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    339. satır: 339. satır:
    '''“¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado; Tú eres el Omnisciente, el Sabio.”'''
    '''“¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado; Tú eres el Omnisciente, el Sabio.”'''


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    '''“¡Señor mío! Abre mi pecho * Haz fácil para mí mi asunto * y afloja el nudo de mi lengua * para que comprendan mis palabras.”'''(Azora de Ṭaha, aleya 27).
    رَبِّ اش۟رَح۟ لٖى صَد۟رٖى ۝ وَيَسِّر۟ لٖٓى اَم۟رٖى ۝ وَاح۟لُل۟ عُق۟دَةً مِن۟ لِسَانٖى ۝ يَف۟قَهُوا قَو۟لٖى
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    12.12, 18 Aralık 2023 tarihindeki hâli

    LA VIGÉSIMO TERCERA PALABRA

    Şu sözün iki mebhası vardır.

    بِسْمِ اللّٰهِ الرَّحْمٰنِ الرَّح۪يمِ

    {En verdad que hemos creado al ser humano en la más hermosa constitución⁕ Luego lo convertimos en el más bajo de unos bajos⁕ Excepto los que creen y llevan a cabo las acciones rectas…} (Azora de los Higos, aleyas 4-6)

    TEMA PRIMERO

    Entre los miles de excelencias de la Fe explicaremos sólo cinco de ellas en cinco puntos.

    PUNTO PRIMERO:

    A través de la luz de la Fe, el hombre asciende a lo más alto de lo más alto y adquiere un valor digno del Jardín. Y a través de la oscuridad de la incredulidad, desciende a lo más bajo de lo bajo y cae a una posición digna de Ŷahannam (la Gehena o el Infierno). Porque la Fe pone en relación al ser humano con su Hacedor, Dueño de majestad. Así pues, el ser humano adquiere valor en virtud de la obra divina y las inscripciones de los nombres divinos que se manifiestan en él por medio de la Fe. La incredulidad rompe esa relación, y debido a esa ruptura la obra divina queda oculta. Su valor es entonces sólo considerando la materia. Y En cuanto a la materia su valor es prácticamente inexistente por ser perecedera, efímera y tener una vida animal temporal.

    Y vamos a explicar este secreto por medio de un símil:
    

    Del mismo modo que el valor de una obra y el valor de la materia son distintos en lo que hace el ser humano, por ejemplo. A veces son iguales, a veces el material es más valioso, y a veces sucede que el valor de cinco dinares de una obra de arte se encuentra en un material como el hierro que vale cinco dirhams. A veces, incluso, una obra de arte antigua vale un millón mientras que el material del que está compuesta no vale ni cinco dirhams. Si una obra de arte así se lleva al mercado de antigüedades y se atribuye a un artista brillante y consumado de antaño, y es anunciada mencionando al artista y ese arte, puede venderse por un millón. Mientras que, si se lleva al mercado de los chatarreros, podrían pagar cinco dirhams según el valor del hierro.

    Del mismo modo, el ser humano es una antigua obra de arte de Allah, sea ensalzado. Es el milagro más sutil y delicado de los milagros de Su poder, sea ensalzado, pues Él creó al ser humano en la forma del lugar de manifestación de las manifestaciones de todos Sus nombres, el eje de Sus inscripciones y ejemplo en miniatura del universo.

    Si la luz de la Fe penetra en su ser, pueden leerse por esa luz todas las inscripciones dotadas de significado que hay en él y ese creyente las leerá conscientemente, y hará que otros las lean a través de esa relación. Es decir, la obra divina en el hombre se hace evidente a través de significados como: “Soy la obra del Hacedor, Dueño de majestad, y Su criatura y la manifestación de Su misericordia y generosidad”. De manera que entonces la Fe, que consiste en la afiliación con su Hacedor, manifiesta todos los efectos de Su obra que hay en ser humano. Así pues, este hombre que carece de importancia, se convierte en esta situación, en un interlocutor divino y un huésped del Señor digno del Paraíso por encima de todas las demás criaturas según esta consideración…

    Pero si la incredulidad, que consiste en la ruptura de la relación (con Allah), entra en el interior del hombre, entonces todas esas inscripciones de los Nombres Divinos, esas inscripciones provistas de significado, caen en la oscuridad y se vuelven ilegibles.Porque si se olvida al Hacedor, los aspectos espirituales que miran a Él no serán comprendidos, y caerá con la cabeza invertida como de costumbre y la mayoría de esas sublimes obras significativas y elevadas inscripciones quedarán ocultas. El resto de ello, lo que puede verse con los ojos, se atribuirá a la casualidad, la naturaleza y las causas bajas y carecerán por completo de valor. Y se convertirán en opacos trozos de cristal a pesar de que eran diamantes brillantes. Su importancia mirará sólo a su materia animal. Y como dijimos, el fin y el fruto de su ser físico será sólo pasar una vida breve y parcial como el más incapaz, necesitado y apesadumbrado de los animales. Luego decaerá y se irá.Y es así como la incredulidad destruye la naturaleza humana y, siendo un diamante, la transforma en carbón.

    PUNTO SEGUNDO:

    Así como la Fe es una luz e ilumina al ser humano y hace legibles todos los escritos relativos al Señor Absoluto (a Quien todos se dirigen en sus necesidades), que han sido escritos en él, así también ilumina el universo y libera el tiempo pasado y el futuro de las tinieblas. Y explicaremos este secreto con una analogía que presencié en un incidente, que se remite al secreto de la noble aleya en la que Allah, sea ensalzado, dice: “Allah es el Amigo-Protector de los creyentes, los saca de las tinieblas a la luz.…” (Azora de la Vaca, aleya 257)

    Se trata de que presencié en un incidente ficticio que había un puente imponente construido entre dos altas montañas situadas una frente a la otra. Debajo del puente había un valle de gran profundidad. Yo estaba sobre el puente. Una densa oscuridad había envuelto todas las partes del mundo. Miré a mi derecha y vi una inmensa tumba envuelta en una densa e interminable oscuridad, es decir, me la imaginé. Miré a mi izquierda y fue como si viera violentas tormentas y calamidades reuniéndose en medio de aterradoras olas de oscuridad. Miré debajo del puente e imaginé ver un profundo abismo. Tenía una tenue antorcha ante esta oscuridad aterradora. La usé y pude ver un poco con su luz. Se me presentó una situación espantosa. De hecho, dragones, leones y monstruos horribles aparecieron a mi alrededor y en el puente frente a mí, así que exclamé: “¡Oh! ¡Esta antorcha sólo me trae problemas!”, y con rabia la arrojé al suelo y la rompí. Entonces, al romperla, la oscuridad se dispersó de repente como si hubiera encendido el interruptor de una enorme lámpara eléctrica que iluminaba el mundo entero. Todo se llenó de la luz de la lámpara. Mostraba todo como era en realidad.

    Vi que el puente que había visto era una carretera que atravesaba una llanura pasando por encima de un terreno llano. Me di cuenta de que la vasta tumba que había visto a mi derecha consistía de arriba abajo en hermosos y verdes jardines y lugares de reunión para el culto, el servicio, la conversación y el recuerdo de Allah bajo la dirección de hombres luminosos. Los precipicios y picos a mi izquierda, que había imaginado tempestuosos y tormentosos, los veía ahora fugazmente como un vasto, encantador y elevado lugar de fiesta, recreo y gozo tras unas montañas que estaban adornadas y eran agradables. Y las criaturas que había creído monstruos terroríficos y dragones, vi que eran animales domésticos familiares como camellos, bueyes, ovejas y cabras. Y recité la noble aleya: Allah es el Amigo-Protector de los creyentes, los hace salir de las tinieblas hacia la luz. (Azora de la Vaca, aleya 257). Diciendo:الايماننوُرِعلىلِلّٰهِالحمد {La alabanza pertenece a Allah por la luz de la Fe} Y entonces desperté de ese incidente…

    Y he aquí que las dos montañas eran el principio y el fin de la vida; es decir, este mundo y el mundo intermedio. El puente era el camino de la vida. A la derecha estaba el pasado, y a la izquierda, el futuro. En cuanto a la pequeña antorcha, era el ego humano, que es egoísta, confía en lo que sabe y no atiende a la revelación celestial. Las cosas imaginadas, los monstruos, eran los acontecimientos y las criaturas extrañas del mundo.

    Así pues, quien confía en su ego, quien cae en la oscuridad de la falta de atención y es afligido por la negrura del extravío, se asemeja a mi primer estado en la visión, que, como con la antorcha de bolsillo y debido a un conocimiento deficiente y equivocado, vi el pasado en la forma de una enorme tumba en medio de la oscuridad impregnada de inexistencia. Mostraba el futuro como tormentoso y desolado yermo gobernado por la casualidad, y los acontecimientos y seres, que son todos sumisos funcionarios de Uno Todo Sabio y Todo Compasivo para ser monstruos. Una persona como manifiesta la aleya: “Y aquellos que se niegan a creer, sus amigos-protectores son los ṭaguts (todo lo que se adora fuera de Allah) que los sacan de la luz y los llevan a las tinieblas” (Azora de la Vaca, aleya 257).

    Pero si tal hombre alcanza la guía divina y la fe entra en su corazón, y si la tiranía de su alma es aplastada y hace caso al Libro de Allah, se parecerá a mi segundo estado en la visión. Entonces el universo de repente tomará el color del día y se llenará de luz divina. El mundo recitará la aleya: “Allah es la luz de los cielos y de la Tierra.”(Azora de la Luz, aleya 35). Entonces verá con el ojo del corazón que el pasado no es una gran tumba, sino donde los grupos de espíritus purificados que cada siglo han cumplido sus deberes de adoración bajo el liderazgo de un profeta o santo exclaman:“¡Allah es más Grande!” al completar de los deberes de sus vidas, y vuelan a moradas elevadas y prosiguen hacia el futuro. Y mirará hacia el lado de la izquierda, y por medio de la luz de la Fe, distinguirá a lo lejos que un convite de un Misericordioso ha sido colocado en los palacios de la felicidad en los jardines del Paraíso, detrás de algunas mutaciones del mundo intermedio y la Otra vida, parecidas a montañas. Y se dará cuenta de que las tormentas y los terremotos y los acontecimientos tempestuosos son todos empleados sumisos, y comprenderá que son los medios para instancias de sabiduría que, aunque aparentemente duras, son en realidad muy suaves, como las tormentas y las lluvias de primavera. Verá incluso que la muerte es la entrada a la vida eterna, y la tumba, la puerta a la felicidad eterna. Y puedes deducir otros aspectos por ti mismo. ¡Aplica la realidad a la comparación!

    TERCER PUNTO:

    La Fe es luz y fuerza. En efecto: El ser humano que consigue la verdadera fe puede desafiar al universo entero y salvarse de la presión de los acontecimientos de acuerdo con la fuerza de su fe; y decir: “Pongo mi confianza en Allah”, y desplazarse en el barco de la vida con total seguridad en medio de las olas como montañas de los acontecimientos. Y depositar todas sus cargas en la mano del poder del Poderoso Absoluto, y pasar por el mundo con tranquilidad y descansar en el mundo intermedio. Luego podrá volar hasta el Paraíso para entrar en la felicidad eterna. Y de lo contrario, si no pone su confianza en Allah, en lugar de volar, las cargas del mundo no ayudarán su vuelo, sino que lo arrastrarán a lo más bajo de lo bajo. Es decir, la Fe implica la afirmación de la unicidad Divina, y la afirmación de la unicidad Divina implica la sumisión a Allah, y la sumisión a Allah implica la confianza en Allah, y la confianza en Allah implica la felicidad en ambas moradas (este mundo y el otro).

    Pero no malinterpretes esto, porque poner la confianza en Allah no es rechazar totalmente las causas, sino que es más bien saber que las causas son el velo de la mano del poder y tenerlas en cuenta. Sabiendo que adherirse a las causas es una especie de ruego activo, de manera que busque los efectos de las causas sólo procedentes del Real, sea ensalzado, y sepa que los resultados provienen sólo de Él y se convierta en gratitud hacia Él.

    El parecido del que pone su confianza en Allah y el que no, es como la semblanza de los dos hombres de esta historia:

    En un momento determinado dos hombres cargaron pesadas cargas sobre sus cabezas y sus espaldas, y recibieron un billete y embarcaron en un gran barco. En cuanto lo abordaron, uno de ellos dejó su carga en la cubierta, y sentado sobre ella la vigiló. El otro, sin embargo, como era tan estúpido como arrogante, no dejó su carga.

    Cuando le dijeron: “Deja esa pesada carga en cubierta y ponte cómodo”,

    respondió: “No, no la dejaré, podría perderse. Yo soy fuerte, protegeré mi propiedad llevándola sobre mi cabeza y mi espalda”.

    Se le dijo de nuevo: “Este fiable barco real que te lleva a ti y a nosotros es más fuerte, puede protegerla mejor que tú. Puedes marearte y caer al mar junto con tu carga. De todos modos, perderá gradualmente su fuerza, y por grados esas cargas se harán más pesadas y tu espalda encorvada y tu cabeza sin cerebro no tendrán fuerza para soportarlas. Y si el capitán te ve en este estado, o bien dirá que estás loco y te expulsará del barco, o bien pensará que eres un desagradecido, que acusas a nuestro barco y te burlas de nosotros, y ordenará que te metan en la cárcel. Además, estás haciendo el ridículo delante de todo el mundo. Los perspicaces pueden ven que con tu engreimiento demuestras debilidad, con tu orgullo impotencia, y con tu pretensión humillación e hipocresía, y así te has convertido en el hazmerreír de la gente. Todo el mundo se ríe de ti”. Y después de que se le dijo eso, el desgraciado recapacitó y dejó su carga sobre el suelo y se sentó sobre ella y dijo: “¡Ah! Me he salvado de la fatiga, de la cárcel y de hacer el ridículo, así pues, que Allah esté complacido contigo”.

    ¡Oh hombre que no pones tu confianza en Allah! Entra tú también en razón como aquel hombre y pon tu confianza en Él, para que seas librado de mendigar ante todo el universo, de temblar ante cualquier acontecimiento, de la soberbia, del ridículo, de la desgracia en la Otra Vida, y de la prisión de la estrechez de este mundo...

    CUARTO PUNTO:

    La Fe convierte al ser humano en ser humano, es más, lo convierte en un sultán. De manera que la tarea original del hombre es la fe y la súplica. Mientras que incredulidad convierte al ser humano en un animal salvaje extremadamente incapaz…

    Y entre miles de pruebas de este asunto, está que la diferencia entre el ser humano y el animal simplemente en su venida al mundo es una prueba clara y una evidencia categórica de esa cuestión. En efecto: Esta diferencia entre el ser humano y el animal en su venida a este mundo demuestra que la humanidad solo se convierte en humanidad por medio de la Fe. Pues cuando los animales vienen al mundo, es decir, son enviados, vienen completos en todos los aspectos de acuerdo con sus capacidades como si hubieran sido perfeccionados en otro mundo. Ellos aprenden todas las condiciones de su vida, sus relaciones con el universo y las leyes de la vida en dos horas, dos días o dos meses, y llegan a dominarlas. Animales como los gorriones y las abejas adquieren en veinte días, es decir, se les inspira, lo que el hombre sólo adquiere en veinte años en cuanto a la capacidad de vivir y la facultad de actuar.

    Esto significa que la tarea original de los animales no es perfeccionarse a través del aprendizaje y el progreso mediante la adquisición de conocimientos, ni buscar ayuda y rogar mostrando su incapacidad, sino que su tarea es trabajar, actuar y adorar de hecho, según su predisposición.
    

    En cuanto al hombre, necesita aprenderlo todo cuando viene al mundo; es ignorante, y ni siquiera puede aprender completamente las condiciones de la vida en veinte años. Sino que necesita seguir aprendiendo hasta el final de su vida. Además, es enviado al mundo de la forma más débil e impotente, y sólo puede ponerse de pie en uno o dos años. Y sólo en quince años puede distinguir entre el bien y el mal, y solo puede atraer lo que le es ventajoso y evitar lo que le es perjudicial con la ayuda de la vida humana.

    Esto significa que la tarea innata del hombre es perfeccionarse mediante el aprendizaje, así como la servidumbre (a Allah) junto con la súplica. Y ello es por medio de saber que es por la misericordia de Allah que su vida es tan sabiamente administrada, y que es por Su generosidad que es criado con una crianza tan compasiva y que es por Su benevolencia que tan delicadamente es alimentado y atendido. Y que suplique al Proveedor de las necesidades y le pida y le ruegue por medio de la lengua de la incapacidad y la pobreza en relación a sus necesidades de las que su mano no alcanza sino una entre mil. Y ello por medio de volar con las alas de la impotencia y la pobreza hacia la más alta estación de la servidumbre a Allah.

    De manera que el hombre vino a este mundo para perfeccionarse mediante el conocimiento y la súplica. Y el fundamento de todos los conocimientos verdaderos, su mina, su luz y su espíritu es el conocimiento de Allah, sea ensalzado; y la base de su fundamento es la fe en Allah, sea ensalzado.

    Además, la tarea del ser humano original e innata es la súplica, después de la Fe, porque que el ser humano está expuesto a tribulaciones sin fin y es puesto a prueba por el ataque de innumerables enemigos además de su incapacidad sin límites, y sufre de infinitas necesidades y tiene innumerables deseos además de su pobreza sin límites. Y en verdad la súplica, es la base de la servidumbre a Allah. Y del mismo modo que un niño, para conseguir un deseo que no puede obtener, llora o pide con la lengua de su incapacidad una petición de hecho o de palabra, y tiene éxito en su propósito; así mismo, el ser humano es como un niño delicado y mimado en el mundo de los seres vivos. Y tiene que llorar por medio de su debilidad e incapacidad, o suplicar por medio de su pobreza y necesidad, ante la puerta del Misericordioso y Compasivo para que las cosas que pretende le sean sometidas, o cumpla con el agradecimiento de ese sometimiento. De lo contrario, es como un niño tonto que crea un alboroto por una mosca, y dice: “Subyugo con mi propia fuerza estas cosas sorprendentes- que no es posible subyugar y son mil veces más fuertes que él-y hago que me obedezcan por medio de mi pensamiento y planificación”, y se desvía hacia ser ingrato con las bendiciones. Y eso es contrario a la naturaleza innata original del ser humano, al igual que se hace a sí mismo merecedor de un castigo severo.

    QUINTO PUNTO:

    La Fe implica la súplica como medio categórico y la condición innata del ser humano la pide con fuerza, del mismo modo que Allah, sea ensalzado, dice también,“Di: ¿Qué haría con vosotros mi Señor sino fuera por vuestra súplica?” (Azora del Discernimiento, aleya 77), que tiene el significado de: ¿Qué valor tendríais si no fuera por vuestra súplica? Y ordena con Sus palabras, sea ensalzado:“Invocadme y os responderé.” (Azora Ghafir, aleya 6º).

    Y si dices: Pedimos muchas veces y no se acepta, a pesar de que la aleya es general y afirma que toda súplica es respondida.

    La respuesta es: Responder es una cosa y aceptar es otra. Toda súplica tiene una respuesta, pero que sea aceptada y que se dé exactamente lo que se pedía depende de la sabiduría de Allah, sea ensalzado. Por ejemplo, si un niño enfermo llama al médico diciendo: “¡Doctor, doctor!”, y él responde: “Aquí estoy, ¿qué quieres?”, y el niño dice: “¡Deme tal medicina!”, el médico le dará exactamente lo que pide o algo mejor y más beneficioso para él. O sabiendo que la medicina es perjudicial para su enfermedad, no le dará nada. Así, puesto que Allah, sea ensalzado es Absolutamente Sabio y está Presente y lo ve todo, responde a la súplica del siervo y transforma la desolación de la soledad y la lejanía en familiaridad, por Su presencia y Su respuesta. Pero no da de acuerdo a las exigencias caprichosas e inoportunas del ser humano, sino que da de acuerdo a los requerimientos de la sabiduría del Señorío; da lo que se busca o lo que es mejor, o no da nada en absoluto.

    Además, la súplica es servidumbre (adoración) y los frutos de la servidumbre pertenecen a la Otra vida. En cuanto a los objetivos pertenecientes a este mundo son los momentos de ese tipo de súplica y adoración. Y no son esos objetivos sus metas. Así pues, por ejemplo, la oración por la lluvia y su súplica es una forma de adoración. Y la sequía es el momento de esa adoración. Y si no, esa adoración y esa súplica no serían para atraer la lluvia. Pues si se realizan sólo con esa intención, no merecen ser aceptadas, porque no serían sinceras. Y del mismo modo que la puesta del sol es el momento de la oración de magrib y que los eclipses de sol y de luna son los momentos de dos actos de adoración particulares conocidos como la oración del al-kusuf y la oración de al-Jusuf. Quiero decir que Allah, sea ensalzado, llama a Sus siervos a un tipo de adoración en ese momento para que sea el eje del anuncio de la grandeza divina por medio de velar los dos signos luminosos de la noche y el día. Y si no, esa oración no es para descubrir el eclipse de la luna y el eclipse del sol cuyo descubrimiento se especifica. Y la medida de la permanencia de ambos es según el astrólogo. De la misma manera, la sequía también es el momento de la oración para pedir la lluvia, y en verdad cuando las pruebas toman control sobre nosotros y las cosas que hacen daño nos dominan, son momentos específicos para ciertas súplicas, de manera que el ser humano se da cuenta de su impotencia en esos momentos y, a través de sus súplicas y ruegos, busca refugio en la puerta de Aquel que posee el poder absoluto.

    Incluso si se hacen muchas súplicas y, a pesar de ello, las calamidades no se retiran, no se dice que la súplica no ha sido aceptada, sino que se dice que el tiempo de la súplica no se ha cumplido aún. Y si Allah, sea ensalzado, por Su favor y generosidad, retira la calamidad, será luz sobre luz, y el tiempo de la súplica habrá terminado y se habrá cumplido.

    De manera que la súplica es el secreto de la servidumbre y la servidumbre ha de ser necesariamente solo por la faz de Allah, por lo que debe manifestar su incapacidad y refugiarse únicamente en Él, por medio de la súplica, sin inmiscuirse en Su señorío, dejándole el control de los asuntos a Él y apoyándose en Su sabiduría sin poner en duda Su misericordia, sea ensalzado.

    En efecto: Cada una de las cosas existentes glorifica con una glorificación específica, adora con una adoración específica y se postra con una postración específica; y esto está demostrado en sí mismo y queda aclarado por las aleyas claras (del Corán).

    Del mismo modo que una súplica se eleva desde todo el universo hacia la Puerta Divina y ello es, bien a través de la lengua de su predisposición, como la súplica de todas las plantas y los animales, pues cada uno de ellos busca con la lengua de su predisposición una forma del Munífico Absoluto y pide una manifestación que ponga al descubierto Sus Nombres; o bien a través de la lengua de la necesidad innata.

    Y es la súplica de todos los dotados de vida de sus necesidades necesarias que no están dentro de su capacidad, de manera que cada uno de ellos pide con la lengua de esa necesidad innata, del Generoso Absoluto, algunas peticiones que equivalen a un tipo de provisión para la continuidad de sus vidas.
    
    O bien una súplica a través de la lengua de su necesidad acuciante, pues todo dotado de espíritu que está en una situación de necesidad acuciante suplica por un refugio categórico y se refugia en un protector suyo desconocido; e incluso se dirige a su Señor, el Compasivo… Y estas tres clases de súplicas son siempre aceptadas sino hay nada que lo impida.
    

    El cuarto tipo de súplica es el más conocido: Se trata de nuestra súplica y es de dos clases: Una de ellas es activa y de estado, y la otra, de corazón y de palabra. Así pues, por ejemplo, recurrir a las causas es una oración activa. Pues reunir las causas no es para crear el efecto, sino que es adoptar un estado satisfactorio para buscar el efecto de Allah, sea ensalzado, mediante la lengua de la situación. Incluso arar un campo es llamar a la puerta del tesoro de la misericordia. Y este tipo de súplica activa es una manifestación de la aceptación en la absoluta mayoría de los casos porque se dirige al nombre del Generoso Absoluto y a Su enunciado…

    El segundo tipo es una súplica con la lengua y con el corazón. Y pedir algunas de sus peticiones que su mano no puede alcanzar. Y el aspecto más importante, el objetivo más bello, el fruto más dulce de este tipo es que el ser humano que pide comprende que hay Uno que escucha los pensamientos de su corazón, Uno Cuya mano puede alcanzar todas las cosas, Uno que puede satisfacer cada una de sus peticiones, y Uno que se apiada de su incapacidad y socorre su pobreza.

    ¡Oh ser humano incapaz y en necesidad! No descuides un medio como la súplica, que es la llave del tesoro de la misericordia y de una fuerza inagotable. ¡Aférrate a ella! Sube a lo más alto de la humanidad, incluye en tus súplicas las de todo el universo, como un sultán, y di: اِيَّاكَ نَسْتَعِينُ “Sólo en Ti buscamos ayuda” como un siervo universal y un guardián general! ¡Y conviértete en la mejor constitución para los seres del universo!

    SEGUNDO TEMA

    Que incluye cinco puntos sobre la felicidad del ser humano y su desgracia…

    El ser humano ha sido enviado a este mundo en tanto que es un milagro del poder divino, el resultado de la creación y la maravilla de la obra divina; y se han abierto ante él dos caminos que conducen a una caída y una subida sin fin, y ha sido arrojado a un terreno de prueba, es posible caer y entrar en estaciones y rangos, grados y niveles siendo descrito desde el más bajo de los bajos al más elevado de los altos y desde el suelo hasta el Trono y desde la mota de polvo hasta el sol, porque él ha sido creado en la más hermosa constitución y se le ha dado una predisposición exhaustiva al máximo…. Así pues, explicaremos el secreto de la impresionante ascensión y declive del ser humano en cinco puntos…

    Primer punto:

    El ser humano está necesitado de la mayoría de las clases de seres del universo y está conectado con ellos. Sus necesidades se extienden por todas las partes del mundo y sus esperanzas se prolongan hasta la eternidad. Pues del mismo modo que busca una flor, busca también una primavera magnífica. Y del mismo modo que desea un jardín también desea el Paraíso eterno. Y del mismo modo que anhela ver a un amigo suyo, anhela también ver al Bello, Dueño de majestad. Y del mismo modo que necesita visitar a un ser querido suyo que vive en otra casa, y que se le abra la puerta de esa casa, también necesita visitar al noventa y nueve por ciento de sus amigos que han viajado al reino intermedio y, para salvarse de la separación eterna, necesita refugiarse en la puerta de un Poderoso Absoluto que cierre la puerta de este inmenso mundo y abra la puerta de la Otra Vida, que es una exhibición de maravillas, y se lleve este mundo y construya la Otra Vida y la ponga en el lugar de este mundo.

    Así pues, para el hombre en esta posición el único Verdadero Objeto de Adoración será Aquel en Cuya mano están las riendas de todas las cosas, con Quien están los tesoros de todas las cosas, Quien ve todas las cosas y está presente en todas partes, Quien está más allá del lugar, más allá de la incapacidad, más allá de la limitación y de la carencia, porque Aquel que satisface las necesidades humanas sin límite solo puede ser Uno que tenga un poder sin límites y un conocimiento que todo lo abarca y Él es el Digno de ser adorado.

    ¡Oh hombre!, si eres siervo solo de Él, te ganarás un lugar superior a todas las criaturas. Pero si te abstienes de la servidumbre a Él, te convertirás en un esclavo humillado de criaturas impotentes. Y si te apoyas en tu ego y en tu propio poder y abandonas la confianza en Allah y la súplica, y te desvías hacia el orgullo y la pretensión, entonces caerás más bajo que una abeja o una hormiga respecto a la bondad y la creación, y te volverás más débil que una araña o una mosca. Y te volverás más pesado que una montaña y más dañino que una peste, en lo que respecta al mal y la destrucción.

    En efecto: Hay en ti, ¡oh hombre! dos aspectos: Uno de ellos es el de la existencia, la creación, el bien, la positividad y la acción. El otro es el aspecto de la inexistencia, la destrucción, el mal, la negatividad y la pasividad. En cuanto al primer aspecto, eres más bajo que una abeja o un gorrión, y más débil que una araña o una mosca. En cuanto al segundo, superas a las montañas, la tierra y el cielo, y asumes una carga que ellos rehusaron y ante la que expresaron su incapacidad, y asumes una esfera más extensa y vasta que ellos con respecto al segundo aspecto; porque cuando haces el bien y creas, sólo eres capaz de hacerlo en la medida de tu capacidad y hasta donde alcanza tu mano y en un grado que alcanza tu fuerza. Pero si haces el mal y la destrucción, entonces tu mal va más allá y tu destrucción se extiende.

    Pues ciertamente la incredulidad, por ejemplo, es un mal, una destrucción y una ausencia de confirmación. Pero ese mal comprende menospreciar a todo el universo, adulterar todos los Nombres Divinos y despreciar a toda la humanidad. Porque estos seres existentes tienen una posición elevada y una tarea importante; ya que son escritos, espejos y funcionarios divinos. Pero la incredulidad los hace bajar de su posición de ser espejos, responsables de una tarea e indicadores del significado, y los rebaja al nivel de la futilidad y los juegos de azar. Y mediante la destrucción, la desaparición y la separación, los rebaja al grado de ser materia efímera, decadente, en rápida mutación y al grado de ser carente de toda importancia y valor, y al grado de no ser nada. Así mismo también, mediante la negación, adultera los Nombres Divinos, cuyas inscripciones, manifestaciones y bellezas se contemplan en todo el universo y en los espejos de los seres existentes. Y arroja a la humanidad, de la que se dice que es un poema de la sabiduría que anuncia bien las manifestaciones de los nombres puros divinos, y es un milagro evidente del poder divino que se parece a un núcleo que reúne los órganos de un árbol permanente, y el dueño del rango de ser el lugarteniente de Allah en la Tierra que se elevó por encima de la Tierra, el cielo y las montañas y adquirió superioridad sobre los ángeles, por medio de cargar sobre sí la fianza mayor –la arroja-a un nivel más bajo y débil, más impotente y necesitado que el del más humilde animal efímero y perecedero, y al nivel de una tabla común, sin orden y sin significado, que cambia con rapidez.

    En resumidas cuentas: En el aspecto de la destrucción y el mal, el alma que manda el mal puede cometer infinitos crímenes, pero en la creación y el bien, su poder es extremadamente pequeño y parcial. En efecto: Puede destruir una casa en un día, mientras que no puede construirla en cien días. Sin embargo, si el ser humano abandona el egoísmo y busca el bien y la existencia de la asistencia divina, y se aparta de apoyarse en sí mismo y pide perdón y se convierte en un siervo de Allah completo, entonces se convertirá en una manifestación del secreto de Sus palabras, sean ensalzado: يُبَدِّلُ اللّٰهُ سَيِّئَاتِهِمْ حَسَنَاتٍ Allah sustituirá sus maldades por buenas obras.(Azora del Discernimiento, aleya 70) Y su infinita capacidad para el mal se transformará en una infinita capacidad para el bien. Y adquirirá el valor de la mejor constitución y ascenderá a lo más alto de lo alto…

    Así pues, ¡Oh hombre inadvertido! ¡Contempla el favor de Allah y Su generosidad, sea ensalzado! Aunque sería justo escribir una mala acción como mil y una sola buena acción como una o no escribirla, Él escribe una mala acción como una, y una sola buena acción como siete, o a veces, como setenta, o a veces, como setecientas, o a veces, como siete mil…Y entiende por este punto que entrar en Ŷahannam, que es tan espantoso, es la retribución de la acción y pura justicia, mientras que entrar en el Paraíso es puro favor.

    SEGUNDO PUNTO:

    En el hombre hay dos caras: una, relativa a su ego, mira a la vida de este mundo. La otra, relativa a la adoración y servidumbre a Allah, mira a la vida eterna.

    Con respecto a la primera cara es una criatura miserable cuyo capital en cuanto a la elección es una parte de una elección parcial como un cabello; y en cuanto al poder, una débil adquisición; y en cuanto a la vida, una llama que se apaga rápidamente; y en cuanto a la duración de la vida, un breve tiempo fugaz; y en cuanto a la existencia, un pequeño cuerpo que se descompone rápidamente. Junto con esta situación suya, existe como un individuo débil y delicado entre innumerables individuos de las ilimitadas variedades de seres que han sido extendidos en los niveles del universo.

    Y con respecto a la segunda cara y especialmente en el sentido de la incapacidad y la pobreza, que está orientado hacia la servidumbre, el ser humano tiene verdaderamente una gran amplitud y una gran importancia. Porque el Creador Sabio ha incluido en la naturaleza espiritual del ser humano una enorme incapacidad sin fin y una colosal pobreza sin límite pobreza, para que se convierta en un gran espejo que reúna las innumerables manifestaciones de la esencia de un Poderoso y Compasivo Cuyo poder no tiene fin, y un Rico Generoso Cuya riqueza no tiene fin.

    En efecto: El hombre se asemeja a una semilla. Esta semilla ha sido dotada de importantes mecanismos inmateriales por el poder divino y de un programa sutil y valioso por el decreto divino, para que pueda trabajar bajo la tierra; de manera que sale de ese estrecho mundo y entra en el amplio mundo del aire, y pide a su Creador con la lengua de su predisposición convertirse en un árbol y encuentra una perfección digna de ella.

    Y si, debido a una mala mezcla, la semilla utiliza los mecanismos inmateriales que le han sido dados en atraer ciertas sustancias nocivas bajo tierra, en poco tiempo se pudrirá y decaerá en ese estrecho lugar sin beneficio alguno.

    Pero si la semilla se conforma al mandato creacional de Aquel que hiende el grano y la semilla y utiliza bien esos mecanismos inmateriales (فَالِقُ الْحَبِّ وَالنَّوَى), saldrá de ese mundo estrecho, y se convertirá en un gran árbol lleno de frutos. Y por ello, su pequeña realidad particular y su pequeño espíritu inmaterial adoptarán la forma de una gran realidad universal.

    Y del mismo modo, mecanismos importantes y programas valiosos han sido depositados en la naturaleza del hombre por parte del poder y del decreto divinos. Y si el hombre utiliza esos mecanismos inmateriales en los deseos de su alma y en placeres menores bajo el suelo de la vida mundana en este mundo terrenal estrecho, decaerá y se descompondrá como una semilla podrida, en una vida breve, en un lugar estrecho, y en un estado opresivo por un placer parcial y se cargará la responsabilidad inmaterial sobre su desafortunado espíritu, y luego partirá y dejará este mundo.

    Si, por el contrario, nutre esa semilla de la predisposición con el agua del Islam y la luz de la Fe bajo el suelo de la servidumbre a Allah, y acata los mandamientos del Corán y orienta sus mecanismos inmateriales hacia sus verdaderos objetivos, no hay duda de que se convertirá en un fruto iluminado y bendito del árbol de este universo y un órgano brillante y una semilla valiosa que reunirá los órganos de una realidad eterna y un árbol permanente que se ramificará en ramas en el mundo de la similitud y el mundo intermedio y se convertirá en un eje de perfecciones y bendiciones sin límite en el mundo de la Otra Vida y el Paraíso...

    En efecto: El verdadero progreso consiste en volver los rostros del corazón, el espíritu, el intelecto e incluso de la imaginación y otras facultades sutiles dadas al hombre hacia la vida eterna y que cada uno se ocupe con la tarea de una servidumbre y adoración propia y exclusiva de él. Y si no, como se imagina la gente del extravío, sumergirse en la vida de este mundo en todos sus minuciosos detalles y para saborear toda clase de placeres, incluso los más bajos, someter al alma que manda el mal todas las facultades sutiles y el corazón y el intelecto, y hacer que le ayuden; hacer esto no es progreso, sino decadencia. Vi esta realidad en un suceso imaginario en una analogía:

    Estaba entrando en una gran ciudad cuando miré y vi que en esa ciudad había grandes palacios. Y miraba las puertas de algunos palacios y veía que había una situación atractiva que llamaba la atención y los entretenía a todos como un teatro brillante y festivo al máximo. Miré atentamente y vi que el señor de aquel palacio había salido a la puerta jugando con un perro y contribuyendo a sus juegos. Las damas conversaban agradablemente con jóvenes extranjeros. Las muchachas adolescentes organizaban los juegos de los niños. Y el ujier había asumido el papel de dirigirlos. Entonces me di cuenta de que el interior de ese enorme palacio estaba vacío y que todos sus refinados quehaceres permanecían sin hacer y que las cualidades de carácter de sus habitantes habían decaído de tal manera que habían adoptado esta forma en la puerta.

    Luego proseguí y me encontré de repente otro gran palacio también y vi que había un perro fiel echado junto a la puerta y un ujier tranquilo, agudo y seco y un estado latente. Y miré: ¿Por qué aquel era como era y este es así? Y entonces entré y vi su interior muy habitado y la gente del palacio estaban ocupados en diferentes quehaceres refinados, piso sobre piso. Unos hombres en el primer piso supervisaban la administración y el funcionamiento del palacio. En el piso de arriba, las niñas y los niños estudiaban. Y en un piso por encima de este, las damas se ocupaban de refinadas manualidades y estampados extremadamente lindos. Y en el piso superior, el señor hablaba con el sultán y se ocupaba de elevados quehaceres propios de él para asegurar la tranquilidad de la gente y para sus propios complementos y promociones. Y yo no era visible para ellos y por eso no me detuvieron y pude deambular por los alrededores.

    Luego salí y miré a mi alrededor y vi que había por todos los lados de esa ciudad esos dos tipos de palacios y pregunté por ellos y dijeron: “Esos palacios cuya puerta está habitada y cuyo interior está vacío pertenecen a los principales de los incrédulos y a la gente del extravío. El resto pertenecen a los notables de los musulmanes honorables”. Entonces en una esquina me encontré de repente con un palacio en el que estaba escrito mi nombre: “Sa’id”. Sentí curiosidad y miré más de cerca y me pareció ver mi imagen en él. Y entonces grité con total desconcierto y volví en mí y desperté.

    Y ahora interpretaré para ti este suceso imaginario. Que Allah haga que salga algo bueno de ello.

    Esa ciudad es la vida social humana y la ciudad de la civilización humana. Y cada uno de esos palacios es un ser humano y los habitantes de ese palacio son las facultades sutiles del hombre como los ojos, los oídos, el corazón, el fuero interno, el intelecto y el espíritu, y cosas como el alma y el deseo, y la potencia lujuriosa y la ira. Y cada una de las facultades del hombre tiene un deber de adoración diferente, y diferentes placeres y dolores. El alma y el deseo, y las potencias de la lujuria y la ira, son como el ujier y el perro. De manera que someter esas elevadas facultades sutiles al alma y al deseo y hacerles olvidar sus deberes fundamentales es ciertamente decadencia y no progreso. Puedes interpretar el resto por ti mismo.

    TERCER PUNTO:

    El hombre es un animal débil y una criatura incapaz en el sentido de la acción y el trabajo y en cuanto al esfuerzo material. El círculo de su capacidad de disposición y control en este sentido es tan estrecho que no va más allá de lo que alcanza su mano. Incluso los animales domésticos, cuyas riendas han sido dadas al hombre, han tomado cada uno una parte de su debilidad, impotencia y pereza, de modo que, si se comparan con sus congéneres salvajes, se aprecia una gran diferencia. (Como las cabras y reses domésticas, y las cabras y reses salvajes).

    Pero en lo que respecta a la pasividad, la aceptación, la súplica y la petición, el hombre es un viajero querido en esta hospedería del mundo. Y se ha convertido en un huésped de un Generoso que le ha abierto infinitos tesoros de Su misericordia y ha puesto a su servicio un número ilimitado de Sus siervos y de Sus obras maravillosas. Y ha abierto un círculo enorme y lo ha preparado para solaz de ese huésped y para su diversión y su provecho de manera que la mitad del diámetro de ese círculo –es decir: desde el centro hasta el perímetro- es amplio en la medida de lo que abarca la vista e incluso extendiéndose hacia un lugar que alcanza la imaginación.

    Así pues, si el hombre se apoya en su egoísmo, y hace de la vida de este mundo su meta imaginada, y se esfuerza en obtener placeres temporales, en medio de la prueba por ganarse la vida, se sumerge en un círculo extremadamente constreñido, y se va. Y se quejan de él todos los mecanismos, instrumentos y facultades sutiles que le han sido otorgados y testifican contra él y presentan una demanda contra él el día de la Resurrección.

    Mientras que si se sabe huésped y gasta la mercancía de su vida dentro del círculo del permiso del Generoso de Quien es huésped, se esforzará por una vida larga y eterna dentro de un círculo amplio, y luego descansará y se solazará. Y más tarde, podrá ascender a lo más alto de lo alto. Además, todos los mecanismos y sistemas dados al hombre serán felices con él y testificarán a su favor en el más allá.

    En efecto: Todas las maravillosas aptitudes otorgadas a los seres humanos no le fueron otorgadas para esta insignificante vida mundanal, sino para una vida eterna muy importante. Porque si comparamos al hombre con los animales, vemos que el hombre es cien veces más rico que los animales en cuanto a las aptitudes e instrumentos. Pero en los placeres de la vida mundana y en la vida animal cae cien veces más bajo. Pues en cada placer que contempla está la huella de miles de dolores. Los dolores del pasado, los temores del futuro y el dolor ante el paso de cada placer estropean el disfrute que se obtiene de ellos y dejan un rastro en el placer. Pero los animales no son así. Se benefician del placer sin dolor y lo saborean sin pesadumbre. Ni las penas del pasado les causan sufrimiento, ni los temores del futuro les angustian. Viven en paz y dan gracias a su Creador.

    Así pues, el ser humano, que ha sido creado en la forma de la mejor constitución, si restringe su pensamiento a la vida de este mundo, caerá cien veces más bajo que una criatura como un gorrión, aunque sea más elevado que los animales. A pesar de que ya he explicado esta realidad con una analogía en otro lugar, la voy a repetir aquí porque es pertinente.

    Y ésta es que un hombre le da a uno de sus criados diez dinares de oro y le manda que hiciera un conjunto de vestidos de una tela especial. Luego, a un segundo, le da mil dinares de oro, y pone en el bolsillo de ese sirviente una nota en la que hay escritas ciertas cosas y lo envía al mercado. El primer sirviente compra con diez dinares un traje completo de la mejor tela.
    Mientras que el segundo sirviente actúa como un loco y mira al primer sirviente, pero no lee la nota de la cuenta que había sido depositada en su bolsillo y entrega mil dinares a un tendero y pide un conjunto de vestidos. Y el tendero abusivo le dio un conjunto de vestidos de la peor calidad. Entonces el desdichado sirviente fue a la presencia de su señor y recibió una severa reprimenda y un terrible castigo.
    

    Así, hasta el que tenga el más mínimo conocimiento, comprenderá que los mil dinares que le fueron dados al segundo sirviente no eran para comprar un conjunto de vestidos, sino para algún negocio importante.

    De la misma manera, cada una de las aptitudes inmateriales y facultades sutiles humanas se han expandido hasta un grado cien veces superior al de los animales. Así pues:¿Dónde está la visión del ser humano, por ejemplo, con la que percibe todos los grados de la belleza, y su sentido del gusto, con el que puede distinguir todas las variedades de sabores particulares de los alimentos, y su intelecto, que puede penetrar en todos los puntos sutiles de la realidad, y su corazón, que anhela todo tipo de perfección, y facultades e instrumentos similares? ¿Y dónde están los instrumentos extremadamente simples de los animales que sólo han desplegado uno o dos grados? Sin embargo, existe toda esta diferencia, y es que en los animales un mecanismo particular limitado a alguna función especial de ese animal se despliega mucho. Pero este despliegue es particular.

    La riqueza del ser humano en el sentido de las aptitudes es por este secreto que consiste en que los sentidos del ser humano y sus aptitudes han adquirido un despliegue y una gran expansión por medio del intelecto y del pensamiento. Y sus sentidos se han vuelto extremadamente diversos y su sensibilidad se ha diversificado mucho a causa de la abundancia de sus necesidades Y debido a la amplitud de su naturaleza, los deseos han aparecido dirigidos hacia numerosos objetivos. Y porque tiene numerosas tareas debido a su naturaleza, sus instrumentos y sus facultades se han expandido enormemente. Y puesto que ha sido creado con una naturaleza capaz de realizar todo tipo de adoración, se le han otorgado capacidades que reúnen las semillas de todas las perfecciones.

    Así es, pues este grado de riqueza en función de las aptitudes y de abundancia en función de la mercancía, no hay duda de que no ha sido otorgado para obtener la vida de este mundo temporal, que carece de importancia, sino que la función fundamental del ser humano es cumplir con tareas que están dirigidas a innumerables fines; y proclamar su incapacidad, pobreza y su carencia en forma de adoración; y atestiguar las glorificaciones de los seres con su mirada universal, para dar testimonio de ellas; y ver en las bendiciones las asistencias del Misericordioso; y contemplar los milagros del poder del señorío divino en las obras creadas, y reflexionar con una mirada de la que se pueda extraer lecciones.

    Así pues ¡Oh tú que buscas este mundo! que eres amante de la vida mundanal y estas inadvertido del secreto de {la mejor constitución}, en verdad el “viejo Sa’id” atestiguó la realidad de esta vida mundanal en un suceso imaginario. Así pues, presta atención a este suceso en forma de analogía que lo transformó en el “nuevo Sa’id”:

    Vi que era un viajero y que emprendía un largo viaje; es decir, que era enviado a un largo viaje. Y que mi generoso señor me fue dando una cantidad de dinero gradualmente de los sesenta dinares que me había asignado. Y fui gastando una parte de ellos y llegué a una hospedería llena de diversiones. Y en una noche me gasté diez dinares en esa hospedería en los juegos de azar y distintos pasatiempos y a causa del amor por la fama. De manera que por la mañana no me quedaba dinero. Además, no había hecho ningún negocio ni comprado ninguna mercancía para el lugar al que iba. Sin embargo, me quedaban, de ese dinero, dolores y pecados, y como resultado de las diversiones heridas, llagas y agonías.

    Y mientras estaba en aquel triste estado, apareció de repente un hombre que me dijo: “Has malgastado todo tu capital y además mereces un escarmiento. Vas a tu destino en bancarrota y con las manos vacías. Sin embargo, la puerta del arrepentimiento está abierta si tienes intelecto. Cuando caiga en tu mano algo de los quince dinares que quedan, que se te entregará después de esto, guarda la mitad como precaución. Es decir: Compra con ello algunas cosas necesarias para ti en el lugar adonde has de viajar”. Y vi que mi alma no estaba de acuerdo con esto. Y dijo: “Un tercio, entonces.” Mi alma seguía sin acatarlo. Entonces dijo: “Un cuarto.” Pero vi que alma no podía abandonar sus hábitos con los que había sido puesta a prueba, de manera que aquel hombre apartó su cara bruscamente y se fue.

    Y entonces esa situación cambió.Y me vi dentro de un tren que viajaba rápido como si se precipitara por un túnel y me asusté. Pero qué podía hacer, no había escapatoria por ninguna parte. Extrañamente, a ambos lados del tren se podían ver atractivas flores y dulces frutos. Y las miré y tendí mi mano hacia ellas sin experiencia e intenté recoger esas flores y recolectar esos frutos. Pero esa flores y frutos estaban cubiertos de espinas que me pinchaban las manos y las hacían sangrar al tocarlos y mis manos se laceraban al separarme de ellos con la marcha del tren. Y entonces un sirviente que había en el tren dijo: “Dame cinco monedas y te daré todas las flores y frutas que quieras. Con el desgarro de tu mano pierdes cien monedas en vez de cinco monedas. Además, hay una sanción; de manera que no puedes recolectarlos sin permiso”.

    Y saqué la cabeza por la ventanilla y miré hacia delante diciendo angustiado: ¿Cuándo acaba el túnel? Y vi que en el lugar de la entrada del túnel se veían numerosas aberturas. Y se arrojaba a la gente de ese largo tren hacia esas aberturas. Y vi una abertura dirigida a mí y habían sido situadas en ambos lados dos lápidas. Y miré de cerca y vi el nombre de Sa’id escrito en esa lápida . En mi desconcierto y ansiedad exclamé: “¡Ay!” Entonces de repente oí la voz del hombre que me había aconsejado en la puerta de la hospedería. Me preguntó: “¿Has entrado en razón?” Le contesté: “Sí, pero ya es demasiado tarde”. Entonces me dijo: “Arrepiéntete y confía en Allah”. Respondí que lo haría.

    Entonces me desperté y me vi como el nuevo Sa’id; el Viejo Sa’id había desaparecido.

    Así es, voy a interpretar para ti ese suceso imaginario, que Allah haga algo bueno de ello, una o dos partes de él, y luego tú puedes interpretar el resto por ti mismo...

    En cuanto a ese viaje, es un viaje hacia la eternidad que transcurre desde el mundo de los espíritus y el vientre materno, y desde la juventud y la vejez, y desde la tumba y el mundo intermedio, y desde la resurrección y el puente de Ṣiraṭ…. En cuanto a los sesenta dinares de oro son sesenta años de vida, y calculé que vi la visión cuando tenía cuarenta y cinco años. No tenía nada en qué apoyarme, pero un sincero estudiante del Sabio Corán me sugirió que gastara la mitad de lo que me quedaba de quince años en la Última Vida. La hospedería para mí era Estambul. El tren era el tiempo, y cada año era un vagón. En cuanto al túnel, era la vida de este mundo. Las flores y los frutos espinosos eran placeres ilícitos y diversiones prohibidas que hace sangrar al corazón de dolor al entregarse a ellos y concebir su paso, y lo desgarran al separarse de ellos. Y hacen que cargue con una sanción. Y la interpretación de lo que dijo el sirviente del tren:“Paga cinco monedas y te daré todos los que quieras” es que los placeres y el disfrute que el hombre recibe dentro de la esfera de lo lícito por su esfuerzo lícito son suficientes para su saboreo. No hay necesidad de entrar en lo ilícito. El resto puedes interpretarlo por ti mismo.

    CUARTO PUNTO:

    El hombre se parece en este universo a un niño delicado y mimado. Hay una gran fuerza en su debilidad y un gran poder en su incapacidad. Y es por la fuerza de su debilidad y el poder de su incapacidad que los seres han sido sometidos a él. De manera que, si el hombre comprende su debilidad y pide de palabra, por situación y por modo, y reconoce su incapacidad y busca ayuda para conseguir sus anhelos y le son subyugados sus objetivos, junto con el cumplimiento del agradecimiento por ello, superará con creces lo que podría lograr con su propio poder. Sólo que, a veces, atribuye erróneamente a su propio poder la consecución de un deseo que ha sido obtenido mediante las súplicas ofrecidas por la lengua de su disposición. Por ejemplo, la fuerza en la debilidad de un polluelo hace que la gallina madre ataque a un león. Y el cachorro de león recién nacido pone a su servicio a la salvaje y hambrienta leona, dejando a la madre hambrienta y al cachorro saciado. Véase esta fuerza en la debilidad y manifestación de la misericordia divina, ¡que son dignas de mención.

    De la misma manera que el niño, llorando, pidiendo, o poniendo cara de descontento, somete al fuerte a sí mismo, y tiene tanto éxito en conseguir lo que quiere que no podría obtener ni una milésima parte con mil veces su propia fuerza. Es decir, la debilidad y la incapacidad despiertan la compasión y el sentido de protección hacia él, el niño puede subyugar a los héroes con su diminuto dedo. Ahora bien, si tal niño, con necio engreimiento, negara la compasión y rechazara la protección, diciendo: “Yo subyugo a estos con mi propia fuerza”, por supuesto que recibirá una bofetada.

    Del mismo modo, si, como Qarún, el hombre dice: اِنَّمَا اُوتِيتُهُ عَلَى عِلْمٍ Se me ha dado por un conocimiento que tengo (Azora 28, al-Qaṣaṣ, aleya 78), es decir, “Yo gané esto a través de mi propio conocimiento y mi propio poder” de una manera que demuestra ingratitud y niega la misericordia de su Creador y rechaza Su sabiduría, merecerá, por supuesto, un a bofetada de castigo.

    Esto significa que la dominación del hombre, los avances humanos y los logros de la civilización, que se pueden observar, no han sido por haberlos atraído, conquistado o combatido, sino que le han sido subyugados por su debilidad, ha ayudado a ello su incapacidad, le han sido concedidos por su indigencia, le han sido inspirados por su ignorancia y ha sido honrado con ellos por su necesidad. Y la razón de ese dominio no es una fuerza y una capacidad derivadas de un conocimiento, sino que es una compasión y una clemencia divinas y una misericordia y sabiduría divinas que han subyugado para él las cosas. En efecto: Lo que viste al hombre, que es vencido por alimañas como escorpiones sin ojos y serpientes sin patas, con seda de un diminuto gusano y le alimenta con miel de un insecto venenoso no es su propio poder, sino una subordinación del Señor y una honra del Misericordioso, ambos frutos de su debilidad.

    Así pues, ¡Oh hombre! Puesto que la realidad del asunto es así, abandona el egoísmo y la arrogancia. Con la lengua de la búsqueda de ayuda proclama tu incapacidad y debilidad ante la puerta de la divinidad, y con la lengua del ruego y la súplica, tu pobreza y necesidad, muestra que eres Su siervo y di: حَسْبُنَا اللّٰهُ وَنِعْمَ الْوَكِيلُ Allah nos basta, y Él es el Mejor Guardián (Azora de la Familia de ‘Imrán, 173) y elévate.

    Y no digas: Yo no soy nada y ¿qué importancia tengo para que el universo me sea sometido a propósito por parte de un Sabio Absoluto y que se me exijan un agradecimiento total?

    Porque tú, aunque seas como si nada con respecto a tu alma y forma, desde el punto de vista del deber y el rango, eres un espectador observador de este universo majestuoso, una lengua elocuente y articulada de estas cosas existentes sabias, un lector perceptivo del libro de este mundo, un observador lleno de asombro de estas criaturas que glorifican, y un jefe respetado de esos seres que adoran.

    En efecto: Ciertamente tú ¡oh hombre! eres una partícula pequeña, un átomo despreciable, una criatura necesitada y un animal débil, en lo que respecta a tu ser físico vegetal y a tu alma animal, que te agitas y circulas entre las olas de todas las cosas existentes que fluyen e impresionan. Pero tú, con respecto a la humanidad, que se perfecciona con la educación del Islam iluminado con la luz de la Fe que encierra la luminosidad del amor divino, eres un sultán en tu condición de siervo y un universal dentro de tu parcialidad, y dentro de tu insignificancia, un mundo, y un mundo dentro de tu pequeñez, y un observador en tu poca importancia. Tu posición es enorme y el círculo de tu mirada es extenso puesto que puedes decir: “Mi Señor, el Compasivo, ha hecho del mundo una casa para mí y del sol y la luna lámparas para ella, y ha hecho de la primavera un ramo de flores, y del verano, una mesa servida de bendiciones, y ha hecho de los animales, mis sirvientes; y ha hecho de las plantas suministros que adornan mi casa”.

    La conclusión de estas palabras es que, si haces caso a tu ego y al Shaiṭán, caerás en lo más bajo de lo bajo. Pero si haces caso a la Verdad y al Corán, te elevarás a lo más alto de lo alto y te convertirás en una hermosa constitución del universo.

    QUINTO PUNTO

    El hombre ha sido enviado a este mundo como huésped y empleado, y se le han otorgado capacidades de gran importancia. Y se le han confiado deberes importantes de acuerdo con estas capacidades. Con el fin de emplear al hombre en el cumplimiento de esos objetivos y deberes, se le ha alentado poderosamente y se le ha amenazado severamente. Resumiremos aquí los fundamentos de las tareas de la humanidad y la adoración, que hemos explicado en otro lugar para que se comprenda el secreto de {la más hermosa constitución}.

    El ser humano tiene una adoración en dos aspectos después de haber venido a este universo: Uno de ellos es que tiene una adoración y una reflexión en la forma de la ausencia (del Objeto de Adoración). Y el otro es que tiene una adoración y un hablar en confidencia con Allah en la forma de dirigirse (a Allah) directamente y la presencia.

    Así pues, el primer aspecto, es su confirmación, a modo de obediencia, de la soberanía del señorío divino que se atestigua en el universo y su mirada a sus perfecciones y bondades a modo de perplejidad.

    Luego es su exposición de las obras maravillosas que son expresión de las inscripciones de los nombres divinos a los ojos de los demás.

    Luego es pesar las joyas de los nombres divinos, cada una de las cuales son como tesoros inmateriales ocultos, con la balanza de la percepción y evaluarlas a modo de apreciación con el conocimiento del corazón.

    Luego su estudio de las páginas de los seres existentes y las hojas de la Tierra y los cielos que equivalen a escritos de la pluma del poder divino. De manera que reflexionar sobre ellas es en el sentido de la perplejidad.

    Luego, su amor por el conocimiento del Originador de estos seres existentes, Dueño de la belleza por medio de declarar Su estar libre de toda imperfección en el sentido de la admiración por los adornos y obras sutiles que hay en ellas y el anhelo por salir hacia la presencia de su Hacedor, Dueño de la perfección y a la manifestación de Su atención.

    Segundo Aspecto: Esta es la estación de la presencia y el discurso, pues ciertamente pasa del efecto al Causante del efecto y ve que un Hacedor, Dueño de majestad, quiere darse a conocer a Sí mismo por medio de los milagros de Su obra, y él lo recibe con la creencia y el conocimiento.

    Luego ve que un Señor Compasivo quiere hacerse amar por medio de los bellos frutos de Su misericordia. Así que se hace amar por Él, amándolo solo a Él y adorándolo exclusivamente a Él.

    Luego ve que un Dador de gracias, Generoso, lo está nutriendo con las delicias de las bendiciones materiales e inmateriales, de manera que Le agradece, Lo alaba y Lo ensalza en correspondencia a ello, con su acción, su estado y su palabra y aún más con todos sus sentidos y facultades en la medida de lo posible.

    Luego ve que un Majestuoso, Bello, muestra Su grandeza, Su perfección, Su majestad y Su belleza en los espejos de los seres de este universo, y atrae la mirada precisa hacia ellos. Y él, en correspondencia a esto, dice:

    اَللّٰهُ اَكْبَرُ ٭  سُبْحَانَ اللّٰهُ “¡Allah es más Grande! ¡Gloria a Allah!”, y se postra con perplejidad y amor entre la devoción.
    

    Luego ve que un Rico Absoluto muestra los tesoros de Su riqueza que es ilimitada en una generosidad absoluta. De manera que, en correspondencia, él pide y busca con total necesidad entre engrandecimiento y ensalzamiento.

    Luego ve que ese Creador, Dueño de majestad, ha hecho de la faz de la Tierra algo equivalente a una exposición en la que da a conocer Sus extraordinarias obras y corresponde a ello con gratitud diciendo:

    مَاشَاءَ اللّٰهُ “¡Sea lo que Allah quiera!” 
    y con admiración:
    

    بَارَكَ اللّٰهُ “¡Sea bendito Allah!” y con perplejidad: اللّٰهُ سُبْحَانَ “¡Gloria a Allah!”

    y con aprobación: 
    

    اَللّٰهُ اَكْبَرُ “¡Allah es más Grande!”

    Luego ve que uno que es Único y Uno, pone la cuña de la unicidad, sobre todas las cosas existentes en el palacio de este universo con Sus cuñas inimitables y Sus sellos específicos de Él y con Sus rúbricas restringidas a Él y con Sus pactos exclusivos de Él y graba los signos de Su unicidad y planta la bandera de la unidad y anuncia Su señorío en los confines del mundo y le corresponde con confirmación, creencia, reconocimiento y afirmación de Su unicidad, sumisión y con el testimonio y la servidumbre.

    Así, a través de este tipo de adoración y contemplación, el ser humano se convierte en un ser humano de verdad y demuestra que está creado en la mejor de las constituciones por medio de este tipo actos de adoración y reflexiones y se convierte en un lugarteniente (de Allah) en la Tierra, digno de confianza, y digno de asumir la Fianza y la Fe.

    Así pues, ¡Oh ser humano inadvertido! Que ha sido creado en la mejor constitución, y que, por el mal uso de su elección, está descendiendo a lo más bajo de lo bajo!. ¡Escúchame! Y mira las dos tablas de la realidad que están escritas en la Estación Segunda de la Palabra Decimoséptima, y mira tú también: Cómo he contemplado como feo el rostro de la vida mundanal que no está dirigida a la Última Vida, ese rostro que pensaba que era bello, en el momento en el que me desperté de la embriaguez de la juventud en la mañana de la vejez, a pesar de que yo veía como buena y hermosa la vida del mundo en la situación de la inadvertencia por la embriaguez de la juventud, como tú también; y mira el alcance de la belleza de su verdadero rostro que está dirigido hacia la Última Vida.

    Así pues, la primera tabla describe la realidad de la vida del mundo de la gente de la negligencia, que solía atestiguar desde antiguo, a través del velo de la inadvertencia como la gente del extravío, pero sin ebriedad.

    Y la segunda tabla indica la realidad de la vida del mundo de la gente de la guía y la presencia y los había dejado en la forma en que fueron escritos desde antiguo y se parecen a la poesía, pero no son poesía...

    “¡Gloria a Ti! No tenemos más conocimiento que el que Tú nos has enseñado; Tú eres el Omnisciente, el Sabio.”

    “¡Señor mío! Abre mi pecho * Haz fácil para mí mi asunto * y afloja el nudo de mi lengua * para que comprendan mis palabras.”(Azora de Ṭaha, aleya 27).

    اَللّٰهُمَّ صَلِّ وَ سَلِّم۟ عَلَى الذَّاتِ ال۟مُحَمَّدِيَّةِ اللَّطٖيفَةِ ال۟اَحَدِيَّةِ شَم۟سِ سَمَاءِ ال۟اَس۟رَارِ وَ مَظ۟هَرِ ال۟اَن۟وَارِ وَ مَر۟كَزِ مَدَارِ ال۟جَلَالِ وَ قُط۟بِ فَلَكِ ال۟جَمَالِ اَللّٰهُمَّ بِسِرِّهٖ لَدَي۟كَ وَ بِسَي۟رِهٖ اِلَي۟كَ اٰمِن۟ خَو۟فٖى وَ اَقِل۟ عُث۟رَتٖى وَ اَذ۟هِب۟ حُز۟نٖى وَ حِر۟صٖى وَ كُن۟ لٖى وَ خُذ۟نٖى اِلَي۟كَ مِنّٖى وَ ار۟زُق۟نِى ال۟فَنَاءَ عَنّٖى وَ لَا تَج۟عَل۟نٖى مَف۟تُونًا بِنَف۟سٖى مَح۟جُوبًا بِحِسّٖى وَاك۟شِف۟ لٖى عَن۟ كُلِّ سِرٍّ مَك۟تُومٍ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ يَا حَىُّ يَا قَيُّومُ وَ ار۟حَم۟نٖى وَار۟حَم۟ رُفَقَائٖى وَ ار۟حَم۟ اَه۟لَ ال۟اٖيمَانِ وَ ال۟قُر۟اٰنِ اٰمٖينَ يَا اَر۟حَمَ الرَّاحِمٖينَ وَ يَا اَك۟رَمَ ال۟اَك۟رَمٖينَ

    وَ اٰخِرُ دَع۟وٰيهُم۟ اَنِ ال۟حَم۟دُ لِلّٰهِ رَبِّ ال۟عَالَمٖينَ