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'''tratado de economía''' | |||
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Acerca de la economía*(*<ref>*[A lo largo de este texto el término economía se usa en su acepción original de ahorro y moderación siguiendo el significado del verbo economizar.]</ref>) y el contentamiento y acerca del despilfarro y el derroche | Acerca de la economía*(*<ref>*[A lo largo de este texto el término economía se usa en su acepción original de ahorro y moderación siguiendo el significado del verbo economizar.]</ref>) y el contentamiento y acerca del despilfarro y el derroche | ||
11. satır: | 7. satır: | ||
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo | En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo | ||
'''{Comed y bebed pero no os excedáis}''' (Sura de las Alturas de Reconocimiento, 31) | |||
Esta noble aleya transmite una lección importante de sabiduría en la forma de una orden categórica de economizar y una prohibición explicita de despilfarrar. Y en esta cuestión hay siete puntos. | |||
< | <span id="Birinci_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto primero:== | ||
El Creador Compasivo le pide al ser humano que sea agradecido con las bendiciones y dones que le ha concedido, sin embargo el despilfarro es contrario al agradecimiento y es un desprecio de esas bendiciones que produce pérdida; mientras que economizar supone una demostración de respeto ante la bendición que produce ganancia. | |||
En efecto: Economizar es un agradecimiento intangible, un respeto frente a la misericordia divina que subyace en las bendiciones, una causa del incremento y la bendición de una forma categórica, un eje de la salud del cuerpo como es el caso de la dieta, una causa de dignidad que salva al hombre de la humillación implícita en el pedir y una causa sólida de percibir el placer que hay en la bendición y apreciar el placer que existe en aquellas bendiciones que a simple vista carecen de placer. En cuanto al despilfarro, debido a que es contrario a las sabias razones mencionadas, tiene resultados fatales. | |||
< | <span id="İkinci_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto segundo:== | ||
El Originador Sabio ha creado el cuerpo del hombre en la forma de un palacio perfecto y a semejanza de una ciudad organizada, y ha puesto el sentido del gusto en la boca como un ujier y los nervios y las venas como cables de telégrafo y teléfono, por lo que son un medio para que el sentido del gusto comunique con el estómago que es el centro del cuerpo. Así pues el sentido del gusto le da información, por medio de esas venas, de la sustancia que ha llegado a la boca, de manera que si no es necesaria para el cuerpo y el estómago, dice el estómago: Está prohibida y la boca la arroja fuera. Y a veces es nociva y amarga además de no beneficiar al cuerpo y la arroja fuera escupiéndola. | |||
Así es, y puesto que el sentido del gusto que está en la boca es un ujier y el estómago en lo relativo al gobierno del cuerpo, es un jefe y un gobernante, el regalo que llega a ese palacio o a esa ciudad destinado al gobernante del palacio, si tuviera un valor de cien monedas sería apropiado darle al ujier, a modo de propina, sólo cinco de ellas y no más para que el ujier no sintiera vanidad ni se embriagara, olvidara su deber e hiciera entrar en el palacio elementos destructivos que le dieran más propina. | |||
< | Y en base a este secreto vamos suponer ahora que hay dos bocados*(*<ref>*[En el sentido de dos bocas llenas.]</ref>), uno de ellos de una sustancia alimenticia como queso y huevos, cuyo precio es de una moneda, y el otro, de los dulces más selectos, cuyo precio es de diez monedas; y estos dos bocados son equivalentes sin diferencia entre ellos en cuanto al cuerpo antes de entrar en la boca y son equivalentes también en alimentar al cuerpo después de pasar por la garganta, incluso puede que un queso que vale una moneda sea mejor en alimento, solo que entre ambos hay una diferencia de medio minuto en ser degustados en la boca por el sentido del gusto. De manera que el hecho de que una sola moneda ascienda a diez monedas por medio minuto es un despilfarro dañino en el que no hay beneficio. Y así comparativamente. | ||
Y ahora, si el regalo que le llega al gobernante tiene el valor de una moneda, el hecho de darle al ujier un regalo nueve veces superior en valor, lo embriagará y dirá: Yo soy el gobernador. De manera que el ujier hará entrar en el palacio a todo aquel que le dé un regalo y un placer extra, y éste lo destrozará y lo quemará, y le forzará a pedir auxilio y dirá: Que venga el médico y que calme mi ardor y apague mi fuego. | |||
Así es: El economizar y el contentarse están en consonancia con la sabiduría divina y hacen del sentido del gusto un ujier y le dan el regalo en relación a esa función. Mientras que el despilfarro por ser un acto contrario a esa sabiduría experimenta la bofetada rápidamente e indispone al estómago y hace perder el apetito real y lo alimenta con un apetito falso y ficticio que surge de la diversidad de los alimentos y provoca indigestión y lo hace enfermar. | |||
< | <span id="Üçüncü_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto tercero:== | ||
Hemos dicho en el punto segundo previo que el sentido del gusto cumple el papel de un ujier. En efecto: Para la gente de la inadvertencia y para los que no han crecido espiritualmente ni han avanzado en el camino del agradecimiento, es como un ujier, por lo que es necesario que no entre en el despilfarro ni pase de uno a diez, en cuanto al precio, por su deleite. | |||
Sin embargo el sentido del gusto de la gente del agradecimiento, la gente de la verdad y la gente del corazón, es como un supervisor y un inspector de las cocinas de la misericordia divina como se ha explicado en la comparación mencionada en la Palabra Sexta. | |||
En esa facultad gustativa hay balanzas, que son tantas como los alimentos, que pesan los tipos de bendiciones divinas y las reconocen, e informan al cuerpo y al estómago en la forma de un agradecimiento inmaterial. Y en este sentido la facultad gustativa no atiende solo al cuerpo material sino que tiene un valor y un rango que van más allá del estómago en el sentido de que atiende también al corazón, al espíritu y al intelecto. | |||
Y le está permitido atender su placer con la condición de que no despilfarre, cumpla el deber de la gratitud y reconozca los distintos tipos de las bendiciones divinas y las perciba; y con la condición de que sea lícito y no sea un medio hacia la humillación y la mendicidad. Y le corresponde dar preferencia a los alimentos agradables para usar la lengua, que es portadora de esa facultad gustativa, en el agradecimiento. | |||
Un suceso, y uno de los milagros del shaij al-Ŷilaní, que prueba esta verdad es el siguiente: | |||
Una delicada anciana tenía un único hijo que se estaba educando con el shaij al-Ŷilani, sea purificado su secreto, y un día aquella anciana venerable fue a visitarlo y miró en la habitación de su hijo y vio que estaba comiendo un trozo de pan negro y seco como ejercicio espiritual y vio cuán débil y delgado estaba a causa de ello, y esto le afectó enormemente y movida por su compasión de madre fue a quejarse al shaij al-Ŷilani, y cuando llegó a él vio que estaba comiendo un pollo asado, y movida por su gran compasión exclamó: | |||
¡Oh maestro! Mi hijo muere de hambre mientras tú comes un pollo. | |||
Entonces el shaij, que Allah esté complacido con él, le dijo al pollo: ¡Levántate con permiso de Allah! Y los huesos de ese pollo asado se volvieron a juntar y se convirtió en un pollo, y salió volando con vida del recipiente en el que estaba. Y esto se propagó y fue transmitido con continuidad espiritual por mucha gente de confianza como una muestra de uno de los milagros del shaij Abdul Qadir al-Ŷilani, conocido en todo el mundo por haber manifestado milagros fuera de lo común. | |||
Y dijo el shaij: Cuando tu hijo alcance este grado que entonces coma pollo. | |||
Y el significado de estas palabras del shaij es: Cuando el espíritu de tu hijo llegue a gobernar su cuerpo, su corazón domine las inclinaciones de su ego, su intelecto domine su estómago y busque el placer para agradecer, entonces tendrá derecho a comer alimentos sabrosos. | |||
< | <span id="Dördüncü_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto cuarto:== | ||
El que economiza no padece la prueba del mantenimiento de la familia ni la carga de ganarse la vida, por el secreto del ḥadiz: “No se ve empobrecido el que economiza”, que quiere decir que no soporta la prueba del sustento de la familia. En efecto: Economizar es causa de bendición e incremento y definitivamente eje de la buena vida. Y hay incontables e innumerables pruebas de ello. | |||
< | Entre ellas, y lo digo habiéndolo observado en mí mismo y por la observación de quienes me servían y me acompañaban, que a veces he visto cómo la bendición se multiplicaba por diez a causa de economizar y lo han visto mis compañeros. Hasta el punto de que hace nueve años*(*<ref>*[Es decir: En el año 1926.] </ref>) algunos jefes de clanes que fueron desterrados conmigo a la ciudad de Burdur, se esforzaron mucho en que aceptara su ẓakat para que no cayera en la humillación y la bajeza a causa de la carencia de dinero. Pero yo les dije a esos jefes ricos: Aunque tengo muy poco dinero, yo economizo y he aprendido a conformarme, y soy más rico que vosotros; de manera que rechacé su oferta insistente y reiterada. Y lo sorprendente es que algunos de aquellos que me habían ofrecido su ẓakat se endeudaron pasados dos años debido a su falta de economía. Y la alabanza pertenece a Allah. Aquellas pocas monedas por la baraka de la economía me bastaron durante siete años después de ellos y no derramaron el agua de mi cara ni me forzaron a mostrar mi necesidad a la gente, ni estropearon mi trayectoria en cuanto a no necesitar de la gente que es una regla de mi vida. | ||
En efecto: El que no economiza es candidato a caer en la humillación, la indigencia y la bajeza en significado. Y el dinero que es un medio para los despilfarros resulta muy caro en este tiempo, pues a veces puede que a cambio de él se entregue la dignidad y la nobleza, como un soborno; y a veces pueden entregarse a cambio de él las cosas sagradas de la religión sólo por algunas miserables monedas. De manera que a cambio de cien dírhams materiales de dinero se pagan cien dinares*(*<ref>*[Los dinares son monedas de oro y los dírhams de plata.] </ref>) de daño espiritual. | |||
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Así pues, si economiza y se limita a las necesidades imprescindibles, encontrará su provisión en la medida que necesita para vivir, desde donde no lo espera, por el secreto de Sus palabras, sea ensalzado: '''{En verdad Allah es el Proveedor, Dueño de la Fuerza, el Firme}''' (Sura de Los que levantan un torbellino, 58) y por la declaración explícita contendida en las palabras de Allah, sea ensalzado: '''{Y no hay ser vivo en la Tierra cuya provisión no incumba a Allah}''' (Sura de Hud, 6), pues en esta aleya se garantiza la provisión. | |||
En efecto, la provisión es de dos clases: | |||
La primera de ellas es la provisión verdadera por la que se vive y esta provisión, en virtud de esta aleya, está garantizada por Allah. De manera que si no se inmiscuye en ella la mala elección humana, encuentra esa provisión necesaria en cualquier caso y no se ve forzado a entregar ni su religión, ni su honor, ni su dignidad. | |||
La segunda es una provisión figurada en la que necesidades no imperiosas se convierten en necesidades imperiosas por su mal uso y las aprende por el vicio de la costumbre y no las deja. Y esta provisión, al no estar bajo la responsabilidad divina, su consecución es muy cara, especialmente en este tiempo. Pues toma esa riqueza funesta y truncada a cambio de su dignidad y aceptando la humillación unas veces, otras cae en una situación de miseria inmaterial ya que besa los pies de los viles y, a veces, entrega las cosas sagradas de la religión que son la luz de su vida eterna. | |||
Y así mismo el dolor que sobreviene la gente de conciencia, motivado por el sentimiento humano, y que surge de ver los sufrimientos de los necesitados y los hambrientos en este tiempo de pobreza y necesidad, enturbia el placer del que se beneficia con esos dírhams que consiguió de una manera ilícita si tiene conciencia. | |||
De manera que en tiempos como este tiempo asombroso, es necesario que se contente con el grado de lo estrictamente necesario en los bienes en los que hay ambigüedad, porque no es admisible que tome de la riqueza ilícita excepto la medida de lo estrictamente necesario en caso de verse forzado y no es admisible que tome lo que exceda a ello por el secreto de la regla: “Las cosas necesarias se determinan por su medida”. En efecto: La persona que se ve obligada a comer de la carne del animal muerto*(*<ref>*[Se refiere al animal muerto por causa natural sin haber sido sacrificado.]</ref>) no es admisible que coma hasta saciarse por completo sino que ha de comer lo necesario para no morir, y del mismo modo tampoco habrá de comer mucha comida con regodeo en presencia de cien hambrientos. | |||
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He aquí un suceso que muestra cómo el economizar es causa de dignidad e integridad: | |||
Ḥátam aṭ-Ṭái, famoso en el mundo por su generosidad, en una ocasión ofreció una gran recepción y le hizo a sus invitados muchos regalos y entonces partió al desierto para dar un paseo y vio un anciano pobre que llevaba sobre la espalda una carga de espinos y leña que lastimaban su cuerpo y le hacían sangrar y le dijo Ḥátam: | |||
Ḥatam aṭ-Ṭái ofrece una recepción importante con regalos, ve a él y podrás tomar quinientos dírhams a cambio de esta carga de espinos que vale cinco dírhams. | |||
Y le dijo el anciano economizador: Yo subo a mi espalda esta carga y la llevo con mi dignidad y no acepto el favor de Ḥatam aṭ-Ṭái. | |||
Luego le preguntaron a Ḥátam: ¿Has encontrado alguien más generoso y más digno que tú? | |||
Y dijo: Vi a ese anciano que encontré en el desierto más digno, más elevado y más generoso que yo. | |||
< | <span id="Beşinci_Nükte"></span> | ||
== | ==Quinto punto:== | ||
Allah, sea ensalzado, por Su generosidad, hace que el más pobre sienta como el más rico y que el mendigo sienta como el sultán, por el placer de Sus bendiciones. En efecto: El placer que experimenta un pobre al comer un pedazo de pan negro, a causa de la economía y el hambre, es mayor que el placer que experimenta un sultán o un rico al comer el más selecto de los dulces habiendo perdido el apetito y por el hastío derivado del despilfarro. | |||
Y parte de lo que es digno de perplejidad es que algunos de los despilfarradores derrochadores acusan a tales economizadores de mezquindad, ¡Allah los libre!, pues la economía es la dignidad y la generosidad, mientras que la mezquindad y la vileza es lo que subyace en el deleite de la gente de despilfarro y derroche, en forma de generosidad externa. | |||
Un suceso que confirma esta realidad y que sucedió en mi aposento en Isparta en el año en el que se completó la composición de esta epístola. | |||
Uno de mis alumnos me insistió en aceptar un regalo consistente en dos onzas y media de miel, contrariamente a mi norma y a la regla de mi vida, y por mucho que intenté aferrarme a mi regla no se convenció y me vi forzado a aceptarlo, si bien lo hice con la intención de compartirla con tres hermanos que había conmigo en el aposento y que comieran los tres administrando durante treinta o cuarenta días en los nobles meses de Sha’bán y Ramaḍán y para que el que había hecho el regalo obtuviera su recompensa y ellos no se quedaran sin miel. Yo, además, tenía una onza de miel. Y esos tres compañeros míos a pesar de ser rectos y de ser de los que valoraban como es debido la cualidad de economizar, se convidaron unos a otros y se dieron preferencia unos a otros en agasajarse hasta que se olvidaron de economizar debido a esta buena cualidad en un sentido y acabaron gastando las dos onzas y media de miel en tres noches. Y entonces dije sonriendo: | |||
Yo pretendía endulzaros con esa miel treinta o cuarenta días y vosotros habéis reducido treinta días a tres, ¡enhorabuena! Mientras que yo administré una onza de mi miel con economía, comí de ella durante todo el mes de Sha’bán y Ramaḍán y además le di a esos hermanos míos una cucharada*(*<ref>*[Es decir: Una cucharada grande de té. Nota del autor.]</ref>) en el momento de romper el ayuno convirtiéndose en un medio para obtener una enorme recompensa, y a Allah pertenece la alabanza. | |||
Y tal vez aquéllos que fueron testigos de mi situación lo consideraron mezquindad y puede que consideraran la situación de esos hermanos míos durante las tres noches, generosidad, sin embargo nosotros vimos, en el sentido de la realidad, que una recompensa elevada, una enorme bendición y una alta dignidad se escondían debajo de esa miseria aparente, y que esa generosidad y despilfarro si no eran abandonados habría debajo de ellos miseria y producirían un estado mucho más bajo que la miseria como mirar a la mano de otro a modo de codicia y expectativa. | |||
< | <span id="Altıncı_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto sexto:== | ||
Entre la economía y la mezquindad haya una gran diferencia. Y al igual que la humildad es una cualidad loable que se parece en la forma al rebajamiento, que es una de las cualidades de carácter malas, siendo lo contrario en significado, y que el respeto es una cualidad loable que se parece en la forma a la soberbia que es una de las cualidades feas, del mismo modo la economía, | |||
que es una de las cualidades proféticas elevadas, y aún más uno de los medios del orden de la sabiduría divina en el universo, no tiene relación en absoluto con la mezquindad que está asociada a la codicia, la ambición, la tacañería y la bajeza y simplemente se parece a ella en la forma nada más. | |||
'''Un suceso que ayuda a entender esta verdad:''' | |||
< | ‘Abdullah Ibn ‘Umar, que Allah esté complacido con él, que es uno de los cuatro ‘abádila*(*<ref>*[Se refiere a cuatro de los compañeros del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, conocidos por su conocimiento y llamados así porque todos tenían en común el nombre de ‘Abdullah. Eran: ‘Abdullah Ibn ‘Umar, ‘Abdullah Ibn ‘Abbás, ‘Adbullah Ibn aẓ-Ẓubair y ‘Abdullah Ibn ‘Amr Ibn al-‘Aṣ, que Allah esté complacido con ellos.] </ref>) famosos y el más importante de los hijos del gran al-Faruq*(*<ref>*[ al-Faruq significa el que distingue la verdad de la falsedad.]</ref>), el califa del Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, ‘Umar Ibn al-Jaṭṭab, que Allah esté complacido con él, y el mayor de sus hijos y uno de los destacados entre los hombres de conocimiento de los Compañeros (del Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz). Esa persona bendita tuvo una intensa discusión en el mercado acerca de una compraventa en una cuestión del valor de un dírham, y ello por la economía y el preservar la confianza y la rectitud que son el eje del comercio.Y uno de los Compañeros lo vio y supuso que la discusión de Ibn ‘Umar a causa de algo que valía un dírham tenía algo de mezquino viniendo del hijo del emir de los creyentes y el califa de la Tierra y se propuso a averiguar las circunstancias del asunto. Entonces lo siguió hasta su casa y vio que ‘Abdullah Ibn ‘Umar entraba se disponía a entrar en su casa pero antes se paró un momento con un pobre que había junto a la puerta y luego se separó de él y prosiguió. Y salió de la segunda puerta de su casa y allí también había un pobre con el que se detuvo otro rato y luego se separó de él y prosiguió. | ||
Entonces el Compañero, que lo observaba de lejos, aprovecho la ocasión y fue y les preguntó a los dos pobres: ¿Qué ha hecho Ibn ‘Umar cuando se ha parado con vosotros? | |||
Y cada uno de ellos dijo: Me ha dado un dinar. | |||
Y dijo el Compañero: ¡Gloria a Allah! En el mercado discute así por un dírham y en su casa da doscientos dírhams con plena satisfacción sin hacérselo saber a nadie. Y fue hacia donde estaba ‘Abdullah Ibn ‘Umar, que Allah esté complacido con él y con su padre ‘Umar, y dijo: | |||
¡Oh imam! Resuelve mi incógnita: Te vi actuar en el mercado de aquella manera y luego en tu casa has hecho lo que has hecho. | |||
Y le contestó diciéndole: Lo que ocurrió en el mercado es resultado de la economía y la sensatez y lo hice para preservar la sinceridad y la confianza que son la base del comprar y vender y su espíritu, y no hay nada en ello de mezquindad. | |||
En cuanto a la situación que sucedió en mi casa es una situación que surge de la compasión del corazón y la plenitud del espíritu y no hay en ello mezquindad ni es derroche. | |||
Y dijo el gran imam Abu Ḥanifa, que Allah esté complacido con él, aludiendo a este secreto: No hay derroche en el bien, del mismo modo que no hay bien en el derroche. Es decir: Al igual que no hay despilfarro en el bien y en hacer el bien a quien se lo merece, del mismo modo no hay bien en el despilfarro en absoluto. | |||
< | <span id="Yedinci_Nükte"></span> | ||
== | ==Punto séptimo:== | ||
El despilfarro tiene como consecuencia la codicia y la codicia tiene como consecuencia tres cosas: | |||
'''La primera consecuencia''' es que elimina la continencia y destruye el deseo por el esfuerzo y el trabajo, haciendo que el codicioso se queje en vez de agradecer, y lo arroja a la pereza y abandona la módica riqueza lícita y legítima*(*<ref>*[Y por la ausencia de economía se hacen abundantes los consumidores y escasos los industriosos y todos fijan su vista en la puerta del gobierno y en ese momento merma la industria, el comercio y la agricultura que son el eje de la vida de la sociedad y ese pueblo decae, se viene abajo y se convierte en pobre. El autor.]</ref>) y busca riqueza ilícita en la que no hay fatiga y sacrifica su dignidad e incluso su honor por esa causa. | |||
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'''La segunda consecuencia:''' Es la decepción y la pérdida, así como que se malogre su propósito, se convierta en objeto de disgusto y permanezca privado de la facilidad y la ayuda, de manera que se haga verdad en él el dicho: El codicioso es decepcionado y perdedor. | |||
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Es decir: Que la codicia es causa de pérdida y falta de éxito, y la codicia y la continencia tienen su efecto en el mundo de los seres vivos con una regla muy amplia. | |||
Así pues parte de ello es que la continencia natural de los árboles que necesitan sustento, hace que su sustento llegue a ellos, mientras que el esfuerzo de los animales hacia su sustento a través de la codicia hace que les llegue entre fatiga y carencia, todo lo cual indica el gran daño de la ambición y el enorme beneficio de la continencia. | |||
Y así mismo la continencia de todos los niños débiles, con la lengua de su situación, y cómo emerge para ellos un alimento sutil como la leche desde donde no se espera, | |||
y la depredación de las fieras con codicia por su sustento insuficiente, contaminado, confirman nuestra afirmación de una manera brillante. | |||
Y así mismo el pueblo judío encontraba su provisión con humillación y mezquindad y de una manera ilícita en una medida simplemente para vivir, y ello por la codicia y por practicar la usura y el engaño, mientras que la gente del desierto, de entre los beduinos, encuentran su provisión suficiente y viven con dignidad en el aspecto del contentamiento, lo cual demuestra también nuestra afirmación antes mencionada de una manera categórica. | |||
Y así mismo la caída de muchos eruditos y literatos en una situación de pobreza a causa de una codicia provocada por su inteligencia, y la riqueza de muchos de los simples y los débiles por la situación de su contentamiento natural, demuestran de una manera categórica que la provisión lícita viene en virtud de la incapacidad y la pobreza y no por la capacidad y la elección. Incluso esa provisión va en proporción inversa a la capacidad y a la elección, porque los niños, en la medida en que se desarrolla su capacidad y su elección, su provisión disminuye, se aleja de ellos y se les hace difícil. | |||
Y en verdad el contentamiento, por el secreto del ḥadiz: {El contentamiento es un tesoro inagotable}, es un tesoro para un buen modo de vida y bienestar; mientras que la codicia es una mina para la perdición y la bajeza. | |||
'''La tercera consecuencia:''' Es que la avidez destruye la sinceridad y perturba las acciones que son para la Otra Vida, porque si existe un solo ávido entre la gente de temor de Allah, buscará la consideración de la gente, y quien se preocupa por la consideración de la gente no encuentra la sinceridad total. Esta consecuencia es muy importante y requiere meditar mucho sobre ella. | |||
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En resumen: El derroche provoca la falta del contentamiento y la falta de contentamiento quebranta el deseo de trabajar, arroja a quien lo padece a la pereza y abre la puerta de la queja por su vida y le hace quejarse constantemente*(*<ref>*[En efecto: Si te encuentras con cualquier despilfarrador oirás quejas de él y se quejará su lengua aunque sea rico. Mientras que si te encuentras con la persona más pobre, pero con contentamiento, escucharás de él agradecimiento. Nota del autor.]</ref>). Y quebranta la sinceridad, abre la puerta del fingimiento, rompe su dignidad y le muestra el camino de mendigar.En cuanto a la economía, genera el contentamiento y éste genera la dignidad, por el secreto del ḥadiz profético: | |||
{Se dignifica quien se contenta y se humilla quien codicia}. Y anima a quien lo posee al esfuerzo y al trabajo, y aumentan sus ganas y lo hace funcionar, | |||
porque si trabaja un día, por ejemplo, trabaja también el segundo día, | |||
a causa del contentamiento, por una retribución escasa que recibirá por la noche. En cuanto al despilfarrador, debido a su falta de contentamiento, no trabajará el segundo día y si trabajara lo haría sin ganas. | |||
Y además el contentamiento que surge de economizar abre la puerta del agradecimiento y cierra la puerta de la queja, y el que lo tiene se convierte en agradecido en su vida siempre. Y no busca la aceptación de la gente en el sentido de que no necesita de ellos a causa del contentamiento, y abre la puerta de la sinceridad en sus acciones y cierra la puerta de la afectación. | |||
< | Y yo en verdad he sido testigo de un daño colosal del despilfarro y la falta de economía en un círculo amplio, y es porque hace nueve años fui a una zona rural bendita y no vi las fuentes de la riqueza de esa zona rural a causa del invierno. Y me dijo el muftí*(*<ref>*[Aquí se refiere al entendido en materia religiosa.]</ref>) de esa zona, que Allah haya tenido misericordia de él, varias veces: La gente de nuestra zona es pobre. Y esas palabras causaron un efecto en mi sensibilidad.Y estuve compadeciéndome durante cinco o seis años por las gentes de aquel lugar hasta que ocho años después fui a esa área rural en verano y vi sus huertos y me pasó por la mente lo que había dicho el muftí ya fallecido y dije: ¡Gloria a Allah! Las cosechas de los huertos de esta área rural están por encima en mucho de sus necesidades y sus habitantes tendrían que ser muy ricos, y quedé perplejo por ello.Y supe por una intuición verdadera que no me engaña, y es mi guía en la comprensión de las verdades, que la baraka había sido suprimida a causa del despilfarro y la falta de economía, y por ello el muftí ya fallecido decía que la gente del lugar era pobre, a pesar de esa cantidad de fuentes de riqueza. | ||
En efecto: El pago del ẓakat y economizar son dos causas de la baraka en la riqueza y esto es algo que se puede comprobar, al igual que el despilfarro junto con negarse a pagar el ẓakat son dos causas para la supresión de la baraka y lo prueban innumerables sucesos. | |||
El Platón de los sabios del Islam, el maestro de los médicos y el profesor de los filósofos, el genio famoso Abu ‘Ali Ibn Sina explicó la aleya: '''{Comed y bebed pero no os excedáis}''' en el aspecto de la medicina solamente y dijo: | |||
'''Reuní la medicina en dos versos y lo bueno si breve dos veces bueno''' | |||
'''Come poco y después de comer apártate, pues la curación está en la digestión''' | |||
'''Y no hay para los egos un estado más penoso que ingerir comida sobre la comida''' | |||
Es decir: He reunido el conocimiento de la medicina en dos líneas y la buena palabra está en lo resumido, de manera que cuando comas, come poco y después de haber comido, no comas antes de cuatro o cinco horas, pues la curación está en la digestión, es decir: come en la medida de lo que puedas digerir fácilmente, y la situación más pesada y más fatigosa para la persona y el estómago es comer sobre la comida*(*<ref>*[ Es decir: Que lo más dañino para el cuerpo es comer sin que haya un espacio de cuatro horas o cinco o llenar el estómago con alimentos variados unos sobre otros para deleitarse. El autor, que Allah esté complacido con él.]</ref>). | |||
<div lang="tr" dir="ltr" class="mw-content-ltr"> | <div lang="tr" dir="ltr" class="mw-content-ltr"> | ||
317. satır: | 179. satır: | ||
</div> | </div> | ||
'''¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado, realmente Tú eres el Conocedor, el Sabio.''' | |||
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<center> [[On Sekizinci Lem'a]] ⇐ [[Lem'alar]] | ⇒ [[Yirminci Lem'a]] </center> | <center> [[On Sekizinci Lem'a/es|El Decimoctava Destello]] ⇐ | [[Lem'alar/es|Destellos]] | ⇒ [[Yirminci Lem'a/es|El Vigésima Destello]] </center> | ||
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22.16, 5 Mayıs 2024 itibarı ile sayfanın şu anki hâli
tratado de economía
Acerca de la economía*(*[1]) y el contentamiento y acerca del despilfarro y el derroche
En el nombre de Allah, el Misericordioso, el Compasivo
{Comed y bebed pero no os excedáis} (Sura de las Alturas de Reconocimiento, 31)
Esta noble aleya transmite una lección importante de sabiduría en la forma de una orden categórica de economizar y una prohibición explicita de despilfarrar. Y en esta cuestión hay siete puntos.
Punto primero:
El Creador Compasivo le pide al ser humano que sea agradecido con las bendiciones y dones que le ha concedido, sin embargo el despilfarro es contrario al agradecimiento y es un desprecio de esas bendiciones que produce pérdida; mientras que economizar supone una demostración de respeto ante la bendición que produce ganancia.
En efecto: Economizar es un agradecimiento intangible, un respeto frente a la misericordia divina que subyace en las bendiciones, una causa del incremento y la bendición de una forma categórica, un eje de la salud del cuerpo como es el caso de la dieta, una causa de dignidad que salva al hombre de la humillación implícita en el pedir y una causa sólida de percibir el placer que hay en la bendición y apreciar el placer que existe en aquellas bendiciones que a simple vista carecen de placer. En cuanto al despilfarro, debido a que es contrario a las sabias razones mencionadas, tiene resultados fatales.
Punto segundo:
El Originador Sabio ha creado el cuerpo del hombre en la forma de un palacio perfecto y a semejanza de una ciudad organizada, y ha puesto el sentido del gusto en la boca como un ujier y los nervios y las venas como cables de telégrafo y teléfono, por lo que son un medio para que el sentido del gusto comunique con el estómago que es el centro del cuerpo. Así pues el sentido del gusto le da información, por medio de esas venas, de la sustancia que ha llegado a la boca, de manera que si no es necesaria para el cuerpo y el estómago, dice el estómago: Está prohibida y la boca la arroja fuera. Y a veces es nociva y amarga además de no beneficiar al cuerpo y la arroja fuera escupiéndola.
Así es, y puesto que el sentido del gusto que está en la boca es un ujier y el estómago en lo relativo al gobierno del cuerpo, es un jefe y un gobernante, el regalo que llega a ese palacio o a esa ciudad destinado al gobernante del palacio, si tuviera un valor de cien monedas sería apropiado darle al ujier, a modo de propina, sólo cinco de ellas y no más para que el ujier no sintiera vanidad ni se embriagara, olvidara su deber e hiciera entrar en el palacio elementos destructivos que le dieran más propina.
Y en base a este secreto vamos suponer ahora que hay dos bocados*(*[2]), uno de ellos de una sustancia alimenticia como queso y huevos, cuyo precio es de una moneda, y el otro, de los dulces más selectos, cuyo precio es de diez monedas; y estos dos bocados son equivalentes sin diferencia entre ellos en cuanto al cuerpo antes de entrar en la boca y son equivalentes también en alimentar al cuerpo después de pasar por la garganta, incluso puede que un queso que vale una moneda sea mejor en alimento, solo que entre ambos hay una diferencia de medio minuto en ser degustados en la boca por el sentido del gusto. De manera que el hecho de que una sola moneda ascienda a diez monedas por medio minuto es un despilfarro dañino en el que no hay beneficio. Y así comparativamente. Y ahora, si el regalo que le llega al gobernante tiene el valor de una moneda, el hecho de darle al ujier un regalo nueve veces superior en valor, lo embriagará y dirá: Yo soy el gobernador. De manera que el ujier hará entrar en el palacio a todo aquel que le dé un regalo y un placer extra, y éste lo destrozará y lo quemará, y le forzará a pedir auxilio y dirá: Que venga el médico y que calme mi ardor y apague mi fuego.
Así es: El economizar y el contentarse están en consonancia con la sabiduría divina y hacen del sentido del gusto un ujier y le dan el regalo en relación a esa función. Mientras que el despilfarro por ser un acto contrario a esa sabiduría experimenta la bofetada rápidamente e indispone al estómago y hace perder el apetito real y lo alimenta con un apetito falso y ficticio que surge de la diversidad de los alimentos y provoca indigestión y lo hace enfermar.
Punto tercero:
Hemos dicho en el punto segundo previo que el sentido del gusto cumple el papel de un ujier. En efecto: Para la gente de la inadvertencia y para los que no han crecido espiritualmente ni han avanzado en el camino del agradecimiento, es como un ujier, por lo que es necesario que no entre en el despilfarro ni pase de uno a diez, en cuanto al precio, por su deleite.
Sin embargo el sentido del gusto de la gente del agradecimiento, la gente de la verdad y la gente del corazón, es como un supervisor y un inspector de las cocinas de la misericordia divina como se ha explicado en la comparación mencionada en la Palabra Sexta. En esa facultad gustativa hay balanzas, que son tantas como los alimentos, que pesan los tipos de bendiciones divinas y las reconocen, e informan al cuerpo y al estómago en la forma de un agradecimiento inmaterial. Y en este sentido la facultad gustativa no atiende solo al cuerpo material sino que tiene un valor y un rango que van más allá del estómago en el sentido de que atiende también al corazón, al espíritu y al intelecto.
Y le está permitido atender su placer con la condición de que no despilfarre, cumpla el deber de la gratitud y reconozca los distintos tipos de las bendiciones divinas y las perciba; y con la condición de que sea lícito y no sea un medio hacia la humillación y la mendicidad. Y le corresponde dar preferencia a los alimentos agradables para usar la lengua, que es portadora de esa facultad gustativa, en el agradecimiento. Un suceso, y uno de los milagros del shaij al-Ŷilaní, que prueba esta verdad es el siguiente:
Una delicada anciana tenía un único hijo que se estaba educando con el shaij al-Ŷilani, sea purificado su secreto, y un día aquella anciana venerable fue a visitarlo y miró en la habitación de su hijo y vio que estaba comiendo un trozo de pan negro y seco como ejercicio espiritual y vio cuán débil y delgado estaba a causa de ello, y esto le afectó enormemente y movida por su compasión de madre fue a quejarse al shaij al-Ŷilani, y cuando llegó a él vio que estaba comiendo un pollo asado, y movida por su gran compasión exclamó:
¡Oh maestro! Mi hijo muere de hambre mientras tú comes un pollo.
Entonces el shaij, que Allah esté complacido con él, le dijo al pollo: ¡Levántate con permiso de Allah! Y los huesos de ese pollo asado se volvieron a juntar y se convirtió en un pollo, y salió volando con vida del recipiente en el que estaba. Y esto se propagó y fue transmitido con continuidad espiritual por mucha gente de confianza como una muestra de uno de los milagros del shaij Abdul Qadir al-Ŷilani, conocido en todo el mundo por haber manifestado milagros fuera de lo común.
Y dijo el shaij: Cuando tu hijo alcance este grado que entonces coma pollo.
Y el significado de estas palabras del shaij es: Cuando el espíritu de tu hijo llegue a gobernar su cuerpo, su corazón domine las inclinaciones de su ego, su intelecto domine su estómago y busque el placer para agradecer, entonces tendrá derecho a comer alimentos sabrosos.
Punto cuarto:
El que economiza no padece la prueba del mantenimiento de la familia ni la carga de ganarse la vida, por el secreto del ḥadiz: “No se ve empobrecido el que economiza”, que quiere decir que no soporta la prueba del sustento de la familia. En efecto: Economizar es causa de bendición e incremento y definitivamente eje de la buena vida. Y hay incontables e innumerables pruebas de ello.
Entre ellas, y lo digo habiéndolo observado en mí mismo y por la observación de quienes me servían y me acompañaban, que a veces he visto cómo la bendición se multiplicaba por diez a causa de economizar y lo han visto mis compañeros. Hasta el punto de que hace nueve años*(*[3]) algunos jefes de clanes que fueron desterrados conmigo a la ciudad de Burdur, se esforzaron mucho en que aceptara su ẓakat para que no cayera en la humillación y la bajeza a causa de la carencia de dinero. Pero yo les dije a esos jefes ricos: Aunque tengo muy poco dinero, yo economizo y he aprendido a conformarme, y soy más rico que vosotros; de manera que rechacé su oferta insistente y reiterada. Y lo sorprendente es que algunos de aquellos que me habían ofrecido su ẓakat se endeudaron pasados dos años debido a su falta de economía. Y la alabanza pertenece a Allah. Aquellas pocas monedas por la baraka de la economía me bastaron durante siete años después de ellos y no derramaron el agua de mi cara ni me forzaron a mostrar mi necesidad a la gente, ni estropearon mi trayectoria en cuanto a no necesitar de la gente que es una regla de mi vida.
En efecto: El que no economiza es candidato a caer en la humillación, la indigencia y la bajeza en significado. Y el dinero que es un medio para los despilfarros resulta muy caro en este tiempo, pues a veces puede que a cambio de él se entregue la dignidad y la nobleza, como un soborno; y a veces pueden entregarse a cambio de él las cosas sagradas de la religión sólo por algunas miserables monedas. De manera que a cambio de cien dírhams materiales de dinero se pagan cien dinares*(*[4]) de daño espiritual.
Así pues, si economiza y se limita a las necesidades imprescindibles, encontrará su provisión en la medida que necesita para vivir, desde donde no lo espera, por el secreto de Sus palabras, sea ensalzado: {En verdad Allah es el Proveedor, Dueño de la Fuerza, el Firme} (Sura de Los que levantan un torbellino, 58) y por la declaración explícita contendida en las palabras de Allah, sea ensalzado: {Y no hay ser vivo en la Tierra cuya provisión no incumba a Allah} (Sura de Hud, 6), pues en esta aleya se garantiza la provisión.
En efecto, la provisión es de dos clases:
La primera de ellas es la provisión verdadera por la que se vive y esta provisión, en virtud de esta aleya, está garantizada por Allah. De manera que si no se inmiscuye en ella la mala elección humana, encuentra esa provisión necesaria en cualquier caso y no se ve forzado a entregar ni su religión, ni su honor, ni su dignidad.
La segunda es una provisión figurada en la que necesidades no imperiosas se convierten en necesidades imperiosas por su mal uso y las aprende por el vicio de la costumbre y no las deja. Y esta provisión, al no estar bajo la responsabilidad divina, su consecución es muy cara, especialmente en este tiempo. Pues toma esa riqueza funesta y truncada a cambio de su dignidad y aceptando la humillación unas veces, otras cae en una situación de miseria inmaterial ya que besa los pies de los viles y, a veces, entrega las cosas sagradas de la religión que son la luz de su vida eterna.
Y así mismo el dolor que sobreviene la gente de conciencia, motivado por el sentimiento humano, y que surge de ver los sufrimientos de los necesitados y los hambrientos en este tiempo de pobreza y necesidad, enturbia el placer del que se beneficia con esos dírhams que consiguió de una manera ilícita si tiene conciencia.
De manera que en tiempos como este tiempo asombroso, es necesario que se contente con el grado de lo estrictamente necesario en los bienes en los que hay ambigüedad, porque no es admisible que tome de la riqueza ilícita excepto la medida de lo estrictamente necesario en caso de verse forzado y no es admisible que tome lo que exceda a ello por el secreto de la regla: “Las cosas necesarias se determinan por su medida”. En efecto: La persona que se ve obligada a comer de la carne del animal muerto*(*[5]) no es admisible que coma hasta saciarse por completo sino que ha de comer lo necesario para no morir, y del mismo modo tampoco habrá de comer mucha comida con regodeo en presencia de cien hambrientos.
He aquí un suceso que muestra cómo el economizar es causa de dignidad e integridad:
Ḥátam aṭ-Ṭái, famoso en el mundo por su generosidad, en una ocasión ofreció una gran recepción y le hizo a sus invitados muchos regalos y entonces partió al desierto para dar un paseo y vio un anciano pobre que llevaba sobre la espalda una carga de espinos y leña que lastimaban su cuerpo y le hacían sangrar y le dijo Ḥátam:
Ḥatam aṭ-Ṭái ofrece una recepción importante con regalos, ve a él y podrás tomar quinientos dírhams a cambio de esta carga de espinos que vale cinco dírhams.
Y le dijo el anciano economizador: Yo subo a mi espalda esta carga y la llevo con mi dignidad y no acepto el favor de Ḥatam aṭ-Ṭái.
Luego le preguntaron a Ḥátam: ¿Has encontrado alguien más generoso y más digno que tú?
Y dijo: Vi a ese anciano que encontré en el desierto más digno, más elevado y más generoso que yo.
Quinto punto:
Allah, sea ensalzado, por Su generosidad, hace que el más pobre sienta como el más rico y que el mendigo sienta como el sultán, por el placer de Sus bendiciones. En efecto: El placer que experimenta un pobre al comer un pedazo de pan negro, a causa de la economía y el hambre, es mayor que el placer que experimenta un sultán o un rico al comer el más selecto de los dulces habiendo perdido el apetito y por el hastío derivado del despilfarro.
Y parte de lo que es digno de perplejidad es que algunos de los despilfarradores derrochadores acusan a tales economizadores de mezquindad, ¡Allah los libre!, pues la economía es la dignidad y la generosidad, mientras que la mezquindad y la vileza es lo que subyace en el deleite de la gente de despilfarro y derroche, en forma de generosidad externa. Un suceso que confirma esta realidad y que sucedió en mi aposento en Isparta en el año en el que se completó la composición de esta epístola.
Uno de mis alumnos me insistió en aceptar un regalo consistente en dos onzas y media de miel, contrariamente a mi norma y a la regla de mi vida, y por mucho que intenté aferrarme a mi regla no se convenció y me vi forzado a aceptarlo, si bien lo hice con la intención de compartirla con tres hermanos que había conmigo en el aposento y que comieran los tres administrando durante treinta o cuarenta días en los nobles meses de Sha’bán y Ramaḍán y para que el que había hecho el regalo obtuviera su recompensa y ellos no se quedaran sin miel. Yo, además, tenía una onza de miel. Y esos tres compañeros míos a pesar de ser rectos y de ser de los que valoraban como es debido la cualidad de economizar, se convidaron unos a otros y se dieron preferencia unos a otros en agasajarse hasta que se olvidaron de economizar debido a esta buena cualidad en un sentido y acabaron gastando las dos onzas y media de miel en tres noches. Y entonces dije sonriendo:
Yo pretendía endulzaros con esa miel treinta o cuarenta días y vosotros habéis reducido treinta días a tres, ¡enhorabuena! Mientras que yo administré una onza de mi miel con economía, comí de ella durante todo el mes de Sha’bán y Ramaḍán y además le di a esos hermanos míos una cucharada*(*[6]) en el momento de romper el ayuno convirtiéndose en un medio para obtener una enorme recompensa, y a Allah pertenece la alabanza.
Y tal vez aquéllos que fueron testigos de mi situación lo consideraron mezquindad y puede que consideraran la situación de esos hermanos míos durante las tres noches, generosidad, sin embargo nosotros vimos, en el sentido de la realidad, que una recompensa elevada, una enorme bendición y una alta dignidad se escondían debajo de esa miseria aparente, y que esa generosidad y despilfarro si no eran abandonados habría debajo de ellos miseria y producirían un estado mucho más bajo que la miseria como mirar a la mano de otro a modo de codicia y expectativa.
Punto sexto:
Entre la economía y la mezquindad haya una gran diferencia. Y al igual que la humildad es una cualidad loable que se parece en la forma al rebajamiento, que es una de las cualidades de carácter malas, siendo lo contrario en significado, y que el respeto es una cualidad loable que se parece en la forma a la soberbia que es una de las cualidades feas, del mismo modo la economía,
que es una de las cualidades proféticas elevadas, y aún más uno de los medios del orden de la sabiduría divina en el universo, no tiene relación en absoluto con la mezquindad que está asociada a la codicia, la ambición, la tacañería y la bajeza y simplemente se parece a ella en la forma nada más. Un suceso que ayuda a entender esta verdad:
‘Abdullah Ibn ‘Umar, que Allah esté complacido con él, que es uno de los cuatro ‘abádila*(*[7]) famosos y el más importante de los hijos del gran al-Faruq*(*[8]), el califa del Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, ‘Umar Ibn al-Jaṭṭab, que Allah esté complacido con él, y el mayor de sus hijos y uno de los destacados entre los hombres de conocimiento de los Compañeros (del Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz). Esa persona bendita tuvo una intensa discusión en el mercado acerca de una compraventa en una cuestión del valor de un dírham, y ello por la economía y el preservar la confianza y la rectitud que son el eje del comercio.Y uno de los Compañeros lo vio y supuso que la discusión de Ibn ‘Umar a causa de algo que valía un dírham tenía algo de mezquino viniendo del hijo del emir de los creyentes y el califa de la Tierra y se propuso a averiguar las circunstancias del asunto. Entonces lo siguió hasta su casa y vio que ‘Abdullah Ibn ‘Umar entraba se disponía a entrar en su casa pero antes se paró un momento con un pobre que había junto a la puerta y luego se separó de él y prosiguió. Y salió de la segunda puerta de su casa y allí también había un pobre con el que se detuvo otro rato y luego se separó de él y prosiguió.
Entonces el Compañero, que lo observaba de lejos, aprovecho la ocasión y fue y les preguntó a los dos pobres: ¿Qué ha hecho Ibn ‘Umar cuando se ha parado con vosotros?
Y cada uno de ellos dijo: Me ha dado un dinar.
Y dijo el Compañero: ¡Gloria a Allah! En el mercado discute así por un dírham y en su casa da doscientos dírhams con plena satisfacción sin hacérselo saber a nadie. Y fue hacia donde estaba ‘Abdullah Ibn ‘Umar, que Allah esté complacido con él y con su padre ‘Umar, y dijo:
¡Oh imam! Resuelve mi incógnita: Te vi actuar en el mercado de aquella manera y luego en tu casa has hecho lo que has hecho.
Y le contestó diciéndole: Lo que ocurrió en el mercado es resultado de la economía y la sensatez y lo hice para preservar la sinceridad y la confianza que son la base del comprar y vender y su espíritu, y no hay nada en ello de mezquindad.
En cuanto a la situación que sucedió en mi casa es una situación que surge de la compasión del corazón y la plenitud del espíritu y no hay en ello mezquindad ni es derroche. Y dijo el gran imam Abu Ḥanifa, que Allah esté complacido con él, aludiendo a este secreto: No hay derroche en el bien, del mismo modo que no hay bien en el derroche. Es decir: Al igual que no hay despilfarro en el bien y en hacer el bien a quien se lo merece, del mismo modo no hay bien en el despilfarro en absoluto.
Punto séptimo:
El despilfarro tiene como consecuencia la codicia y la codicia tiene como consecuencia tres cosas:
La primera consecuencia es que elimina la continencia y destruye el deseo por el esfuerzo y el trabajo, haciendo que el codicioso se queje en vez de agradecer, y lo arroja a la pereza y abandona la módica riqueza lícita y legítima*(*[9]) y busca riqueza ilícita en la que no hay fatiga y sacrifica su dignidad e incluso su honor por esa causa.
La segunda consecuencia: Es la decepción y la pérdida, así como que se malogre su propósito, se convierta en objeto de disgusto y permanezca privado de la facilidad y la ayuda, de manera que se haga verdad en él el dicho: El codicioso es decepcionado y perdedor.
Es decir: Que la codicia es causa de pérdida y falta de éxito, y la codicia y la continencia tienen su efecto en el mundo de los seres vivos con una regla muy amplia.
Así pues parte de ello es que la continencia natural de los árboles que necesitan sustento, hace que su sustento llegue a ellos, mientras que el esfuerzo de los animales hacia su sustento a través de la codicia hace que les llegue entre fatiga y carencia, todo lo cual indica el gran daño de la ambición y el enorme beneficio de la continencia.
Y así mismo la continencia de todos los niños débiles, con la lengua de su situación, y cómo emerge para ellos un alimento sutil como la leche desde donde no se espera,
y la depredación de las fieras con codicia por su sustento insuficiente, contaminado, confirman nuestra afirmación de una manera brillante.
Y así mismo el pueblo judío encontraba su provisión con humillación y mezquindad y de una manera ilícita en una medida simplemente para vivir, y ello por la codicia y por practicar la usura y el engaño, mientras que la gente del desierto, de entre los beduinos, encuentran su provisión suficiente y viven con dignidad en el aspecto del contentamiento, lo cual demuestra también nuestra afirmación antes mencionada de una manera categórica.
Y así mismo la caída de muchos eruditos y literatos en una situación de pobreza a causa de una codicia provocada por su inteligencia, y la riqueza de muchos de los simples y los débiles por la situación de su contentamiento natural, demuestran de una manera categórica que la provisión lícita viene en virtud de la incapacidad y la pobreza y no por la capacidad y la elección. Incluso esa provisión va en proporción inversa a la capacidad y a la elección, porque los niños, en la medida en que se desarrolla su capacidad y su elección, su provisión disminuye, se aleja de ellos y se les hace difícil. Y en verdad el contentamiento, por el secreto del ḥadiz: {El contentamiento es un tesoro inagotable}, es un tesoro para un buen modo de vida y bienestar; mientras que la codicia es una mina para la perdición y la bajeza.
La tercera consecuencia: Es que la avidez destruye la sinceridad y perturba las acciones que son para la Otra Vida, porque si existe un solo ávido entre la gente de temor de Allah, buscará la consideración de la gente, y quien se preocupa por la consideración de la gente no encuentra la sinceridad total. Esta consecuencia es muy importante y requiere meditar mucho sobre ella.
En resumen: El derroche provoca la falta del contentamiento y la falta de contentamiento quebranta el deseo de trabajar, arroja a quien lo padece a la pereza y abre la puerta de la queja por su vida y le hace quejarse constantemente*(*[10]). Y quebranta la sinceridad, abre la puerta del fingimiento, rompe su dignidad y le muestra el camino de mendigar.En cuanto a la economía, genera el contentamiento y éste genera la dignidad, por el secreto del ḥadiz profético:
{Se dignifica quien se contenta y se humilla quien codicia}. Y anima a quien lo posee al esfuerzo y al trabajo, y aumentan sus ganas y lo hace funcionar,
porque si trabaja un día, por ejemplo, trabaja también el segundo día, a causa del contentamiento, por una retribución escasa que recibirá por la noche. En cuanto al despilfarrador, debido a su falta de contentamiento, no trabajará el segundo día y si trabajara lo haría sin ganas. Y además el contentamiento que surge de economizar abre la puerta del agradecimiento y cierra la puerta de la queja, y el que lo tiene se convierte en agradecido en su vida siempre. Y no busca la aceptación de la gente en el sentido de que no necesita de ellos a causa del contentamiento, y abre la puerta de la sinceridad en sus acciones y cierra la puerta de la afectación.
Y yo en verdad he sido testigo de un daño colosal del despilfarro y la falta de economía en un círculo amplio, y es porque hace nueve años fui a una zona rural bendita y no vi las fuentes de la riqueza de esa zona rural a causa del invierno. Y me dijo el muftí*(*[11]) de esa zona, que Allah haya tenido misericordia de él, varias veces: La gente de nuestra zona es pobre. Y esas palabras causaron un efecto en mi sensibilidad.Y estuve compadeciéndome durante cinco o seis años por las gentes de aquel lugar hasta que ocho años después fui a esa área rural en verano y vi sus huertos y me pasó por la mente lo que había dicho el muftí ya fallecido y dije: ¡Gloria a Allah! Las cosechas de los huertos de esta área rural están por encima en mucho de sus necesidades y sus habitantes tendrían que ser muy ricos, y quedé perplejo por ello.Y supe por una intuición verdadera que no me engaña, y es mi guía en la comprensión de las verdades, que la baraka había sido suprimida a causa del despilfarro y la falta de economía, y por ello el muftí ya fallecido decía que la gente del lugar era pobre, a pesar de esa cantidad de fuentes de riqueza.
En efecto: El pago del ẓakat y economizar son dos causas de la baraka en la riqueza y esto es algo que se puede comprobar, al igual que el despilfarro junto con negarse a pagar el ẓakat son dos causas para la supresión de la baraka y lo prueban innumerables sucesos.
El Platón de los sabios del Islam, el maestro de los médicos y el profesor de los filósofos, el genio famoso Abu ‘Ali Ibn Sina explicó la aleya: {Comed y bebed pero no os excedáis} en el aspecto de la medicina solamente y dijo:
Reuní la medicina en dos versos y lo bueno si breve dos veces bueno
Come poco y después de comer apártate, pues la curación está en la digestión
Y no hay para los egos un estado más penoso que ingerir comida sobre la comida
Es decir: He reunido el conocimiento de la medicina en dos líneas y la buena palabra está en lo resumido, de manera que cuando comas, come poco y después de haber comido, no comas antes de cuatro o cinco horas, pues la curación está en la digestión, es decir: come en la medida de lo que puedas digerir fácilmente, y la situación más pesada y más fatigosa para la persona y el estómago es comer sobre la comida*(*[12]).
Cây-ı hayret ve medar-ı ibret bir tevafuk
İktisat Risalesi’ni, üçü acemi olarak beş altı ayrı ayrı müstensih ayrı ayrı yerde ayrı ayrı nüshadan yazıp birbirinden uzak, hatları birbirinden ayrı, hiç elifleri düşünmeyerek yazdıkları her bir nüshanın elifleri; duasız elli bir, dua ile beraber elli üçte tevafuk etmekle beraber; İktisat Risalesi’nin tarih-i telif ve istinsahı olan Rumîce elli bir ve Arabî elli üç tarihinde tevafuku ise şüphesiz tesadüf olamaz. İktisaddaki bereketin keramet derecesine çıktığına bir işarettir. Ve bu seneye “Sene-i İktisat” tesmiyesi lâyıktır.
Evet, zaman iki sene sonra bu keramet-i iktisadiyeyi, İkinci Harb-i Umumî’de her taraftaki açlık ve tahribat ve israfatla ve nev-i beşer ve herkes iktisada mecbur olmasıyla ispat etti.
¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado, realmente Tú eres el Conocedor, el Sabio.
- ↑ *[A lo largo de este texto el término economía se usa en su acepción original de ahorro y moderación siguiendo el significado del verbo economizar.]
- ↑ *[En el sentido de dos bocas llenas.]
- ↑ *[Es decir: En el año 1926.]
- ↑ *[Los dinares son monedas de oro y los dírhams de plata.]
- ↑ *[Se refiere al animal muerto por causa natural sin haber sido sacrificado.]
- ↑ *[Es decir: Una cucharada grande de té. Nota del autor.]
- ↑ *[Se refiere a cuatro de los compañeros del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, conocidos por su conocimiento y llamados así porque todos tenían en común el nombre de ‘Abdullah. Eran: ‘Abdullah Ibn ‘Umar, ‘Abdullah Ibn ‘Abbás, ‘Adbullah Ibn aẓ-Ẓubair y ‘Abdullah Ibn ‘Amr Ibn al-‘Aṣ, que Allah esté complacido con ellos.]
- ↑ *[ al-Faruq significa el que distingue la verdad de la falsedad.]
- ↑ *[Y por la ausencia de economía se hacen abundantes los consumidores y escasos los industriosos y todos fijan su vista en la puerta del gobierno y en ese momento merma la industria, el comercio y la agricultura que son el eje de la vida de la sociedad y ese pueblo decae, se viene abajo y se convierte en pobre. El autor.]
- ↑ *[En efecto: Si te encuentras con cualquier despilfarrador oirás quejas de él y se quejará su lengua aunque sea rico. Mientras que si te encuentras con la persona más pobre, pero con contentamiento, escucharás de él agradecimiento. Nota del autor.]
- ↑ *[Aquí se refiere al entendido en materia religiosa.]
- ↑ *[ Es decir: Que lo más dañino para el cuerpo es comer sin que haya un espacio de cuatro horas o cinco o llenar el estómago con alimentos variados unos sobre otros para deleitarse. El autor, que Allah esté complacido con él.]