Translations:Yirmi Altıncı Lem'a/49/es
En efecto, ciento veinticuatro mil profetas, que son los individuos más elevados del género humano en preferencia, según el texto del ḥadiz, informan, coincidiendo con el consenso y la transmisión continuada y apoyándose unos en el testimonio y otros en la verdad de la certeza, de la existencia de la Otra Vida y cómo la gente será conducida a ella; y acerca de que el Creador de estos seres traerá la Otra Vida que ha prometido con una promesa categórica. Al igual que ciento veinticuatro millones de amigos de Allah confirmaron con el ojo de la certeza, a través del descubrimiento y el testimonio, lo que informaron los profetas, afirmando con sus testimonios la existencia de esa Otra Vida y que después de este mundo efímero está el mundo de la permanencia. Así mismo todos los nombres del Hacedor de estos seres, el Sabio, afirman también esa afirmación por su indicio de la existencia de la Otra Vida, porque ellos implican automáticamente, por medio de sus manifestaciones, que manifiestan en este mundo, un mundo de permanencia, al igual que un poder anterior al tiempo sin límite y una sabiduría en su justo medio sin cálculo, que dan vida con la orden “Sé y es”, cada año en primavera sobre la faz de la tierra, a un número incontable de cadáveres de árboles muertos, erguidos sobre sus raíces, y hacen de esos muertos una manifestación del resurgimiento después de la muerte.
Y concentran trescientas mil clases de comunidades de animales y especies de plantas y despliegan esas clases como ejemplos de la reunión y el resurgimiento, cientos de miles de ejemplos.
Y así mismo una misericordia permanente y una providencia continua que gastan con total compasión de una manera prodigiosa en todos los dotados de espíritu necesitados de provisión y muestran cada primavera, en un pequeño espacio de tiempo, una variedad de adornos y bellezas que no se puede contar ni enumerar. Estos cuatro atributos que conllevan necesariamente la existencia de la Otra Vida a priori demuestran que después de esta morada efímera hay otra morada permanente. Y al igual que el amor por la permanencia, el deseo por la eternidad y las esperanzas sempiternas, continuas, firmes y fuertes en el ser humano, que es el fruto más perfecto de estos seres y la entidad más amada para el Creador de los seres y la criatura que mayor vínculo posee con las cosas existentes de los seres, tales esperanzas y la pasión y el deseo demuestran de una manera categórica, por medio de sus indicaciones e indicios automáticamente, que después de esta morada efímera hay una morada de felicidad, puesto que estos indicios mencionados exigen la aceptación de la existencia de la Otra Vida automáticamente en la medida de la existencia de este mundo*(*[1]).
- ↑ *[En el ejemplo siguiente se ve la facilidad que hay en informar de un asunto auténtico y la dificultad de negarlo: Uno dice que existe sobre la superficie de la tierra un jardín prodigioso cuyos frutos son recipientes de leche y otro dice que no existe. El que lo afirma, demuestra su afirmación fácilmente mostrando alguno de sus frutos o simplemente mostrando dónde está, en cuanto al que lo niega, demuestra su afirmación a través de ver el globo terráqueo y mostrarlo para demostrar su negación de la existencia de tal jardín. Así mismo los que informan acerca del Jardín, basta con el testimonio de dos testigos veraces de ellos para demostrarlo junto con la mirada categórica cuando muestran cientos de miles de sus efluvios, sus frutos y sus vestigios; mientras que el que lo niega solo puede demostrar su negación y manifestar su inexistencia después de la observación de seres sin límite y en un tiempo eterno sin fin y después de hacer una criba. Así pues sabed, ¡Oh hermanos ancianos!, el alcance de la fuerza de la Fe en la Otra Vida. El autor.]