servicio sagrado que hemos obtenido, hasta ahora, y no permanecerá ni continuará nuestro servicio.

    Luego se nos hará rendir por él una cuenta difícil ya que seremos de aquellos a los que englobe la prohibición divina y Su severa amenaza contenida en Sus palabras: {Y no cambiéis Mis signos por algo de poco precio}, debido a lo que nos perturbó la sinceridad y nos estropeó la felicidad eterna, por ambiciones mundanales bajas, abominables, dañinas, turbias detrás de las cuales no hay utilidad ni provecho, satisfaciendo beneficios personales particulares insignificantes tales como la vanidad, la ostentación (actuar para ser visto). Y seremos también de los que transgredan los derechos de nuestros hermanos en este servicio, y de los que quebranten el camino del servicio coránico y de aquellos que tengan mala educación y no aprecien la pureza de las realidades del Iman y su altura en su verdadera magnitud.

    Así pues ¡Oh hermanos míos! A los asuntos importantes para el bien y los grandes senderos para la rectitud se le presentan muchos impedimentos y cuestas perjudiciales. Y los demonios se afanan a sí mismos y se esfuerzan con los servidores de esta misión sagrada. Por eso procede apoyarse en la sinceridad y tranquilizarse con ella, para repeler estos impedimentos y alejar a esos demonios. Evitad pues, hermanos míos, las causas que menguan la sinceridad y la menoscaban como evitáis a los escorpiones y a las víboras. Pues no hay que fiarse del nafs*(*[1]) que manda (el mal) ni apoyarse en él nunca, tal y como viene en el Noble Corán en boca de nuestro señor Yusuf, sea con él la paz: {Y no me eximo a mismo pues es cierto que el alma ordena con insistencia el mal excepto aquel de quien mi Señor se apiada.} (Sura de Yusuf, 53). Por lo tanto que no os engañe nunca el egoísmo y la vanidad, ni el nafs que manda el mal.

    Y con el fin de llegar a alcanzar la sinceridad y para mantenerla y repeler los impedimentos y eliminarlos, haced que los siguientes reglamentos sean vuestro orientador:

    Vuestro primer reglamento:

    La búsqueda de la complacencia de Allah en vuestra acción.

    Puesto que si Él, sea glorificado, está complacido, la oposición del mundo entero no tiene valor ni importancia. Y si Él no acepta, la respuesta de toda la gente no tiene efecto. Y si Él quiere, sea glorificado, y lo decreta Su sabiduría, después de haber otorgado Su complacencia y aceptado la acción, la gente empieza a aceptarla y complacerse con ella aunque vosotros no lo busquéis. Por eso se debe poner a Allah, Él Solo, sin otro que Él, como el objetivo fundamental en este servicio, el servicio de la Creencia y el Corán.

    Segundo reglamento:

    Que es la ausencia de crítica a vuestros hermanos que trabajan en este servicio coránico y la ausencia de rastro de las cosas que predisponen a la envidia por medio de la jactancia y considerarse superior,

    porque es como en el cuerpo del ser humano que no hay envidia entre las dos manos, ni crítica entre los dos ojos, ni la lengua se opone al oído, ni el corazón ve el defecto del espíritu, sino que cada uno suple la carencia del otro, cubre su falta, se afana por su necesidad y le ayuda en su función, y de no ser así se apagaría la vida de ese cuerpo, se iría de él el espíritu y se desgarraría el cuerpo.

    Y tampoco hay envidia entre las tuercas de la fábrica y sus maquinarias, sin que se adelanten unas a otras ni proceden arbitrariamente, y no empuja una de ellas a la otra a la paralización con la crítica, la desautorización y seguir los defectos y errores, ni estorba su anhelo por trabajar, sino que cada uno de ellos ayuda al otro con toda la potencia que está a su alcance dirigiendo los movimientos de las tuercas y las maquinarias a su meta esperada, de manera que todos van hacia aquello para lo que existen por medio del apoyo mutuo total y el acuerdo perfecto. Y si interfiere algo ajeno o procede arbitrariamente en el asunto -aunque sea en la medida de un átomo- la fábrica se estropea y sufre una avería, y su dueño lleva a cabo su papel descomponiendo sus partes y desmontándola desde la base.

    Así pues ¡Oh estudiantes de las cartas de la luz! ¡Oh servidores del Corán! Nosotros todos somos partes y miembros de una personalidad inmaterial digna de llamarse el hombre perfecto. Y nosotros todos somos como tuercas y maquinarias de una fábrica que teje la felicidad eterna en una vida inmortal. De manera que nosotros somos servidores, obreros en una nave del Señor que lleva a la comunidad de Muḥammad, al que Allah le dé Su gracia y paz, a la orilla de la salvación que es la Morada de la Paz. Nosotros estamos entonces en necesidad acuciante, y aún más nos vemos forzados, de la unidad y el apoyo mutuo total; y de alcanzar el secreto de la sinceridad que conforma una fuerza inmaterial equivalente a mil ciento once, como resultado de cuatro unidades.

    En efecto, tres “unos” sin unirse se quedan en un valor de tres únicamente, pero si se unen y se apoyan con el secreto de la numeración, adquieren un valor de ciento once. Y del mismo modo ocurre con cuatro cuatros, que si se escriben por separado, suman dieciséis, pero si se juntan y coinciden, por el secreto de la hermandad, la unidad de propósito y una sola misión, en una misma línea, pasan a tener un valor de cuatro mil cuatrocientos cuarenta y cuatro y su fuerza. Hay muchos episodios y sucesos históricos que demuestran que dieciséis individuos hermanados y unidos, abnegados por el secreto de la sinceridad completa, su fuerza inmaterial y su valor, superan a cuatro mil.

    En cuanto a la sabiduría de este secreto es que cada individuo de diez, que realmente estén de acuerdo, puede ver con los ojos del resto de sus hermanos y oír con sus oídos. Es decir que cada uno de ellos tiene una fuerza inmaterial y un valor como si mirara con veinte ojos, pensara con diez intelectos, escuchara con veinte oídos y actuara con veinte manos*(*[2]).

    Vuestro tercer reglamento:

    Sabed que vuestra fuerza de todos está en la sinceridad y la verdad.

    En efecto, la fuerza está en la verdad y la sinceridad, incluso la gente de la falsedad atesora la fuerza por la firmeza y sinceridad que aparentan en su falsedad.

    En efecto, este servicio nuestro en el camino de la Creencia y el Corán es una prueba en sí mismo de que la fuerza está en la verdad y la sinceridad, de forma que un poco de sinceridad en el camino de este servicio demuestra esta afirmación nuestra y es una prueba de ello.

    Eso es porque lo que hemos llevado a cabo en más de veinte años en mi ciudad y en Estanbul, en cuanto al servicio en el camino del Din y las ciencias de la Sharía, lo hemos llevado a cabo con vosotros, multiplicado por cien veces, aquí durante ocho años, sabiendo que los que me ayudaron allí son cien veces, incluso mil veces más, de quienes me ayudan aquí. En verdad nuestro servicio aquí en ocho años a pesar de que estoy solo, extraño, casi analfabeto y bajo la vigilancia de empleados carentes de equidad y siendo objeto de su maltrato, obtuvimos por el favor de Allah una fuerza inmaterial que puso de manifiesto el encauzamiento y el éxito cien veces de lo que era anteriormente. Por eso me sobrevino un contentamiento total de que este encauzamiento divino no era sino procedente del núcleo de la sinceridad de ellos.

    Y en verdad yo reconozco que vosotros me habéis salvado con vuestra sinceridad completa ,hasta un límite, de la ostentación (actuar para ser visto), esa enfermedad mortal que juguetea con el nafs, bajo la cortina de la fama y la reputación. Le pedimos a Allah que os haga propicia a todos a la sinceridad total y que me introduzca en ella con vosotros.

    Sabéis que el imam ‘Alí, que Allah esté Complacido con él, y el shaij al-Ŷilani, que Allah purifique su secreto, se han dirigido a vosotros y han mirado con el ojo de la benevolencia, la preocupación y el consuelo en sus milagros fuera de lo común y bendicen vuestros servicios en significado. Así pues que no os asalte la duda sobre que esa notabilidad, consideración y consuelo no es sino por la sinceridad de la que disfrutan, de manera que si estropeáis esa sinceridad a propósito entonces mereceréis sus bofetadas. Recordad siempre “las bofetadas de la compasión y la misericordia” que se encuentran en el destello décimo.

    Y si queréis que esos dos ilustres se conviertan en maestros y ayudantes en significado para vosotros, alcanzad la sinceridad más completa acatando la noble aleya: {Y dan preferencia sobre sí mismos.} (Sura de la Concentración, 9) Es decir: Tenéis que preferir a vuestros hermanos sobre vosotros mismos, en los grados, posiciones, honores y notabilidad, incluso en los beneficios materiales con los que se alegra el nafs y se alivia, y aún más en esos beneficios que son puros,

    como la enseñanza de las realidades de la Creencia a los demás, de manera que no aspiréis en lo que podáis a que eso se culmine por vuestras manos sino que aceptad complacidos y satisfaceros con que eso se culmine por las manos de otros, para que la auto-admiración no se infiltre en vosotros mismos. Y quizás alguno de vosotros tenga la aspiración de obtener la recompensa él solo e intente explicar un asunto importante acerca de la Creencia por sí mismo, y a pesar de que no hay mal en ello ni perjuicio, enturbia la pureza de la sinceridad entre vosotros.

    Vuestro cuarto reglamento:

    Es enorgullecerse agradecidos de las cualidades de vuestros hermanos e imaginarlas en vosotros mismos y contar sus virtudes como propias.

    Los sufíes emplean tecnicismos como “la aniquilación en el shaij” y “la aniquilación en el Mensajero”, y yo no soy sufí pero “la aniquilación en los hermanos” es una regla hermosa que es perfectamente apropiada para nuestro camino y método. Es decir: Que cada uno se aniquile en el otro. O lo que es lo mismo: Que cada hermano olvide sus sensaciones del nafs y viva en pensamiento con las cualidades de sus hermanos y sus virtudes.

    De manera que la base de nuestro camino y nuestro método es la hermandad en Allah, y las relaciones que nos vinculan son la hermandad verdadera, y no es la relación del padre con el hijo ni la relación del shaij con el murid. Y si no hay más remedio, entonces la mera relación con el profesor. Y mientras nuestro camino sea el relativo a la amistad íntima, nuestra fuente será la amistad íntima. Y tal amistad requiere un amigo fiel, un compañero abnegado y un hermano magnánimo, celoso. Y la base de la base de esta amistad íntima es la sinceridad total. De manera que aquel de vosotros que sea negligente en ella, habrá caído desde lo alto de la elevada torre de la amistad íntima, y quizás caiga en un valle profundo, ya que no hay lugar para el término medio.

    En efecto, el camino son dos caminos, de manera que quien se separa de nosotros ahora en el recorrido de la sinceridad total -que es la vía mayor del Noble Corán- tal vez sea de aquéllos que sirven a la desviación, enemigos del Corán, sin darse cuenta. Así pues aquéllos que han entrado en el ámbito del servicio sagrado del Noble Corán a través de las cartas de la luz no caerán, con el permiso de Allah, en un precipicio semejante, sino que reforzarán la luz, la sinceridad y la creencia.

    Por lo tanto ¡Oh hermanos míos en el servicio del Corán!

    En verdad la causa más importante para obtener la sinceridad y el mayor medio que influye en su preservación es el vínculo con la muerte.

    De modo que, al igual que prolongar la falsa expectativa hace mella en la sinceridad y la estropea y conduce a la gente al amor por este mundo y a la ostentación (actuar para ser visto), el vínculo con la muerte hace huir de la ostentación y hace que el que está ligado a ella obtenga la sinceridad, ya que lo libra de las intrigas del nafs que manda (el mal).

    Y eso es por medio de recordar su muerte y la consideración de lo perecedero de este mundo y su desaparición. Y de hecho los sufíes y la gente de la realidad sapiencial han adoptado el vínculo con la muerte como base en el método de su recorrido. Y eso es por lo que han aprendido de la noble aleya: {Toda alma probará la muerte} (Sura de la Familia de ‘Imrán, 185) {En verdad tú has de morir y en verdad ellos han de morir.} (Sura de los Grupos, 30). De manera que eliminan con ese vínculo la ilusión de permanencia y el sueño de eternidad que es engendrado por prolongar la falsa esperanza, en tanto que conciben una fantasía y se imaginan a sí mismos muertos… Y así se imaginan cómo son lavados y luego depositados en la tumba. Y cuando reflexionan con esta imagen, el nafs que manda (el mal) se impresiona por esta imaginación más y se desprende poco a poco de sus amplias falsas esperanzas. Así pues este vínculo tiene grandes beneficios y diversas utilidades. Y es suficiente con que el noble ḥadiz nos orienta hacia ellos, con sus palabras, que Allah le dé Su gracia y paz: “Abundad el recuerdo de la que corta los placeres”.

    Y en tanto que nuestro camino es una realidad científica y no una vía sufí, no nos vemos a nosotros mismos precisados como ellos a la práctica directa de ese vínculo por medio de la suposición y la imaginación. Además de que esa práctica no es apropiada con el método de la realidad, puesto que pensar en lo que ha de venir no trae el futuro al presente por imaginación, sino ir con el pensamiento desde el presente al futuro y contemplar el futuro a través del presente efectivo, como es la realidad; por lo que no hay necesidad de la imaginación ni es necesario suponer,

    ya que el ser humano tiene capacidad de contemplar su funeral que es un fruto cargado sobre el árbol de su corta vida. Y si desplaza su mirada un poco, no ve sólo su muerte sino la muerte de su época e incluso si pasa por su mirada más, ve la muerte de este mundo y su ruina; y en ese momento se abre ante él el camino hacia la sinceridad completa.

    Y la causa segunda en la consecución de la sinceridad es que el hombre adquiera un sosiego con la fe verdadera y con los destellos procedentes de la reflexión relativa a la fe acerca de los seres creados. Y esta meditación conduce al que la lleva a cabo al conocimiento del Creador, sea glorificado, y se derrama la tranquilidad y el sosiego en el corazón. Verdaderamente el resplandor de este tipo de meditación en el pensamiento del ser humano lo hace pensar siempre en la presencia del Creador, el Compasivo, sea glorificado, y en Su mirada hacia él, es decir: Él está Presente y viéndolo siempre. De manera que en ese momento no se vuelve hacia ningún otro y no pide ayuda de otro que Él. Puesto que mirar y volverse a otro que Él, quebranta la cortesía de la presencia y el sosiego del corazón. Y con esto, el ser humano se salva de actuar para ser visto y se libra de ello, y alcanza la sinceridad, con el permiso de Allah. Y en cualquier caso, en esta meditación hay muchos grados y numerosos rangos, de manera que la parte de cada individuo es lo que adquiere, y su ganancia el provecho que saca de ello según su aptitud y su capacidad.

    Damos esto por suficiente y pasamos a las cartas de la luz en las que he mencionado muchas realidades en torno a la salvación del actuar para ser visto y la consecución de la sinceridad.

    Explicaremos resumidamente alguna de las numerosas causas que perturban la sinceridad y la impiden, y conducen a actuar para ser visto y empujan a ello:

    El primer impedimento de la sinceridad es la envidia que surge de los beneficios materiales. Esta envidia estropea la sinceridad gradualmente, incluso deforma los resultados de la acción e incluso hace que se pierdan también esos beneficios materiales.

    En efecto, esta umma siempre ha llevado el respeto y la estima por los que actúan con seriedad por la realidad y la Otra Vida y les ha tendido la mano de la ayuda de hecho. Y eso con la intención de compartir con ellos esas acciones y servicios sinceros, puros por la faz de Allah. Y les ha ofrecido regalos y dádivas para suplir sus necesidades materiales para que no se distrajeran con ellas de sus servicios excelsos. De manera que manifestaron con ello el respeto que ocultaban por los que actúan en el camino de Allah. Sin embargo esas ayudas y beneficios no se deben pedir nunca, sino que deben ser ofrecidos. Así pues no se deben pedir ni siquiera con la lengua del estado como quien las espera con el corazón. Y no deben ser dadas sino de donde no se espera y si no es así la sinceridad del hombre se perturba y se estropea, y casi entra dentro de la prohibición divina contenida en Sus palabras, sea ensalzado: {Y no cambies Mis signos por algo de poco precio.} y se malogra una parte de sus obras.

    Así pues el deseo y expectación por estos beneficios materiales movidos por un estímulo procedente del egoísmo del nafs que manda (el mal) y su codicia por obtener los beneficios para sí, provoca la vena de la envidia y mueve sus propensiones hacia su hermano verdadero y su compañero sincero en el servicio de la fe y echa a perder su sinceridad, pierde la pureza de su llamada por Allah y adopta un modo antipático ante la gente de la realidad, e incluso pierde también los propios beneficios materiales. Y en cualquier caso la cuestión es larga.

    Y mencionaré lo que aumenta el secreto de la sinceridad y perpetua la concordia sincera entre mis hermanos veraces. Y me serviré para ello de dos símiles:

    El primer símil para perpetuar la sinceridad: Los patrones de este mundo han adoptado la asociación en los bienes como una norma por la que se orientan para obtener enorme riqueza o gran fuerza, incluso han tomado quienes tienen influencia en la vida social, sean personas, grupos y algunos gobernantes, esta norma como pauta para ellos. Y han obtenido como resultado de seguir esta norma una fuerza tremenda y han sacado de ella un gran beneficio, a pesar de los perjuicios y malos usos que hay en ella. Eso es porque la esencia de la asociación no cambia por las cosas malas y los perjuicios que hay en ella, porque cada individuo, según esta norma, se considera a sí mismo como si fuera el dueño de todos los bienes; y eso desde el ángulo de su participación en la riqueza y desde el punto de vista de su vigilancia y supervisión de ella, a pesar de que no puede beneficiarse de todos los bienes.

    Y en cualquier caso, esta norma, si entra en los bienes de la Otra Vida, será un eje para excelsos beneficios sin maldades ni perjuicios, porque todos esos bienes de la Otra Vida llevan el secreto de la entrada en su plenitud en la posesión de cada uno de esos miembros que participan en ellos sin merma o partición. Y entendamos esto con un ejemplo: Cinco personas se asociaron para encender una lámpara de aceite. A uno de ellos le correspondió traer la nafta, al otro la mecha, al tercero el vidrio de la lámpara, al cuarto la lámpara en sí misma y al quinto la caja de cerillas. Y cuando hubieron encendido la lámpara, cada uno de ellos pasó a ser dueño de toda la lámpara. De manera que si cada uno de esos asociados tuviera un espejo grande colgado de una pared, aparecería reflejada en el espejo una lámpara completa-junto con lo que hubiera en la habitación-sin partición o merma.

    Y así es el asunto en la asociación en los asuntos de la Otra Vida, por el secreto de la sinceridad, apoyarse en el secreto de la hermandad y sumar los esfuerzos por el secreto de la unión; puesto que el conjunto de las acciones de los asociados y toda la luz surgida de ellas entrarán en su totalidad en el registro de las acciones de cada uno de ellos. Y esto es un asunto atestiguado y acontecido entre la gente de la realidad, y forma parte de lo que implica la amplitud de la misericordia de Allah, sea glorificado, y Su generosidad absoluta.

    Así pues, ¡Oh hermanos míos! Espero que no os conduzcan los beneficios materiales a la envidia entre vosotros, si Allah, sea ensalzado, quiere. Que no os dejéis engañar como se han dejado engañar una parte de la gente de las tariqas sufíes en lo que respecta a los beneficios de la Otra Vida. Sin embargo recordad, dónde está la recompensa personal, particular, con respecto a esa recompensa enorme, que surge en el horizonte de la asociación en las obras mencionadas en el ejemplo, y dónde está la luz particular con respecto a esa luz deslumbrante.

    El ejemplo tercero de la perpetuidad de la sinceridad: Los artesanos y la gente de los oficios obtienen una producción abundante y una gran riqueza como resultado de seguir la norma de la asociación en la industria y la habilidad. Y he aquí este ejemplo: Se dispusieron diez fabricantes de agujas de coser a hacer su trabajo, cada uno por separado, y el resultado fue de sólamente tres agujas por cada uno de ellos en un día. Luego, las mismas personas, se pusieron de acuerdo en base a la norma de la unión de esfuerzos y la repartición del trabajo. De manera que uno de ellos aportó el hierro y el otro el fuego, el tercero hizo los agujeros de la aguja y el otro la introdujo en el fuego, y el otro se puso a afilarla, y así sucesivamente. Y no pasó en vano el tiempo de ninguno, ya que cada uno de ellos se dedicó a un trabajo específico y lo llevó a término con rapidez, porque era un trabajo parcial y simple en primer lugar, y por la experiencia y destreza adquiridas en segundo lugar. Y cuando repartieron el resultado de su esfuerzo vieron que la parte de cada uno de ellos en un día era de trescientas agujas en vez de tres. Y este suceso se convirtió en un himno que entonaba la gente de la fabricación y los oficios, que invitaban a la unidad de los esfuerzos y la repartición de los trabajos.

    Así pues, ¡Oh hermanos míos! Mientras se obtengan resultados como estos enormes resultados consecuencia de la unión y el acuerdo en los asuntos de este mundo y en materias burdas, ¿cuánto será la recompensa de las obras luminosas y de la Otra Vida? y ¿cuánta será la recompensa que se refleje de las obras del grupo por el favor divino en el espejo de cada individuo? Esas obras que no necesitan partición ni división. Así pues, a vosotros os corresponde evaluar esa enorme ganancia. Pues una enorme ganancia tal no se deja perder por la envidia y la falta de sinceridad.

    El segundo impedimento de la sinceridad: Es abandonar el juego del egoísmo del nafs que manda el mal y su aspiración por un rango y una posición a las que se dirijan las miradas, así como el amor por la acogida de la gente y la búsqueda de su consideración, que está movido por el amor a la fama y la reputación que surge de la aspiración a la posición influyente y el amor a ella. Pues al igual que es una enfermedad espiritual malsana, es una puerta hacia el shirk*(*[3]) escondido, que es actuar para ser visto y la auto-admiración, que hace desaparecer la sinceridad.

    ¡Oh hermanos míos! Puesto que nuestro camino en el servicio del noble Corán está basado en la realidad y en la hermandad, y el secreto de la hermandad está en que el individuo aniquile su personalidad en la personalidad de sus hermanos*(*[4]) y preferirlos sobre él mismo. Así pues no debe tener efecto en nosotros algo como esta envidia resultante del amor a la posición influyente, ya que es totalmente negativa para nuestro camino. Pues mientras el honor de todos los hermanos y su nobleza se remita a cada uno de los hermanos en el grupo, no es posible que sea sacrificada esa posición elevada, honra superior y nobleza inmaterial elevada del grupo por una fama particular y una preeminencia personal que surge del egoísmo y la envidia. Así pues yo tengo confianza y esperanza en que eso esté lo más lejos posible de los estudiantes de la luz.

    En efecto, los corazones de los estudiantes de la luz y sus intelectos y espíritus, no descienden hasta semejantes asuntos bajos, sin embargo no hay ninguno que no cargue con un nafs que manda el mal y puede que circulen asuntos e inclinaciones del nafs en las venas y se adhieran a los nervios y ocurran juicios a pesar del intelecto, el corazón y el espíritu. Así pues basándome en las huellas que las cartas de la luz dejan en vosotros, no acuso a vuestros corazones, intelectos y espíritus, salvo que el nafs, el deseo, lo sensorial y la ilusión pueden ser engañados. Por eso os viene la advertencia y la llamada de atención a veces con dureza y vehemencia. Y esa dureza va dirigida al nafs, al deseo, a lo sensorial y a la ilusión, así pues estad precavidos siempre.

    En efecto, si nuestro camino fuera una tariqa particular regida por un shaij, habría entonces una sola posición o un número determinado, y habría muchos candidatos a esa posición. Y en esa situación podría darse la envidia y el egoísmo en los nufus*(*[5]), sin embargo nuestro camino es la hermandad, no otro. Y el hermano no pretende sobre su hermano la paternidad y no toma la apariencia del que lo orienta, de manera que la posición aquí en la hermandad es espaciosa y amplia, sin que haya en ella lugar para la competencia por la envidia. Y si algo ha de ser, se trata de que el hermano ayuda a su hermano completando su trabajo y le asiste.

    Y de entre lo que indica que en los caminos en los que existe la posición de la paternidad, la orientación y la tutela, hay consecuencias peligrosas y destructivas que surgen de la competencia y la envidia por codicia de la recompensa y ambición por la elevación de la aspiración, digo que la prueba de eso son esas diferencias y rivalidades en torno a las cualidades excelsas y a los grandes beneficios de los que disfrutan la gente de las tariqas sufíes y que les lleva a malas consecuencias que hacen que sus fuerzas elevadas y tremendas no sean firmes ante las épocas de las innovaciones.

    El tercer impedimento para la sinceridad: Es el miedo y la avidez. Remitimos a la carta “Los seis ataques”*(*[6]) donde he explicado este impedimento junto con otros impedimentos con total claridad. Le pedimos a Allah, el Misericordioso, el Compasivo, sea glorificado, pidiendo la intercesión de todos sus nombres más hermosos que nos encauce hacia la sinceridad total. Amin.

    ¡Oh Allah! Por lo que merece la sura de la Sinceridad, haznos de Tus siervos sinceros, a salvo. Amin, Amin.

    {Gloria a Ti, no tenemos más conocimiento que el Tú nos has enseñado, es cierto que Tú eres el Conocedor, el Sabio.}

    Una carta especial a una parte de mis hermanos

    Mencionaré un punto sutil de dos nobles ḥadices para aquéllos hermanos que se aburren de escribir las cartas de la luz y aquéllos que prefieren recitar las letanías en los tres meses, que son los meses de los actos de adoración, a escribir las cartas de la luz que se cuenta como un acto de adoración en cinco sentidos*(*[7]).

    El primer ḥadiz es: “La tinta de los hombres de conocimiento equivale a la sangre de los mártires”*(*[8]), o como dijera. Es decir: La tinta que emplean los eruditos de la realidad se pesará el día del Levantamiento con la sangre de los mártires y será equivalente a ella.

    El segundo ḥadiz: “Quien se aferre a mi sunna en una situación de corrupción de mi comunidad tendrá la recompensa de cien mártires” o como dijera.

    Es decir: Quien se aferre a la noble sunna y a las realidades coránicas y obre para ellas en una situación en la que predominen las innovaciones y prevalezca el extravío, tendrá la recompensa de cien mártires.

    Así pues, ¡Oh tú que te aburres con pereza de escribir! Y ¡Oh hermanos que os inclináis hacia el sufismo! El resultado de mi entendimiento de los dos nobles ḥadices es que un dírham de luz negra y agua que impulsa la vida que gotea procedente de las plumas benditas y puras de ésos que sirven a las realidades de la Creencia, los secretos de la Sharía y la noble Sunna profética en circunstancias como éstas, puede que compense cien dírhams de la sangre de los mártires el día de la Gran Concentración. Así pues, esforzaos, ¡Oh hermanos míos! Por obtener esta enorme recompensa.

    Y si decís: Lo que aparece en el ḥadiz es el hombre de conocimiento mientras que una parte de nosotros somos simplemente escribanos.

    La respuesta es: El que lee estas cartas y estas lecciones durante un año y las entiende y se aplica a ellas, puede que sea un hombre de conocimiento importante dotado de realidad en este tiempo, y si no, no las ha leído ni las ha entendido. Pues los estudiantes de la luz, aquellos que tienen una personalidad inmaterial, no hay duda de que ella es uno de los hombres de saber de este tiempo. En cuanto a vuestras plumas, son los dedos de esa personalidad verdadera, y suponed que vosotros os habéis vinculado con este necesitado y le habéis concedido por vuestra buena opinión el rango de hombre de conocimiento y maestro a vuestro parecer, aunque yo no me vea merecedor de ello; sin embargo cuando era analfabeto y no sabía escribir, vuestras plumas se consideran mis plumas, de manera que seréis recompensados con la clara recompensa que se menciona en el noble ḥadiz.

    Sa’id al-Nursí.



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    1. *[Nafs significa “alma” o “ánima”, pero aquí tiene también el sentido de la parte del alma que necesita ser purificada, o el “ego”, de donde viene la palabra egoísmo.]
    2. *[ En efecto, al igual que un apoyo mutuo verdadero y una unidad completa, procedentes de la sinceridad, son un eje alrededor del que giran beneficios interminables, así mismo son un gran escudo y un punto de apoyo fuerte para enfrentarse a los numerosos temores, incluso ante la muerte, porque la muerte no se lleva sino un espíritu. Porque aquel que está ligado a sus hermanos por el secreto de la hermandad sincera en los asuntos relacionados con la Otra Vida y en el camino de la complacencia de Allah, lleva espíritus en el número de sus hermanos y se encuentra con la muerte sonriente y diciendo: Se salvarán mis otros espíritus y permanecerán a salvo, pues ellos harán continuar para mí una vida inmaterial, por su adquisición de la recompensa para mí siempre, de manera que yo no habré muerto entonces. Y entregará su espíritu haciendo un guiño con el ojo y la lengua de su estado dirá: Yo vivo a través de esos espíritus en cuanto a la recompensa y no muero excepto en cuanto a los pecados y las maldades. El autor.]
    3. *[ Shirk significar asociar algo con Allah, atribuirle copartícipes en Su divinidad y en Sus atributos.]
    4. *[En efecto, el feliz es quien arroja su personalidad y derrite su egoísmo, que es como un pedazo de hielo, en el estanque enorme y dulce que se filtra del kauzar del noble Corán para aprovechar ese estanque. El autor.]
    5. *[Plural de “nafs”.]
    6. *[Es la parte sexta del escrito vigésimo noveno que escribió para llamar a la atención a los estudiantes del Corán sobre seis de las asechanzas del Shaitán.]
    7. *Le preguntamos a nuestro maestro por los cinco tipos de actos de adoración a los que alude en esta valiosa carta, y son los siguientes:
      1- Es una lucha (ŷihad) inmaterial contra la gente del extravío y esa es la lucha más importante.
      2- Es un servicio a su profesor y una ayuda para él en propagar la realidad.
      3- Es un servicio a los musulmanes en general en cuanto a la Creencia.
      4- Es un medio de adquirir conocimiento por medio de la escritura.
      5- Es un acto de adoración reflexiva del que una hora equivale a un año de adoración.
    8. *[El texto del ḥadiz es: “El día del Levantamiento se sopesará la tinta de los hombres de conocimiento y la sangre de los mártires; y la tinta de los de los hombres de conocimiento pesará más que la sangre de los mártires”. Lo transmitió ash-Shiraẓi en el libro de los Sobrenombres, de Anas; y al-Mauhabí en el Mérito del Conocimiento, de ‘Imrán Ibn Ḥuṣain; e Ibnul-Ŷauẓi en el libro de las Causas, de an-Nu’man Ibn al-Bashir.]