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    EN EL NOMBRE DE ALLAH, EL MISERICORDIOSO, EL COMPASIVO

    {Y llamó en las tinieblas: ¡No hay dios sino Tú! ¡Gloria a Ti! En verdad yo estaba entre los injustos.} (Sura de los Profetas, 87)

    {Cuando llamó a su Señor: El mal me ha tocado pero Tú eres el más Misericordioso de los misericordiosos.} (Sura de los Profetas, 83) {Y si dan la espalda, di: Allah es Suficiente para mí, no hay dios sino Él, en Él me confío y Él es el Señor del Trono inmenso.} (Sura de la Retractación, 129) {Allah es Suficiente para nosotros y ¡Qué Excelente Guardián!} (Sura de la Familia de ‘Imrán, 173) No hay habilidad ni fuerza excepto por Allah, el Elevado, el Inmenso. ¡Oh Permanente, Tú eres el Permanente. ¡Oh Permanente! Tú eres el Permanente. {Para aquellos que creen es una guía y una cura.} (Sura “Se han expresado con claridad”, 44)

    Esta es la primera parte del “Escrito Trigésimo Primero”. Incluye seis destellos, cada uno de los cuales aclara una de las muchas luces de las palabras benditas mencionadas, cuya recitación treinta y tres veces, en cualquier momento, tiene muchas virtudes; especialmente entre magrib e ‘ishá.

    EL PRIMER DESTELLO

    La confidencia de nuestro señor Yunus Ibn Matta, sean sobre nuestro Profeta y sobre él la oración y la paz, es uno de los más grandes y admirables tipos de confidencia y uno de los medios más efectivos para que la súplica sea respondida y aceptada*(*[1]).

    Vamos a recordar brevemente su conocida historia cuando fue arrojado al mar, la ballena se lo tragó, las agitadas olas del mar lo cubrieron y la negra noche dejó caer su velo dejándolo en la oscuridad. Entonces le sobrevino el temor y el miedo por todas partes y se detuvieron delante de él los medios de la esperanza y se cerraron las puertas de la expectativa. Y en esa situación, su confidencia sutil y su súplica sincera, pura:{No hay dios sino Tú. ¡Gloria a Ti! En verdad he sido de los injustos. } (Sura de los Profetas, 87) surgió para él como medio de salvación y manera de librarse.

    Y el secreto de esta gran confidencia es: Que los medios materiales se desplomaron por completo en esa situación atemorizante y cayeron totalmente y no movieron nada que estuviera quieto ni dejaron huella. Eso es porque Aquel que podía salvarlo de aquella situación no era sino Aquel Cuyo poder actúa en la ballena, tiene control sobre el mar y domina la noche y el aire del cielo. De manera que tanto la noche tenebrosa, como el mar agitado y la ballena aterradora coincidieron en caer sobre él. Así pues no había medio que lo salvara, ni nadie que pudiera librarlo, ni que lo pudiera hacer llegar seguro a la orilla de la salvación, excepto Aquel en Cuya mano están las riendas de la noche, las riendas del mar y de la ballena juntos. Y Aquel bajo Cuyo mandato están sometidas todas las cosas. Incluso si todas las criaturas estuvieran a su servicio, sea con él la paz, y supeditados a su indicación, en esa situación aterradora no podrían beneficiarle en nada. Así es, los medios nunca tienen efecto.

    Y cuando vio, sea con él la paz, con el ojo de la certeza que no tenía refugio frente a Su orden, sea Ensalzado, excepto ponerse al amparo del Causante de las causas (los medios), se desveló para él el secreto de la Unidad a través de la luz de la Unicidad patente hasta que esta confidencia sincera puso a su servicio a la noche, al mar y a la ballena a la vez. Y aún más, a través de la unicidad pura se transformó el vientre tenebroso de la ballena en algo similar al interior de un submarino seguro, tranquilo que circula bajo el mar. Y ese mar agitado con las olas golpeando unas tras otras, se convirtió en algo similar a un lugar apacible, seguro y tranquilo. Y se alejaron las nubes de la superficie del cielo, por medio de esta confidencia, y la luna descubrió su cara luminosa como si fuera una lámpara resplandeciente que pendía sobre su cabeza. Y así, aquellas criaturas que lo amenazaban y amedrentaban por todos lados y le apretaban la cuerda sobre el cuello, pasaron ahora a descubrirle la amistad y a acercarse a él con cariño y ternura hasta que apareció en la playa de la salvación y atestiguó la benevolencia de su Señor debajo del arbusto de la calabaza.

    Mirémosnos pues con la luz de esa confidencia a nosotros mismos. Ya que nosotros estamos en una posición que infunde temor y aterroriza mucho más que aquella en la que estaba nuestro señor Yunus, sea con él la Paz. Puesto que la noche que nos acobarda es el futuro, y nuestro futuro, si lo miramos con el ojo de inadvertencia, parece oscuro, atemorizador; incluso cien veces más oscuro y tenebroso que la noche en la que estaba nuestro señor Yunus, sea con él la Paz. Y nuestro mar es el mar del globo terrestre y cada una de las olas de este mar transporta miles de difuntos, de manera que es un mar cien veces más amedrentador y aterrador que aquel en el que fue arrojado, sea con él la Paz. Y nuestra ballena es la carga que llevamos de esa alma que ordena con insistencia el mal, y es una ballena que quiere tragar nuestra vida eterna y eliminarla. Esta ballena es más dañina que la ballena que engulló a nuestro señor Yunus, sea con él la paz. Puesto que ella podía acabar con una vida que puede durar cien años, mientras que nuestra ballena intenta acabar con los cientos de millones de años de la vida eterna, de felicidad y abundancia.

    Y mientras esta situación nuestra sea una realidad, no nos queda sino seguir el ejemplo de nuestro señor Yunus, sea con él la Paz, y guiarnos por él, apartándonos de todos los medios y acudiendo por completo a nuestro Señor que es el Causante de las causas, dirigiéndonos a Él con nuestros corazones y nuestros miembros, refugiándonos en Él, sea glorificado, diciendo: {No hay dios sino Tú. ¡Gloria a Ti! En verdad he sido de los injustos.} Percibiendo con el ojo de la certeza que han conspirado contra nosotros, a causa de nuestro olvido y nuestro extravío, nuestro futuro, que nos acecha, nuestra vida del mundo, que nos contiene, y nuestras almas instigadoras del mal que están entre nuestros costados. Teniendo certeza también de que nadie podrá apartar de nosotros los temores del futuro y lo que imaginamos de él, y de que nadie nos quitará los temores de la vida mundanal y sus desgracias, ni nadie alejará de nosotros los perjuicios del alma que ordena insistentemente el mal y sus intrigas, excepto Aquel bajo Cuyo mandato está el futuro, bajo Cuyo juicio está la vida mundanal y bajo Cuya voluntad están nuestras almas.

    ¿Se te muestra quien aparte del Creador de los cielos y de las tierras conoce las agitaciones de nuestros corazones,  quien aparte de Él sabe lo que esconden nuestros pechos,  quien aparte de Él tiene poder para iluminar el futuro para nosotros con la creación de la Última Vida y quien aparte de Él puede salvarnos de entre las miles de olas de la vida mundanal que golpean con los sucesos?
    

    Allah nos libre de tener otro salvador que no sea Él, ni otro liberador distinto de Él. Pues Él es Aquel que si no fuera por Su voluntad efectiva y Su mandato hegemónico, nada habría sido capaz, dondequiera que fuese y como quiera que fuese, de tender su mano para socorrer a nadie en nada.

    Y mientras sea esta realidad nuestra situación, no nos queda otra que levantar las manos de la súplica hacia Él, sea glorificado, procurando la mediación, pidiendo la benevolencia de la mirada de Su misericordia divina hacia nosotros, siguiendo el ejemplo del secreto de esa confidencia sublime que sometió la ballena a nuestro señor Yunus, sea con él la Paz, como si fuera un submarino que circula bajo el mar, transformó el mar en un lugar apacible y hermoso y vistió la noche con los vestidos de la luz brillante a través de la luna llena reluciente. Y así pues decimos: {No hay dios sino Tú. ¡Gloria a Ti! En verdad he sido de los injustos.} Y con esta confidencia atraemos la mirada de la misericordia divina hacia nuestro futuro cuando decimos: ¡No hay dios sino Tú! Y la volvemos hacia nuestra vida mundanal con la palabra: ¡Gloria a Ti! Y esperamos que mire a nuestras almas con la mirada de la clemencia y la compasión con la frase: ¡En verdad he sido de los injustos!

    Para que la luz de la fe y el brillo de la luna llena del Corán abarque nuestro futuro y transforme el miedo de nuestra noche y su estupor, en la seguridad de la intimidad y la tranquilidad del esplendor.

    Y que termine la misión de nuestra vida y acabemos su tarea llegando a la playa de la seguridad y la salvaguardia, entrando en las explanadas de la realidad del Islam, esa realidad que es un barco de significado que ha preparado el Corán Grandioso y con el que navegamos por las olas de la vida pasando por encima de las olas de los años y los siglos que transportan difuntos que no se pueden contar y los arroja a la inexistencia la mutación de la muerte y la vida y el continuo turnarse de ambas en nuestra vida mundanal y nuestra tierra. Miremos pues este panorama atemorizante con las perspectivas de la luz deslumbrante del Corán y encontraremos perspectivas cambiantes, que se renuevan, y cuya continua renovación transformará esa soledad temible que surge del soplo de las tormentas y el acontecer de las sacudidas del mar, en una mirada de la que gotee una lección, suscite la meditación y la reflexión sobre la creación de Allah y brille y resplandezca con el esplendor de la renovación y la sutileza de la transformación.

    Siendo así que nuestras almas instigadoras del mal no puedan dominarnos, sino que seamos nosotros los que las dominemos a ellas con lo que nos concede el Noble Corán de ese sutil secreto. Y aún más las hagamos cabalgar con esa educación que emana del Noble Corán. De manera que el alma instigadora del mal pase a estar bajo nuestra voluntad y se convierta en un medio útil y un vehículo de bien para el triunfo de la vida eterna.

    En resumen: En verdad el ser humano por la esencia universal que conlleva se duele de la fiebre leve como se duele de la sacudida de la tierra y sus temblores; y se dolerá de la sacudida del gran universo cuando tenga lugar la Hora. Y teme de un pequeño microbio como teme los fenómenos que se manifiestan en los cuerpos celestes y ama su casa y se siente en intimidad en ella como ama la gran vida mundanal y desea su jardín y se apega a él como ansía el Jardín eterno y lo anhela.

    Y mientras el caso del ser humano sea así, no tiene objeto de adoración, ni Señor, ni Dueño, ni refugio, ni amparo excepto Aquel en Cuya mano están las llaves de los cielos y la tierra, las riendas de los átomos y las constelaciones y todo está bajo Su juicio, supeditado a Su mandato. Así pues es necesario que este ser humano esté en una necesidad acuciante siempre de dirigirse a su Sublime Creador y suplicarle, siguiendo el ejemplo de nuestro señor Yunus, sea con él la Paz, y diga: {No hay dios sino Tú, ¡Gloria a Ti! En verdad he sido de los injustos.}

    {¡Gloria a Ti! No tenemos conocimiento excepto lo que nos has enseñado. En verdad Tú eres el Conocedor, el Sabio.}


    Destellos | ⇒ El Segundo Destello

    1. *[De Sa’d Ibn Abi Waqqaṣ, que Allah esté complacido con él, que el Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “La súplica de Dhun-Nun (Yunus) cuando suplicó en el vientre de la ballena, consistió en que dijo: {No hay dios sino Tú. ¡Gloria a Ti! En verdad he sido de los injustos.} Y no hay hombre musulmán que ruegue con ella, que Allah no le responda”.]