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Entre ellas está que los funcionarios que me habían espiado durante un mes sin encontrar nada contra mí, escribieron en un informe: “El sirviente de Sa’id compró vino de una tienda y se lo llevó”, pero no encontraron a nadie que firmara ese informe. Luego detuvieron a un hombre forastero y ebrio al que amenazaron y le dijeron: Ven y firma este informe y el hombre respondió:¡Pido perdón a Allah! ¿Quién podría firmar semejante mentira asombrosa? Y los forzó a romper el informe.